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  • Empleo correcto de los textos bíblicos
    Benefíciese de la Escuela del Ministerio Teocrático
    • Si está disponible en su idioma el libro Razonamiento a partir de las Escrituras y aprende a utilizarlo bien, tendrá al alcance de la mano la ayuda que precisa para explicar con exactitud cientos de textos bíblicos de uso frecuente en el ministerio. Si piensa leer un pasaje con el que no está familiarizado, la modestia lo inducirá a efectuar la necesaria investigación, a fin de que, cuando hable, maneje la palabra de la verdad correctamente (Pro. 11:2).

      Relacione los textos bíblicos con los argumentos. Asegúrese de que las personas a quienes enseña perciban con claridad la relación entre el tema que está tratando y las citas bíblicas que emplea. Si remite a sus oyentes a un texto mediante una pregunta, hágales ver la respuesta que este ofrece. Al emplear cierto versículo en apoyo de una afirmación, cerciórese de que captan la forma en que la cita confirma el punto.

      Normalmente no basta con leer los textos bíblicos, aunque sea con énfasis. Recuerde que el ciudadano medio no suele conocer la Biblia, así que es probable que con una sola lectura no entienda la cuestión. De modo que resalte aquella porción de la cita que atañe al asunto.

      Para ello, con frecuencia será preciso que aísle las palabras clave, las que tienen que ver con el punto en cuestión. El método más sencillo consiste en repetirlas. Cuando converse con una sola persona, podría formular preguntas que la ayuden a encontrar tales expresiones. Si se dirige a un grupo, podría optar por emplear sinónimos o reiterar la idea, como prefieren hacer algunos discursantes; sin embargo, en este caso, procure que el auditorio no pierda de vista la relación entre el argumento y las palabras que figuran en la cita bíblica.

      Una vez aisladas las palabras clave, habrá sentado una buena base y podrá seguir adelante con su exposición. ¿Explicó con claridad el motivo por el que deseaba leer el texto? Si así lo hizo, indique cómo se relaciona el comentario introductorio con las palabras que ha resaltado. Declare sin rodeos cuál es la conexión. Incluso si la introducción del pasaje no ha sido tan explícita, debe quedar claro por qué se ha leído.

      Los fariseos le plantearon a Jesús esta cuestión que consideraban difícil de contestar: “¿Es lícito para un hombre divorciarse de su esposa por toda suerte de motivo?”. Jesús basó su respuesta en Génesis 2:24, pero observe que se centró en solo parte del versículo, tras lo cual relacionó la pregunta con esa expresión citada. Después de señalar que el hombre y su esposa llegan a ser “una sola carne”, concluyó: “Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre” (Mat. 19:3-6).

      ¿Cuánto debería extenderse al explicar la conexión entre el texto y el punto que desea probar? Dependerá del tipo de auditorio y de la importancia del punto en cuestión. Intente dar una explicación sencilla y directa.

      Razone a partir de las Escrituras. Con relación al ministerio de Pablo en Tesalónica, Hechos 17:2, 3 indica que él ‘razonaba a partir de las Escrituras’, habilidad que todo siervo de Jehová debe cultivar. Por ejemplo, relacionó sucesos de la vida y el ministerio de Jesús, demostró que estaban predichos en las Escrituras Hebreas y concluyó de modo contundente: “Este es el Cristo, este Jesús que yo les estoy publicando”.

      En su carta a los Hebreos, Pablo recurrió repetidas veces a las Escrituras Hebreas. A fin de resaltar o aclarar una idea, a menudo aisló una palabra o una frase breve y después mostró su importancia (Heb. 12:26, 27). En el capítulo 3 de Hebreos encontramos la cita que hace del Salmo 95:7-11, seguida de la explicación de tres aspectos del pasaje: 1) la referencia al corazón (Heb. 3:8-12); 2) la relevancia del término “hoy” (Heb. 3:7, 13-15; 4:6-11), y 3) el significado de la expresión: “No entrarán en mi descanso” (Heb. 3:11, 18, 19; 4:1-11). Procure imitar el modo en que Pablo usaba los textos bíblicos.

      Observe en el relato de Lucas 10:25-37 la destreza con la que Jesús razonó a partir de las Escrituras cuando cierto hombre versado en la Ley le preguntó: “Maestro, ¿qué he de hacer para heredar la vida eterna?”. En respuesta, primero lo invitó a expresar su opinión y después subrayó el valor de obedecer la Palabra de Dios. Al hacerse patente que el hombre no captaba la idea, le dio una extensa explicación de una sola palabra del pasaje citado: “prójimo”. En vez de solo definir el término, se valió de una ilustración para que llegara por sí mismo a la conclusión acertada.

      Es evidente que cuando Jesús contestaba preguntas, no se limitaba a citar textos que contuvieran una respuesta obvia y directa. Analizaba lo que estos decían y después lo relacionaba con el interrogante planteado.

      Cuando los saduceos pusieron en tela de juicio la esperanza de la resurrección, Jesús centró su atención en algunas palabras específicas de Éxodo 3:6. Pero no se detuvo ahí. Razonó sobre esa base a fin de demostrar, más allá de toda duda, que la resurrección forma parte del propósito de Dios (Mar. 12:24-27).

      Adquirir la habilidad de razonar correcta y eficazmente a partir de las Escrituras es esencial para todo buen maestro.

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    • EJERCICIO: Razone sobre el significado de 2 Pedro 3:7. ¿Demuestra este texto que la Tierra será consumida por fuego? (Cuando defina la palabra tierra, aclare también el término cielos. ¿Qué pasajes bíblicos indican que tierra puede usarse en sentido figurado? ¿Qué o quiénes serán en realidad destruidos, según indica el versículo 7? ¿Cómo concuerda esta explicación con lo que ocurrió en los días de Noé, relato al que aluden los versículos 5 y 6?)

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