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El dilema de un estudianteEl origen de la vida. Cinco cuestiones dignas de análisis
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El dilema de un estudiante
Pedro se revuelve inquieto en su silla y siente que se le forma un nudo en el estómago. Su profesora, a quien le tiene un gran respeto, ha terminado de explicar cómo Charles Darwin y su teoría de la evolución impulsaron el conocimiento científico y liberaron a la humanidad de las creencias supersticiosas, y ahora pide a los estudiantes que expresen su opinión.
El joven se ve en un dilema. Sus padres le han enseñado que Dios creó la Tierra y todos los seres vivos que hay en ella. Dicen que el relato bíblico de la creación es fidedigno y que la evolución no es más que una teoría, una teoría que no cuenta con el aval de las pruebas. Tanto su profesora como sus padres tienen las mejores intenciones. Por eso, ¿a quién creer?
Esta situación se repite año tras año en miles de aulas por todo el mundo. ¿Qué deben hacer Pedro y otros estudiantes como él? ¿No le parece a usted que es un asunto sobre el que tienen que decidir por sí mismos? En efecto. Necesitan examinar las pruebas a favor de la evolución y de la creación y decantarse por una de las dos.
De hecho, la Biblia desaconseja creer a ciegas lo que otros dicen, advirtiendo: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos” (Proverbios 14:15). La Biblia anima al cristiano a emplear su “facultad de raciocinio” para comprobar personalmente todo lo que le enseñen (Romanos 12:1, 2).
La presente obra no tiene como fin apoyar a los grupos religiosos que luchan por que en las escuelas se enseñe la creación. Su objetivo es examinar algunos postulados de quienes afirman que la vida apareció espontáneamente y que el relato bíblico de la creación es un mito.
Centraremos la atención en la célula, por ser esta la unidad fundamental de los seres vivos. El lector encontrará datos asombrosos sobre la estructura celular y tendrá ocasión de analizar los supuestos en que descansa la teoría evolucionista.
En algún momento de la vida, todos debemos plantearnos la cuestión: “¿Es la vida obra de un Creador, o producto de la evolución?”. Lo más probable es que usted ya haya cavilado sobre el particular. Este folleto le ofrece solo una muestra de las abundantes pruebas que han convencido a numerosas personas de que la vida es obra de un Creador.
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¿Cómo empezó la vida?El origen de la vida. Cinco cuestiones dignas de análisis
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CUESTIÓN 1
¿Cómo empezó la vida?
Cuando era niño, ¿sorprendió alguna vez a sus padres preguntándoles de dónde vienen los bebés? En tal caso, ¿cómo respondieron? Dependiendo de la edad suya y de la personalidad de ellos, quizás hicieron como si no lo hubieran oído, o le dieron una respuesta apresurada y evasiva, o le contaron un relato fantástico que después descubrió que no era cierto. Obviamente, para que un niño llegue bien preparado a la edad adulta y el matrimonio, con el tiempo tiene que aprender sobre las maravillas de la reproducción sexual.
Así como hay padres a quienes les resulta violento hablar del origen de los bebés, hay también científicos que se resisten a hablar de una cuestión aun más trascendental: de dónde vino la vida. Una respuesta verosímil puede repercutir hondamente en nuestra filosofía de vida. Entonces, ¿cómo empezó todo?
Óvulo humano fertilizado, ampliado unas ochocientas veces
¿Qué afirman muchos científicos? Muchos le dirán que la vida se inició hace miles de millones de años en la orilla de una charca de marea o en el fondo del océano. Suponen que en un entorno así, algunos compuestos químicos se ensamblaron al azar para crear estructuras semejantes a burbujas, formaron moléculas complejas y empezaron a reproducirse. Según su tesis, toda forma de vida en la Tierra se originó por casualidad a partir de una o más de estas células primigenias “simples”.
Otros científicos evolucionistas eminentes no opinan igual. Conjeturan que las primeras células, o al menos sus componentes principales, llegaron a la Tierra procedentes del espacio. ¿Por qué? Porque los mejores esfuerzos por demostrar que la vida puede surgir a partir de moléculas inertes han sido infructuosos. Subrayando esta dificultad, el profesor de Biología Alexandre Meinesz dijo en 2008 que durante los pasados cincuenta años, “ninguna prueba empírica ha sustentado la hipótesis de la aparición espontánea de la vida en la Tierra a partir de una simple sopa molecular, y ningún avance significativo en el conocimiento científico apunta en esa dirección”.1
¿Qué revelan las pruebas? La respuesta a la pregunta “¿De dónde vienen los bebés?” está bien documentada y no es polémica. La vida procede siempre de vida preexistente. Ahora bien, ¿es posible que en un pasado remoto se violara esta ley fundamental? ¿Pudo surgir espontáneamente la vida a partir de materia inerte? ¿Qué probabilidades hay de que algo así ocurriera?
Para que una célula sobreviva se precisa la intervención conjunta de, como mínimo, tres tipos de moléculas complejas: ADN (ácido desoxirribonucleico), ARN (ácido ribonucleico) y proteínas. Pocos científicos sostendrían hoy que una célula viva completa se formó súbitamente por azar a partir de una mezcla de compuestos inanimados. Pero ¿qué probabilidad hay de que el ARN o las proteínas sí lo hicieran?a
Stanley Miller (1953)
Un experimento realizado en 1953 da pie a muchos científicos para creer que la vida se originó espontáneamente. El químico Stanley L. Miller obtuvo aminoácidos (los bloques básicos de las proteínas) enviando descargas eléctricas a una mezcla de gases que simulaba la atmósfera terrestre primitiva. Posteriormente, se detectaron aminoácidos en un meteorito. ¿Significan tales hallazgos que todos los componentes básicos de la vida se produjeron fácilmente por casualidad?
“Algunos autores —dice Robert Shapiro, profesor emérito de Química de la Universidad de Nueva York— han imaginado que todos los componentes de la vida se encontraban ya en los meteoritos y podrían formarse fácilmente mediante experimentos parecidos al de Miller. Pero ése no es el caso.”b2
Examinemos la molécula de ARN, formada a su vez por moléculas de menor tamaño llamadas nucleótidos. Un nucleótido es distinto de un aminoácido y ligeramente más complejo. “Nunca se ha detectado la presencia de ningún nucleótido, ni entre los productos de los experimentos con descargas eléctricas ni en los estudios de meteoritos”, afirma Shapiro.c3 Y añade que la probabilidad de que una molécula autorreplicante de ARN se ensamblara por casualidad en un estanque de bloques químicos “es tan pequeña, que el hecho de que ocurra, aunque sólo fuere una vez, en cualquier lugar del universo visible, se consideraría una suerte de milagro”.4
El ARN (1) interviene en la síntesis de proteínas (2), pero las proteínas intervienen en la producción de ARN. ¿Cómo podría originarse al azar una de estas moléculas, por no decir ambas? Los ribosomas (3) se tratarán en la sección 2.
¿Y las moléculas de proteína? Estas resultan de la unión de aminoácidos (desde cincuenta hasta varios miles) en un orden altamente específico. La proteína funcional promedio de una célula “simple” contiene 200 aminoácidos, y hay miles de diferentes tipos de proteínas incluso en esta clase de células. La probabilidad de que una proteína de solo 100 aminoácidos se formara alguna vez al azar en la Tierra sería como de una en mil billones (1015).
Si la creación de moléculas complejas en el laboratorio requiere la pericia de un científico, ¿podrían formarse por casualidad las moléculas mucho más complejas de una célula?
El teórico evolucionista Hubert P. Yockey va más lejos al afirmar que “es imposible que la vida se originara siguiendo el modelo de ‘proteínas primero’”.5 Las proteínas requieren ARN para su síntesis, pero la producción de ARN requiere proteínas. Aun suponiendo que las moléculas de proteína y ARN aparecieran en un mismo tiempo y lugar por accidente, pese a la remotísima posibilidad en contra, ¿qué probabilidad hay de que cooperaran para crear un tipo de vida autosostenible y autorreplicante? “La probabilidad de que esto sucediera al azar (dada una combinación aleatoria de proteínas y ARN) es infinitesimal”, admite la doctora Carol Cleland, miembro del Instituto de Astrobiología de la NASA.d “No obstante —añade—, parece que la mayoría de los investigadores suponen que si logran entender la producción independiente de proteínas y ARN en las condiciones naturales primigenias, el enigma de la coordinación se resolvería de algún modo por sí mismo.” Y aludiendo a las teorías actuales sobre el origen fortuito de estos bloques fundamentales de la vida, puntualiza: “Ninguna ofrece una historia convincente de cómo se produjo”.6
Si la creación y programación de un robot sin vida exige una mente inteligente, ¿qué se necesitaría para crear una célula viva, y no digamos ya un ser humano?
¿Qué importancia tienen estos hechos? Pensemos en el reto que afrontan los investigadores que creen que la vida es fruto del azar: han hallado en un meteorito aminoácidos que también aparecen en las células vivas; han sintetizado en el laboratorio moléculas más complejas mediante experimentos ideados y controlados con minuciosidad, y, a la larga, esperan fabricar todas las partes necesarias para construir una célula “simple”. Podríamos asemejar su situación a la de un ingeniero que transforma sustancias naturales en acero, plástico, silicona y cables y construye un robot, al que luego programa para que se copie a sí mismo. ¿Qué demostrará con ello? A lo sumo, que un ente inteligente es capaz de crear una máquina asombrosa.
Pues bien, si un día los científicos construyeran una célula, sería un logro verdaderamente impresionante; pero ¿probarían que la célula apareció por azar? En todo caso, probarían lo contrario, ¿no le parece?
¿Qué opina? Hasta la fecha, toda la prueba científica indica que la vida viene de la vida. Creer que una célula viva “simple” surgió por casualidad a partir de compuestos inanimados es un verdadero acto de fe.
Ante la evidencia de los hechos, ¿está usted dispuesto a hacer ese acto de fe? Antes de que conteste, lo invitamos a examinar más de cerca la estructura de la célula. Esto le ayudará a determinar si las teorías sobre el origen de la vida formuladas por algunos científicos son sólidas, o tan fantásticas como los relatos que algunos padres cuentan sobre el origen de los bebés.
a La probabilidad de que el ADN se formara al azar se trata en la sección 3, “¿De dónde provinieron las instrucciones?”.
b El profesor Shapiro no cree que la vida fue creada, sino que surgió al azar mediante procesos aún no comprendidos del todo.
c En 2009, científicos de la Universidad de Manchester (Inglaterra) informaron de la creación de nucleótidos en el laboratorio. A esto, Shapiro objeta: “Su receta definitivamente no satisface mi criterio para explicar de manera plausible la ruta al mundo del ARN”.
d La doctora Cleland no cree que la vida fue creada, sino que surgió al azar mediante procesos aún no comprendidos del todo.
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¿Existen realmente formas simples de vida?El origen de la vida. Cinco cuestiones dignas de análisis
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CUESTIÓN 2
¿Existen realmente formas simples de vida?
¿Pudieron formarse al azar los más de doscientos tipos de células diferentes que constituyen el cuerpo humano?
El cuerpo humano es una de las estructuras más sofisticadas del universo. Está compuesto de aproximadamente cien billones (1014) de diminutas células: óseas, sanguíneas, cerebrales... por mencionar solo algunas.7 De hecho, hay más de doscientos tipos distintos de células en nuestro cuerpo.8
A pesar de la asombrosa diversidad de formas y funciones, las células constituyen una compleja red integrada. Internet, con sus millones de computadoras y líneas de transmisión de datos de alta velocidad, palidece a su lado. Ningún invento humano puede competir con la brillantez técnica evidente hasta en las células más simples. Ahora bien, ¿cómo llegaron a existir las células humanas?
¿Qué afirman muchos científicos? Las células se dividen en dos grandes grupos: las que poseen núcleo diferenciado y las que carecen de él. Las células humanas, animales y vegetales tienen núcleo; las células bacterianas no. Las primeras se denominan eucariotas; las segundas, procariotas. Puesto que las procariotas son relativamente menos complejas, muchos creen que las células animales y vegetales evolucionaron a partir de células bacterianas.
Más aún, proponen que durante millones de años, células procariotas “simples” engulleron otras pero no las digirieron. La “naturaleza” —desprovista de inteligencia— encontró la forma no solo de modificar radicalmente la función de las células ingeridas, sino también de mantener a estas células adaptadas en el interior de las células “huéspedes” al momento de la reproducción.a9
¿Qué dice la Biblia? La Biblia declara que la vida en la Tierra es obra de una mente inteligente. Note su cristalina lógica: “Por supuesto, toda casa es construida por alguien, pero el que ha construido todas las cosas es Dios” (Hebreos 3:4). Otro pasaje dice: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones. [...] Hay cosas movientes sin número, criaturas vivientes, pequeñas así como grandes” (Salmo 104:24, 25).
¿Pudo incluso una célula “simple” surgir a partir de componentes inanimados?
¿Qué revelan las pruebas? Los avances en microbiología han posibilitado la exploración del asombroso interior de las células procariotas más simples conocidas. Los científicos evolucionistas mantienen que las primeras células vivas debieron de parecerse algo a estas.10
Si la teoría de la evolución es cierta, debe brindar una explicación convincente del modo como la primera célula “simple” se formó al azar. Si, por el contrario, la vida fue creada, debe haber prueba de diseño ingenioso hasta en la criatura más diminuta. ¿Qué le parece si vamos de excursión al interior de una célula procariota? En el trayecto, pregúntese si una estructura semejante pudo surgir por casualidad.
EL MURO PROTECTOR
Para visitar una célula procariota, tendremos que hacernos cientos de veces más pequeños que el punto que cierra esta oración. Nos separa del interior una membrana elástica y resistente que actúa como el muro que se construye alrededor de una fábrica. Se necesitarían 10.000 capas de esta membrana para igualar el espesor de una hoja de papel. No obstante, la membrana celular es mucho más sofisticada que un muro. ¿En qué sentido?
Al igual que el muro que rodea la fábrica, la membrana protege el contenido celular de un entorno potencialmente hostil; pero no es sólida, pues permite que la célula “respire”, dejando que entren y salgan pequeñas moléculas, como las de oxígeno. La membrana bloquea asimismo el acceso no autorizado de moléculas más complejas que pueden ser dañinas, en tanto que retiene las que son útiles para la célula. ¿Cómo realiza estos prodigios?
Retomando la analogía de la fábrica, seguramente en las puertas del muro hay guardianes que regulan el flujo de entrada y salida de las mercancías. Del mismo modo, integradas en la membrana celular hay moléculas proteicas especiales que ejercen la función de puertas y guardianes.
La membrana celular cuenta con “guardianes” que solo permiten el tránsito de ciertas sustancias
Algunas de estas proteínas (1) presentan un orificio en el centro que solo permite el tránsito de ciertas moléculas. Otras están abiertas por un lado de la membrana y cerradas por el lado opuesto (2), con un sitio de enlace (3) que se acopla específicamente a una determinada sustancia. Cuando la proteína captura la carga, el lado que está cerrado se abre y la deja pasar a través de la membrana (4). Toda esta actividad tiene lugar en la superficie de hasta la célula más elemental.
EL INTERIOR DE LA FÁBRICA
Supongamos que el “guardián” ya nos ha dejado entrar. El interior de una célula procariota está lleno de un líquido acuoso rico en nutrientes, sales y otras sustancias que constituyen la materia prima con que la célula elabora los productos que necesita. El proceso de manufactura, sin embargo, no es aleatorio. Como una fábrica dirigida eficientemente, la célula organiza miles de reacciones químicas de tal manera que se produzcan en un orden y un horario fijos.
La célula pasa mucho tiempo sintetizando proteínas. ¿Cómo lo hace? Primero, la vemos fabricando unos veinte aminoácidos distintos (los bloques básicos de las proteínas), que luego envía a los ribosomas (5). Los ribosomas, comparables a máquinas automáticas, enlazan los aminoácidos en una secuencia precisa para fabricar una proteína específica. Así como las operaciones de una fábrica pueden ser gobernadas por un programa informático central, muchas funciones de la célula son gobernadas por un “programa informático”, o código, conocido como ADN (6). Los ribosomas reciben del ADN una lista detallada de instrucciones que les indican qué proteína construir y de qué manera (7).
El proceso es sencillamente prodigioso. Cada proteína se va plegando hasta adoptar una figura tridimensional única (8), la cual determina la tarea especializada que desempeñará.b Imaginemos una cadena de producción de motores, donde las piezas deben construirse a la perfección para que los motores funcionen. Así mismo, las proteínas deben construirse con total precisión y adoptar la forma exacta para que realicen adecuadamente su función; de lo contrario, hasta podrían perjudicar a la célula.
La “fábrica” celular. La síntesis de proteínas: Como una fábrica automatizada, la célula está llena de máquinas que ensamblan y despachan productos complejos
¿Cómo llegan las proteínas desde el punto de fabricación hasta el lugar donde se las necesita? Cada una lleva una “etiqueta” con la dirección de entrega. Así, aunque se construyen y se envían miles por minuto, ninguna se pierde: todas alcanzan su destino.
¿Qué importancia tienen estos hechos? Las complejas moléculas del ser vivo más simple no pueden reproducirse por sí solas. Fuera de la célula se descomponen, y dentro de ella son incapaces de duplicarse sin el auxilio de otras moléculas complejas. Para ilustrarlo: la producción de una molécula especial de energía llamada trifosfato de adenosina (ATP) requiere la presencia de enzimas, pero la producción de enzimas requiere energía del ATP. De manera similar, el ADN interviene en la formación de enzimas, pero las enzimas intervienen en la formación de ADN (abordaremos el estudio de esta molécula en la sección 3). Y otras proteínas solo pueden ser fabricadas por la célula, pero la célula solo puede fabricarse con proteínas.c
El microbiólogo Radu Popa, quien no acepta el relato bíblico de la creación, preguntó en 2004: “¿Cómo puede la naturaleza crear vida cuando nosotros, teniendo todas las condiciones experimentales controladas, hemos fracasado?”.13 También dijo: “La complejidad de los mecanismos necesarios para el funcionamiento de una célula viva es tan vasta que su aparición simultánea al azar parece imposible”.14
Un rascacielos que carece de cimientos sólidos no puede sostenerse. ¿Se mantendrá en pie la teoría de la evolución si no puede explicar el origen de la vida?
¿Qué opina? La teoría de la evolución intenta explicar el origen de la vida en la Tierra descartando la intervención divina. No obstante, cuanto más descubre la ciencia sobre la vida, tanto menos probable es que esta apareciera de forma aleatoria. Para salvar el escollo, algunos científicos quieren distinguir entre la teoría evolucionista y la cuestión del origen de la vida; pero ¿le parece a usted razonable?
La teoría de la evolución descansa en la noción de que una larga cadena de felices coincidencias dieron inicio a la vida. Luego sugiere que otra serie de accidentes produjeron la admirable diversidad y complejidad de todos los seres vivos. Ahora bien, si la teoría carece de fundamento, ¿qué sucederá con los postulados que se apoyan en ella? Tal como un rascacielos sin cimientos no puede sostenerse, una teoría evolucionista incapaz de explicar el origen de la vida tampoco puede mantenerse en pie.
Tras este breve análisis de la estructura y función de una célula “simple”, ¿qué observa usted: prueba de una cadena de sucesos fortuitos, o prueba de brillante diseño? Si aún no está seguro, veamos más de cerca el “programa maestro” que controla las funciones de todas las células.
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¿De dónde provinieron las instrucciones?El origen de la vida. Cinco cuestiones dignas de análisis
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CUESTIÓN 3
¿De dónde provinieron las instrucciones?
¿Por qué es una persona físicamente como es? ¿Qué determina el color de sus ojos, de su pelo o de su piel? ¿De qué depende su estatura, su complexión o el parecido a uno o ambos padres? ¿Qué dicta que en la cara superior de la punta de sus dedos crezca una uña protectora y que la cara opuesta sea una blanda almohadilla?
En los días de Charles Darwin, las respuestas a estas incógnitas se encontraban envueltas en tinieblas. El propio Darwin estaba fascinado con la manera como los caracteres se transmiten de una generación a otra, aunque sabía poco de las leyes de la genética y menos aún de los mecanismos intracelulares que regulan la herencia. Los biólogos modernos, en cambio, llevan décadas estudiando la genética humana y las detalladas instrucciones que porta la extraordinaria molécula de ADN. Obviamente, la gran pregunta es de dónde provinieron dichas instrucciones.
¿Qué afirman muchos científicos? Muchos biólogos y otros científicos creen que el ADN y sus instrucciones codificadas son el resultado de procesos aleatorios, no dirigidos, que tuvieron lugar a lo largo de millones de años. Dicen que no hay prueba de diseño ni en la estructura de esta molécula ni en la información que contiene y transmite ni en su funcionamiento.17
¿Qué dice la Biblia? La Biblia indica que la formación de las partes del cuerpo, así como la secuencia en que aparecen, entraña la existencia de un libro simbólico cuyo autor es Dios. Notemos la siguiente descripción inspirada que hizo el rey David: “Tus ojos [los de Dios] vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas, respecto a los días en que fueron formadas y todavía no había una entre ellas” (Salmo 139:16).
¿Qué revelan las pruebas? Si la evolución es cierta, entonces la hipótesis de que el ADN es el resultado de una serie de hechos fortuitos debe ser, como mínimo, razonablemente posible. Y si la Biblia dice la verdad, entonces debe haber prueba sólida de que el ADN es el producto de una mente ordenada e inteligente.
Explicado en los términos más sencillos posibles, el tema del ADN es bastante comprensible... y fascinante. Por eso, hagamos otro viaje al interior de la célula, pero esta vez será una célula humana. Imaginemos que vamos a un museo concebido para enseñar cómo funciona una célula humana típica. El edificio entero es una réplica perfecta ampliada trece millones de veces. Su tamaño es el de un gigantesco estadio deportivo, de esos que tienen capacidad para 70.000 personas.
Al entrar, nos sobrecoge ver este maravilloso lugar repleto de formas y estructuras extrañas. Hacia el centro divisamos el núcleo, una esfera de unos veinte pisos de altura. Resueltos, nos abrimos paso hasta allí.
Una “proeza de la ingeniería”. Empaquetamiento del ADN: Empaquetar el ADN en el núcleo es toda una proeza de la ingeniería, algo así como tratar de acomodar 40 kilómetros (24 millas) de hilo muy fino dentro de una pelota de tenis
Entramos por una puerta de la capa exterior, o membrana nuclear, y miramos a nuestro alrededor. Dominando el recinto se hallan 46 cromosomas. Están dispuestos en pares idénticos y varían en altura; de hecho, el más cercano a nosotros es como de doce pisos (1). Los cromosomas presentan un estrechamiento por la parte media y semejan salchichas, pero son tan gruesos como el tronco de un gran árbol. Observamos un conjunto de bandas que los cruzan horizontalmente. Vistas de cerca, notamos que las bandas están divididas por líneas verticales y que entre estas últimas hay líneas horizontales más pequeñas (2). ¿Qué son? ¿Pilas de libros? No. Son los bordes exteriores de bucles densamente empaquetados en columnas. Halamos uno, y sale con facilidad. Nos admiramos al ver que el bucle está integrado a su vez por espirales de menor tamaño (3), también perfectamente ordenadas. El interior de las espirales alberga el elemento más importante de todos, algo parecido a una cuerda larguísima. ¿De qué se trata?
LA ESTRUCTURA DE UNA ASOMBROSA MOLÉCULA
Denominemos cuerda a esta parte del modelo de cromosoma. Tiene unos dos centímetros y medio (una pulgada) de espesor y está fuertemente enrollada en carretes (4), lo que propicia la formación de espirales dentro de espirales. Una especie de andamiaje les sirve de soporte. La cuerda está empaquetada de un modo muy eficaz, explica una pantalla del museo. Si sacáramos la cuerda de cada uno de los modelos de cromosoma y las pusiéramos todas bien estiradas una detrás de otra, abarcarían más o menos la mitad de la circunferencia terrestre.a
Un libro de ciencia llama a este eficaz sistema de empaquetamiento “una portentosa proeza de la ingeniería”.18 ¿Le parece a usted creíble la idea de que no hubo un ingeniero detrás de ello? Si el museo tuviera una espaciosa tienda donde se exhibieran para la venta millones de objetos, todos ordenados cuidadosamente a fin de que uno encuentre fácilmente lo que necesita, ¿supondría que nadie la organizó? Claro que no, si bien tal orden no sería nada en comparación con la proeza ya descrita.
Ahora se nos invita a tomar en las manos un segmento de la cuerda y contemplarlo de cerca (5). Al palparla, advertimos que no es una cuerda ordinaria: está formada por dos hebras enrolladas una alrededor de la otra y unidas por pequeñas barras equidistantes. El conjunto tiene el aspecto de una escalera de caracol (6). Entonces caemos en la cuenta: tenemos en la mano un modelo de la molécula de ADN, uno de los grandes enigmas de la vida.
Una molécula de ADN, cuidadosamente empaquetada con sus carretes y andamiaje, forma un cromosoma. Los peldaños de la escalera se conocen como pares de bases (7). ¿Cuál es su función? ¿Para qué sirve todo esto? Otra pantalla nos brinda una explicación simplificada.
LO ÚLTIMO EN SISTEMAS DE ALMACENAMIENTO DE DATOS
La clave para descifrar el ADN reside en los peldaños que conectan los dos lados de la escalera, dice la pantalla. Visualicemos la escalera partida por la mitad. De cada lado cuelgan peldaños incompletos. Estos vienen en cuatro variedades únicamente, designados con las letras A, T, G y C. ¡Qué sorpresa se llevaron los científicos al descubrir que el orden de estas letras formaba una especie de código para transmitir información!
Sabemos que en el siglo XIX se ideó el código morse para la transmisión de mensajes telegráficos. Combinando solo dos “letras” (punto y raya), este alfabeto podía crear infinidad de palabras y frases. Pues bien, el ADN utiliza un código de cuatro letras: A, T, G y C. La combinación de estas letras forma “palabras” denominadas codones; los codones, a su vez, componen “historias”, que reciben el nombre de genes. Cada gen contiene 27.000 letras en promedio. Los genes y los largos tramos que los separan conforman “capítulos”, que son los cromosomas. Veintitrés cromosomas constituyen el “libro” completo, o genoma: el conjunto de información genética sobre un organismo.b
El genoma sería un libro inmenso. ¿Cuánta información contendría? El genoma humano está constituido por unos tres mil millones de pares de bases, o peldaños.19 Imaginemos una enciclopedia formada por volúmenes de más de mil páginas cada uno. El genoma llenaría 428 de tales volúmenes; sumándole el duplicado que posee cada célula, el número ascendería a 856. Si una persona se dedicara a teclear la información del genoma en una jornada de cuarenta horas semanales, sin vacaciones, tardaría alrededor de ochenta años.
Por supuesto, el resultado final no sería de ningún provecho, pues ¿cómo se meten centenares de pesados volúmenes en cada una de los 100 billones de microscópicas células que componen el cuerpo humano? Comprimir tanta información desborda por mucho nuestra capacidad.
Un profesor de Biología Molecular y Ciencias Informáticas dijo: “Un gramo de ADN, que ocupa, en seco, alrededor de un centímetro cúbico, puede almacenar aproximadamente la información de un billón [1012] de discos compactos”.20 ¿Qué implica esto? Recordemos que el ADN contiene los genes, las instrucciones para construir un cuerpo humano único. Toda célula posee un juego completo de instrucciones. El ADN almacena tanta información que una cucharadita contendría las instrucciones para construir trescientas cincuenta veces la población mundial. La cantidad requerida para recrear los 7.000 millones de personas que hoy habitan la Tierra apenas formaría una película en la superficie de la cucharita.21
¿UN LIBRO SIN AUTOR?
Un gramo de ADN contiene tanta información como un billón de discos compactos
Pese a los adelantos en las técnicas de miniaturización, el hombre no ha inventado un dispositivo para almacenar datos que siquiera se aproxime a tal capacidad. Aun así, usaremos el disco compacto a título de ejemplo. Quizás a usted le impresione su figura simétrica, su superficie brillante, su eficaz diseño. Es obvio que fue hecho por alguien inteligente. Suponga ahora que el disco almacena, no información confusa o embarullada, sino instrucciones coherentes y detalladas sobre la manera de construir, mantener y reparar maquinaria compleja. Esta información no altera de modo perceptible su peso o tamaño y, sin embargo, en ella radica su principal valor. ¿No lo convencerían dichas instrucciones escritas de que allí debió de intervenir una mente inteligente? ¿Acaso no requiere la escritura la existencia de un escritor?
Comparar el ADN con un disco compacto o un libro no es descabellado. De hecho, una obra sobre el genoma dice: “La idea de considerar el genoma como un libro no es, en rigor, siquiera una metáfora. Es literalmente cierta. Un libro es una pieza de información digital [...]. También lo es un genoma”. Y agrega: “El genoma es un libro muy inteligente, porque en condiciones adecuadas puede fotocopiarse y leerse a sí mismo”.22 Lo anterior nos lleva a otro importante aspecto del ADN.
MÁQUINAS EN MOVIMIENTO
Mientras estamos allí parados en completa quietud, nos preguntamos si el núcleo celular es tan estático como un museo. Entonces vemos una urna de cristal que guarda un modelo de segmento de ADN y, sobre ella, otra pantalla que dice: “Pulse el botón para una demostración”. Pulsamos y oímos a un narrador decir: “El ADN realiza por lo menos dos tareas cruciales. La primera se llama replicación. El ADN debe copiarse a fin de dotar a toda nueva célula de un juego completo de la misma información genética. Observe la siguiente simulación”.
Por una puerta situada en un extremo de la urna vemos entrar una máquina bastante complicada. Se trata, en realidad, de una piña de robots. La máquina se acopla a la molécula de ADN y empieza a deslizarse como un tren sobre rieles. Puesto que va un poco rápido, no distinguimos bien lo que hace, pero sí nos percatamos de que detrás de ella hay ahora dos cuerdas completas de ADN en vez de una.
El narrador explica: “Esta es una versión bastante simplificada de lo que sucede cuando el ADN se replica. Un grupo de máquinas moleculares llamadas enzimas se desplazan a lo largo del ADN y lo desdoblan en dos; luego toman cada hebra como molde y generan una nueva hebra complementaria. Resulta imposible mostrarles todos los dispositivos que entran en acción, como el aparatito que va delante de la máquina replicadora cortando una de las dos hebras para que el ADN rote libremente y así evitar el superenrollamiento. Tampoco podemos enseñarles cómo se efectúan las múltiples ‘correcciones de pruebas’. Las erratas se detectan y se enmiendan con pasmosa exactitud [véase el dibujo de las páginas 16 y 17].
”Lo que sí podemos enseñarles es la velocidad. ¿Se fijó en aquel robot que va a toda marcha? En la realidad, la maquinaria de enzimas avanza sobre los ‘rieles’ del ADN a una velocidad de 100 travesaños, o pares de bases, por segundo.23 Si los ‘rieles’ fueran los de una vía férrea, esta ‘locomotora’ circularía a una velocidad de 80 kilómetros (50 millas) por hora. En las bacterias, estas diminutas máquinas replicadoras alcanzan una velocidad diez veces mayor. En la célula humana, legiones de dichas máquinas se ponen a trabajar en distintas secciones de los ‘rieles’ del ADN y copian el genoma entero en tan solo ocho horas.”24 (Véase el recuadro “Una molécula que se lee y se copia”, de la página 20.)
“LECTURA” DEL ADN
Los robots replicadores de ADN salen de la escena. Aparece otra máquina, que también se desplaza a lo largo de un tramo de ADN, aunque más lenta. Vemos entrar la cuerda de ADN por un extremo y salir por el otro... intacta. Pero una nueva hebra sencilla brota por un orificio distinto de la máquina, como una cola creciente. ¿Qué está pasando?
El narrador prosigue: “La segunda tarea que realiza el ADN se llama transcripción. El ADN nunca abandona el refugio seguro del núcleo. Entonces, ¿cómo se leen y se utilizan sus genes, es decir, las recetas para fabricar todas las proteínas constitutivas del cuerpo humano? Primero, la máquina de enzimas que estamos viendo localiza una región del ADN donde se ha activado un gen mediante señales químicas procedentes del exterior del núcleo; enseguida, hace una copia del gen valiéndose de una molécula de ARN. El ARN se parece bastante a una hebra sencilla de ADN, pero es diferente. Su tarea consiste en recoger la información codificada de los genes contenidos en el ADN. Extrae dicha información mientras se halla en la máquina de enzimas y la transporta fuera del núcleo a uno de los ribosomas, donde será utilizada para sintetizar una proteína”.
La demostración nos ha deslumbrado. Quedamos muy impresionados por el museo y por el ingenio de quienes diseñaron y construyeron sus máquinas. ¿Y si fuera posible poner en marcha el museo con todas sus piezas para demostrar las miles y miles de tareas que se llevan a cabo simultáneamente en la célula humana? ¡Eso sí que sería un espectáculo!
Pues bien, todos esos procesos que realizan diminutas máquinas sofisticadas están teniendo lugar ahora mismo en los 100 billones de células de nuestro organismo. El ADN está siendo leído para fabricar, en conformidad con sus instrucciones, los cientos de miles de proteínas diferentes que constituyen el cuerpo (sus enzimas, tejidos, órganos, etc.). Al mismo tiempo, está siendo copiado y corregido a fin de que cada célula nueva posea un juego limpio de instrucciones.
¿QUÉ IMPORTANCIA TIENEN ESTOS HECHOS?
Formulemos otra vez la pregunta: “¿De dónde provinieron estas instrucciones?”. La Biblia señala que el “libro” y su contenido proceden de un autor sobrehumano. ¿Es esta una conclusión desfasada o poco científica?
Reflexionemos sobre lo siguiente: ¿puede el hombre construir un museo como el de nuestro ejemplo? Sus intentos tropezarían con verdaderas dificultades. Hay muchos detalles del genoma humano y sus funciones que aún no se comprenden. Los investigadores siguen tratando de localizar todos los genes y conocer sus funciones. Y los genes son solo una pequeña porción de la cuerda de ADN. Por ejemplo, ¿cuál es el objetivo de los largos tramos que no contienen genes? En un principio, se los denominó “ADN basura”, pero ahora la tendencia está cambiando, pues es posible que tales segmentos controlen la manera y el grado de utilización de los genes. Aun si los científicos lograran crear un modelo completo del ADN, con sus máquinas copiadoras y correctoras, ¿podrían hacerlo funcionar como el original?
Poco antes de morir, el famoso físico Richard Feynman escribió la siguiente nota en un tablero: “Lo que no puedo crear, no lo entiendo”.25 Da gusto su modestia, y sus palabras son muy ciertas en lo referente al ADN. Los científicos ni pueden crear ADN con todos sus mecanismos de replicación y transcripción ni lo entienden a la perfección; sin embargo, algunos afirman saber que todo apareció por azar, sin dirección alguna. ¿Apoyan tal conclusión las pruebas que hemos analizado?
Varios especialistas han concluido que las pruebas apuntan en la dirección contraria. Francis Crick, uno de los biólogos que descubrió la estructura de doble hélice de la molécula de ADN, opina que es demasiado compleja para haberse formado mediante sucesos aleatorios. Su hipótesis es que seres extraterrestres inteligentes debieron de enviar ADN a la Tierra para sembrar aquí la vida.26
En años más recientes, la postura del destacado filósofo Antony Flew, tenaz defensor del ateísmo durante medio siglo, dio un giro radical. A sus 81 años empezó a creer que una inteligencia tuvo que haber intervenido en la creación de la vida. ¿Qué propició el cambio? Un estudio del ADN. Cuando se le preguntó sobre la incomodidad que su nueva filosofía podría causar en la comunidad científica, respondió: “Lo siento. Toda la vida me he guiado por el principio [...] de seguir la prueba adondequiera que lleve”.27
¿Qué opina? ¿Adónde llevan las pruebas? Imagine que usted ve una sala de computadoras en el corazón de una fábrica. Un complejo programa maestro dirige todas las actividades. Es más, envía constantemente instrucciones sobre cómo construir y mantener cada una de las máquinas que hay allí y hace copias de sí mismo, las cuales somete a una corrección de pruebas. ¿A qué conclusión llegaría: que las computadoras y el programa se hicieron a sí mismos, o que fueron hechos por mentes ordenadas e inteligentes? Las pruebas hablan por sí solas.
a El libro de texto Biología molecular de la célula emplea una escala diferente. Dice que tratar de empaquetar estos largos filamentos en el núcleo de una célula sería como tratar de empaquetar 40 kilómetros (24 millas) de un hilo extremadamente fino en el interior de una pelota de tenis, pero haciéndolo de tal forma que cada sección del hilo permaneciera accesible.
b Las células poseen dos copias íntegras del genoma, para un total de 46 cromosomas.
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¿Proceden todas las formas de vida de un antepasado común?El origen de la vida. Cinco cuestiones dignas de análisis
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CUESTIÓN 4
¿Proceden todas las formas de vida de un antepasado común?
Darwin pensaba que todos los organismos vivos compartían un antepasado común e imaginaba la historia de la vida en la Tierra como un gran árbol. Otros creyeron más tarde que el tronco de este “árbol de la vida” se formó con la aparición de las primeras células simples. Nuevas especies derivaron de él, dando lugar a ramas (familias de plantas y animales) y ramitas (todas las especies incluidas en las familias actuales). ¿Sucedió así?
¿Qué afirman muchos científicos? Muchos dan a entender que el registro fósil comprueba la teoría del origen común de la vida. Y dado que todos los seres vivientes utilizan un mismo tipo de “lenguaje informático”, o ADN, afirman que toda forma de vida tiene que haber evolucionado de un ancestro común.
¿Qué dice la Biblia? El relato de Génesis dice que las plantas, las criaturas marinas, los animales terrestres y las aves fueron creados “según sus géneros” (Génesis 1:12, 20-25). Esta descripción deja un margen para la variabilidad dentro de un mismo “género”, pero también implica la existencia de barreras infranqueables que separan un género de otro. El relato de la creación nos lleva asimismo a esperar que los nuevos tipos de criaturas aparecieran en el registro fósil de manera súbita y completamente formados.
¿Qué revelan las pruebas? ¿Apoyan las pruebas la descripción bíblica de los hechos, o le dan la razón a Darwin? ¿Qué han demostrado los hallazgos de los pasados ciento cincuenta años?
SE TALA EL ÁRBOL DE DARWIN
En los últimos años, los científicos han logrado comparar el código genético de decenas de organismos unicelulares, así como de plantas y animales. Suponían que tales estudios confirmarían el ramificado “árbol de la vida” propuesto por Darwin, pero este no ha sido el caso.
¿Qué ha sacado a la luz la investigación? El biólogo Malcolm S. Gordon escribió en 1999: “Al parecer, la vida tuvo múltiples orígenes. La base del árbol de la vida universal no consistió en una única raíz”. ¿Hay prueba de que las principales ramas de vida estén vinculadas a un solo tronco, como postuló Darwin? Gordon sigue diciendo: “La versión tradicional de la teoría del ancestro común no parece ser aplicable a los reinos tal y como se reconocen hoy día; probablemente tampoco sea aplicable a muchos, o a ninguno, de los filos, y posiblemente tampoco a muchas de las clases dentro de los filos”.a29
Los últimos estudios siguen rebatiendo la teoría darwiniana de un antepasado común. La revista New Scientist publicó en 2009 un artículo según el cual el científico Eric Bapteste dijo: “No tenemos ninguna prueba de que el árbol de la vida sea una realidad”.30 El mismo artículo recoge este comentario del biólogo Michael Rose: “El árbol de la vida está siendo enterrado con discreción, eso lo sabemos todos. Más difícil de aceptar es el hecho de que nuestra visión fundamental de la biología tiene que cambiar por completo”.b31
LO QUE DICE EL REGISTRO FÓSIL
Muchas autoridades recurren al registro fósil para defender la idea de que la vida emergió de un antepasado común. Argumentan, por ejemplo, que dicho registro documenta la noción de que los peces se transformaron en anfibios y los reptiles en mamíferos. Pero ¿es eso cierto?
El paleontólogo evolucionista David M. Raup observa: “En lugar de encontrarse con el desarrollo gradual de la vida, lo que realmente encontraron los geólogos contemporáneos de Darwin —y siguen encontrando los geólogos actuales— es un registro bastante irregular: las especies aparecen en la secuencia muy abruptamente, muestran poco o ningún cambio durante su existencia en el registro y de repente desaparecen de él”.32
La verdad es que la inmensa mayoría de los fósiles evidencian estabilidad en los tipos de criaturas a lo largo de extensos períodos de tiempo. No indican que un tipo evolucionó para llegar a ser otro. Los planes corporales distintivos aparecen de súbito, así como las características nuevas. Por ejemplo, el murciélago, con sus sistemas de sonar y ecolocación, surge sin ningún nexo obvio con un antepasado más primitivo.
De hecho, más de la mitad de las principales divisiones de la vida animal surgieron en un período de tiempo relativamente corto. La manera abrupta como numerosas formas de vida nuevas y distintas aparecen en el registro fósil ha llevado a los paleontólogos a referirse a este período como “la explosión cámbrica”. ¿Cuándo tuvo lugar el período cámbrico?
Suponiendo que los cálculos sean correctos, podemos representar la historia de la Tierra con una línea de tiempo que tenga la longitud de un campo de fútbol (1). A esta escala, es preciso recorrer siete octavos del trayecto antes de llegar a lo que los paleontólogos denominan el período cámbrico (2). Durante un pequeño segmento de este período aparecen en el registro fósil las principales divisiones de la vida animal. ¿Con cuánta rapidez? Si seguimos caminando, todas estas diferentes criaturas surgen en el trecho de menos de un paso.
La aparición relativamente súbita de estas diversas formas de vida ha inducido a algunos investigadores a replantearse la versión tradicional de la teoría darwiniana. Por ejemplo, el biólogo Stuart Newman expuso en una entrevista en 2008 la necesidad de una nueva teoría evolutiva que explique la repentina aparición de nuevas formas de vida. Dijo: “El mecanismo darwiniano utilizado para explicar todo cambio evolutivo quedará relegado, creo yo, y pasará a ser uno más entre muchos, quizás ni siquiera el más importante para comprender la macroevolución, la evolución de las principales transiciones en los tipos corporales”.33
DIFICULTADES CON LA “PRUEBA”
¿Por qué alteran algunos libros de texto la escala de los fósiles de una secuencia propuesta?
Arriba a la izquierda: según los libros de texto
Arriba a la derecha: tamaño relativo real
¿Qué hay de los fósiles utilizados para ilustrar la transformación de peces en anfibios y de reptiles en mamíferos? ¿Constituyen una prueba sólida de la evolución en acción? Una mirada más atenta pone al descubierto varias dificultades.
Para empezar, en los libros de texto, el tamaño comparativo de las criaturas colocadas en la secuencia de reptiles a mamíferos es a veces engañoso. En vez de ser de un tamaño similar, como se representan, la realidad es que unas son enormes y otras son pequeñas.
Otro escollo, mucho más serio, es la falta de pruebas de que dichas criaturas están de algún modo emparentadas. Los especímenes de la serie suelen estar separados por espacios que se estiman en millones de años. El zoólogo Henry Gee dice sobre el particular: “Los intervalos de tiempo que hay entre los fósiles son tan enormes que no podemos decir nada definitivo sobre su posible conexión por ascendencia o descendencia”.c34
Aludiendo a los fósiles de peces y anfibios, el biólogo Malcolm S. Gordon señala que constituyen solo una pequeña “muestra, posiblemente muy poco representativa, de la biodiversidad que existía en esos grupos en épocas pasadas”. Y añade: “No tenemos forma de saber hasta qué punto aquellos organismos específicos tuvieron relevancia en sucesos posteriores o qué relación de parentesco les unía”.d35
¿QUÉ MUESTRA LA “PELÍCULA”?
Un artículo de National Geographic publicado en 2004 asemejó el registro fósil a “una película sobre la evolución de la cual se han perdido 999 de cada mil cuadros en el cuarto de edición”.36 Analicemos las implicaciones de este símil.
Si “95 fotogramas” del registro fósil muestran que los tipos de animales no evolucionan hasta convertirse en otros, ¿por qué acomodan los paleontólogos los restantes “5 fotogramas” para dar a entender lo contrario?
Imaginemos que encontramos 100 fotogramas de un largometraje compuesto originalmente de 100.000. ¿Cómo determinaríamos la trama de la película? Quizás tengamos una idea preconcebida, pero ¿y si solo hubiera 5 fotogramas que se pudieran acomodar de tal modo que apoyaran nuestra trama, mientras que los otros 95 contaran una historia totalmente diferente? ¿Sería lógico insistir en que nuestra idea preconcebida es la correcta basándonos únicamente en estos 5 cuadros? ¿Pudiera ser que el orden en que los hemos puesto es el que se adapta a nuestra teoría? ¿No sería mejor dejar que las otras 95 imágenes pesaran en nuestra opinión?
¿Qué tiene que ver este ejemplo con la manera como los evolucionistas ven el registro fósil? Durante años, los investigadores no admitieron que la inmensa mayoría de los fósiles (los 95 fotogramas de la película) mostraban que las especies permanecen casi invariables a lo largo del tiempo. ¿Por qué ese silencio sobre algo tan importante? El escritor Richard Morris dice: “Por lo visto, los paleontólogos habían adoptado la idea ortodoxa del cambio evolutivo gradual y se habían aferrado a ella, a pesar de hallar pruebas que demostraban lo contrario. Llevaban tiempo tratando de interpretar la evidencia fósil en términos de las nociones aceptadas de la evolución”.37
“Tomar una serie de fósiles y afirmar que representan un linaje no es una hipótesis científica que se pueda confirmar, sino una aseveración que conlleva la misma validez de un cuento: es entretenido, quizás instructivo, pero no científico.” (In Search of Deep Time—Beyond the Fossil Record to a New History of Life, por Henry Gee, páginas 116 y 117)
¿Y hoy día? ¿Será acaso que los evolucionistas siguen acomodando los fósiles en cierto orden, no porque esté respaldado por la mayoría de las pruebas fósiles y genéticas, sino porque cuadra con las nociones actuales de la evolución?e
¿Qué opina? ¿Cuál conclusión se apega mejor a las pruebas? Repasemos los hechos expuestos hasta ahora.
La primera forma de vida en la Tierra no tenía nada de “simple”.
Las probabilidades en contra de que los componentes de la célula aparecieran por azar son astronómicas.
El ADN, el “programa informático” que gobierna la célula, es increíblemente complejo y demuestra una genialidad que supera con mucho cualquier programa o sistema de almacenamiento de datos inventado por el hombre.
La investigación genética indica que la vida no se originó de un antepasado común. Además, los principales grupos de animales aparecen de súbito en el registro fósil.
A la luz de estos hechos, ¿no es razonable concluir que las pruebas armonizan con la explicación bíblica sobre el origen de la vida? Hay quienes alegan, sin embargo, que la ciencia contradice gran parte de lo que la Biblia enseña sobre la creación. ¿Es eso cierto? ¿Qué dice exactamente la Biblia?
a El término filo, utilizado en biología, se refiere a un gran grupo de animales que comparten el mismo plan corporal distintivo. Un sistema de clasificación de los seres vivos empleado en las ciencias consta de siete categorías, en la que cada una es más específica que la anterior. La primera y más general es el reino, seguida del filo, la clase, el orden, la familia, el género y la especie. Así, el caballo pertenece al reino animal, filo cordados, clase mamíferos, orden perisodáctilos, familia équidos, género Equus, especie caballus.
b Cabe aclarar que el artículo de New Scientist y las declaraciones de Bapteste y Rose no tenían la intención de sugerir que la teoría de la evolución está equivocada, sino de señalar que el árbol de la vida propuesto por Darwin, un pilar de su teoría, no cuenta con el respaldo de las pruebas. Dichos científicos siguen buscando una explicación en el marco evolucionista.
c Gee no cuestiona la teoría de la evolución; simplemente comenta las limitaciones del conocimiento que proporciona el registro fósil.
d Gordon es partidario de la evolución.
e Véase el recuadro “¿Está comprobada la evolución humana?”.
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