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Cómo halló Ana paz interiorLa Atalaya 2007 | 15 de marzo
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Ana es estéril, mientras que Peniná, la otra mujer de Elqaná, tiene varios hijos. Por ello, Peniná y Ana son rivales (1 Samuel 1:2b).
La esterilidad supone para las israelitas una deshonra, incluso una señal del menosprecio divino. Pero no hay nada que indique que la infertilidad de Ana se deba a que Dios la ve con malos ojos. En vez de consolarla, Peniná le amarga la vida a su rival.
Viajes al santuario de Jehová
A pesar de las tensiones, la familia de Elqaná hace todos los años —probablemente a pie— un viaje de 60 kilómetros [40 millas] ida y vuelta para ofrecer sacrificios a Jehová en el santuario de Siló.a Estas ocasiones deben de ser especialmente difíciles para Ana, pues se reparten varias porciones del sacrificio de comunión a Peniná y a sus hijos, mientras que ella solo recibe una porción. Peniná aprovecha estas oportunidades para irritar a Ana, y hacerla sentir desconcertada, dado que parece que Jehová le ha “cerrado la matriz”. Como resultado de esta vejación, Ana llora y no quiere comer. Estos viajes, que deberían ser motivo de alegría, se convierten en una fuente de angustia. Con todo, Ana no deja de visitar el santuario de Jehová (1 Samuel 1:3-7).
Y nosotros, ¿imitamos el buen ejemplo de Ana? ¿Cómo reaccionamos cuando estamos desanimados? ¿Nos aislamos y evitamos el compañerismo de nuestros hermanos? Ana no actuó así, pues no dejó de congregarse con otros siervos de Jehová. Aunque nuestras circunstancias no sean las más favorables, debemos obrar igual (Salmo 26:12; 122:1; Proverbios 18:1; Hebreos 10:24, 25).
Elqaná trata de consolar a Ana y de hacer que se exprese diciéndole: “¿Por qué lloras, y por qué no comes, y por qué se siente mal tu corazón? ¿No soy yo mejor para ti que diez hijos?” (1 Samuel 1:8). Quizás Elqaná no esté al tanto de la crueldad de Peniná, y Ana prefiera sufrir en silencio en vez de quejarse. Sea como fuere, Ana, que es una mujer espiritual, recurre a Jehová en busca de paz.
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Cómo halló Ana paz interiorLa Atalaya 2007 | 15 de marzo
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Ana ora de tal manera que Elí, el sumo sacerdote, cree que está borracha. Sus labios tiemblan, pero no emiten sonidos, pues habla desde el corazón. Se trata de un ruego muy fervoroso (1 Samuel 1:12-14). Imaginemos ahora cómo tuvo que sentirse Ana cuando Elí la acusa de estar borracha. Aun así, le responde con mucho respeto.
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Cómo halló Ana paz interiorLa Atalaya 2007 | 15 de marzo
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Del relato inspirado de Ana se desprende que, si bien las faltas o la malicia de los demás pueden llegar a herirnos, no podemos permitir que nos priven del gozo de servir a Jehová. Él es el magnífico Oidor de la oración, aquel que responde a los clamores de sus siervos fieles librándolos de la aflicción y otorgándoles paz interior y muchas otras bendiciones (Salmo 22:23-26; 34:6-8; 65:2).
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