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“Empecé a tener visiones de Dios”La adoración pura de Jehová: ¡por fin restaurada!
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9. ¿Por qué encaja la descripción del vehículo con la posición de Jehová en relación con sus criaturas celestiales?
9 La posición de Jehová con relación a sus criaturas celestiales. Note que en esta visión, el trono de Jehová está por encima de los querubines. Otros versículos de la Biblia también representan a Jehová sentado en un trono sobre sus querubines o entre ellos (lea 2 Reyes 19:15; Éx. 25:22; Sal. 80:1). Es obvio que Jehová no está literalmente sentado encima de los querubines —como si estas poderosas criaturas tuvieran que transportarlo— ni necesita un carro para desplazarse. Más bien, esto significa que los querubines apoyan su soberanía y que él puede enviarlos a cualquier rincón del universo para que hagan realidad su voluntad. Al igual que todos los santos ángeles de Dios, los querubines son sus siervos o ministros y llevan a cabo las decisiones de Jehová (Sal. 104:4). Es como si Jehová fuera montado sobre todos ellos y los dirigiera como el gobernante y soberano que es. Y, en conjunto, forman un solo vehículo de enormes dimensiones.
10. ¿Por qué podemos decir que el carro celestial no está formado por tan solo cuatro querubines?
10 El vehículo no solo representa a los querubines. Ezequiel vio cuatro querubines. El número cuatro en la Biblia suele transmitir la idea de universalidad, de algo simétrico y completo. El hecho de que aparezcan cuatro querubines indica que en esta visión ellos representan a todos los hijos espirituales de Dios. Además, fíjese en que las ruedas y hasta los querubines están llenos de ojos, lo cual da a entender que todos los seres espirituales —y no solo esos cuatro querubines— están atentos a todo lo que sucede. Y lo que Ezequiel dice acerca del vehículo da a entender que es tan grande que hasta los imponentes querubines parecen pequeños (Ezeq. 1:18, 22; 10:12). Del mismo modo, la parte celestial de la organización de Jehová es inmensa, no se limita a cuatro querubines.
Ezequiel quedó impactado con la visión del carro celestial de Jehová. (Vea los párrafos 8 a 10).
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