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“Sigue vigilando el ministerio que aceptaste en el Señor”La Atalaya 2008 | 15 de enero
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“Sigue vigilando el ministerio que aceptaste en el Señor”
“Sigue vigilando el ministerio que aceptaste en el Señor, [para] que lo cumplas.” (COL. 4:17.)
1, 2. ¿Qué responsabilidad tenemos los cristianos hacia nuestro prójimo?
LOS cristianos tenemos una enorme responsabilidad hacia las personas que nos rodean, pues las decisiones que tomen ahora significarán vida o muerte para ellas cuando llegue “la gran tribulación” (Rev. 7:14). El libro bíblico de Proverbios nos dice: “Libra a los que están siendo llevados a la muerte; y a los que van trastabillando a la matanza, ¡oh, que los retengas!”. ¡Qué palabras tan impactantes! Lo cierto es que si no cumplimos con la responsabilidad de informar a la gente sobre la decisión que debe tomar, se nos podría considerar culpables de su muerte. De hecho, ese pasaje bíblico añade: “En caso de que digas: ‘¡Mira! No sabíamos de esto’, aquel mismo que está avaluando los corazones, ¿no lo discernirá?, y aquel mismo que está observando tu alma, ¿no lo sabrá, y ciertamente pagará al hombre terrestre conforme a su actividad?”. Está claro que los siervos de Jehová no podremos excusarnos diciendo que “no sabíamos” del peligro con que se enfrenta hoy la humanidad (Pro. 24:11, 12).
2 Como Jehová valora la vida, insta a sus siervos a hacer todo lo que puedan por salvar al mayor número posible de personas. Todos los ministros de Dios debemos dar a conocer el mensaje de salvación que contiene la Biblia. Nuestra labor se parece a la del vigilante que da la alarma para avisar de algún peligro inminente. No queremos que la sangre de quienes perezcan ‘esté sobre nuestras cabezas’ (Eze. 33:1-7). Por lo tanto, es fundamental que sigamos esforzándonos por “predica[r] la palabra” (léase 2 Timoteo 4:1, 2, 5).
3. ¿Qué temas se tratarán en este artículo de estudio y en los dos siguientes?
3 Este artículo explica cómo vencer los obstáculos que pudieran entorpecer nuestro ministerio y cómo ayudar a un mayor número de personas. El siguiente muestra cómo cultivar el arte de enseñar a fin de transmitir las verdades vitales de la Palabra de Dios. Y el tercero habla de los alentadores resultados que están obteniendo los proclamadores del Reino en todo el mundo. Pero antes de analizar esos temas, repasemos las razones por las que son tan críticos los tiempos en los que nos ha tocado vivir.
¿Por qué vive sin esperanza tanta gente?
4, 5. ¿Qué condiciones enfrenta la humanidad, y cómo reaccionan muchos?
4 Los sucesos mundiales indican que vivimos en “la conclusión del sistema de cosas” y que el fin está muy cerca. La humanidad enfrenta las terribles condiciones que, según Jesús y sus discípulos, servirían para identificar “los últimos días”. Entre los “dolores de angustia” que nos afligen se encuentran las guerras, el hambre y los terremotos. Además, por todas partes reinan el egoísmo, la rebeldía y la falta de respeto a Dios. Ciertamente, estos son “tiempos críticos, difíciles de manejar”, incluso para quienes tratamos de seguir las normas bíblicas (Mat. 24:3, 6-8, 12; 2 Tim. 3:1-5).
5 Sin embargo, la inmensa mayoría de la gente ignora el verdadero significado de los sucesos mundiales. Por eso muchos están sumamente preocupados por su seguridad y la de sus familias o quedan destrozados cuando sufren la pérdida de un ser querido u otras desgracias. Como no saben exactamente por qué suceden estas cosas ni cuál es la solución, viven sin esperanza (Efe. 2:12).
6. ¿Por qué no ha podido ayudar “Babilonia la Grande” a la humanidad?
6 “Babilonia la Grande”, el imperio mundial de la religión falsa, no ha sido de mucho consuelo. Al contrario, con “el vino de su fornicación” ha dejado a la humanidad tambaleante, confundida espiritualmente. Como si de una prostituta se tratara, ha seducido y controlado a “los reyes de la tierra”. Y además se ha valido de doctrinas falsas y prácticas espiritistas para conseguir que las masas se mantengan sumisas a sus amos políticos. De este modo, la religión falsa ha obtenido gran poder e influencia, pero a costa de rechazar por completo la verdad religiosa (Rev. 17:1, 2, 5; 18:23).
7. ¿Qué futuro aguarda a la mayoría de las personas, pero cómo se las puede ayudar?
7 Jesús dijo que la mayoría de la gente va por el camino ancho que conduce a la destrucción (Mat. 7:13, 14). Algunas personas se encuentran en ese camino porque han rechazado deliberadamente lo que enseña la Biblia. Pero muchas otras están en él porque han sido engañadas, se les ha hecho creer que ese es el modo de vivir que complace a Dios. Pues bien, puede que haya quienes cambien si se les muestran las razones que da la Biblia para hacerlo. Pero los que permanezcan en Babilonia la Grande y sigan rechazando las normas bíblicas no sobrevivirán a “la gran tribulación” (Rev. 7:14).
Sigamos predicando “sin cesar”
8, 9. ¿Cómo reaccionaron los cristianos del siglo primero cuando sufrieron oposición, y por qué?
8 Jesús dijo que sus seguidores darían a conocer las buenas nuevas del Reino y harían discípulos (Mat. 28:19, 20). Para los verdaderos cristianos, participar en la predicación es una manera fundamental de demostrar su lealtad a Dios y su fe. Eso explica por qué los primeros discípulos de Jesús no dejaron de predicar ni siquiera cuando sufrieron oposición. Más bien, le pidieron a Jehová que les diera fuerzas para seguir “hablando [su] palabra con todo denuedo”. Él les respondió llenándolos de espíritu santo, y así pudieron hablar la palabra de Dios con valor (Hech. 4:18, 29, 31).
9 ¿Se desanimaron los discípulos cuando la oposición se tornó violenta? De ningún modo. Veamos qué ocurrió. Los líderes religiosos judíos, irritados por la labor evangelizadora de los apóstoles, los arrestaron, los amenazaron y hasta los azotaron. Aun así, ellos “continua[ron] sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús”, pues tenían claro que debían “obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hech. 5:28, 29, 40-42).
10. ¿Qué pruebas encaramos hoy los cristianos, pero qué resultado puede tener nuestra buena conducta?
10 La mayoría de los siervos de Dios de la actualidad no sufrimos palizas ni somos encarcelados por predicar las buenas nuevas. Sin embargo, todos encaramos algún tipo de prueba o dificultad. Por ejemplo, puede que nuestra conciencia educada por la Biblia nos impulse a actuar de un modo que no esté bien visto por la gente o que llame la atención por ser diferente a lo habitual. Los compañeros de trabajo y de estudios o los vecinos tal vez piensen que somos raros porque basamos nuestras decisiones en los principios bíblicos. No obstante, su reacción no debe desanimarnos. En este mundo sumido en la oscuridad espiritual, los cristianos tenemos que “resplandece[r] como iluminadores” (Fili. 2:15). Quizás haya personas sinceras que vean nuestras buenas obras, reconozcan su valor y, como resultado, den gloria a Jehová (léase Mateo 5:16).
11. a) ¿Cómo reaccionan algunas personas ante la predicación? b) ¿Qué clase de oposición experimentó Pablo, y cómo reaccionó?
11 Es indudable que necesitamos valor para predicar sin cesar el mensaje del Reino. Algunas personas, entre ellas familiares, intentarán desanimarnos recurriendo a la burla o a otros métodos (Mat. 10:36). Al apóstol Pablo, por ejemplo, lo azotaron en varias ocasiones por cumplir fielmente con su ministerio. Pero veamos cómo reaccionó: “Después de primero haber sufrido y de haber sido tratados insolentemente [...], cobramos denuedo por medio de nuestro Dios para hablarles las buenas nuevas de Dios con mucho luchar” (1 Tes. 2:2). No debió de ser fácil para Pablo seguir predicando las buenas nuevas después de que lo detuvieron, le quitaron casi toda la ropa, lo golpearon con varas y finalmente lo echaron en prisión (Hech. 16:19-24). ¿Por qué continuó predicando con valor? Porque, por encima de todo, deseaba cumplir la comisión de predicar que Dios le había encomendado (1 Cor. 9:16).
12, 13. ¿A qué dificultades se enfrentan algunos cristianos y cómo han intentado vencerlas?
12 Otra de las razones por las que pudiéramos perder el entusiasmo es que la gente sea indiferente al mensaje del Reino o casi nunca esté en su casa. ¿Qué podemos hacer si pasa esto en nuestro territorio? Podemos armarnos de valor y dar más testimonio informal. Además, tal vez tengamos que hacer algunos cambios en nuestro horario de predicación o concentrar nuestros esfuerzos en los lugares donde encontremos a más personas (compárese con Juan 4:7-15; Hechos 16:13; 17:17).
13 Otras dificultades a las que muchos se enfrentan son la vejez y la mala salud, las cuales limitan su participación en la obra de predicar. Si a usted le sucede así, no se desanime. Jehová conoce muy bien sus limitaciones y valora mucho todo lo que puede hacer (léase 2 Corintios 8:12). Sin importar cuál sea el problema que encare —oposición, indiferencia al mensaje o mala salud—, haga todo lo posible dentro de las circunstancias por dar a conocer las buenas nuevas (Pro. 3:27; compárese con Marcos 12:41-44).
‘Sigamos vigilando nuestro ministerio’
14. ¿En qué aspecto fue Pablo un ejemplo para sus hermanos en la fe, y qué consejo dio?
14 El apóstol Pablo tomó con mucha seriedad su ministerio y exhortó a sus hermanos en la fe a hacer lo mismo (Hech. 20:20, 21; 1 Cor. 11:1). En una ocasión dirigió esa exhortación a alguien en particular, a un cristiano llamado Arquipo. En su carta a los Colosenses, Pablo escribió: “Digan a Arquipo: ‘Sigue vigilando el ministerio que aceptaste en el Señor, [para] que lo cumplas’” (Col. 4:17). No sabemos ni quién era Arquipo ni cuáles eran sus circunstancias, pero está claro que había aceptado un ministerio. Si nosotros nos hemos dedicado a Jehová, también hemos aceptado un ministerio. ¿Lo ‘vigilamos’ o examinamos de continuo para asegurarnos de que lo estamos cumpliendo?
15. ¿Qué demostramos al dedicarnos a Jehová, y qué preguntas surgen?
15 Antes de bautizarnos dimos el paso de dedicar nuestra vida a Jehová mediante una ferviente oración, y así demostramos que estábamos resueltos a cumplir su voluntad. De modo que hacemos bien en preguntarnos: “¿De verdad es lo más importante en mi vida cumplir la voluntad de Dios?”. Es posible que tengamos varias responsabilidades bíblicas, como la de proveer lo necesario para nuestra familia; si así es, Jehová espera que las atendamos (1 Tim. 5:8). Pero ¿cómo utilizamos el tiempo y las energías restantes? ¿Cuál es nuestra prioridad en la vida? (Léase 2 Corintios 5:14, 15.)
16, 17. ¿Qué posibilidades pueden analizar los cristianos jóvenes o los que tienen pocas obligaciones?
16 ¿Eres un joven que ya ha dedicado su vida a Jehová? ¿Tienes alrededor de 18 años y ya has terminado tus estudios o estás a punto de hacerlo? Es probable que aún no tengas responsabilidades familiares importantes. Si así es, ¿qué piensas hacer con tu vida? Puesto que le has prometido a Jehová que harás su voluntad, ¿qué decisiones te ayudarán a lograrlo? Muchos jóvenes han organizado sus asuntos a fin de ser precursores, y tal decisión les ha brindado muchas satisfacciones (Sal. 110:3; Ecl. 12:1).
17 Por otra parte, puede que usted sea un adulto joven que trabaje a tiempo completo y que tenga pocas obligaciones aparte de la de mantenerse a sí mismo. Sin duda disfruta de participar en las actividades de la congregación al grado que se lo permite su horario. Pero ¿pudiera sentir aún más felicidad? ¿Ha pensado en aumentar su participación en el ministerio? (Sal. 34:8; Pro. 10:22.) En algunos territorios queda todavía mucho por hacer para llevar el mensaje de la verdad a todas las personas. ¿Pudiera hacer ciertos cambios en su vida para ampliar su servicio? Por ejemplo, ¿le es posible mudarse a una zona donde se necesiten más proclamadores del Reino? (Léase 1 Timoteo 6:6-8.)
18. ¿Qué cambios hizo una pareja joven en su vida, y cuáles han sido los resultados?
18 Veamos el ejemplo de Kevin y Elena, un matrimonio joven de Estados Unidos.a Como toda pareja de recién casados de su área, Kevin y Elena creían que tenían que comprarse una casa, y así lo hicieron. Los dos trabajaban de tiempo completo, lo que les permitía llevar un estilo de vida cómodo. Sin embargo, entre el trabajo y todas las tareas de la casa, les quedaba poco tiempo para el servicio del campo. En un momento dado se dieron cuenta de que estaban dedicando casi todo su tiempo y energías a sus posesiones. Pero al ver lo feliz que era una pareja de precursores que llevaba una vida sencilla, decidieron cambiar sus prioridades en la vida. Tras orarle a Jehová para que los guiara, vendieron la casa y se mudaron a un apartamento. Elena empezó a trabajar menos horas y se hizo precursora. Animado por las buenas experiencias de su esposa en el ministerio, Kevin dejó su empleo de tiempo completo y también emprendió el precursorado. Algún tiempo después se fueron a servir a un país sudamericano donde hay gran necesidad de predicadores del Reino. “Siempre hemos sido un matrimonio feliz —dice Kevin—, pero desde que nos estamos esforzando por alcanzar metas espirituales, nuestra felicidad es aún mayor.” (Léase Mateo 6:19-22.)
19, 20. ¿Por qué es la predicación de las buenas nuevas la obra más importante que se realiza hoy?
19 La predicación de las buenas nuevas es la obra más importante que se realiza hoy en la Tierra (Rev. 14:6, 7). ¿Por qué? Porque contribuye a la santificación del nombre de Jehová (Mat. 6:9). Además, el mensaje bíblico mejora la vida de las personas y puede llevarlas a la salvación. De hecho, todos los años hay miles de personas que responden a este mensaje. Ahora bien, tal como preguntó el apóstol Pablo: “¿Cómo [...] oirán sin alguien que predique?” (Rom. 10:14, 15). Es muy difícil, ¿verdad? Así pues, ¿por qué no se resuelve a hacer todo lo posible por cumplir su ministerio?
20 Hay otra forma de ayudar a la gente a entender el significado de estos tiempos críticos y las consecuencias de las decisiones que tomen. ¿Cuál es? Mejorar nuestras habilidades como maestros. En el artículo siguiente se explicará cómo lograrlo.
[Nota]
a Se han cambiado los nombres.
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Prestemos atención a nuestro “arte de enseñar”La Atalaya 2008 | 15 de enero
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Prestemos atención a nuestro “arte de enseñar”
“Predica la palabra, [...] censura, corrige, exhorta, con toda gran paciencia y arte de enseñar.” (2 TIM. 4:2.)
1. ¿Qué comisión dio Jesús a sus discípulos, y qué ejemplo les dejó?
A PESAR de los maravillosos actos de curación que ejecutó durante su ministerio en la Tierra, Jesús no era conocido principalmente como un realizador de milagros o curaciones, sino como maestro (Mar. 12:19; 13:1). Para él, lo más importante era declarar las buenas nuevas del Reino de Dios, y lo mismo se puede decir de sus seguidores hoy día. Los cristianos hemos recibido la comisión de seguir haciendo discípulos, y para ello les enseñamos a observar todas las cosas que Jesús mandó (Mat. 28:19, 20).
2. ¿Qué debemos hacer a fin de cumplir nuestra comisión de predicar?
2 A fin de cumplir nuestra comisión de hacer discípulos, nos esforzamos cada día por mejorar la calidad de nuestra enseñanza. El apóstol Pablo subrayó la importancia de ser un buen maestro cuando escribió lo siguiente a Timoteo, uno de sus compañeros de predicación: “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan” (1 Tim. 4:16). Al hablar de enseñanza, Pablo no se refería al simple hecho de llenar la mente del estudiante de información. El ministro cristiano competente logra llegar al corazón de las personas y motivarlas a hacer cambios en su vida, y eso es todo un arte. En vista de lo anterior, ¿cómo podemos cultivar el “arte de enseñar” al difundir las buenas nuevas del Reino de Dios? (2 Tim. 4:2.)
Cultivemos el “arte de enseñar”
3, 4. a) ¿Cómo cultivamos el “arte de enseñar”? b) ¿Cómo nos ayuda la Escuela del Ministerio Teocrático a ser mejores maestros?
3 Un arte es una habilidad que se desarrolla por medio del estudio, la observación o la práctica. Pues bien, si queremos llegar a ser maestros eficaces de las buenas nuevas, no podemos pasar por alto ninguno de estos tres factores. Hemos de estudiar, después de haber orado, para comprender bien el tema en cuestión (léase Salmo 119:27, 34). Hemos de observar cómo enseñan los ministros experimentados a fin de imitar los métodos que emplean. Y hemos de esforzarnos por poner en práctica lo que aprendemos para pulir nuestras habilidades (Luc. 6:40; 1 Tim. 4:13-15).
4 Jehová es nuestro Magnífico Instructor y, mediante la parte visible de su organización, instruye a sus siervos terrestres para que sepan cómo cumplir su comisión de predicar (Isa. 30:20, 21). Por ejemplo, las congregaciones celebran semanalmente la Escuela del Ministerio Teocrático, la cual ha sido concebida para ayudar a los matriculados a convertirse en proclamadores eficaces del Reino de Dios. El principal libro de texto de dicha escuela es la Biblia. La Palabra inspirada de Dios no solo nos indica qué debemos enseñar, sino qué métodos de enseñanza son más efectivos. La Escuela del Ministerio Teocrático nos recuerda vez tras vez que para ser mejores maestros tenemos que basar nuestra enseñanza en la Biblia, utilizar hábilmente las preguntas, enseñar con sencillez e interesarnos sinceramente en los demás. A continuación analizaremos cada uno de estos puntos. Veremos, además, cómo llegar al corazón de nuestros estudiantes.
Basemos nuestra enseñanza en la Palabra de Dios
5. ¿Cuál debe ser la base de nuestra enseñanza, y por qué?
5 Jesús, el maestro más grande que ha pisado la Tierra, siempre basó sus enseñanzas en las Escrituras (Mat. 21:13; Juan 6:45; 8:17). En vez de enseñar sus propias ideas, habló en nombre de Aquel que lo había enviado (Juan 7:16-18). Y ese es el ejemplo que imitamos. De modo que todo lo que digamos al predicar de casa en casa o al dirigir estudios bíblicos debe centrarse en la Palabra de Dios (2 Tim. 3:16, 17). Ningún razonamiento nuestro —por agudo que sea— podrá jamás igualar la efectividad y el poder de las Escrituras inspiradas. No olvidemos que la Biblia tiene gran autoridad. Por tanto, sin importar el asunto que estemos tratando, la mejor manera de ayudar al estudiante a comprenderlo es pedirle que lea lo que dicen las Escrituras (léase Hebreos 4:12).
6. ¿Qué debe hacer el maestro para que su estudiante comprenda la información que están analizando?
6 Desde luego, lo anterior no significa que el maestro cristiano no necesite prepararse para dirigir un estudio bíblico. Al contrario, debe elegir de antemano y con mucho cuidado los versículos que él mismo o su estudiante leerán directamente de la Biblia. Por lo general, es mejor leer los que constituyen la base de nuestras creencias. También hay que asegurarse de que el estudiante capte el sentido de cada uno de los textos que lee (1 Cor. 14:8, 9).
Utilicemos hábilmente las preguntas
7. ¿Por qué es el uso de preguntas un eficaz método de enseñanza?
7 El uso hábil de preguntas estimula el pensamiento y contribuye a que el maestro llegue al corazón del estudiante. Por ejemplo, en vez de explicar los textos bíblicos al estudiante, planteemos preguntas para que los explique él mismo. En algunas ocasiones bastará con una sola pregunta, pero en otras será necesario plantearle varias para guiarlo a la conclusión acertada. Al hacer que el estudiante participe más activamente en el proceso de aprendizaje, lograremos que comprenda las razones que hay para llegar a determinadas conclusiones y, además, que las acepte por convicción propia (Mat. 17:24-26; Luc. 10:36, 37).
8. ¿Cómo podemos averiguar lo que hay en el corazón de nuestros estudiantes?
8 Nuestras publicaciones emplean el sistema de preguntas y respuestas. Sin duda, la mayoría de las personas que estudian la Biblia con nosotros encontrarán enseguida la respuesta a las preguntas de cada párrafo. No obstante, el maestro perspicaz no se conforma con recibir la respuesta correcta. Tal vez el estudiante pueda explicar lo que la Biblia enseña sobre la fornicación, por ejemplo (1 Cor. 6:18). Pero planteándole preguntas con tacto, el maestro será capaz de averiguar lo que en verdad opina sobre este asunto. Entre otras cosas, pudiera preguntarle: “¿Por qué condena la Biblia las relaciones sexuales fuera del matrimonio? ¿Qué piensa usted de esta prohibición divina? ¿Cree que sirve de algo obedecer las normas morales de Dios?”. Es muy probable que las respuestas del estudiante revelen lo que hay en su corazón (léase Mateo 16:13-17).
Enseñemos con sencillez
9. ¿Qué debemos tener presente al enseñar las verdades bíblicas?
9 La mayoría de las verdades bíblicas son relativamente sencillas. Ahora bien, puede que nuestros estudiantes estén confundidos por culpa de las doctrinas de la religión falsa. Nuestra labor como maestros consiste en hacer que la Biblia les resulte fácil de comprender. Los maestros capaces transmiten la información de manera sencilla, clara y precisa, y de esta forma evitan complicar la verdad innecesariamente. De modo que no hace falta que añadamos detalles que no vienen al caso ni que comentemos todo aspecto de los textos que leemos. Más bien, destaquemos solo lo que sea indispensable para dejar claro el asunto en cuestión. A medida que la persona progrese en su estudio, irá comprendiendo verdades bíblicas cada vez más profundas (Heb. 5:13, 14).
10. ¿Qué factores determinarán cuánta información se ha de analizar en cada sesión de estudio?
10 ¿Cuánta información se ha de analizar en cada sesión de estudio? No hay una respuesta única, pues las aptitudes y circunstancias del maestro y del estudiante son distintas en cada caso. Sea como sea, recordemos que nuestro objetivo es ayudar al estudiante a desarrollar una fe sólida. Por lo tanto, debemos darle suficiente tiempo para leer, comprender y aceptar las verdades de la Palabra de Dios. No analicemos más párrafos de los que la persona pueda asimilar, pero tampoco permitamos que el estudio se estanque. Una vez que el estudiante haya comprendido una idea, pasemos a la siguiente (Col. 2:6, 7).
11. ¿Qué lección aprendemos de la forma en que enseñaba el apóstol Pablo?
11 El apóstol Pablo predicaba el mensaje de las buenas nuevas con sencillez. Aunque era muy instruido, evitaba el lenguaje elevado (léase 1 Corintios 2:1, 2). La sencillez de las verdades bíblicas atrae y satisface a la gente sincera; no hay que ser un intelectual para comprenderlas (Mat. 11:25; Hech. 4:13; 1 Cor. 1:26, 27).
Ayudemos al estudiante a ver el valor de lo que está aprendiendo
12, 13. ¿Qué impulsará al estudiante a poner en práctica lo que aprende? Ponga un ejemplo.
12 Para que nuestra labor de enseñanza sea productiva, tenemos que llegar al corazón. El estudiante debe comprender que lo que está aprendiendo es aplicable a él y puede beneficiarle. Debe entender que si sigue los consejos de las Escrituras, su vida mejorará (Isa. 48:17, 18).
13 Imaginemos que estamos analizando Hebreos 10:24, 25, donde se anima a los cristianos a reunirse a fin de fortalecerse espiritualmente y disfrutar del amor y el cariño de los hermanos. Si el estudiante no asiste todavía a las reuniones, podríamos explicarle brevemente cómo se llevan a cabo y qué temas se analizan. También podríamos mencionarle que las reuniones forman parte de nuestra adoración y que todos nos beneficiamos cuando asistimos a ellas. Luego invitémoslo a acompañarnos. Claro, lo que debe mover al estudiante a seguir los mandatos de la Biblia es su deseo de obedecer a Jehová, no el de complacer a la persona con quien estudia (Gál. 6:4, 5).
14, 15. a) ¿Qué puede aprender el estudiante acerca de Jehová? b) ¿Cómo le beneficiará al estudiante conocer la personalidad de Dios?
14 Uno de los principales beneficios que los estudiantes obtendrán al aprender lo que dice la Biblia y aplicar sus principios es que conocerán cómo es Jehová realmente y llegarán a amarlo (Isa. 42:8). Jehová es un Padre amoroso y el Creador y Dueño del universo. Además, a quienes lo aman y le sirven, él les da a conocer más detalles de su personalidad y de lo que puede hacer (léase Éxodo 34:6, 7). Poco antes de que Moisés sacara a los israelitas de Egipto, Jehová se identificó a sí mismo con la expresión: “Yo resultaré ser lo que resultaré ser” (Éxo. 3:13-15). Con estas palabras, Jehová dio a entender que llegaría a ser todo lo que fuera necesario a fin de llevar a cabo sus propósitos con respecto a su pueblo escogido. De este modo los israelitas llegaron a conocer a Jehová en su papel de Salvador, Guerrero, Proveedor y Cumplidor de promesas, así como en otras funciones (Éxo. 15:2, 3; 16:2-5; Jos. 23:14).
15 Tal vez nuestros estudiantes no experimenten personalmente una intervención divina tan espectacular como la que vivió Moisés. De cualquier manera, cuando su fe y su aprecio los motiven a poner en práctica lo que están aprendiendo, verán la necesidad de pedirle a Jehová que les dé valor, sabiduría y guía. Y al ver cómo él les responde, llegarán a conocerlo en su papel de Protector, Proveedor generoso y Consejero sabio y confiable (Sal. 55:22; 63:7; Pro. 3:5, 6).
Mostremos interés sincero
16. ¿Por qué no es la habilidad natural lo más importante para ser un buen maestro?
16 Si usted no es tan buen maestro como quisiera, no se desanime. Jehová y Jesús son quienes supervisan la labor educativa que se lleva a cabo hoy día por todo el mundo (Hech. 1:7, 8; Rev. 14:6). Ellos bendecirán nuestros esfuerzos, de modo que nuestras palabras surtan el efecto deseado en las personas de buen corazón (Juan 6:44). El amor y el interés sincero de un maestro por su estudiante compensarán con creces cualquier carencia de habilidades naturales. El apóstol Pablo comprendía la importancia de amar a quienes enseñaba, y así lo demostró en su manera de actuar (léase 1 Tesalonicenses 2:7, 8).
17. ¿Cómo podemos demostrar interés sincero en cada uno de nuestros estudiantes?
17 Nosotros también podemos demostrar que nos interesamos sinceramente en cada uno de nuestros estudiantes. ¿Cómo? Dedicando tiempo a conocerlos mejor. Al hablar con ellos de los principios bíblicos, lo más seguro es que nos vayamos familiarizando con sus circunstancias. Quizás notemos que en algunos aspectos de su vida ya están aplicando lo que han aprendido, mientras que en otros todavía necesitan hacer cambios. Si les explicamos cómo pueden poner en práctica los principios bíblicos, les mostraremos amor y los ayudaremos a convertirse en auténticos discípulos de Cristo.
18. ¿Por qué es importante orar con el estudiante y pedir por él en la oración?
18 Lo más importante es orar con el estudiante y pedir por él en la oración. A la persona debe quedarle claro que nuestro objetivo es ayudarla a conocer íntimamente a su Creador, acercarse a él y seguir su beneficiosa guía (léase Salmo 25:4, 5). Si le pedimos a Jehová que bendiga los esfuerzos del estudiante por poner en práctica lo que está aprendiendo, este verá que es fundamental ser ‘hacedor de la palabra’ (Sant. 1:22). Además, al escuchar nuestras oraciones sinceras, aprenderá a orar. ¡Y cuánto nos alegra ayudar a los estudiantes de la Biblia a desarrollar una relación personal con Dios!
19. ¿Qué pregunta responderemos en el siguiente artículo?
19 Es muy animador saber que hay más de seis millones y medio de Testigos esforzándose por cultivar el “arte de enseñar”, todos con el objetivo de ayudar a las personas sinceras a observar las cosas que Jesús ha mandado. Ahora bien, ¿qué resultados se han obtenido gracias a la predicación? Contestaremos esta pregunta en el siguiente artículo.
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Los que están “correctamente dispuestos para vida eterna” responden al mensajeLa Atalaya 2008 | 15 de enero
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Los que están “correctamente dispuestos para vida eterna” responden al mensaje
“Todos los que estaban correctamente dispuestos para vida eterna se hicieron creyentes.” (HECH. 13:48.)
1, 2. ¿Cómo respondieron los primeros cristianos a la profecía de Jesús de que las buenas nuevas se predicarían en toda la Tierra?
EL LIBRO bíblico de Hechos contiene el emocionante relato de cómo los primeros cristianos respondieron a la profecía de Jesús de que las buenas nuevas del Reino se predicarían por toda la Tierra habitada (Mat. 24:14). Predicadores entusiastas abrieron el camino, y muchos siguieron sus pasos. A raíz de la celosa labor que los discípulos de Jesús efectuaron en Jerusalén, miles de personas, incluida “una gran muchedumbre de sacerdotes”, se unieron a la congregación cristiana del siglo primero (Hech. 2:41; 4:4; 6:7).
2 Los misioneros de aquel entonces ayudaron a muchas personas más a abrazar el cristianismo. Por ejemplo, Felipe fue a Samaria y allí encontró muchedumbres dispuestas a escucharlo (Hech. 8:5-8). Pablo viajó largas distancias con diversos compañeros para llevar el mensaje cristiano a Chipre, ciertas regiones de Asia Menor, Macedonia, Grecia e Italia, y el resultado fue que multitudes de judíos y de griegos se hicieron creyentes en varias de las ciudades donde predicó (Hech. 14:1; 16:5; 17:4). Tito cumplió con una asignación de servicio en Creta (Tito 1:5). Pedro dio testimonio en Babilonia, y para cuando escribió su primera carta (entre los años 62 y 64), la obra cristiana ya estaba difundida por el Ponto, Galacia, Capadocia, el distrito de Asia y Bitinia (1 Ped. 1:1; 5:13). ¡Qué tiempos tan emocionantes! Aquellos cristianos del siglo primero predicaron con tanto celo que sus enemigos dijeron que habían “trastornado la tierra habitada” (Hech. 17:6; 28:22).
3. ¿Qué resultados están obteniendo los proclamadores del Reino en la predicación, y cómo se siente usted al saberlo?
3 La congregación cristiana también ha experimentado un crecimiento considerable en nuestros tiempos. ¿No le anima leer el informe anual de los testigos de Jehová y ver los resultados obtenidos a nivel mundial? ¿No le emociona saber que los proclamadores del Reino dirigieron más de seis millones de estudios bíblicos en el año de servicio 2007? Además, el año pasado hubo unos diez millones de personas que no son testigos de Jehová, pero que se interesaron en las buenas nuevas lo suficiente como para asistir a la Conmemoración. Esto indica que todavía queda mucho por hacer.
4. ¿Quiénes están respondiendo al mensaje del Reino?
4 Hoy, al igual que en el siglo primero, “todos los que [están] correctamente dispuestos para vida eterna” responden al mensaje de la verdad (Hech. 13:48). Jehová atrae a tales personas a su organización (léase Ageo 2:7). Ahora bien, para cooperar plenamente con esta obra de recolección, ¿qué actitud hemos de tener?
Prediquemos con imparcialidad
5. ¿Qué clase de personas pueden obtener el favor divino?
5 Los cristianos del siglo primero sabían que “Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto” (Hech. 10:34, 35). Cualquier persona puede disfrutar de una buena relación con Jehová siempre y cuando ejerza fe en el sacrificio redentor de Jesús (Juan 3:16, 36). En efecto, la voluntad divina es que “hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad” (1 Tim. 2:3, 4).
6. ¿Qué debemos evitar los predicadores del Reino, y por qué?
6 No estaría bien que los proclamadores de las buenas nuevas prejuzgáramos a la gente por su raza, apariencia, religión, posición social o cualquier otra razón. Pensemos en lo siguiente: ¿verdad que estamos agradecidos de que la persona que nos habló por primera vez de las verdades bíblicas no se dejara llevar por ningún prejuicio? Así pues, ¿por qué negarle a la gente la oportunidad de escuchar un mensaje que pudiera salvarle la vida? (Léase Mateo 7:12.)
7. ¿Por qué no debemos juzgar a las personas a quienes predicamos?
7 Jehová ha nombrado Juez a Jesús, de modo que ninguno de nosotros tiene el derecho de juzgar a nadie. Los seres humanos basamos nuestros juicios en la ‘apariencia de las cosas a nuestros ojos’ y en ‘lo que oyen nuestros oídos’, mientras que Jesús puede leer los pensamientos y ver lo que hay en lo más hondo del corazón (Isa. 11:1-5; 2 Tim. 4:1).
8, 9. a) ¿Qué clase de persona era Saulo antes de hacerse cristiano? b) ¿Qué aprendemos del caso del apóstol Pablo?
8 Personas de toda clase se han convertido en siervos de Jehová. Un ejemplo destacado es el de Saulo de Tarso, quien llegó a ser conocido como el apóstol Pablo. Saulo era un fariseo que perseguía sin piedad a los cristianos porque creía sinceramente que estaban equivocados (Gál. 1:13). Desde el punto de vista humano debía de parecer casi imposible que se hiciera cristiano. Pero Jesús vio algo bueno en su corazón y lo escogió para una comisión especial. Con el tiempo, Saulo llegó a ser uno de los miembros más activos y celosos de la congregación cristiana del siglo primero.
9 ¿Qué aprendemos del caso del apóstol Pablo? Es posible que en nuestro territorio haya ciertos grupos de personas que parezcan hostiles al mensaje. Pues bien, aunque nosotros dudemos que alguno de sus integrantes llegue a abrazar el cristianismo, intentemos siempre razonar con ellos. A veces acaba escuchando el mensaje quien menos nos imaginamos. Recordemos que nuestra comisión es seguir predicando a todos “sin cesar” (léase Hechos 5:42).
Las bendiciones de predicar “sin cesar”
10. Aunque alguien nos resulte intimidante, ¿por qué no debemos retraernos de predicarle? Relate experiencias locales.
10 Es bien sabido que las apariencias engañan. Tomemos como ejemplo a Ignacio,a que empezó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová mientras estaba preso en un país sudamericano. Ignacio era un hombre violento a quien todo el mundo temía. De hecho, los reclusos que fabricaban artículos para venderlos a sus compañeros acudían a él para que cobrara las deudas pendientes. Pero conforme progresaba en el estudio y aplicaba lo que aprendía, fue cambiando, y pasó de ser una persona violenta y abusiva a ser una persona pacífica. Ya nadie le pide que cobre las deudas. Ignacio está muy contento de que las verdades bíblicas y el espíritu de Dios hayan transformado su personalidad. También está agradecido de que los hermanos que hicieron el esfuerzo de enseñarle no se dejaran llevar por los prejuicios.
11. ¿Por qué visitamos vez tras vez a la gente?
11 Una de las razones por las que visitamos vez tras vez a las personas es que tanto su actitud como sus circunstancias pueden cambiar. Es posible que, después de nuestra última visita, algunas de ellas hayan contraído una enfermedad grave, se hayan quedado sin trabajo o hayan perdido a un ser querido (léase Eclesiastés 9:11). O quizás ciertos sucesos mundiales las hayan impulsado a pensar seriamente en su futuro. Cualquiera de esas cosas puede hacer que respondan positivamente al mensaje, aunque antes hubieran sido indiferentes o incluso se hubieran opuesto a él. Por lo tanto, no nos retraigamos de dar a conocer las buenas nuevas en toda ocasión oportuna.
12. ¿Qué actitud debemos tener hacia la gente a quien predicamos, y por qué?
12 El ser humano tiende a encasillar y prejuzgar a los demás. Jehová, en cambio, se fija en las personas individualmente y ve las buenas cualidades que cada una puede desarrollar (léase 1 Samuel 16:7). Tratemos de imitarlo en nuestro ministerio. Hay muchas experiencias que demuestran que cuando tenemos una actitud positiva hacia toda persona a quien predicamos, obtenemos buenos resultados.
13, 14. a) ¿Por qué dejó de visitar una precursora a cierta mujer? b) ¿Qué aprendemos de esta experiencia?
13 Una precursora llamada Sandra estaba predicando de casa en casa en una isla del Caribe cuando se encontró con Ruth. Ruth siempre participaba con entusiasmo en los carnavales y, de hecho, en dos ocasiones había sido coronada reina nacional del carnaval. En vista del gran interés que Ruth mostró en el mensaje, Sandra quedó en volver para darle clases bíblicas. La hermana recuerda: “La primera vez que entré en la sala de su casa, vi de inmediato un retrato grande de ella vestida de carnaval de pies a cabeza, así como todos los trofeos que había ganado. Di por sentado que alguien tan popular y tan entregado a ese tipo de celebraciones perdería enseguida el interés por la verdad, así que dejé de visitarla”.
14 Algún tiempo después, Ruth se presentó en el Salón del Reino y, una vez finalizada la reunión, le preguntó a Sandra: “¿Por qué dejaste de visitarme?”. Sandra se disculpó y quedó en reanudar el estudio. Ruth progresó rápidamente. Retiró sus fotos de carnaval, empezó a participar en todas las actividades de la congregación y finalmente dedicó su vida a Jehová. Y Sandra, por supuesto, reconoció que su reacción inicial estuvo mal.
15, 16. a) ¿Qué resultado obtuvo una publicadora al predicarle a un familiar? b) ¿Por qué no debemos permitir que el tipo de vida que lleva un familiar nos desanime de predicarle?
15 También ha habido muchos publicadores que han tenido buenos resultados al predicar a familiares no creyentes, aunque pareciera improbable que respondieran al mensaje. Joyce, de Estados Unidos, es un buen ejemplo de ello. Esta hermana tiene un cuñado que había estado preso varias veces desde su adolescencia. “La gente decía que era un caso perdido porque traficaba con drogas, robaba y hacía muchas otras cosas malas —nos cuenta ella—. Pero aun así, yo siempre le hablaba de las verdades bíblicas. No dejé de hacerlo durante treinta y siete años.” La paciencia y tesón de Joyce se vieron recompensados cuando su cuñado finalmente empezó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová y efectuó cambios drásticos en su vida. Hace poco se bautizó a la edad de 50 años en una asamblea de distrito de California. Joyce dice: “Su bautismo me hizo llorar de alegría. ¡Qué contenta estoy de no haber perdido las esperanzas de que cambiara!”.
16 Puede que a veces dudemos en hablar de las verdades bíblicas con algún familiar por el tipo de vida que lleva. Pero Joyce no dejó que eso la desanimara de predicarle a su cuñado. Después de todo, ¿cómo puede uno saber lo que hay en el corazón de la otra persona? Tal vez esté buscando la verdad con toda sinceridad. Así pues, no la privemos de la oportunidad de encontrarla (léase Proverbios 3:27).
Un manual bíblico muy eficaz
17, 18. a) ¿Qué indican los informes procedentes de todo el globo sobre lo valioso que es el libro Enseña? b) ¿Qué buenas experiencias ha tenido usted con el libro?
17 Los informes que llegan de todo el globo indican que el manual bíblico ¿Qué enseña realmente la Biblia? está ayudando a muchas personas de buen corazón. Una precursora de Estados Unidos llamada Penni empezó varios estudios con esta publicación. Dos de los estudiantes eran personas mayores que practicaban fielmente su religión, por lo que Penni no estaba segura de cómo reaccionarían a las verdades bíblicas que contiene el libro Enseña. Sin embargo, tal como ella escribe, “la información está expuesta de forma tan clara, lógica y concisa que enseguida entendieron que lo que estaban aprendiendo era la verdad y lo aceptaron sin ningún tipo de problemas”.
18 Pat es una publicadora de Gran Bretaña que comenzó a dar clases bíblicas a una refugiada asiática. Antes de verse obligada a huir de su país, esta mujer vivió sucesos terribles: los soldados rebeldes se llevaron a su esposo y a sus hijos, y nunca más los volvió a ver; su casa fue incendiada; su vida se vio en peligro, y fue violada por un grupo de hombres. Después de todo aquello, sentía que ya no tenía razón para vivir y varias veces pensó en suicidarse. No obstante, el estudio de la Biblia le dio esperanza. “El libro Enseña, con sus explicaciones y ejemplos tan sencillos, tuvo un gran impacto en ella”, escribe Pat. La estudiante progresó rápidamente, reunió los requisitos para ser publicadora no bautizada y expresó su deseo de bautizarse en la siguiente asamblea. ¡Qué gran satisfacción sentimos al ayudar a la gente sincera a abrigar la esperanza que ofrecen las Escrituras!
“No desistamos de hacer lo que es excelente”
19. ¿Por qué es tan urgente que prediquemos?
19 Nuestra comisión de predicar y hacer discípulos es cada día más urgente. Todos los años responden al mensaje miles de hombres y mujeres que están “correctamente dispuestos para vida eterna”. Pero “el gran día de Jehová está cerca”, lo que significa que quienes aún están en la oscuridad espiritual “van trastabillando a la matanza” (Sof. 1:14; Pro. 24:11).
20. ¿Qué debemos estar resueltos a hacer?
20 Todavía podemos ayudar a estas personas. Pero para ello es fundamental que imitemos a los cristianos del siglo primero, que “continuaban sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús” (Hech. 5:42). Por consiguiente, sigamos su ejemplo: continuemos predicando pese a las adversidades, prestemos atención a nuestro “arte de enseñar” y demos testimonio a todo tipo de personas con imparcialidad. “No desistamos de hacer lo que es excelente”, pues si perseveramos, tendremos la aprobación de Dios y cosecharemos muchas bendiciones (2 Tim. 4:2; léase Gálatas 6:9).
[Nota]
a Se han cambiado algunos nombres.
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