-
El cuidado de la familia... ¿a cuántos abarca?La Atalaya 1987 | 15 de junio
-
-
“Debida compensación”
Esta atención amorosa por parte de los padres no quedará sin recompensa. El apóstol Pablo dice en 1 Timoteo 5:4: “Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que éstos aprendan primero a practicar devoción piadosa en su propia casa y a seguir pagando la debida compensación a sus padres y abuelos, porque esto es acepto a vista de Dios”. Este sustento a padres envejecidos o abuelos ciertamente armonizaría con el mandato bíblico de honrar a los padres. (Efesios 6:2; Éxodo 20:12.)
-
-
El cuidado de la familia... ¿a cuántos abarca?La Atalaya 1987 | 15 de junio
-
-
Por eso, definitivamente la obligación cristiana de suministrar “para los que son suyos” incluye al cónyuge y los hijos y los padres y abuelos de la persona. Existe una responsabilidad de esta clase hasta cuando estas personas que dependen de uno no son creyentes o de alguna manera están incapacitadas físicamente. Esta responsabilidad continúa mientras esas personas vivan. Y si uno es casado, quizás hasta incluya el ayudar al cónyuge de uno a honrar a sus padres.
-
-
El cuidado de la familia... ¿a cuántos abarca?La Atalaya 1987 | 15 de junio
-
-
Evite el razonamiento farisaico
Jesús censuró a los escribas y los fariseos porque ellos decían a sus padres necesitados: “Todo lo que tengo por lo cual pudieras sacar provecho de mí es una dádiva dedicada a Dios”. (Mateo 15:5.) En los días de Jesús, los judíos piadosos podían apartar dinero o propiedad para —con el tiempo— donarlos al templo. Los fariseos fomentaban el punto de vista de que, una vez dedicados, aquellos bienes no podían, en ninguna circunstancia, usarse para ningún otro propósito... incluso atender a padres envejecidos.
Cristo condenó esta manera de pensar farisaica como incompatible con el espíritu de la Ley de Dios. Desde su punto de vista el honrar a los padres tenía prioridad sobre una regla de hechura humana. Hoy, de manera similar, algunos cristianos han dedicado su vida al ministerio, y quizás sirven como misioneros, precursores o superintendentes viajantes. Al enterarse de que sus padres se hallaban en necesidad, buscaron afanosamente maneras de atenderlos mientras todavía continuaban desempeñando su ministerio como lo hacían. Pero cuando de ninguna manera pudieron resolver así la situación, no razonaron que sus privilegios del ministerio eran más importantes que honrar a sus padres. Estas personas merecen mucho encomio por los ajustes que hacen en la vida —frecuentemente a costa de gran sacrificio personal— para cumplir con sus obligaciones para con su familia.
Obrando lo que es bueno para con todos
Aunque la Biblia obliga a los cristianos a atender a los miembros necesitados de su familia inmediata, esto no significa que no se puede mostrar amor a grado razonable a otros miembros de la familia extendida. ¡A veces ciertas tías o primos o sobrinos parecen estar tan íntimamente relacionados con uno como los miembros inmediatos de la familia! La Biblia nos anima a ‘obrar lo que es bueno para con todos’. (Gálatas 6:10.) Si un cristiano tiene los medios para ayudar a una de estas personas, ciertamente no tendría que ‘cerrar la puerta de sus tiernas compasiones’. Sí; puede que se sienta moralmente obligado a suministrar ayuda. (1 Juan 3:17.)
No obstante, la obligación principal del cristiano es para con su familia inmediata: el cónyuge, los hijos, los padres y abuelos. Por eso, él consideraría cuidadosamente lo que hace antes de aceptar una responsabilidad que pudiera causarles daño... financiera, emocional o espiritualmente.
-