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Un ambiente propicio para el crecimiento en Guinea EcuatorialLa Atalaya 1996 | 15 de octubre
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Santiago, uno de los misioneros, conoció a Buenaventura, un hombre fornido a quien la gente del lugar conocía como “supermán”. Era un hombre religioso que respetaba la Biblia, y con un temperamento muy violento. El menor insulto bastaba para que golpeara a alguien. Cuando se enojaba en la taberna, todo el mundo se marchaba, algunos incluso salían por la ventana para escapar de sus golpes. De hecho, cuando Buenaventura escuchó a Santiago, tenía la intención de darle una paliza si no presentaba prueba bíblica convincente de lo que afirmaba. ‘Nadie va a engañar a “supermán”’, se dijo. Le entusiasmó lo que oyó, especialmente la esperanza de vida eterna en un paraíso en la Tierra, así que accedió a estudiar la Biblia.
Conforme progresaba el estudio, el deseo de Buenaventura de vivir para siempre en el Paraíso se fue intensificando y aprendió que tendría que conformar su vida a las normas de Dios si quería tal galardón. Al comprender que los verdaderos cristianos no deben ‘devolver mal por mal’, comenzó a esforzarse sinceramente por controlar su genio. (Romanos 12:17.)
La verdadera prueba llegó cuando un día volcó por accidente el vaso de un cliente en una taberna. El hombre se enojó y golpeó a Buenaventura. Al instante la gente se dispersó, pues esperaba que estallara un alboroto. Pero Buenaventura dócilmente cubrió el costo del vaso roto, le pagó al hombre otra bebida y pidió disculpas por su torpeza. Cuando los vecinos vieron los cambios que había hecho gracias a su estudio de la Biblia, varios estuvieron dispuestos a estudiar con él. Para cuando Buenaventura se bautizó ya conducía cinco estudios bíblicos. Ha sido anciano por los pasados cinco años, y la gente todavía lo llama “supermán”, aunque en son de broma.
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Un ambiente propicio para el crecimiento en Guinea EcuatorialLa Atalaya 1996 | 15 de octubre
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Mary, una hermana española, estudiaba la Biblia con una joven llamada María, quien mencionó que sus padres, Francisco y Fausta, también estaban interesados en estudiar. Puesto que Mary dirigía quince estudios y los padres de María vivían a cierta distancia, pasaron varias semanas antes de que pudiera visitarlos.
Cuando Mary y su esposo, Serafín, lograron visitar a los padres de María, vieron que estos ya habían conseguido una Biblia y el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra.a Como tenían muchas ganas de empezar a estudiar, comenzaron de inmediato. Serafín observó que los padres de María conocían muy bien la información. Lo mismo ocurrió en la siguiente visita, cuando estudiaron el segundo capítulo. “Era casi como estudiar con dos Testigos bautizados”, recuerda Serafín. Puesto que al parecer conocían al dedillo la información, en la tercera visita Serafín propuso abrir una sesión de preguntas y respuestas para determinar cuánto comprendían realmente. Descubrió que Francisco y Fausta habían estudiado todo el libro por su cuenta.
¿Cómo habían influido en ellos los conocimientos que acababan de adquirir? En armonía con lo que habían aprendido, habían dejado de asistir a las reuniones espiritistas y habían cortado toda relación con la Iglesia Católica. Además, Francisco había dejado de fumar, y ya no comían carne que no hubiera sido debidamente desangrada. Puesto que era obvio que habían puesto en práctica todo lo que habían aprendido, se les animó a que comenzaran a compartir su conocimiento con otras personas. De modo que enseguida empezaron a predicar a sus vecinos. Tan solo tres meses después se bautizaron. Francisco es ahora siervo ministerial, y, gracias a su buen ejemplo y a su celo en la predicación, tres de sus hijas son Testigos, dos hijos asisten a las reuniones y otros seis familiares están estudiando.
No mucho después de bautizarse, Francisco conoció a Pablo, un devoto sacristán católico. Pablo solía dar el sermón en la iglesia cuando el sacerdote faltaba. Si enfermaba un feligrés, lo visitaba; si faltaba alguien a la iglesia, iba a su casa para animarlo; y si alguien fallecía, hacía cuanto podía por consolar a la familia. Como es de suponer, todos los feligreses lo apreciaban.
Como Pablo respetaba mucho la Biblia, aceptó gustoso la oferta que le hizo Francisco de estudiar con él. No tardó en ver lo razonable que es el mensaje bíblico, y después de unos cuantos estudios decidió utilizar algunos de los textos que había aprendido en una de sus “visitas de pastoreo” a un feligrés enfermo. Poco después, en uno de sus sermones dominicales, Pablo explicó la importancia de emplear el nombre de Dios, Jehová, y por qué no debemos usar imágenes.
Como él aceptó la verdad tan pronto, esperaba que otros miembros de su Iglesia respondieran del mismo modo. Pero después de tres o cuatro de estos sermones basados en la Biblia, Pablo se dio cuenta de que la gente estaba descontenta con la información, por lo cual decidió abandonar la Iglesia y reunirse regularmente con los testigos de Jehová. Pocos meses después se bautizó, y ahora predica con celo las buenas nuevas. Aunque no puede predicar de tiempo completo, actualmente dirige diez estudios bíblicos.
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Un ambiente propicio para el crecimiento en Guinea EcuatorialLa Atalaya 1996 | 15 de octubre
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Asistir a las reuniones requiere sacrificios de los que viven lejos del Salón del Reino. Juan, un joven que se bautizó en 1994, afrontó esta situación. Oyó de la verdad en Gabón, donde estudió la mitad del libro Vivir para siempre. Después regresó a su pueblo natal en Guinea Ecuatorial, a unos 100 kilómetros al norte de Mongomo, lo cual supuso un problema para proseguir con su estudio. Pero no se desalentó. Todos los meses hacía un viaje de ocho horas en bicicleta a Mongomo, donde Santiago, uno de los ancianos locales, estudiaba con él. Se quedaba en Mongomo unos cuantos días y estudiaba tres o cuatro veces durante su estancia. De este modo pudo terminar de estudiar y bautizarse.
¿Cómo se mantiene fuerte espiritualmente Juan cuando tiene tan poco compañerismo con otros cristianos? En primer lugar, predicando celosamente las buenas nuevas. Ha predicado a todos los habitantes de su aldea, y para cuando se bautizó conducía trece estudios bíblicos. Seis de sus estudiantes lo acompañaron al día especial de asamblea celebrado en Mongomo para presenciar su bautismo. Ahora dirige regularmente un Estudio de La Atalaya con las personas interesadas de la zona, al que asisten normalmente unas veinte personas.
Se riega pacientemente la semilla
No todo el crecimiento espiritual es rápido. A veces se requiere mucha paciencia hasta que finalmente la semilla fructifica. Así ocurrió en el caso de Paca, quien oyó las buenas nuevas por primera vez en 1984 cuando Edita, una precursora, le dio testimonio en el mercado. Cuando Edita la visitó en su hogar la semana siguiente, Paca aceptó un estudio bíblico. Aunque no estaba progresando mucho, Edita persistió porque percibió que Paca tenía buenas cualidades. “Parecía ser una persona mansa —explica Edita—, y le pedí a Jehová que le abriera el corazón.”
Paca prosiguió el estudio a intervalos durante cuatro años y medio, pero progresaba muy poco. De modo que cuando terminaron el libro Vivir para siempre, Edita habló francamente con Paca sobre la importancia de tomar en serio la verdad. En su empeño por llegarle al corazón, Edita no pudo contener las lágrimas.
“Aquel consejo sincero realmente me conmovió —recuerda Paca—. A partir de entonces empecé a hacer cambios en mi vida. Me matriculé en la Escuela del Ministerio Teocrático, y aquel mismo año me hice publicadora no bautizada. El día en que por fin me bauticé fue el más feliz de mi vida.” El entusiasmo actual de Paca hace difícil creer que anteriormente manifestara apatía. En la actualidad dirige trece estudios bíblicos y, por supuesto, es paciente con los que no avanzan rápidamente.
Ayudan a la gente a mejorar su vida
Puesto que los testigos de Jehová viven de acuerdo con las normas bíblicas, en Guinea Ecuatorial se han ganado la reputación de ser personas honradas y decentes. Un señor, a quien había impresionado la conducta de los Testigos, se acercó a un anciano de la Congregación Bata y le preguntó: “¿Tiene usted un libro Razonamiento?b Ya estoy harto de ser mundano. Quiero hacerme testigo de Jehová”.
Antonio, un siervo ministerial de la Congregación Malabo, es el típico ejemplo de una persona mundana que se hace Testigo. Antes de estudiar la Biblia, llevaba una vida disoluta. Casi todo el dinero que ganaba como relojero lo gastaba en la bebida y en una vida inmoral. ¿Qué le ayudó a cambiar de estilo de vida? Le impactaron las palabras categóricas de 1 Corintios 6:9, 10: “No se extravíen. Ni fornicadores, [...] ni borrachos, [...] heredarán el reino de Dios”. Se dio cuenta de que, para gozar del favor de Dios, debía hacer cambios en su vida. Con ese fin, comenzó a vigilar con quién se relacionaba. (Proverbios 13:20.) Cuando sus anteriores amigos lo invitaban a salir a beber, rechazaba la invitación y les daba testimonio. En poco tiempo dejaron de molestarlo.
¿Valió la pena el esfuerzo? “Estoy muy contento de haber cambiado mi manera de vivir —explica Antonio—. Mi salud ha mejorado mucho, y eso que ya tengo más de 60 años, mientras que mis anteriores amigos o han muerto o su salud es muy mala. Ahora cuento con verdaderos amigos en lugar de aquellos que simplemente quieren un compañero que les pague el siguiente trago. Lo que es más importante, disfruto de una buena relación con Dios. Ahora soy precursor regular y dirijo un estudio bíblico con un señor que también tiene problemas con la bebida, así que puedo valerme de mi experiencia para ayudarlo.”
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