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  • Las familias sin padre: una señal de los tiempos
    ¡Despertad! 2000 | 8 de febrero
    • Las familias sin padre: una señal de los tiempos

      ¿CUÁL diría usted que es el problema social de mayor trascendencia en la actualidad? Casi un ochenta por ciento de los que fueron entrevistados en una encuesta Gallup en Estados Unidos cree que es “la ausencia física del padre en el hogar”. De acuerdo con Gallup, más de veintisiete millones de niños estadounidenses viven separados de su padre biológico, y la cantidad aumenta con rapidez. Un informe del UNICEF afirma que cerca del cincuenta por ciento de los niños blancos nacidos desde 1980 en Estados Unidos “pasarán una parte de su infancia en una familia monoparental. La proporción correspondiente a los niños negros es del 80%”. Por este motivo, el periódico USA Today llamó a Estados Unidos “líder mundial en familias sin padre”.

      No obstante, un artículo que apareció en la revista The Atlantic Monthly señala: “El aumento en la desintegración familiar no es exclusivo de la sociedad norteamericana; se manifiesta en prácticamente todas las naciones avanzadas, como Japón”. Y, aunque no es fácil conseguir estadísticas, muchos países en vías de desarrollo parecen afrontar una crisis parecida. Según la revista World Watch, “con frecuencia, los hombres [de países pobres] abandonan a sus esposas e hijos debido a las crecientes presiones económicas”. De hecho, una encuesta efectuada en cierto país del Caribe reveló que solo el 22% de los padres con hijos de ocho años de edad vivían con ellos.

      Hasta en tiempos bíblicos era común que hubiera niños sin padre (Deuteronomio 27:19; Salmo 94:6). En aquel entonces, sin embargo, la razón fundamental era el fallecimiento del progenitor. “En la actualidad —expresa el escritor David Blankenhorn—, la ausencia del padre se debe principalmente a que él así lo decide.” En realidad, como veremos, la aumentante cantidad de niños sin padre es testimonio de que muchas personas hoy día carecen de “cariño natural”. La Biblia asevera que esta es una prueba más de que vivimos en “los últimos días” (2 Timoteo 3:1-3).

      Por otra parte, para los niños representa una tragedia personal el que la figura paterna desaparezca de su vida. Dicha situación provoca un círculo vicioso de dolor y perjuicios que puede tener consecuencias de largo alcance. Por consiguiente, en esta serie de artículos analizaremos el problema, no con el objetivo de desalentar a los lectores, sino para suministrar a las familias información que contribuya a frenar dicha tendencia destructiva.

  • La figura del padre: por qué está desapareciendo
    ¡Despertad! 2000 | 8 de febrero
    • La figura del padre: por qué está desapareciendo

      “No recuerdo que papá y mamá hayan peleado o discutido. Solo sé que papá estaba allí y, de repente, desapareció. Hasta el día de hoy, no sé dónde está. Lo que sí sé es que no siento nada por él.”—Bruce.

      “Yo era la única muchacha de la escuela que no tenía a sus dos padres y que no vivía en una casa [...]. Siempre sentí que resaltaba, que era muy diferente de los de mi edad.”—Patricia.

      LA CRISIS de las familias sin padre se originó con la revolución industrial. Atraídos por los empleos de las fábricas, los hombres empezaron a alejarse del hogar, con lo que la influencia del padre en la familia comenzó a menguar y la madre empezó a asumir mayor responsabilidad en la crianza de los hijos.a Aun así, la mayoría de los padres permanecieron junto a su familia. No obstante, a mediados de la década de los sesenta, la tasa de divorcios en Estados Unidos comenzó a experimentar un vertiginoso aumento. Las barreras religiosas, económicas y sociales que detenían el divorcio se vinieron abajo. Alentadas por los consejos de los autodenominados expertos, que no solo afirmaban que el divorcio no perjudicaba a los hijos sino que en realidad era bueno para ellos, cantidades sin precedentes de parejas optaron por la ruptura de su matrimonio. El libro Divided Families—What Happens to Children When Parents Part (Las familias divididas. Qué les ocurre a los hijos cuando los progenitores se marchan), de Frank F. Furstenberg, hijo, y Andrew J. Cherlin, dice: “En Bélgica, Francia y Suiza, las tasas [de divorcio] se han duplicado [desde la década de los sesenta], mientras que en Canadá, Inglaterra y los Países Bajos se han triplicado”.

      Aunque por lo regular los hijos permanecen con la madre después del divorcio, el padre casi siempre desea conservar su relación con los hijos. Una solución frecuente es la custodia compartida. Pero es sorprendente el contacto tan limitado que en la mayoría de los casos mantiene el padre divorciado con sus hijos. Un examen reveló que solo 1 de cada 6 hijos de padres divorciados ve a su progenitor todas las semanas. Casi la mitad de los niños no habían visto a su padre en todo un año.

      El fracaso de la custodia compartida

      Cuando se comparte la custodia, la pareja divorciada necesita muchísima cooperación y confianza, cualidades que frecuentemente escasean. Los investigadores Furstenberg y Cherlin lo expresaron de esta forma: “Una de las principales razones por las que el padre deja de ver a sus hijos es que no quiere tener ningún contacto con su anterior esposa, y muchas mujeres adoptan la misma postura respecto al ex esposo”.

      Cierto, muchos hombres divorciados sí visitan con regularidad a sus hijos, pero puesto que ya no forman parte de su vida diaria, para algunos es difícil comportarse como padres cuando están con ellos. Muchos prefieren asumir el papel de compañero de juegos, dedicando prácticamente todo el tiempo que pasan en su compañía a la recreación o a ir de compras. Ari, de 14 años, describe así los fines de semana con su padre: “No hay horario fijo, ni reglas como ‘Tienes que estar en casa antes de las cinco y media’. No hay ninguna restricción, y mi padre siempre está comprándome regalos” (How It Feels When Parents Divorce [Qué se siente cuando los padres se divorcian], de Jill Krementz).

      Por supuesto, el padre amoroso debería ‘saber dar buenos regalos a sus hijos’ (Mateo 7:11). Pero los regalos no pueden reemplazar la orientación y disciplina apropiadas (Proverbios 3:12; 13:1). Cuando se cambia el papel de padre por el de un compañero de juegos o de visitante, la relación está condenada al fracaso. Un estudio llegó a la siguiente conclusión: “El divorcio puede romper de forma permanente la relación entre padre e hijo” (Journal of Marriage and the Family [Revista del matrimonio y la familia], mayo de 1994).

      Heridos y molestos por habérseles apartado de la vida de sus hijos —o quizás solo por indiferencia—, algunos hombres renuncian por completo a la familia y no le dan el apoyo económico necesariob (1 Timoteo 5:8). “No puedo pensar en nada agradable de mi padre —dice un adolescente amargado—. Está completamente al margen, no nos apoya ni hace nada por nosotros, y eso me repugna.”

      Padres solteros

      El aumento en la cantidad de niños sin padre se debe principalmente a las cifras récord de nacimientos ilegítimos. “Hoy día, alrededor de la tercera parte de los nacimientos que se producen en [Estados Unidos] tienen lugar fuera del matrimonio”, apunta el libro Fatherless America (Estados Unidos sin padre). Del medio millón aproximado de bebés que anualmente nacen de jóvenes de entre 15 y 19 años de edad, el 78% son hijos de madres solteras. El embarazo entre adolescentes es un problema mundial, y los programas que enseñan a usar anticonceptivos o que predican la abstinencia apenas han cambiado el comportamiento sexual de los adolescentes.

      El libro Teenage Fathers (El padre adolescente), de Bryan E. Robinson, explica: “Debido a las actitudes más liberales en materia de sexualidad y embarazo prematrimonial, la preñez fuera del matrimonio ya no es tan vergonzosa y humillante como en la década de los sesenta. [...] Además, a los jóvenes de ahora se les bombardea constantemente con asuntos sexuales a través de la publicidad, la música, las películas y la televisión. Los medios de comunicación estadounidenses les dicen a los adolescentes que las relaciones sexuales son románticas, apasionantes y excitantes, sin mostrarles jamás las verdaderas consecuencias del comportamiento sexual impulsivo e irresponsable”.

      Una gran cantidad de jóvenes parecen estar totalmente ajenos a los efectos de las relaciones sexuales ilícitas. Fíjese en algunos comentarios que el escritor Robinson escuchó: “‘Ella no parecía ser de las que quedan encintas’. ‘Solo teníamos relaciones una vez por semana.’ ‘No creí que se pudiera quedar embarazada a la primera.’”. Por supuesto, muchos hombres jóvenes saben perfectamente que las relaciones sexuales pueden resultar en preñez. El libro Young Unwed Fathers (El padre soltero joven) hace la siguiente observación: “Para un número grande de muchachos [de las zonas urbanas deprimidas], las relaciones sexuales son un símbolo importante de posición social; cada conquista sexual es como una medalla. Muchas jóvenes ofrecen su cuerpo tratando de recibir a cambio las atenciones de un joven”. En algunas zonas marginadas, el muchacho que no haya engendrado un bebé hasta pudiera recibir la burla de los demás por ser “virgen”.

      La situación resulta aún más sombría cuando analizamos los resultados de un estudio efectuado en 1993 entre madres de edad escolar de California (E.U.A.): dos terceras partes habían quedado embarazadas, no de novios adolescentes, sino de varones mayores de 20 años. De hecho, algunos estudios indican que muchas madres solteras adolescentes habían sido víctimas de violación (estupro) o incluso de abuso deshonesto en su infancia. Tan extendida explotación revela lo enferma y depravada que ha llegado a estar la sociedad del día moderno (2 Timoteo 3:13).

      Por qué se desentienden de sus hijos

      Es raro que los adolescentes que se convierten en padres asuman su responsabilidad por mucho tiempo. El novio de una muchacha que quedó embarazada confesó: “Simplemente le dije: ‘¡Hasta la vista!’”. Con todo, un artículo de la revista Family Life Educator (Educador familiar) dice que “en la mayoría de los casos, el padre joven expresa su deseo intenso de mantener una relación estrecha con sus hijos”. Un estudio efectuado entre padres solteros jóvenes mostró que el 70% visitaba a sus hijos una vez por semana. “No obstante —puntualiza el artículo—, las visitas disminuyen conforme crecen los niños.”

      Un padre de 17 años de edad resumió con estas palabras la razón: “Si hubiera sabido lo difícil que es, nunca habría permitido que ocurriera”. Pocos jóvenes tienen la madurez emocional o el conocimiento necesarios para afrontar las exigencias de la paternidad. De igual modo, pocos cuentan con la educación o la experiencia laboral que se requieren para ganarse el sustento. Así que, ante el temor de sufrir un fracaso humillante, muchos jóvenes sencillamente se desentienden de sus hijos. “Mi vida es un desastre”, confiesa un joven padre. Otro reconoce con pesar: “A duras penas puedo cuidar de mí; no sé qué haría si también tuviera que cuidar de [mi hijo]”.

      Uvas amargas

      Los judíos de tiempos bíblicos tenían el siguiente refrán: “Los padres comieron uvas amargas y a los hijos les toca el amargor” (Ezequiel 18:2, Biblia de América). Pero Dios les dijo que no tenía por qué ser así, que los errores del pasado no tenían por qué repetirse en el futuro (Ezequiel 18:3). A pesar de eso, parece que a millones de niños de hoy día les ha tocado “el amargor” de las “uvas amargas” de sus progenitores, pues tienen que sufrir las consecuencias de la inmadurez, la irresponsabilidad y los fracasos matrimoniales de ellos. Los estudios realizados demuestran una y otra vez que los hijos que crecen sin padre están expuestos a un sinfín de riesgos físicos y emocionales (véase el recuadro de la pág. 7). Y especialmente triste es el hecho de que el legado del hogar sin el padre se pasa de generación en generación, creando un círculo vicioso de dolor y sufrimiento.

      ¿Están las familias sin padre condenadas al fracaso? De ningún modo. Puede romperse ese círculo vicioso. Examinaremos cómo en el siguiente artículo.

      [Notas]

      a Es interesante notar que, antes de la industrialización, las publicaciones estadounidenses de consejos para la educación de los hijos por lo general iban dirigidas a los padres, no a las madres.

      b Según los investigadores Sara McLanahan y Gary Sandefur, “a un 40% de los niños [estadounidenses] que en teoría tienen derecho a una pensión, [el tribunal] no se la ha concedido, y una cuarta parte de aquellos a quienes sí se les ha concedido, no reciben nada. Menos de un tercio de los niños recibe la cantidad completa que se ha estipulado”.

      [Ilustración y recuadro de la página 7]

      LOS PELIGROS DE CRECER SIN PADRE

      Criarse sin el padre presenta serios riesgos para los niños. Aunque algunas personas pudieran considerar dolorosos los datos que se ofrecen a continuación, el primer paso para evitar el daño, o por lo menos reducirlo, es estar informado. Obsérvese asimismo que las estadísticas corresponden a grupos de personas y no a individuos. Muchos niños sin padre crecen sin pasar por estos problemas. Por otra parte, el último artículo de esta serie indicará cómo la intervención de los padres y la aplicación de los principios bíblicos pueden contribuir en gran medida a atenuar los peligros. Analicemos, pues, algunos de los riesgos.

      ◼ Mayor probabilidad de abusos sexuales

      Las investigaciones muestran claramente que la ausencia del padre aumenta la posibilidad de que un menor sufra abuso sexual. Según un estudio, de 52.000 casos de abuso de menores, “el 72% eran niños de hogares sin uno o ambos padres biológicos”. El libro Fatherless America afirma: “El aumento de las probabilidades de que un menor sufra abusos sexuales en nuestra sociedad se debe principalmente a la creciente ausencia del padre en la familia, aunada a la presencia cada vez mayor de padrastros, novios y otros varones ajenos a la familia o pasajeros”.

      ◼ Mayor probabilidad de actividad sexual a edad temprana

      Debido a que suele haber menos supervisión materna en un hogar monoparental, los jóvenes tienen mayor oportunidad de participar en conducta inmoral. También puede contribuir el hecho de que reciben menos orientación de parte de los padres. “Las muchachas en cuya vida no interviene el padre tienen dos veces y media más probabilidades de quedar embarazadas”, informa el Departamento de Sanidad y Servicios Humanos de Estados Unidos.

      ◼ Pobreza

      Un estudio entre adolescentes negras de Sudáfrica concluyó que la pobreza es un resultado frecuente de la maternidad fuera del matrimonio. “En un 50% de los casos —aclararon los autores del estudio— es poco probable que la adolescente regrese a la escuela.” Muchas madres solteras acaban siendo prostitutas o traficantes de drogas. La situación en Occidente no parece ser mucho mejor. En Estados Unidos, “el 10% de los niños de familias con ambos progenitores estaba en la pobreza [en 1995], en contraste con el 50% de familias en las que solo se encuentra la madre” (America’s Children: Key National Indicators of Well-Being 1997 [Los niños estadounidenses: indicadores nacionales clave de bienestar 1997]).

      ◼ Descuido

      Obligadas a valerse por sí mismas y abrumadas por las responsabilidades, algunas madres solteras no pueden pasar suficiente tiempo con sus hijos. Una divorciada recuerda: “Trabajaba de día e iba a la escuela de noche; me estaba consumiendo. No hay duda de que descuidé a los niños”.

      ◼ Daño emocional

      Aunque algunos expertos afirman que los niños se recuperan rápidamente después del divorcio de los padres, otros, como la doctora Judith Wallerstein, han descubierto que sufren heridas emocionales que tardan mucho en sanar. “Más de la tercera parte de los hombres y mujeres jóvenes entre las edades de 19 y 29 años tienen pocas ambiciones, o ninguna, diez años después del divorcio de sus padres. Van por la vida sin rumbo fijo [...], presas de un sentimiento de impotencia.” (Second Chances [Una segunda oportunidad], de la doctora Judith Wallerstein y Sandra Blakeslee.) Se observó falta de amor propio, depresión, comportamiento delictivo e ira persistente entre muchos niños de padres divorciados.

      El libro The Single-Parent Family (La familia monoparental) dice: “Numerosos estudios demuestran que los muchachos que se crían sin una fuerte influencia masculina en su vida reflejan inseguridad respecto a su identidad sexual, además de falta de amor propio y, cuando crecen, tienen problemas para establecer lazos íntimos. Por lo general, las complicaciones que pueden desarrollarse en las niñas por carecer de modelos de conducta masculinos no se manifiestan sino hasta la adolescencia o después, y entre estas se encuentra la dificultad de establecer buenas relaciones hombre-mujer en la edad adulta”.

  • Las familias sin padre: cómo romper el círculo vicioso
    ¡Despertad! 2000 | 8 de febrero
    • Las familias sin padre: cómo romper el círculo vicioso

      SI LAS tendencias actuales se mantienen, pronto las familias sin padre serán lo normal. Un informe del Departamento de Sanidad y Servicios Humanos de Estados Unidos afirma que “los niños criados por un solo progenitor tienden a recibir calificaciones más bajas, y a tener más problemas de conducta y mayor incidencia de problemas físicos y psíquicos crónicos. [...] La crianza en un hogar encabezado por una madre soltera se asocia con un mayor número de probabilidades de embarazo durante la adolescencia, abandono de los estudios y encarcelamiento”.

      No sorprende, pues, que sociólogos, consejeros familiares, educadores y hasta políticos estén buscando con desesperación formas de frenar esta devastadora tendencia. Se han celebrado grandes concentraciones de varones con el propósito de avivarles el orgullo por la paternidad y de que confirmen su compromiso con la familia. Los libros que tratan el asunto han inundado el mercado. Se han tomado medidas para obligar a los padres a que cumplan con sus responsabilidades. En Estados Unidos, los padres que no pagan la pensión estipulada han recibido amonestaciones en los juzgados, ataques en programas televisados de entrevistas y hasta humillaciones públicas. Pese a ello, los resultados han sido escasos.

      Soluciones inadecuadas

      Un remedio poco meditado con frecuencia produce resultados cuestionables. Para ilustrar, quizás una divorciada se apresure a casarse otra vez con la esperanza de darles a sus hijos un nuevo padre. Aunque esta salida tenga sus ventajas, pueden surgir problemas. Los niños a veces se resisten a aceptar al nuevo papá, y en ocasiones nunca lo aceptan. Un estudio reveló que “casi dos terceras partes de las jovencitas que vivían con padrastro o madrastra se habían marchado del hogar antes de cumplir los 19 [...], mientras que en los hogares intactos la proporción era del 50%”. Pero, hasta en las familias felices podrían pasar varios años antes de que los niños aceptaran al padrastro.a

      Tampoco existen soluciones rápidas para el problema que representa el embarazo de adolescentes. El aborto, por ejemplo, infringe la ley de Dios y obliga a la joven a cerrar la puerta de sus tiernas compasiones al pequeño ser que crece en sus entrañas (Éxodo 20:13; 21:22, 23; Salmo 139:14-16; compárese con 1 Juan 3:17). Es inevitable que queden cicatrices emocionales. Muchos consideran que entregar al niño en adopción es una solución más humana, pero eso también puede dejar heridas emocionales, tanto en la madre como en el pequeño.

      Es obvio que los remedios improvisados no acabarán con el círculo vicioso de las familias sin padre. Las tendencias actuales con relación a la vida familiar se corregirán únicamente cuando las personas estén dispuestas a modificar profundamente su manera de pensar, su actitud, su conducta, su moralidad. Se necesita algo más que habla altisonante y psicología popular para que la gente se sienta impulsada a hacer cambios tan profundos. Ese “algo más” se halla en la Palabra de Dios, la Biblia. Después de todo, fue Dios mismo quien instituyó la familia (Efesios 3:14, 15). Él conoce mejor que nadie las necesidades de los niños.

      Los principios bíblicos ayudan a las familias a enfrentar la situación

      Pero ¿puede realmente ayudar la Biblia a los niños con un padre ausente? ¿No es irreparable el daño? No, no lo es. Al inicio de este artículo citamos del informe de un organismo estadounidense que enumeró muchos de los peligros a los que se encaran estos pequeños. A pesar de lo alarmante que es la lista, el informe concluye diciendo: “Aunque las pruebas de que enfrentan mayor riesgo son numerosas, el estudio también revela que la mayoría de los niños de familias monoparentales se desarrollan con normalidad”. Desde luego, los efectos negativos de no tener padre pueden evitarse, o al menos reducirse. Esto es cierto, sobre todo, si se observan los principios bíblicos al criar a los hijos.

      Lograr este objetivo supondrá un gran esfuerzo para la madre sola, lo cual pudiera abrumarla al principio. Pero si usted se encuentra en dicha situación, puede aprender a confiar plenamente en Jehová Dios (Proverbios 3:1, 2). Algunas mujeres cristianas de tiempos bíblicos enfrentaron situaciones dolorosas, como la viudez. Con relación a ellas, la Biblia señala: “La mujer que realmente es viuda y ha quedado en indigencia ha puesto su esperanza en Dios y persiste en ruegos y oraciones noche y día” (1 Timoteo 5:5). Recuerde que Jehová se llama a sí mismo “padre de huérfanos de padre” (Salmo 68:5). Puede tener la certeza de que Él apoyará a la mujer que le teme y bendecirá los esfuerzos que esta haga por criar a sus hijos.

      Para que los niños se conviertan en adultos equilibrados y maduros es fundamental tener un estudio bíblico con ellos regularmente (Deuteronomio 6:6-9). Muchos testigos de Jehová que son padres solteros se valen de publicaciones bíblicas concebidas especialmente para los adolescentes, como el libro Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas.b Este libro contribuye a la formación moral de los jóvenes, por lo que les ayuda a no cometer los mismos errores que sus padres. A medida que los niños lleguen a conocer más a Jehová Dios, empezarán a darse cuenta de que tienen un Padre celestial que se interesa profundamente por ellos (Salmo 27:10), y esto les permitirá hacer frente al sentimiento de abandono. Una muchacha británica cuyos padres se separaron recuerda: “Durante todo el trance, mamá me recalcó la necesidad de orar y confiar absolutamente en Jehová. Eso nos ayudó a superarlo”.

      Cómo conservar los lazos entre el padre y los hijos

      La Biblia deja claro que los hijos deben honrar tanto a su madre como a su padre (Éxodo 20:12). El divorcio no rompe los vínculos entre el padre y los hijos. Aunque el ex esposo no viva ya en la misma casa, los hijos todavía pueden disfrutar de una relación afectuosa con su padre.c El problema estriba en que la madre quizás se sienta molesta con él y tome a mal su interés por los niños. ¿Qué puede hacer ella para superar estos sentimientos?

      La Biblia ofrece el siguiente buen consejo: “Cuida que la furia no te atraiga a [actos de] rencor [...]. Manténte alerta para que no te dirijas a lo que es perjudicial” (Job 36:18-21). Se comprende que no sea fácil para la madre hablar bien de alguien que la ha herido o abandonado. Pero pregúntese: “¿Puede una jovencita aprender a confiar en un hombre si constantemente se le repite lo malo que es su padre? ¿Puede un muchacho cultivar una personalidad estable y varonil si se le reprende diciéndole: ‘Eres igual que tu padre’? ¿Pueden los hijos tener un punto de vista sano de la autoridad si se les enseña a despreciar a su padre, o se les convence para que nunca lo vean?”. Socavar la relación de los hijos con su padre es, a todas luces, perjudicial.

      Puede que le sorprenda saber que la Biblia no condena la justa indignación. “Estén airados —dice—, y, no obstante, no pequen.” (Efesios 4:26.) El pecado no es estar airado, sino dejarse dominar por ‘la ira, la cólera, la maldad y el habla injuriosa’ (Colosenses 3:8). Por eso, no hable mal de su ex esposo delante de los niños. Si siente la necesidad de expresar sus frustraciones, siga la recomendación bíblica de hablar de su “solicitud ansiosa” con alguien que no sean sus hijos, quizás un amigo o amiga de confianza (Proverbios 12:25). Intente mantener una actitud positiva y no piense demasiado en el pasado (Eclesiastés 7:10). Si sigue estas sugerencias, le resultará mucho más fácil mitigar la ira.

      Por último, recuerde que la Biblia ordena a los hijos que respeten a su padre, aun si su conducta no ha sido digna de admiración (Efesios 6:2, 3). Así pues, trate de ayudarles a ver los defectos del padre con objetividad. Una joven que creció en un hogar deshecho dice: “Al ver a mi padre de manera objetiva —como ser humano imperfecto—, finalmente he llegado a aceptarlo como es”. Al inculcar en sus hijos respeto por su padre, les está ayudando a cultivar una opinión sana de la autoridad que usted ejerce como madre.

      También es importante que deje claros los papeles que corresponden a usted y a sus hijos. Ellos todavía están bajo ‘la ley de su madre’ (Proverbios 1:8). Un hijo varón puede sentirse sobrecargado si se espera que sea “el hombre de la casa”. También podría abrumar a las hijas tener que ser las confidentes de su madre. Los hijos necesitan estar convencidos de que usted cuidará de ellos, no ellos de usted (compárese con 2 Corintios 12:14). Esa certeza puede infundirles seguridad, aunque la situación familiar no sea la ideal.

      Padres sustitutos

      ¿Y si el padre se mantiene completamente al margen? Los expertos dicen que a los niños les benefician las amistades masculinas. Aunque el interés amoroso de un tío o un vecino puede hacerle bien al niño, le aprovechará particularmente la sana compañía de los varones de la congregación cristiana. Jesús prometió que la congregación sería como una familia que brindaría apoyo (Marcos 10:29, 30).

      En tiempos bíblicos, el joven Timoteo llegó a ser un sobresaliente hombre de Dios, pese a no contar con el respaldo de un padre creyente. La Biblia concede gran parte del mérito a su madre y a su abuela amorosas (Hechos 16:1; 2 Timoteo 1:1-5). Sin embargo, también se benefició de la amistad con un varón cristiano, el apóstol Pablo, quien dijo que Timoteo era su “hijo amado y fiel en el Señor” (1 Corintios 4:17). Igualmente, hoy día se estimula a los testigos de Jehová a que sigan el consejo bíblico de “cuidar de los huérfanos y de las viudas” (Santiago 1:27). Se les exhorta a ‘librar a los huérfanos de padre’, preocupándose de manera sincera y equilibrada por ellos (Job 29:12). Una joven llamada Annette recuerda el sano interés que un anciano cristiano le demostró cuando era una muchachita y dice: “Él es la única figura paterna que he tenido en toda mi vida”.

      Cómo romper el círculo vicioso

      Los principios que hemos analizado pueden ayudar a los niños sin padre a salir adelante en la vida. A pesar de las carencias que sufran en su infancia, pueden convertirse en adultos equilibrados y productivos, y en padres amorosos, fieles y responsables. Por supuesto, es mucho mejor prevenir que curar. Y, en resumidas cuentas, el círculo vicioso de las familias sin padre puede romperse únicamente cuando los hombres y las mujeres se comprometen a aplicar la Biblia en sus vidas, como por ejemplo, al obedecer la prohibición de tener relaciones sexuales antes del matrimonio y al observar las normas que aquella establece para los cónyuges (1 Corintios 6:9; Efesios 5:21-33).

      En la actualidad, muchos niños tienen a su padre en casa y, sin embargo, se les puede considerar huérfanos de padre. Un experto en problemas familiares afirma: “El mayor problema que afrontan [...] los niños hoy día es la falta de tiempo con sus progenitores y de atención por parte de ellos”. La Palabra de Dios aborda este asunto de frente. Da el siguiente mandato a los padres con respecto a sus hijos: “Críenlos con disciplina, dándoles instrucción para que crean en el Señor” (Efesios 6:4, Versión Popular, 1966; Proverbios 24:27). Cuando los padres siguen el consejo de la Biblia, los niños no tienen el temor de ser abandonados.

      Ahora bien, ¿es realista esperar que la gente acuda en masa a las Escrituras? No (Mateo 7:14). Pero los testigos de Jehová han ayudado a millones de personas a hallar la felicidad familiar mediante un programa de estudio bíblico en sus hogares.d Por supuesto, tal como avisa la Biblia, todos los matrimonios “tendrán tribulación en la carne” debido a la imperfección (1 Corintios 7:28). No obstante, todo aquel que verdaderamente respeta la Palabra de Dios no se divorcia a la primera señal de problemas, sino que busca la manera de resolverlos. Naturalmente, hay ocasiones en que un cristiano estaría justificado para pensar en la separación o hasta en el divorcio (Mateo 5:32). Sin embargo, reconociendo el impacto que esto pudiera tener en sus hijos, de ser posible, busca maneras de salvar su matrimonio.

      La aplicación de los principios de la Biblia logrará más que salvar a su familia ahora. Puede hacer que toda ella viva para siempre. Jesús dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3). El leer y poner en práctica el consejo que se encuentra en la Palabra de Dios es una de las mejores formas de asegurar que su familia se mantenga intacta para siempre.

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