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    • CARACTERÍSTICAS DE LAS FAMILIAS SALUDABLES

      Hace varios años, una educadora y especialista en temas familiares realizó un extenso estudio, para el que recabó los comentarios de más de quinientos consejeros familiares sobre qué características observaban en las familias “saludables”. Curiosamente, algunos de los aspectos más mencionados ya los recomendaba la Biblia desde hacía mucho tiempo.

      Encabezaba la lista la buena comunicación, lo que incluía algunos métodos eficientes de zanjar las desavenencias. Un denominador común de las familias saludables es que “nadie se va a la cama enojado con nadie”, escribió la autora del estudio.6 Hace ya más de mil novecientos años, la Biblia aconsejaba: “Estén airados, y, no obstante, no pequen; que no se ponga el sol estando ustedes en estado provocado”. (Efesios 4:26.) En tiempos bíblicos, los días se contaban de una puesta del Sol a la siguiente. De modo que mucho antes de los estudios sobre la familia, la Biblia aconsejaba sabiamente resolver las diferencias enseguida, antes de que diera comienzo un nuevo día.

      Las familias saludables “no tratan temas polémicos justo antes de salir de casa o de dormir —descubrió la autora—. Vez tras vez he oído la frase ‘el momento adecuado’”.7 Aunque no fueran conscientes de ello, aquellas familias se hacían eco del proverbio bíblico escrito hace más de dos mil setecientos años: “Como manzanas de oro en entalladuras de plata es una palabra hablada al tiempo apropiado para ella”. (Proverbios 15:23; 25:11.) Este símil pudiera aludir a ornamentos dorados en forma de manzana que se colocaban en bandejas de plata labrada, que en tiempos bíblicos constituían hermosas posesiones muy apreciadas. Expresa la belleza y el valor de las palabras pronunciadas oportunamente. En circunstancias tensas, las expresiones atinadas que se hacen en el momento adecuado son valiosísimas. (Proverbios 10:19.)

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    • Orientación práctica para el matrimonio

      La familia, dice la revista Crónica ONU, “es la unidad más antigua y más básica de la organización humana; el vínculo más crucial entre las generaciones”. Sin embargo, dicho ‘vínculo crucial’ está desintegrándose a un ritmo alarmante. “En el mundo de hoy —dice la revista—, muchas familias enfrentan retos intimidantes que ponen en peligro su capacidad para funcionar y, en verdad, hasta para sobrevivir”.2 ¿Qué consejo ofrece la Biblia para ayudar a la familia a sobrevivir?

      Para empezar, dice mucho de cómo deben tratarse los cónyuges. Por ejemplo, con respecto al marido dice: “Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama, porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia”. (Efesios 5:28, 29.) Y aconseja a la mujer que tenga “profundo respeto a su esposo”. (Efesios 5:33.)

      Examinemos los resultados de poner en práctica dicho consejo bíblico. El marido que ama a su mujer ‘como a su propio cuerpo’ no la trata con odio ni crueldad. No la golpea ni la maltrata verbal ni emocionalmente. Le otorga la misma estima y consideración que se tiene a sí mismo. (1 Pedro 3:7.) Ella, por lo tanto, se siente amada y segura en el matrimonio. De este modo, el padre da a los hijos un buen ejemplo de cómo debe tratarse a la mujer. Por otro lado, la esposa que siente “profundo respeto” por su marido, no atenta contra su dignidad criticándolo o denigrándolo constantemente. Gracias al respeto de la esposa, este percibe que confían en él, lo aceptan y aprecian.

      ¿Es práctico dicho consejo en el mundo moderno? Es interesante que los especialistas en el tema de la familia han llegado a conclusiones parecidas. La administradora de un servicio de orientación familiar dijo: “Las familias más saludables que conozco se caracterizan por un estrecho vínculo de amor entre el padre y la madre. [...] Parece que esta intensa relación fundamental infunde seguridad a los hijos”.3

      En el transcurso de los años, el consejo bíblico acerca de la unión conyugal ha resultado más confiable que el de muchísimos consejeros bienintencionados. No hace tanto, un buen número de especialistas abogaba por el divorcio como la solución rápida y fácil a un matrimonio infeliz. Hoy día es más frecuente que animen a las parejas a luchar para que la unión perdure siempre que sea posible. Pero este cambio ha tenido lugar después de haberse ocasionado un sinnúmero de daños.

      En contraposición, la Biblia proporciona consejo confiable y equilibrado sobre el tema del matrimonio. Permite el divorcio en ciertas circunstancias extremas. (Mateo 19:9.) Pero lo condena si obedece a razones frívolas. (Malaquías 2:14-16.) También censura la infidelidad marital. (Hebreos 13:4.) Señala que el matrimonio implica compromiso: “Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne”.a (Génesis 2:24; Mateo 19:5, 6.)

      El consejo bíblico sobre el matrimonio es tan importante hoy día como cuando se escribió. Si los cónyuges se tratan con amor y respeto y consideran el matrimonio una relación exclusiva, es más probable que este sobreviva, y con él, la familia.

      Orientación práctica para los padres

      Hace varias décadas, muchos padres, alentados por las “ideas innovadoras” sobre la educación de los hijos, pensaban que estaba “prohibido prohibir”.8 Temían que fijar límites a los niños los traumatizara y frustrara. Los consejeros en materia de crianza de los hijos insistían, con buenas intenciones, en que los padres se limitaran a lo sumo a corregir levemente a los hijos. Pero ahora muchos expertos se replantean la importancia de la disciplina y bastantes padres preocupados buscan esclarecimiento sobre el tema.

      No obstante, la Biblia ha ofrecido desde el primer momento consejo claro y razonable sobre la crianza de los hijos. Hace casi dos mil años dijo: “Padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová”. (Efesios 6:4.) El sustantivo griego traducido “disciplina” significa “educación”, “formación”, “instrucción”.9 La Biblia dice que dicha disciplina, o instrucción, es prueba del amor paterno. (Proverbios 13:24.) Los hijos crecen con normas morales bien definidas y un sentido desarrollado del bien y el mal. La disciplina les hace ver que sus padres se interesan por ellos y por el tipo de personas que serán.

      Pero la autoridad de los padres, “la vara de la disciplina”, jamás debe ejercerse de forma abusiva.b (Proverbios 22:15; 29:15.) La Biblia aconseja a los padres: “No os excedáis al reprender a vuestros hijos, no sea que se vuelvan pusilánimes”. (Colosenses 3:21, Sagrada Biblia, Universidad de Navarra.) También reconoce que el castigo corporal no es por lo general el método de enseñanza más efectivo. Proverbios 17:10 dice: “Una reprensión obra más profundamente en un entendido que el golpear cien veces a un estúpido”. Además, la Biblia recomienda la disciplina preventiva. En Deuteronomio 11:19 se insta a los padres a aprovechar las ocasiones informales para inculcar en los hijos valores morales. (Véase también Deuteronomio 6:6, 7.)

      El consejo eterno que da la Biblia a los padres está claro. Los hijos necesitan disciplina amorosa y consecuente. La práctica demuestra que este consejo surte efecto.c

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