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En busca del destino del hombre¡Despertad! 1999 | 8 de agosto
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Grecia y Roma
En el plano religioso, “la antigua Grecia no escapó a la lejana pero intensa influencia de Babilonia”, observa Jean Bottéro. El catedrático Peter Green explica por qué la noción de destino tuvo tanto auge en Grecia: “En un mundo incierto, donde los hombres eran cada vez más renuentes a responsabilizarse de sus propias decisiones y solían considerarse simples marionetas manejadas por las exigencias de un Hado tan inescrutable como inflexible, el oráculo divino era un modo de conocer en detalle el futuro para beneficio del individuo. Las disposiciones del Hado podían predecirse si se poseían ciertas habilidades. Tal vez no fueran lo que la persona deseaba oír, pero al menos podía estar prevenida”.
Además de garantizar el futuro a los individuos, la creencia en el destino cumplía fines más siniestros. Permitía someter a las masas, y, por tal razón, explica el historiador F. H. Sandbach, “el concepto de que el mundo era regido enteramente por la Providencia tendría mucho atractivo para la clase dirigente de un pueblo dominante”.
¿Por qué? El profesor Green explica que esta doctrina “era una justificación —moral, teológica y semántica— inmanente al orden sociopolítico establecido: el más poderoso y sutil instrumento de autoperpetuación jamás concebido por la clase dirigente helenística. Todo cuanto sucedía era por disposición del destino; y puesto que la naturaleza era providencialmente favorable a la humanidad, sus determinaciones nunca dejarían de ser para el bien de esta”. En realidad, la noción de destino suministraba una “justificación para el egoísmo despiadado”.
El hecho de que el destino era un dogma comúnmente aceptado se evidencia en la literatura griega. Entre sus géneros figuraban la epopeya, la leyenda y la tragedia, en las que el hado desempeñaba un papel capital. En la mitología griega se representaba el destino del hombre mediante tres diosas llamadas Moiras: Cloto tejía el hilo de la vida, Láquesis determinaba su longitud y Átropos lo cortaba cuando llegaba el tiempo señalado.
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En busca del destino del hombre¡Despertad! 1999 | 8 de agosto
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Las ansias de los griegos y los romanos por saber lo que el destino supuestamente les depararía los llevaron a tomar prestadas de Babilonia la astrología y la adivinación y a desarrollar su práctica.
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En busca del destino del hombre¡Despertad! 1999 | 8 de agosto
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Para el siglo III a.E.C., la astrología había cobrado gran auge en Grecia, y en el año 62 a.E.C. apareció el horóscopo griego más antiguo conocido hasta la fecha. Los griegos mostraron tanto interés por la astrología que, según el catedrático Gilbert Murray, esta “cayó sobre la mente helenística como una nueva plaga cae sobre la gente de unas islas remotas”.
En su intento por conocer el futuro, los griegos y los romanos se servían comúnmente de oráculos o médiums, pues suponían que los dioses se comunicaban con los seres humanos por medio de ellos (compárese con Hechos 16:16-19). ¿Qué efecto produjo esta creencia? El filósofo Bertrand Russell dijo: “El miedo reemplazó a la esperanza; el fin de la vida fue más bien escapar a la desgracia que lograr el bien positivo”. Las mismas cuestiones se convirtieron en objeto de controversia en la cristiandad.
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