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Escuche... ¡habla el atalaya de Jehová!La Atalaya 1988 | 15 de septiembre
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El 5 de Elul de 612 a.E.C., cuando Ezequiel tuvo una visión de Dios en gloria, ‘la representación de una mano lo tomó por un mechón’ y lo llevó a Jerusalén por el espíritu de inspiración. El carro celestial también se había trasladado allí.
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Escuche... ¡habla el atalaya de Jehová!La Atalaya 1988 | 15 de septiembre
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El hombre vestido de lino pasó por entre las ruedas del carro celestial para conseguir brasas ardientes.
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Escuche... ¡habla el atalaya de Jehová!La Atalaya 1988 | 15 de septiembre
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De nuevo se dirige la atención al carro celestial, la organización celestial de Dios. El notar la armonía que existe entre las ruedas del carro y los querubines debería impulsarnos a cooperar de lleno con la organización terrestre de Dios.
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¡Jehová desenvaina la espada!La Atalaya 1988 | 15 de septiembre
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El carro de Jehová se movió de nuevo, y la ubicación de Ezequiel también cambió. Era como si la organización celestial divina simbolizada por un carro se hubiera movido a un puesto de observación sobre el monte de los Olivos. Desde allí Jesús predijo la destrucción que le vino a Jerusalén en 70 E.C., una devastación que fue un aviso profético del fin de la cristiandad. (Marcos 13:1-20.) En visión, Ezequiel mismo había sido tomado del río Kebar, pero por el espíritu de Dios ahora fue devuelto a su hogar en el destierro en Babilonia. Allí dijo a otros desterrados ‘todo lo que Jehová le había hecho ver’. De manera similar, el “atalaya” ungido de Dios y otros testigos que se asocian con ese atalaya hoy declaran todo lo que les ha revelado el Conductor del carro celestial. (Ezequiel 11:22-25.)
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