Considere la situación que surgió entre dos mujeres, llamadas Evodia y Síntique, de la congregación filipense primitiva. El apóstol Pablo escribió: “A Evodia exhorto y a Síntique exhorto a que sean de la misma mente en el Señor.” ¿Por qué animó Pablo a estas dos mujeres ‘a que fueran de la misma mente’? Obviamente había surgido alguna dificultad entre ellas. La Biblia no dice qué fue. Quizás en algún sentido estaban celosas cada una de la otra. Sin embargo, estas mujeres eran, básicamente, excelentes personas. Habían sido cristianas por algún tiempo, pues años antes habían participado con Pablo en la predicación. Por eso él escribió a la congregación: “Que les sigas prestando ayuda a estas mujeres que se han esforzado lado a lado conmigo en las buenas nuevas.”—Filipenses 4:1-3.

Pues bien, ¿qué hay de Evodia y Síntique? ¿Resolvieron ellas sus diferencias, y permitieron que el amor cubriera los pecados que quizás cometieron cada una contra la otra? La Biblia no nos dice lo que finalmente sucedió en el caso de ellas. Pero, puesto que eran buenas mujeres que habían trabajado lado a lado con Pablo en su ministerio cristiano, sería razonable concluir que aceptaron humildemente el consejo que se les dio. Podemos imaginarnos que cuando se recibió la carta de Pablo ellas hablaron entre sí y arreglaron su problema con espíritu de amor.—Gálatas 5:13-15.