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De nuestros lectores¡Despertad! 2012 | enero
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Llevo diez años casado y tengo un hijo. Todos los días lucho contra “una espina en la carne”: tengo tendencias homosexuales. El matrimonio no me cambió, y me hallaba en el abismo de la desesperación pensando que no había manera de ganar la batalla contra mis deseos. Pero al leer este artículo ya no me considero una causa perdida. He alcanzado un objetivo realizable: no llevar a cabo mis impulsos (2 Corintios 12:7).
Nombre omitido (Estados Unidos)
He tenido impulsos homosexuales desde los cinco años y, aunque ya cumplí 61, siguen ahí. Me gustó en especial el punto que decía que hasta los heterosexuales deben huir de la fornicación y que hay “muchos solteros con pocas probabilidades de casarse e incontables personas cuyo cónyuge discapacitado ha perdido sus facultades sexuales”. Sin embargo, son felices a pesar de que no pueden satisfacer sus deseos. Por lo tanto, quienes tenemos inclinaciones homosexuales también podemos llevar vidas morales si de verdad deseamos agradar a Dios. Gracias por darnos ánimo.
Nombre omitido (Estados Unidos)
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¿Es justificable la homosexualidad?¡Despertad! 2012 | enero
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Del mismo modo, aunque la Biblia no condena a quienes libran una batalla contra las tendencias homosexuales, tampoco consiente que cedan a dichos deseos, se deban a causas genéticas o de otro tipo (Romanos 7:21-25; 1 Corintios 9:27). Más bien, ofrece apoyo y soluciones prácticas a quienes quieran vencer tales impulsos.
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