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El misterio de las enfermedades mentales¡Despertad! 1986 | 8 de septiembre
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El misterio de las enfermedades mentales
Irene no tiene idea alguna de qué anduvo mal. “Yo tenía 30 años de edad —recuerda ella—, y era una madre que trabajaba y criaba a dos niños. Sí, tenía algunos problemas. Pero nada fuera de lo común”, es decir, hasta que aparecieron los primeros síntomas de su enfermedad.
“Cierto día me acerqué a una persona que me era completamente desconocida e insistí en que ella era mi hermana fallecida. Yo estaba segura de que tenía el mismo aspecto y la misma voz que mi hermana. Este incidente fue mi primera separación de la realidad.
”Algún tiempo después, de regreso a casa después de haber ido al salón de belleza comencé a llorar. ¡Estaba segura de que mi esposo me había abandonado y se había llevado a los niños! Pero llegué a la casa, y allí estaban todavía. Mi esposo percibió que algo andaba mal y me llevó a la casa de una de mis hermanas. No obstante, ¡yo estaba convencida de que ella quería matarme! Él entonces decidió ingresarme en un hospital.”
Así comenzó la odisea de Irene con la hospitalización, el sicoanálisis, los tratamientos por electrochoques y los medicamentos... todo en busca del remedio de la misteriosa enfermedad que trastornó su vida.
LAS enfermedades mentales causan muchos sufrimientos a los seres humanos. El Instituto Nacional Norteamericano de la Salud Mental alega que aproximadamente uno de cada cinco adultos en los Estados Unidos padece de algún trastorno mental. “La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa un cálculo aproximado de 40.000.000 de casos de enfermedades mentales que no están recibiendo tratamiento en las regiones del mundo en vías de desarrollo; quizás 200.000.000 de personas padezcan de trastornos menos severos.” (Third World Challenge to Psychiatry [El Tercer Mundo ante la siquiatría].)
Sin embargo, meros números no pueden medir el dolor ocasionado por las enfermedades mentales. “¿Puede usted imaginarse lo que uno siente cuando está en un consultorio médico con un hijo que dedicó la mayor parte de su vida a servir a otros y saber que ya no es la misma persona?”, pregunta la madre de un enfermo mental. Las enfermedades mentales con frecuencia son también causa de vergüenza, enfermedades que son el blanco de lenguaje despreciativo (chiflado, loco). A menudo los amigos y parientes entienden de estas enfermedades poco más de lo que se entendía en los tiempos medievales, cuando se creía que los dementes estaban ‘poseídos por el Diablo’.
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Revelando el misterio de las enfermedades mentales¡Despertad! 1986 | 8 de septiembre
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Revelando el misterio de las enfermedades mentales
“¡Me aterrorizó pensar que yo tuviera una enfermedad mental! —recuerda Irene—. Palabras tales como ‘esquizofrenia’ o ‘depresión’ simplemente no eran parte de mi vocabulario. Una enfermedad mental llevaba consigo un estigma. Significaba ‘volverse loca’ o que metieran a una en un manicomio. ¡Algunos de mis amigos hasta pensaron que yo estaba endemoniada!”
LOCURA, demencia, lunatismo. Estas palabras crean temor y evocan imágenes de celdas con paredes acolchonadas y camisas de fuerza. Sin embargo, no todas las personas con trastornos mentales son maniacos delirantes. Tampoco significa que todas las personas que tengan una personalidad extraña o idiosincrasias padezcan de una enfermedad mental.
Cada uno de los trastornos mentales produce una serie específica de síntomas. Por ejemplo, la sicosis maniaco-depresiva es como un columpio emocional que oscila entre alzas de alegría y bajas devastadoras. En el caso de la depresión mayor, sin embargo, el paciente padece frecuentemente de “tristeza severa, paralizante y continua”a. Los trastornos de ansiedad, tales como fobias, casi pueden paralizar a sus víctimas con temores irracionales.
En este artículo y en el siguiente concentraremos nuestra atención en una enfermedad que comprende la mismísima esencia de las enfermedades mentales.
La esquizofrenia: Lo más sombrío de las enfermedades mentales
Estando ya en el hospital, Irene reincidió en más casos de identificación errónea. Abrazaba a médicos y enfermeras pensando que eran parientes de ella que hacía mucho tiempo habían desaparecido. Se imaginaba que podía percibir olores que otros no podían. Estaba convencida de que el personal del hospital buscaba la manera de matarla. “En una ocasión tuvieron que atarme a la cama”, confiesa ella.
¿Cuál fue el diagnóstico? Esquizofrenia, una enfermedad que con el tiempo afectará a por lo menos una persona de cada cien. Tan solo en los Estados Unidos se diagnostican anualmente más de cien mil nuevos casosb.
La persona esquizofrénica no tiene una personalidad doble o múltiple (este es un trastorno diferente y poco común), sino que tiene una personalidad dañada. Considere, por ejemplo, el caso de un joven llamado Jerry, a quien su médico describe como un caso de esquizofrenia ‘por el libro’. Su mirada es inexpresiva por un momento y de repente es hostil y amenazadora. Su habla es una mezcla desarticulada de temores (“Me han llamado aquí para electrocutarme”) y alucinaciones (“A ese cuadro le duele la cabeza”). Voces internas le llenan de terror. Las funciones de su cerebro son frenéticas.
La esquizofrenia produce una gran variedad de síntomas extraños: alucinaciones, voces internas, pensar desordenado, temores sin razón y emociones que parecen estar en desacuerdo con la realidad. ¿Qué causa esta enfermedad? Hace solo diez años que los médicos acusaban a los padres de volver locos a sus hijos. Algunos piensan ahora que es más bien a la inversa. Los padres sufren enormes presiones y tensiones cuando un hijo es esquizofrénico.
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