BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • La impresión de publicaciones bíblicas promueve la predicación del Reino
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Sección 5

      La impresión de publicaciones bíblicas promueve la predicación del Reino

      ¿Cómo se lograría predicar en toda la Tierra habitada? Según se muestra en esta sección (los capítulos 25 a 27), en muchos países se han construido imprentas para la producción de Biblias y literatura bíblica a fin de llegar a personas de todas las naciones.

  • Predicación pública y de casa en casa
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 25

      Predicación pública y de casa en casa

      AL ENVIAR a sus discípulos, Jesucristo les dio este mandato: “Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’”. (Mat. 10:7.) Y a los cristianos verdaderos que vivirían durante la conclusión del sistema de cosas dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio”. (Mat. 24:14.) ¿Qué significaban esas palabras?

      No significaban que los discípulos debían erigir iglesias, tocar las campanas y aguardar a que los fieles se congregaran para oírles pronunciar un sermón una vez por semana. El significado básico del verbo griego que aquí se traduce por “predicar” (ke·rýs·so) es “proclamar como heraldo”. No tiene el sentido de dar sermones a un círculo cerrado de discípulos, sino, más bien, de expresar abiertamente, públicamente.

      Jesús mismo dio el ejemplo en cuanto a cómo había de hacerse. Fue a los sitios donde podía hallar a la gente. Las personas del siglo I solían reunirse en las sinagogas para oír la lectura de las Escrituras. Jesús aprovechó la oportunidad para predicarles allí, no solo en una ciudad, sino en ciudades y aldeas de toda Galilea y Judea. (Mat. 4:23; Luc. 4:43, 44; Juan 18:20.) Incluso, como lo muestran los Evangelios, predicaba más a menudo a las orillas del mar, en las faldas de las montañas, a lo largo de los caminos, en las aldeas y en los hogares donde era bien recibido. Dondequiera que encontraba a la gente, hablaba acerca del propósito de Dios para el género humano. (Luc. 5:3; 6:17-49; 7:36-50; 9:11, 57-62; 10:38-42; Juan 4:4-26, 39-42.) Y al enviar a sus discípulos, les mandó ir a los hogares de la gente para descubrir a los merecedores y darles testimonio del Reino de Dios. (Mat. 10:7, 11-13.)

      Los testigos de Jehová modernos han procurado seguir la pauta establecida por Jesús y sus discípulos del siglo primero.

      Se anuncian las nuevas de la presencia de Cristo

      A medida que Charles Taze Russell y sus colaboradores comprendían la estructura armoniosa de la verdad que se revela en la Palabra de Dios, les impresionaba mucho lo que aprendían acerca del propósito y la manera de la vuelta de Cristo. El hermano Russell reconoció tanto la necesidad de dar a conocer estos hechos, como de hacerlo con toda urgencia. Puso sus asuntos en orden para viajar a los lugares donde hubiera gente a la que pudiera hablar de estas verdades bíblicas. Asistió a reuniones religiosas celebradas al aire libre y se valió de la oportunidad para hablar a la gente, tal como Jesús había predicado en las sinagogas. Sin embargo, comprendió pronto que se podía lograr más de otras maneras. El estudio de las Escrituras le hizo ver que Jesús y sus apóstoles efectuaron la mayor parte de su predicación hablando en privado con la gente y mientras la visitaban de casa en casa. También reconoció la importancia de complementar la conversación dejando algo impreso en manos de la gente.

      Ya en 1877 había editado el folleto The Object and Manner of Our Lord’s Return (El objeto y manera de la vuelta del Señor). Dos años después empezó a publicar con regularidad la revista Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (hoy en español La Atalaya). Sí, el objetivo era predicar, o proclamar como heraldo, las importantes nuevas de la presencia de Cristo.

      Para 1881 se repartían gratuitamente impresos de los Estudiantes de la Biblia cerca de las iglesias, no a las puertas de estas, sino en las proximidades, para que las personas con inclinación religiosa los recibieran. Muchos Estudiantes de la Biblia los regalaban a sus conocidos o los enviaban por correo. En 1903 la Watch Tower recomendó que intentaran llegar a toda persona distribuyendo los tratados de casa en casa en vez de concentrarse en los que asistían a las iglesias. No todos siguieron esta sugerencia, pero muchos sí respondieron con verdadero entusiasmo. Se dice, por ejemplo, que en varias ciudades grandes de Estados Unidos, así como en sus alrededores en un radio de 16 kilómetros o más, se visitaron casi todas las casas. Millones de tratados, o folletos, se repartieron de ese modo. En aquel tiempo la mayoría de los Estudiantes de la Biblia que participaban en esparcir las buenas nuevas lo hacían distribuyendo de diferentes maneras y de forma gratuita tratados y otros impresos.

      Otros Estudiantes de la Biblia —en número más limitado— servían de evangelizadores que repartían publicaciones, empleando gran parte de su tiempo exclusivamente en esta labor.

      Celosos repartidores toman la delantera

      La primera vez que se hizo un llamamiento a las personas dedicadas que pudieran dar mucho de su tiempo a este servicio fue en abril de 1881. Su labor consistiría en ofrecer a los amos de casa y hombres de negocios un libro pequeño que explicaba verdades bíblicas y una suscripción a la revista Watch Tower. El propósito era hallar a los que tenían hambre de la verdad y enseñarles. Por algún tiempo se limitaron solo a decir unas cuantas palabras que despertaran el interés, dejaban en las casas un paquete de publicaciones bíblicas para que el amo de casa lo examinara y regresaban unos días después. Algunas personas devolvían las publicaciones; otras deseaban comprarlas; a menudo se presentaban oportunidades para conversar. Refiriéndose al objetivo de los repartidores, la Watch Tower dijo: “No consiste en vender los paquetes ni en [hacer] suscripciones, sino en propagar la verdad persuadi[endo] a la gente a leer”.

      Eran relativamente pocos los que participaban en esta forma de evangelización. Durante los primeros treinta años la cifra varió de unos pocos a más o menos seiscientos. Estos repartidores eran precursores en toda la extensión de la palabra, pues abrían nuevo territorio. Anna Andersen, una de las que perseveraron en este servicio durante décadas, llegó a casi todos los pueblos de Noruega con las buenas nuevas, viajando generalmente en bicicleta. Otros repartidores viajaron al extranjero y fueron los primeros en llevar el mensaje a países tales como Finlandia, Barbados, El Salvador, Guatemala, Honduras y Birmania (ahora Myanmar). También hubo quienes no pudieron mudarse a otras zonas, pero llevaron las buenas nuevas a otras personas sirviendo de repartidores en su propio territorio.

      La labor de los repartidores fue excepcional. Uno de ellos, que sirvió en la costa occidental de Estados Unidos, informó en 1898 que en los treinta y tres meses anteriores había viajado 12.800 kilómetros en su coche tirado por un caballo, había testificado en 72 pueblos, realizado 18.000 visitas, distribuido 4.500 libros, hecho 125 suscripciones, regalado 40.000 tratados y visto a 40 personas no solo aceptar el mensaje, sino también comenzar a compartirlo con otros. En un espacio de solo dos años y medio un matrimonio de Australia logró dejar 20.000 libros en manos de gente que los aceptó con gusto.

      ¿Eran estas elevadas cifras la excepción, o la regla? Pues bien, el informe para 1909 muestra que alrededor de seiscientos veinticinco repartidores (el total de los que figuraban en la lista entonces) recibieron de la Sociedad 626.981 libros (un promedio de más de mil por repartidor) para ponerlos en manos del público, además de una gran cantidad de otros impresos para distribuirlos gratuitamente. Como por lo general no podían llevar suficientes libros de casa en casa, los repartidores tomaban los pedidos y regresaban después para hacer las entregas.

      No obstante, hubo quienes objetaron, diciendo: “¡Eso no es predicar!”. Pero, como explicó el hermano Russell, en realidad era una forma de predicar muy eficaz. En lugar de oír un solo sermón, la gente recibía muchos sermones impresos y de ese modo podía disfrutar de repasarlos una y otra vez y corroborar su información con su propia Biblia. Era un modo de evangelizar que partía de la base de que las personas habían aprendido a leer en las escuelas. El libro The New Creation (La nueva creación) señaló: “El que estos evangelizadores utilicen métodos de trabajo adaptados a nuestra época, en lugar de valerse de métodos del pasado, de ningún modo desdice de su labor, como tampoco lo hace el que viajen en vehículos a vapor o eléctricos en vez de viajar a pie o en camellos. La evangelización se efectúa mediante la presentación de la Verdad [...], la Palabra de Dios”.

      El verdadero interés de los Estudiantes de la Biblia por ayudar a la gente se hizo patente en la minuciosidad que con el tiempo caracterizó su predicación. The Watch Tower del 1 de marzo de 1917 explicó el programa como sigue: Primero, los repartidores visitaban los hogares de la zona y ofrecían los tomos de Estudios de las Escrituras. Luego los obreros pastoralesa visitaban a las personas de la lista que preparaban los repartidores o a aquellas cuyos nombres les habían sido entregados en las reuniones públicas. Estos se esforzaban por estimular a aquellas personas a leer las publicaciones, animaban a las que estuvieran interesadas a asistir a discursos especialmente preparados para el público y procuraban formar clases para el estudio de la Biblia en imitación de los cristianos de Berea. Siempre que era posible, los repartidores trabajaban de nuevo en la misma zona, seguidos de los obreros pastorales, que mantenían el contacto con la gente que se interesaba en la verdad. Más tarde, otros trabajadores de las clases visitaban los mismos hogares con tratados y demás publicaciones bíblicas que ofrecían gratis. Así se lograba que todos recibieran por lo menos algo que pudiera acrecentar su deseo de aprender más acerca del propósito de Dios.

      Cuando solo había uno o dos repartidores en una zona y no existía ninguna congregación, ellos mismos solían atender el interés de las personas. Así, cuando Hermann Herkendell y su compañero fueron a Bielefeld (Alemania) como repartidores en 1908, se les mandó específicamente que hicieran que los vecinos interesados en la Biblia se conocieran unos a otros, y que formaran una congregación. Unos años más tarde, The Watch Tower habló de otros repartidores que estaban prestando atención personal a los interesados hasta el punto de dejar formada una clase de Estudiantes de la Biblia en todos los pueblos o ciudades donde servían.

      En 1921 se suministró una valiosa ayuda para la obra: el libro El Arpa de Dios. Concebido particularmente para el beneficio de los principiantes, terminó teniendo una tirada de 5.819.037 ejemplares en veintidós idiomas. A fin de ayudar a los que lo obtenían, la Sociedad instituyó un curso bíblico por correspondencia organizado por temas. El curso se componía de doce cuestionarios que se enviaban durante un período de doce semanas. El libro se empleó también para organizar estudios bíblicos en grupo en los hogares de los que se interesaban. Algunos Estudiantes de la Biblia solían asistir a aquellos estudios.

      No obstante, los Testigos sabían perfectamente que el campo era inmenso y ellos eran pocos. (Luc. 10:2.)

      Aunque pocos, alcanzan a muchos

      La Watch Tower señaló que los verdaderos cristianos ungidos por espíritu tenían la responsabilidad dada por Dios de encontrar y ayudar a todo el que fuera cristiano sincero, asistiera a las iglesias o no. (Isa. 61:1, 2.) ¿Cómo podrían hacerlo?

      Los dos Estudiantes de la Biblia (J. C. Sunderlin y J. J. Bender) enviados a Inglaterra en 1881 habrían logrado relativamente poco por sí solos; pero con la ayuda de centenares de jóvenes a quienes se pagó por sus servicios, consiguieron distribuir en poco tiempo 300.000 ejemplares de Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores). Adolf Weber, que regresó a Suiza con las buenas nuevas a mediados de los años noventa del siglo XIX, tenía como campo de predicación un vasto territorio que abarcaba varios países. ¿Cómo podría encargarse de todo? Además de viajar largas distancias como repartidor, puso anuncios en los periódicos y logró que los libreros incluyeran las publicaciones de la Watch Tower en su surtido. En 1907 el grupito de Estudiantes de la Biblia de Alemania se las arregló para enviar junto con los periódicos 4.850.000 tratados de cuatro páginas. Poco después de la primera guerra mundial, cierto hermano de Letonia que trabajaba en las oficinas centrales de la Sociedad en Nueva York pagó para que publicaran algunos anuncios en diarios de su país. Un hombre que respondió a uno de ellos fue el primer Estudiante de la Biblia en Letonia. Pero este medio de publicidad no tomó el lugar del testimonio personal ni el de la búsqueda de los merecedores de casa en casa. Más bien, se utilizó para aumentar la proclamación.

      Sin embargo, los periódicos no publicaban solamente anuncios. Durante los años que precedieron a la I Guerra Mundial los sermones del hermano Russell se publicaban con regularidad bajo su propia supervisión. En poco tiempo la publicidad que alcanzaron sus sermones fue asombrosa. Más de dos mil periódicos, con un total de 15.000.000 de lectores, los imprimían simultáneamente en Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia y Sudáfrica. ¿Podía lograrse más todavía? El hermano Russell creía que sí.

      En enero de 1914, al cabo de dos años de preparativos, se estrenó el “Foto-Drama de la Creación”. Se presentó en cuatro partes. El programa de ocho horas incluía películas y diapositivas sincronizadas con la voz grabada. Era una producción verdaderamente excepcional cuyo objetivo era cultivar el aprecio por la Biblia y el propósito de Dios expuesto en ella. Se organizaron las presentaciones para que cada día se mostrara en 80 ciudades. Se le daba publicidad de antemano en los periódicos, fijando carteles en escaparates y ventanas y distribuyendo grandes cantidades de impresos gratuitos para suscitar el interés. Dondequiera que se exhibía el “Foto-Drama”, acudían multitudes a verlo. En menos de un año había llegado a más de ocho millones de personas en Estados Unidos y Canadá, y tanto de Gran Bretaña y la Europa continental como de Australia y Nueva Zelanda llegaban informes de que el público abarrotaba los auditorios. Al “Foto-Drama” le siguió una versión algo abreviada (sin películas) que se exhibió en pueblos más pequeños y en zonas rurales. El Drama se siguió presentando en varios idiomas por lo menos durante dos décadas. Se suscitó mucho interés, se recibieron los nombres de los interesados y se hicieron las visitas para atender a esas personas.

      Luego, en los años veinte, se empezó a usar otro instrumento que serviría para dar amplia publicidad al mensaje del Reino. El hermano Rutherford estaba convencido de que la mano del Señor había intervenido. ¿Qué era? La radio. Menos de dos años después de que la primera emisora comercial del mundo diera comienzo a las emisiones regulares (en 1920), J. F. Rutherford, presidente de la Sociedad Watch Tower, usó la radio para transmitir la verdad bíblica. Había surgido un instrumento que podía llegar a millones de personas simultáneamente. Dos años más tarde, en 1924, la Sociedad poseía su propia emisora, la WBBR, que funcionaba en Nueva York. Para 1933, cuando el uso de la radio alcanzó su apogeo, 408 emisoras transmitían el mensaje a seis continentes. Además de las transmisiones en directo, se grababan de antemano programas sobre muchos temas. Para que la gente conociera la programación y pudiera beneficiarse de ella, en cada ciudad se le daba amplia publicidad mediante la distribución de anuncios. Estas transmisiones vencieron muchos prejuicios y abrieron los ojos de la gente sincera. El temor a los vecinos y al clero retenía a muchos de asistir a las reuniones de los Estudiantes de la Biblia, pero no les impedía escuchar la radio en la intimidad de sus hogares. Las emisiones de radio no reemplazaron la necesidad de testificar de casa en casa, pero sí llevaron la verdad bíblica a lugares de difícil acceso y proporcionaron excelentes oportunidades para conversar cuando los Testigos visitaban los hogares.

      Responsabilidad personal de testificar

      Por décadas la Watch Tower había recalcado la responsabilidad personal de testificar. Pero desde 1919 en adelante esto se convirtió en tema constante de las publicaciones y de los programas de las asambleas. Aun así, para muchos no era fácil abordar a desconocidos en sus puertas, y al principio solo un número limitado de Estudiantes de la Biblia testificaba con regularidad de casa en casa.

      Se ofrecía estímulo reconfortante basado en las Escrituras. “Benditos son los intrépidos”, fue de lo que trató la Watch Tower en sus números del 1 y 15 de agosto de 1919. Esta información advirtió del peligro de temer al hombre, habló de los 300 valientes guerreros de Gedeón que estuvieron alerta y dispuestos a servir en todo lo que el Señor les ordenara y contra fuerzas aparentemente abrumadoras, y alabó la intrépida confianza de Elías en Jehová. (Jue. 7:1-25; 2 Rey. 6:11-19; Pro. 29:25.) En 1921 el artículo “Sed fuertes” no solo recalcó el deber, sino también el privilegio, de servir del lado del Señor contra las fuerzas satánicas de la oscuridad al participar en la obra predicha en Mateo 24:14. A los que tenían algún tipo de limitación se les recomendó encarecidamente que no se desanimaran y, a la misma vez, que no se retuvieran de hacer cuanto pudieran.

      Mediante artículos bíblicos francos, The Watch Tower hizo que todos los que afirmaban ser siervos ungidos de Dios vieran su responsabilidad de ser proclamadores del Reino de Dios. El número del 15 de agosto de 1922 contenía un artículo conciso y directo titulado “El servicio es esencial”, es decir, el servicio como el de Cristo, servicio que impulsa a ir a los hogares de otras personas para hablarles acerca del Reino de Dios. Más tarde, en aquel mismo año, se mostró que para que tal servicio fuera de valor a la vista de Dios debía estar motivado por el amor. (1 Juan 5:3.) Un artículo que apareció en el número del 15 de junio de 1926 explicó que Dios no se deja impresionar en absoluto por la adoración formalista; lo que desea es obediencia, y eso incluye reconocer cualquier medio que él emplee para realizar su propósito. (1 Sam. 15:22.) Al año siguiente, al tratar sobre “La misión del cristiano en la Tierra”, la revista señaló al papel de Jesús como “el testigo fiel y verdadero” y al hecho de que el apóstol Pablo predicó “públicamente y de casa en casa”. (Rev. 3:14; Hech. 20:20.)

      En la hoja mensual de instrucciones para el servicio, llamada Bulletin (Boletín), aparecieron en detalle modos de presentar las publicaciones, para que los publicadores las memorizaran. Se les animó a participar en el servicio del campo regularmente todas las semanas. Pero la cifra de los que en efecto testificaban de casa en casa fue pequeña al principio, y algunos que empezaron a hacerlo no continuaron. En Estados Unidos, por ejemplo, el promedio semanal de los que participaron en el servicio del campo en 1922 fue de 2.712. Pero para 1924 la cifra había descendido a 2.034. En 1926 subió a 2.261, con un máximo de 5.937 durante una semana de actividad especial.

      Luego, a finales de 1926, la Sociedad empezó a animar a las congregaciones a dedicar algún tiempo los domingos a la testificación en grupo y, durante ese tiempo, no solo ofrecerían tratados, sino también libros para el estudio de la Biblia. En 1927 The Watch Tower recomendó a los leales de las congregaciones que removieran de la posición de ancianos a los que por sus palabras o acciones revelaran que no aceptaban la responsabilidad de testificar públicamente y de casa en casa. De este modo se quitaron las ramas que no estaban produciendo fruto, por decirlo así, y se podaron las que quedaron para que dieran más fruto para la alabanza de Dios. (Compárese con la ilustración de Jesús en Juan 15:1-10.) ¿Resultó esta acción en un verdadero aumento de la alabanza pública de Jehová? ¡En 1928 hubo en Estados Unidos un aumento del 53% en el promedio semanal de predicadores!

      Los Testigos ya no se limitaban simplemente a entregar a la gente un tratado gratis y seguir adelante. Un mayor número de ellos hablaba brevemente a los amos de casa, procurando despertar interés en el mensaje de la Biblia, y después les ofrecían libros para leer.

      Aquellos primeros Testigos eran realmente valientes, aunque no todos tenían tacto. Sin embargo, sobresalieron por ser diferentes de los demás grupos religiosos. No decían sencillamente que cada uno debía dar testimonio de su fe. Un número cada vez mayor de Testigos daba en realidad ese testimonio.

      Tarjetas de testimonio y gramófonos

      A finales de 1933 se empezó a usar un método distinto de predicar. Como introducción, el Testigo entregaba al amo de casa una tarjeta de testimonio que contenía un mensaje breve para que la leyera. En particular esto ayudó mucho a los publicadores nuevos, a quienes no se daba mucha preparación entonces. Por lo general solo hablaban brevemente con el amo de casa después de la lectura de la tarjeta; algunos se extendían más en sus explicaciones, y usaban la Biblia. El uso de las tarjetas de testimonio continuó hasta bien entrados los años cuarenta. Permitía abarcar el territorio rápidamente, y los Testigos podían comunicarse con más personas, dejar en sus manos muchos impresos bíblicos valiosos, dar un testimonio uniforme y hasta presentar el mensaje a personas que hablaban un idioma diferente del suyo. También hubo situaciones embarazosas, como cuando el amo de casa se quedaba con la tarjeta y cerraba la puerta, y el Testigo tenía que volver a llamar para recuperarla.

      Los discursos grabados desempeñaron también un papel muy importante durante los años treinta y comienzos de los cuarenta. En 1934 algunos Testigos empezaron a llevar consigo gramófonos portátiles cuando testificaban. Como el aparato era bastante pesado, lo dejaban en el automóvil o en un lugar apropiado hasta que encontraban a alguien que estuviera dispuesto a escuchar un discurso bíblico grabado. Luego, en 1937, se empezó a usar el gramófono portátil en las puertas. El procedimiento era sencillo: después de decir que tenía un mensaje bíblico importante, el Testigo ponía la aguja en el disco y dejaba que este hablara por él. Kasper Keim, precursor alemán que servía en los Países Bajos, quedó muy agradecido por su “Aarón”, como solía llamar al gramófono, pues le costaba mucho trabajo testificar en holandés. (Compárese con Éxodo 4:14-16.) A veces, familias enteras movidas por la curiosidad escuchaban los discos.

      En 1940 había más de cuarenta mil gramófonos en uso. Ese año se presentó un nuevo modelo vertical diseñado y construido por los Testigos, y se usó particularmente en América. Este despertaba aún más la curiosidad de la gente, porque no podían ver el disco mientras sonaba. Los discos eran de 78 rpm y duraban cuatro minutos y medio. Los títulos eran breves y directos: “El Reino”, “La oración”, “El camino a la vida”, “La Trinidad”, “El Purgatorio”, “Por qué el clero se opone a la verdad”. Se grabaron más de noventa discursos diferentes y se pusieron en servicio más de un millón de discos. Las presentaciones eran claras y fáciles de entender. Muchos amos de casa escuchaban atentamente; algunos respondían con violencia. Pero se daba un testimonio eficaz y consecuente.

      Se anuncian las buenas nuevas valerosamente en lugares públicos

      Aunque las tarjetas de testimonio y los discos eran los que “hablaban” principalmente, se requería mucho valor para ser Testigo en aquellos años. La misma naturaleza de la obra ponía a cada Testigo ante el público.

      Después de la asamblea de 1931 en Columbus (Ohio), los testigos de Jehová distribuyeron el folleto El Reino, la esperanza del mundo, que contenía una resolución titulada “Advertencia de Jehová” dirigida “A los gobernantes y a la gente”. Comprendieron que como Testigos de Jehová tenían la seria responsabilidad de comunicar la advertencia que se hallaba en su Palabra. (Eze. 3:17-21.) No se limitaron simplemente a enviar los folletos por correo o a introducirlos por debajo de las puertas. Los entregaron personalmente. Visitaron a todo el clero y, hasta donde les fue posible, a políticos, a oficiales militares y a gerentes de grandes corporaciones. Además, visitaron al público en general en los aproximadamente cien países donde los testigos de Jehová predicaban entonces de forma organizada.

      Para 1933 empleaban potentes máquinas sonoras con el fin de que se pudieran escuchar en lugares públicos grabaciones de claros discursos bíblicos. Los hermanos Smets y Poelmans acoplaron su equipo a un triciclo y se quedaban de pie junto a él mientras el mensaje resonaba en los mercados y cerca de las iglesias de Lieja (Bélgica). Muchas veces pasaban allí diez horas al día. En Jamaica la gente se congregaba rápidamente cuando oía música, así que en este caso era lo primero que los hermanos ponían. Cuando la gente salía del campo a la carretera para ver qué pasaba, se encontraba con los testigos de Jehová publicando el mensaje del Reino.

      Algunas de estas máquinas sonoras se instalaban en automóviles y barcos, y se colocaban altavoces sobre estos para que el sonido se oyera desde lejos. Bert y Vi Horton, de Australia, conducían una camioneta sobre la cual tenían una gran bocina que llevaba la inscripción: “El mensaje del Reino”. Cierto año hicieron que resonaran por casi todas las calles de Melbourne emocionantes discursos que desenmascaraban la religión falsa y describían animadoramente las bendiciones del Reino de Dios. En aquel tiempo Claude Goodman era precursor en la India. El empleo de automóviles con altavoces y también de discos en las lenguas locales le permitió llegar a grandes multitudes en los bazares, los parques, las carreteras: dondequiera que podía hallar a la gente.

      Cuando los hermanos del Líbano estacionaban su automóvil en lo alto de una colina y ponían los discursos, el sonido se oía hasta en los valles. Puesto que los aldeanos no veían de dónde procedía la voz, ¡algunas veces se asustaban al pensar que era Dios quien les hablaba desde el cielo!

      No obstante, hubo algunos momentos de tensión para los hermanos. Por ejemplo, en una ocasión el sacerdote de una aldea de Siria dejó la comida en la mesa y, agarrando su bastón grande, salió corriendo hacia la multitud que se reunía para oír un discurso bíblico que se transmitiría desde un automóvil con altavoces. Agitando el bastón con furia, les ordenó: “¡Paren! ¡Les ordeno que paren!”. Pero los hermanos se dieron cuenta de que no todos los presentes estaban de acuerdo con él; algunos querían escuchar el discurso. De pronto, ¡ciertas personas de la multitud alzaron al sacerdote y lo llevaron hasta su casa, donde lo dejaron sentado a la mesa del comedor! Pese a la oposición del clero, los valerosos Testigos se encargaron de que la gente tuviera la oportunidad de oír el mensaje.

      En aquellos días los Testigos también usaron extensamente cartelones que llevaban puestos mientras repartían invitaciones a discursos especiales en las zonas de negocios. Dicho método se originó en Glasgow (Escocia), en 1936. Ese año se empleó también en Londres (Inglaterra) y luego en Estados Unidos. Dos años después, a esta forma de publicidad se añadió el uso de pancartas. Estas decían: “La religión es un lazo y un fraude”b y “Servid a Dios y a Cristo el Rey”. Cuando se celebraban asambleas, la fila de los que marchaban con pancartas podía ser de varios kilómetros de largo. Su marcha silenciosa en una sola fila, por calles muy transitadas, producía un efecto similar al que produjo el ejército del antiguo Israel mientras marchaba alrededor de Jericó antes de que sus muros cayeran. (Jos. 6:10, 15-21.) Este valeroso testimonio público se efectuó en muchos lugares desde Londres (Inglaterra) hasta Manila (Filipinas).

      En 1940 se introdujo otro método de testificación pública. De acuerdo con el texto bíblico que alude a que la ‘sabiduría verdadera clama a gritos en la calle’, en febrero de ese año los testigos de Jehová comenzaron a distribuir La Atalaya y Consolación (ahora ¡Despertad!)c en las esquinas de las calles. (Pro. 1:20.) Voceaban lemas para llamar la atención de la gente a las revistas y a su mensaje. Por todo el mundo, tanto en las ciudades como en los pueblos ha llegado a ser habitual ver a los testigos de Jehová ofreciendo las revistas. Pero se necesita valor para hacer ese trabajo, y particularmente se requirió esta cualidad al principio, pues era una época de persecución intensa aunada a la fiebre nacionalista del tiempo de guerra.

      Los Testigos respondieron con fe al llamamiento que se les hizo para que dieran testimonio público de aquella forma. El número de los que participaban personalmente en la obra seguía creciendo. Consideraban un privilegio demostrar su integridad a Jehová de esta manera. Pero aún les quedaba mucho que aprender.

      Cada uno sabe explicar su fe

      En 1942 se dio comienzo a un extraordinario programa de educación. Empezó en la central o sede mundial de los testigos de Jehová y, luego, al año siguiente, en las congregaciones de los Testigos por todo el mundo. Seguros de que el espíritu de Dios estaba sobre ellos y de que Él había puesto Su palabra en la boca de ellos, se resolvieron a predicarla aun cuando los perseguidores les quitaran las publicaciones de la Sociedad Watch Tower o la Biblia misma. (Isa. 59:21.) Ya en algunos países, como Nigeria, los Testigos solo usaban la Biblia al predicar, pues el Estado había prohibido todas las publicaciones de la Watch Tower y había confiscado los libros de las bibliotecas particulares de muchos hermanos.

      El 16 de febrero de 1942 el hermano Knorr inauguró un curso superior del ministerio teocrático en el Hogar Betel de Brooklyn (Nueva York). El curso enseñaba, entre otras cosas, a investigar, a expresarse de manera clara y correcta, a preparar bosquejos para pronunciar discursos, a dar conferencias eficazmente, a presentar las ideas de modo persuasivo y a mostrar prudencia o tacto. Aunque se invitaba a todos a asistir, solo los varones podían matricularse y pronunciar discursos estudiantiles, sobre los cuales recibían consejo. Los beneficios no tardaron en ponerse de manifiesto, no solo en la oratoria pública, sino en una mayor eficacia al predicar de casa en casa.

      Al año siguiente el curso empezó a funcionar en todas las congregaciones de los testigos de Jehová. Primero fue en inglés, y luego en otros idiomas. Su propósito era capacitar a cada testigo de Jehová para que pudiera enseñar a otros al visitarlos de casa en casa, al hacer revisitas y al conducir estudios bíblicos. Se ayudaría a todos los Testigos a convertirse en ministros capacitados. (2 Tim. 2:2.) En 1959 se dio a las hermanas también la oportunidad de matricularse y dar discursos en marcos de circunstancias relacionados con el servicio del campo, dirigiéndose a la persona asignada a hacer el papel de ama de casa en vez de dirigirse al auditorio. Y eso no fue todo.

      Desde 1926 los representantes viajantes de la Sociedad habían estado trabajando en el servicio del campo con Testigos a nivel individual para ayudarles a mejorar sus habilidades. No obstante, en la asamblea internacional de Nueva York celebrada en 1953, con todos los superintendentes de circuito y de distrito sentados delante de la plataforma, el hermano Knorr dijo que la obra principal de todos los siervos, o superintendentes, sería la de ayudar a cada Testigo a ser un ministro que fuera de casa en casa con regularidad. “Todos —dijo él— deben saber predicar las buenas nuevas de casa en casa.” Se emprendió una campaña mundial para lograr dicho fin.

      ¿Por qué se hacía tanto hincapié en el asunto? Considere el ejemplo de Estados Unidos: en aquel tiempo el 28% de los Testigos limitaban su actividad a repartir hojas sueltas o a estar de pie en las calles con las revistas. Y más del 40% participaba en el servicio del campo solo de manera irregular, dejando pasar meses sin testificar en absoluto. Era preciso dar ayuda amorosa en forma de instrucción y entrenamiento personal. Se hicieron planes para ayudar a todos los testigos de Jehová que todavía no iban de casa en casa a abordar a la gente en las puertas, a hablarles con la Biblia en la mano y a contestar sus preguntas. Aprenderían a preparar sermones bíblicos que podrían dar tal vez en unos tres minutos a los que estuvieran ocupados, o en unos ocho minutos a otras personas. El objetivo era ayudar a cada Testigo a convertirse en un evangelizador cristiano maduro.

      No solo los superintendentes viajantes impartían instrucción. También lo hacían los siervos, o superintendentes, de las congregaciones; y en los años siguientes se asignó a Testigos bien capacitados para que adiestraran a otros en la obra. Durante años, en la Reunión de Servicio que las congregaciones celebraban semanalmente, se había enseñado en la práctica cómo efectuar la obra. Pero desde entonces se acentuaría en mayor grado la preparación personal en el campo.

      Los resultados fueron extraordinarios. La cifra de los Testigos que predicaban de casa en casa aumentó, y también el número de los que participaban regularmente en el ministerio del campo. En menos de diez años el total de Testigos en todo el mundo registró un aumento del 100%. Asimismo, la cantidad de revisitas que hacían los Testigos para contestar preguntas bíblicas de los que mostraban interés aumentó en un 126%, y el número de estudios regulares en los hogares de los que anhelaban la verdad bíblica aumentó en un 150%. Estaban probando realmente que eran ministros capacitados.

      En vista de los diversos antecedentes educativos y culturales de estos Testigos, y teniendo en cuenta que se hallaban esparcidos en grupos pequeños por toda la Tierra, es fácil entender por qué honran a Jehová Dios y no a ningún hombre por la manera como se les ha equipado y preparado para proclamar las buenas nuevas. (Juan 14:15-17.)

      La predicación de casa en casa, una marca identificadora

      En determinadas ocasiones varias confesiones religiosas han animado a sus miembros a visitar los hogares de su prójimo y hablarle de religión. Algunos lo han intentado. Incluso hay quienes sirven de misioneros por un par de años, pero con eso concluye todo. No obstante, solo en el caso de los testigos de Jehová, prácticamente todos —jóvenes y viejos, hombres y mujeres— participan año tras año en el ministerio de casa en casa. Solo ellos se esfuerzan verdaderamente por llegar a toda la tierra habitada con el mensaje del Reino, en obediencia al mandato profético de Mateo 24:14.

      No es que este trabajo resulte fácil a todos los testigos de Jehová.d Al contrario, cuando muchos de ellos empezaron a estudiar la Biblia, dijeron: ‘Hay algo que nunca voy a hacer: ¡ir de casa en casa!’. Sin embargo, casi todo testigo de Jehová participa en esta actividad si no tiene impedimentos físicos. Y muchos minusválidos lo hacen a pesar de su impedimento, en sillas de ruedas, con bastones, etc. Otros, que no pueden salir de casa o que se encuentran recluidos temporalmente, testifican por teléfono o por carta a personas a las que de otro modo no podrían llegar. ¿Por qué se esfuerzan tanto?

      Cuando llegan a conocer a Jehová, su amor a él hace que cambie su manera de ver la vida. Desean hablar acerca de él. Las magníficas provisiones que tiene reservadas para los que lo aman son demasiado buenas como para mantenerlas en secreto. Además, reconocen la responsabilidad que tienen ante Dios de avisar a la gente de la venidera gran tribulación. (Mat. 24:21; compárese con Ezequiel 3:17-19.) Pero ¿por qué hacer esto de casa en casa?

      Los Testigos saben que Jesús enseñó a sus discípulos a ir a los hogares de la gente a predicar y enseñar. (Mat. 10:11-14.) Saben que después del derramamiento del espíritu santo en el Pentecostés de 33 E.C. los apóstoles continuaron declarando sin cesar las buenas nuevas “en el templo [de Jerusalén] y de casa en casa”. (Hech. 5:42.) Todo Testigo conoce las palabras de Hechos 20:20, donde dice que el apóstol Pablo enseñó “públicamente y de casa en casa”. Y ven la abundante bendición de Jehová sobre su actividad en tiempos modernos. De este modo, a medida que van adquiriendo experiencia en el ministerio de casa en casa, suelen perder el temor que sentían por esta actividad y llega a convertirse en algo agradable.

      Además, realizan su labor concienzudamente. Llevan registros exactos para volver a visitar a los que no han encontrado en casa. No solo eso, sino que también hacen repetidas visitas a todos los hogares.

      En muchos países los opositores de los Testigos han tratado de detener el ministerio de casa en casa porque ven que resulta muy eficaz. Para obtener reconocimiento oficial de su derecho a predicar de puerta en puerta, los testigos de Jehová han recurrido a los funcionarios gubernamentales. Donde ha sido necesario, han acudido a los tribunales para establecer legalmente su derecho de difundir las buenas nuevas de esta manera. (Fili. 1:7.) Y a veces, en países donde gobiernos represivos persisten en prohibir tal actividad, los testigos de Jehová siguen predicando de una manera menos llamativa o, si es necesario, utilizando otros medios para llegar a la gente con el mensaje del Reino.

      Aunque la radio y la televisión se han usado para propagar el mensaje del Reino, los testigos de Jehová reconocen que la comunicación personal que se logra haciendo visitas de casa en casa es mucho más efectiva. Proporciona mejores oportunidades de contestar las preguntas de los amos de casa individualmente y de buscar a los merecedores. (Mat. 10:11.) Esa es una de las razones por las cuales la Sociedad Watch Tower vendió en 1957 la emisora WBBR de Nueva York.

      Pero los testigos de Jehová no consideran que su labor concluye al haber dado un testimonio personal. Eso es solo el principio.

      “Hagan discípulos [...] enseñándoles”

      Jesús mandó a sus seguidores que hicieran más que solamente predicar. Habían de enseñar, siguiendo su ejemplo. (Mat. 11:1.) Antes de su ascensión al cielo, les mandó: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, [...] enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado”. (Mat. 28:19, 20.) Enseñar (griego: di·dá·sko) se diferencia de predicar en que el maestro hace más que proclamar: instruye, explica, da pruebas.

      Ya en abril de 1881 la Watch Tower había dado breves sugerencias sobre cómo enseñar. Algunos de los primeros repartidores se esmeraban por volver a visitar a los que mostraban interés, para animarlos a leer los libros de la Sociedad y a reunirse con otros para estudiar con regularidad la Palabra de Dios. El libro El Arpa de Dios (publicado en 1921) se usó frecuentemente con ese fin. Sin embargo, con el tiempo se hizo más que eso para dar atención personal a los que se interesaban en la verdad. Los discursos bíblicos grabados y las ayudas impresas para el estudio desempeñaron un papel muy importante en esta actividad. ¿Cómo fue eso?

      Desde principios de 1933 la Sociedad había empezado a complementar los programas de radio con discos que se ponían en máquinas sonoras portátiles en salas de reuniones, en parques, a la entrada de las fábricas, etc. En poco tiempo, cuando los Testigos hallaban a personas que mostraban interés mientras las visitaban de casa en casa, quedaban en volver para poner algunos de estos discos. Después que salió el libro Riquezas en 1936, se examinaban algunos temas tras escuchar los discos, con la mira de empezar estudios a los cuales los interesados de la localidad pudieran asistir. Se recalcó esta labor especialmente con el fin de ayudar a los futuros miembros de la “gran muchedumbre” a aprender la verdad. (Rev. 7:9.)

      Por aquella misma época la jerarquía católica aumentó la presión sobre los propietarios y directores de emisoras y sobre las agencias del gobierno, en un enérgico intento de detener la transmisión de los programas de la Sociedad Watch Tower. Una petición firmada por 2.630.000 estadounidenses exigió que se celebrara un debate público entre J. F. Rutherford y un jerarca de la Iglesia Católica. Ningún miembro del clero católico quiso aceptar el reto. Por eso, en 1937 el hermano Rutherford grabó discos con títulos como “Desenmascarados” y “La religión y la cristiandad”, que trataban de enseñanzas bíblicas básicas, particularmente para refutar las doctrinas antibíblicas católicas. La misma información se publicó en los folletos Protection (Protección) y Uncovered (Descubierta), y se entregó personalmente un ejemplar de Uncovered a todos los que habían firmado la petición para que pudieran leer por sí mismos las verdades bíblicas que la jerarquía católica trataba de silenciar.

      Para ayudar a la gente a comprender los asuntos con claridad y a examinar su base bíblica, se imprimió el folleto Model Study (Estudio modelo) núm. 1 y se empleó en las reuniones con los que se interesaban en la verdad. Este contenía preguntas, respuestas y textos que las corroboraban. El que estaba a cargo de la reunión ponía primero un disco o más de los ya mencionados, para que todos pudieran oír la argumentación en su totalidad. Luego se trataba la información del folleto Estudio modelo y se buscaban los textos citados. A este folleto le siguieron los números 2 y 3, también coordinados con otros discursos grabados. Al principio se organizaron estos estudios en lugares accesibles a grupos de personas que estaban interesadas en oírlos, pero en poco tiempo se conducían también con personas solas y familias.

      Desde entonces se han publicado excelentes libros concebidos especialmente para que los testigos de Jehová los utilicen al conducir estudios bíblicos en los hogares. Entre los de mayor tirada estuvieron “Sea Dios veraz”, “La verdad que lleva a vida eterna” y “Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra”. También se publicaron folletos pequeños de 32 páginas: “Estas buenas nuevas del reino”, El camino de Dios es el de amor, “¡Mira! Estoy haciendo nuevas todas las cosas”, y muchos otros. A estos les siguieron folletos grandes como ¡Disfrute para siempre de la vida en la Tierra!, que contiene una presentación muy sencilla y fácil de entender de las enseñanzas bíblicas básicas.

      El empleo de estos instrumentos, junto con la extensa preparación que se provee en las congregaciones y a nivel personal, ha resultado en un asombroso aumento en el número de estudios bíblicos en los hogares. En 1950 el promedio de estudios, conducidos generalmente cada semana, era de 234.952. A los estudiantes que no progresaban lo suficiente se les descontinuaba el estudio. Muchos avanzaron hasta el punto de hacerse maestros. A pesar del crecimiento constante, el número sigue aumentando, frecuentemente con notable rapidez. En 1992 los Testigos conducían 4.278.127 estudios en los hogares de la gente por todo el mundo.

      Con el fin de realizar la inmensa labor de predicar y enseñar en los idiomas de todo el mundo, los testigos de Jehová se han valido extensamente de la página impresa. Esto ha exigido que acometan trabajos de impresión de proporciones gigantescas.

      [Notas a pie de página]

      a La obra pastoral se organizó por primera vez en 1915-1916 entre las aproximadamente quinientas congregaciones que habían elegido al hermano Russell como su pastor. Como tal, él les envió una carta resumiendo la obra, que inicialmente estuvo limitada a las hermanas. Al año siguiente se incluyó también a los hermanos. Esta labor pastoral, realizada por un grupo selecto, continuó hasta 1921.

      b Esta fraseología se fundaba en el entendimiento de que el término religión abarcaba toda adoración basada en tradiciones humanas y no en la Palabra de Dios, la Biblia. No obstante, en 1950, al publicarse en inglés la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas, las notas sobre Hechos 26:5, Colosenses 2:18 y Santiago 1:26, 27 indicaron que el término religión podía emplearse correctamente para referirse tanto a la adoración verdadera como a la falsa. Apareció más información en La Atalaya del 1 de diciembre de 1951, página 735 y en el libro ¿Qué ha hecho la religión para la humanidad?, páginas 8-10.

      c Se había experimentado un poco con la testificación en las calles utilizando las revistas el año anterior en California (E.U.A.). Ya en 1926 los Estudiantes de la Biblia distribuían en las calles folletos con mensajes importantes. Mucho antes, en 1881, habían repartido materia impresa cerca de las iglesias los domingos.

      d La Atalaya del 1 de septiembre de 1981, páginas 12-16.

  • Se producen publicaciones bíblicas para uso en el ministerio
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 26

      Se producen publicaciones bíblicas para uso en el ministerio

      LA PALABRA escrita ha desempeñado un papel fundamental en la adoración verdadera. Jehová dio los Diez Mandamientos a Israel, primero verbalmente y luego por escrito. (Éxo. 20:1-17; 31:18; Gál. 3:19.) Para asegurarse de que su Palabra se transmitiera fielmente, Dios mandó a Moisés y a una larga sucesión de profetas y apóstoles posteriores a él que la escribieran. (Éxo. 34:27; Jer. 30:2; Hab. 2:2; Rev. 1:11.)

      La mayor parte de la escritura de aquel tiempo se hacía en rollos. No obstante, hacia el siglo II E.C. se introdujo el códice, o libro de hojas, que era más económico y más fácil de manejar. Los cristianos, comprendiendo su valor en la difusión de las buenas nuevas del Reino Mesiánico de Dios, fueron de los primeros en emplearlo. En su libro Christianity Goes to Press (El cristianismo y la imprenta), el profesor E. J. Goodspeed dice lo siguiente tocante a la labor de los cristianos primitivos como publicadores de libros: “No solo estuvieron al día con los procedimientos de su tiempo, sino que [se adelantaron] en ese campo, de tal modo, que los editores de siglos posteriores han seguido su ejemplo” (1940, página 78).

      Por lo tanto, no es de extrañar que los testigos de Jehová hoy día, como proclamadores del Reino de Dios que son, hayan figurado en algunos aspectos a la cabeza de la industria editorial.

      Se suministra información impresa a los primeros Estudiantes de la Biblia

      Uno de los primeros artículos escritos por C. T. Russell apareció en 1876 en la publicación Bible Examiner (El escrutador de la Biblia), dirigida por George Storrs, de Brooklyn (Nueva York). Tras asociarse con N. H. Barbour, de Rochester (Nueva York), el hermano Russell financió la publicación del libro Three Worlds (Tres mundos) y del periódico Herald of the Morning (El Heraldo de la Mañana), fue codirector de este periódico y se valió de sus prensas para publicar, en 1877, el folleto The Object and Manner of Our Lord’s Return (El objeto y manera de la vuelta del Señor). El hermano Russell tenía una mente aguda para los asuntos espirituales y también para los negocios, pero Barbour era el experto en composición tipográfica.

      Sin embargo, cuando Barbour repudió el valor expiatorio del sacrificio redentor de Jesucristo, el hermano Russell se separó de él. Así que cuando Russell emprendió la publicación de Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo) en 1879, tuvo que encargar el trabajo a impresores comerciales.

      Al año siguiente se preparó la publicación del primero de una larga serie de tratados concebidos para atraer la atención del público a las verdades bíblicas. Esta obra adquirió grandes proporciones en muy poco tiempo. Para atenderla, se formó la Zion’s Watch Tower Tract Society (Sociedad de Tratados La Torre del Vigía de Sión) el 16 de febrero de 1881, con W. H. Conley de presidente y C. T. Russell de secretario-tesorero. Se acordó encomendar la impresión a firmas comerciales de distintas ciudades de Pensilvania, Nueva York y Ohio, así como de Gran Bretaña. En 1884 se constituyó legalmente la Zion’s Watch Tower Tract Societya con C. T. Russell en la presidencia, y sus estatutos revelaron que sería más que solamente una editorial. Su verdadero fin era religioso; se la había constituido para ‘difundir las verdades bíblicas en diversos idiomas’.

      ¡Con qué entusiasmo se procuró alcanzar aquel objetivo! En 1881, en un período de cuatro meses, se publicaron 1.200.000 tratados, un total aproximado de 200.000.000 de páginas. (Muchos de aquellos “tratados” en realidad tenían formato de libros pequeños.) Posteriormente, la producción de tratados bíblicos para distribución gratuita se elevó a decenas de millones año tras año. Se imprimieron en unos treinta idiomas y se repartieron, no solo en Estados Unidos, sino también en Europa, Sudáfrica, Australia y otros lugares.

      Otro aspecto de la obra empezó en 1886 al terminarse de redactar The Divine Plan of the Ages (El Plan Divino de las Edades), el primero de una serie de seis tomos escritos personalmente por el hermano Russell. Para la publicación de los primeros cuatro tomos de la serie (1886-1897), así como de los tratados y de la Watch Tower en el período de 1887 a 1898, el hermano Russell se valió de la empresa Tower Publishing Company.b Con el tiempo, los hermanos de la Casa Bíblica de Pittsburgh realizaron la composición tipográfica. Para reducir los gastos, también compraban el papel que necesitaban. En cuanto a la impresión y encuadernación propiamente dichas, el hermano Russell a menudo utilizaba varias empresas. Hacía planes cuidadosos y pedía con suficiente antelación lo necesario a fin de conseguir precios favorables. Desde el año en que salió a la luz el primer tomo que escribió C. T. Russell hasta 1916 inclusive, se produjeron y distribuyeron 9.384.000 ejemplares de aquellos seis tomos.

      La publicación de literatura bíblica no cesó con la muerte del hermano Russell. Al año siguiente se imprimió el séptimo tomo de Studies in the Scriptures (Estudios de las Escrituras). Este libro se presentó a la familia de Betel el 17 de julio de 1917. Fue tal la demanda que para finales de aquel año la Sociedad había pedido 850.000 ejemplares en inglés a impresores y encuadernadores comerciales. En Europa se producían ediciones en otros idiomas. Además, aquel mismo año se imprimieron unos 38 millones de tratados.

      Luego, durante un período de intensa persecución en 1918 y mientras miembros de la directiva de la Sociedad se hallaban injustamente encarcelados, su oficina central (que se hallaba en Brooklyn [Nueva York]) fue desmantelada. Se destruyeron los clichés usados para la impresión. El personal, que había quedado bastante reducido, trasladó nuevamente las oficinas a Pittsburgh, al tercer piso de un edificio situado en el 119 de la calle Federal. ¿Pondría esto fin a su producción de literatura bíblica?

      ¿Deberían imprimir ellos mismos?

      En 1919, cuando el presidente de la Sociedad, J. F. Rutherford, y sus compañeros salieron de prisión, los Estudiantes de la Biblia se reunieron en Cedar Point (Ohio). Analizaron lo que Dios había permitido que ocurriera durante el año anterior y lo que su Palabra indicaba que deberían hacer en los días venideros. Se anunció la publicación de una nueva revista titulada The Golden Age (La edad de oro), instrumento que serviría para señalar al Reino de Dios como la única esperanza de la humanidad.

      La Sociedad encomendó la impresión de la revista a una firma comercial, como había hecho en el pasado. Pero los tiempos habían cambiado. Existían dificultades de tipo laboral en la industria tipográfica y problemas en el mercado del papel. Tenían que utilizar un sistema más seguro. Los hermanos oraron sobre el particular y esperaron la guía del Señor.

      En primer lugar, ¿dónde deberían situar las oficinas de la Sociedad? ¿Deberían trasladar la oficina central otra vez a Brooklyn? La junta directiva de la Sociedad estudió el asunto y nombró un comité para que se encargara de la situación.

      El hermano Rutherford le dijo a C. A. Wise, vicepresidente de la Sociedad, que fuera a Brooklyn y viera qué posibilidad había de reabrir Betel y arrendar algún local donde pudieran empezar a imprimir. Deseoso de saber qué camino contaría con la bendición divina, el hermano Rutherford le dijo: “Vaya y vea si es la voluntad del Señor que volvamos a Brooklyn”.

      “¿Cómo podré determinar si es la voluntad del Señor que volvamos o no?”, preguntó el hermano Wise.

      “Fue el no poder conseguir suministros de carbón en 1918 lo que nos obligó a salir de Brooklyn y regresar a Pittsburghc —respondió el hermano Rutherford—. Hagamos la prueba con el carbón. Vaya y pida carbón.”

      “¿Cuántas toneladas cree usted que debo pedir para hacer la prueba?”

      “Pues, haga una buena prueba —recomendó el hermano Rutherford—. Pida quinientas toneladas.”

      Eso fue exactamente lo que el hermano Wise hizo. ¿Y cuál fue el resultado? A su solicitud, las autoridades le otorgaron un certificado por 500 toneladas de carbón, suficiente para cubrir las necesidades durante un buen número de años. No obstante, ¿dónde lo pondrían? Grandes secciones del sótano del Hogar Betel fueron convertidas en depósitos de carbón.

      El resultado de esta prueba se consideró una señal inequívoca de la voluntad de Dios. El 1 de octubre de 1919 los hermanos reanudaron sus actividades desde Brooklyn.

      Ahora bien, ¿deberían imprimir ellos mismos? Intentaron comprar una prensa rotativa para imprimir revistas, pero les dijeron que solo había unas cuantas en Estados Unidos y que sería imposible conseguir una en muchos meses. Sin embargo, estaban convencidos de que si esa era la voluntad del Señor, él les abriría el camino. ¡Y lo hizo!

      Solo unos meses después de su regreso a Brooklyn, los hermanos lograron comprar una rotativa. Arrendaron tres pisos de un edificio situado a ocho manzanas del Hogar Betel, en el  35 de la avenida Myrtle. Hacia principios de 1920 la Sociedad poseía su propia imprenta, que era pequeña, pero estaba bien equipada. Algunos hermanos con suficiente experiencia en el manejo del equipo se ofrecieron para ayudar a hacer el trabajo.

      El número de The Watch Tower del 1 de febrero de aquel año salió de la prensa de la Sociedad. Para abril también imprimían The Golden Age en su propia imprenta. A finales del año, gustosamente se anunció en The Watch Tower: “Durante la mayor parte del año todo el trabajo de impresión de THE WATCH TOWER, THE GOLDEN AGE y muchos de los folletos ha sido realizado por manos consagradas, con un solo motivo dirigiendo sus acciones: el amor al Señor y a su causa de justicia. [...] Cuando diferentes periódicos y publicaciones se vieron precisados a suspender su impresión por la escasez de papel o por problemas laborales, nuestras publicaciones siguieron saliendo normalmente”.

      El espacio de la fábrica era bastante limitado, pero la cantidad de trabajo que se hacía era asombrosa. La tirada regular de The Watch Tower era de 60.000 ejemplares por número. The Golden Age se imprimía allí también, y durante su primer año de publicación hubo un número especial, el del 29 de septiembre. En él se desenmascaró detalladamente a los responsables de la persecución lanzada contra los Estudiantes de la Biblia entre 1917 y 1920. ¡Se imprimieron cuatro millones de ejemplares! Uno de los prensistas dijo después: ‘Todos, con excepción del cocinero, tuvimos que trabajar para sacar ese número’.

      No llevaban un año utilizando la rotativa de las revistas cuando el hermano Rutherford preguntó a los hermanos si sería posible utilizarla también para imprimir folletos. Al principio la idea no pareció factible. Los fabricantes de la prensa dijeron que no se podía. Pero los hermanos lo intentaron, y lo lograron. Además, inventaron su propia plegadora y así redujeron de doce a dos el personal requerido para aquella operación. ¿Cuál fue la razón de su éxito? “La experiencia y la bendición del Señor”, dijo en resumen el director de la fábrica.

      No obstante, Brooklyn no era el único lugar donde se imprimía. Desde una dependencia situada en Michigan se supervisaba la impresión de ediciones en algunos idiomas extranjeros. Para satisfacer las exigencias de dicho trabajo, en 1921 la Sociedad instaló una linotipia, varias prensas y demás equipo necesario en Detroit (Michigan). Allí se imprimía en polaco, ruso, ucraniano y en otros idiomas.

      Aquel mismo año se publicó en inglés el libro El Arpa de Dios, escrito en un estilo a propósito para los que empezaban a estudiar la Biblia. Hasta 1921 la Sociedad no había intentado imprimir y encuadernar sus propios libros. ¿Deberían tratar de emprender aquella tarea también? Los hermanos buscaron de nuevo la dirección del Señor.

      Hermanos dedicados imprimen y encuadernan

      En 1920 The Watch Tower había informado que muchos repartidores se habían visto obligados a abandonar aquel servicio porque los impresores y encuadernadores no habían podido despachar los pedidos de la Sociedad. Los hermanos de la oficina central juzgaron que si lograban independizarse de los empresarios, con todos sus problemas laborales, estarían en mejores condiciones de dar un testimonio más extenso tocante al propósito de Dios para la humanidad. Si imprimían y encuadernaban sus propios libros, sería más difícil que los opositores obstaculizaran la obra. Y con el tiempo esperaban poder disminuir el costo de los libros para hacerlos más asequibles al público.

      Pero aquello requiriría más espacio y maquinaria, y los hermanos tendrían que aprender nuevas técnicas. ¿Lo lograrían? Robert J. Martin, superintendente de la fábrica, recordó que, en los días de Moisés, Jehová había ‘llenado a Bezalel y Oholiab de sabiduría de corazón para hacer toda la obra’ necesaria para la construcción del tabernáculo sagrado. (Éxo. 35:30-35.) Pensando en aquel relato, el hermano Martin estaba seguro de que Jehová también haría lo que fuera necesario para que sus siervos publicaran libros que anunciaran el Reino.

      Después de meditar y orar mucho los planes empezaron a concretarse de modo definitivo. Recordando lo ocurrido, el hermano Martin después escribió lo siguiente al hermano Rutherford: “El día en que nos preguntó si había alguna buena razón para que no imprimiéramos y encuadernáramos nuestros propios libros fue el más grande de todos. La idea nos dejó atónitos, pues implicaba la instalación de una planta completa de composición, galvanotipia, impresión y encuadernación; el manejo de más de una veintena de máquinas nuevas, la mayoría de las cuales ni siquiera sabíamos que existían, y la necesidad de aprender más de una docena de oficios. Pero parecía la mejor manera de afrontar los elevados precios de los libros después de la guerra.

      ”Usted arrendó el edificio de seis plantas del 18 de la calle Concord (con inquilinos en dos de los pisos), y el 1 de marzo de 1922 nos mudamos allí. Nos compró un equipo completo de máquinas de composición, galvanotipia, impresión y encuadernación, en su mayoría nuevas, y algunas de segunda mano; y comenzamos el trabajo.

      ”Una importante editorial que había estado realizando gran parte de nuestro trabajo se enteró de lo que estábamos haciendo y su gerente vino a vernos. Al ver el equipo nuevo dijo con tono pesimista: ‘Miren, ustedes tienen un establecimiento impresor de primera clase en sus manos, y no hay nadie en este lugar que sepa nada en cuanto a qué hacer con él. En seis meses todo esto será un montón de hierro viejo; y verán que los que deben imprimir para ustedes son los que siempre lo han hecho y que están en el oficio’.

      ”Sus palabras parecían lógicas, pero no tomaban en cuenta al Señor; y él ha estado siempre con nosotros. Cuando empezamos a encuadernar, nos envió a un hermano que [había] trabajado toda la vida en encuadernación. Nos fue de gran utilidad cuando más lo necesitábamos. Con su ayuda, y con el espíritu del Señor actuando en los hermanos que se esforzaban por aprender, en poco tiempo estábamos haciendo libros.”

      La amplitud de la fábrica de la calle Concord permitió combinar los trabajos de impresión de Detroit con los de Brooklyn. En su segundo año en este lugar los hermanos producían el 70% de los libros y folletos necesarios, sin contar las revistas, los tratados y las hojas sueltas. Al año siguiente el trabajo había aumentado tanto que tuvieron que ocupar los dos pisos restantes de la fábrica.

      ¿Sería posible acelerar la producción de los libros? Especialmente con ese propósito los hermanos mandaron construir una prensa en Alemania, hicieron que fuera enviada a Estados Unidos y empezaron a utilizarla en 1926. Que ellos supieran, esa era la primera rotativa utilizada en Estados Unidos para imprimir libros.

      Sin embargo, no toda la labor de impresión de los Estudiantes de la Biblia se realizaba en Estados Unidos.

      Primeros trabajos de impresión en otros países

      Ya en 1881 el hermano Russel había hecho que se imprimiera en Gran Bretaña valiéndose de empresas comerciales. En Alemania se imprimía para 1903, en Grecia para 1906, en Finlandia para 1910 e incluso en Japón para 1913. Durante los años que sucedieron a la primera guerra mundial se imprimieron grandes cantidades de libros, folletos, revistas y tratados en Gran Bretaña, los países escandinavos, Alemania y Polonia; también se imprimieron cantidades menores en Brasil y en la India.

      Luego, en 1920, el mismo año en que la Sociedad empezó a imprimir las revistas en Brooklyn, se dieron pasos para que los hermanos de Europa hicieran parte de este trabajo también. Un grupo de hermanos de Suiza estableció una imprenta en Berna. Aunque era una empresa privada, todos sus propietarios eran Estudiantes de la Biblia y producían información impresa para la Sociedad en idiomas europeos a precios muy razonables. Con el tiempo la Sociedad adquirió la planta y la amplió. En esta fábrica se produjeron inmensas cantidades de publicaciones para distribuirlas gratuitamente y satisfacer la urgente necesidad de los países europeos, empobrecidos en aquel entonces. A finales de los años veinte salían de allí publicaciones en más de una docena de idiomas.

      Al mismo tiempo, había gran interés en el mensaje del Reino en Rumania. A pesar de que había una intensa oposición a la obra, la Sociedad estableció una imprenta en Cluj con miras a rebajar el precio de las publicaciones y hacerlas asequibles a los que deseaban aprender la verdad en Rumania y los países vecinos. En 1924 aquella imprenta logró producir casi un cuarto de millón de libros, además de revistas y folletos, en rumano y húngaro. Pero uno de los que supervisaba la obra en aquel país fue desleal, y el resultado de sus actos fue que la propiedad y el equipo se perdieron. Pese a ello, los hermanos rumanos fieles siguieron haciendo lo posible por llevar las verdades bíblicas a otras personas.

      En Alemania, después de la I Guerra Mundial, una gran cantidad de personas asistía a las reuniones de los Estudiantes de la Biblia. Pero el pueblo alemán experimentaba graves reveses económicos. Para bien de la gente, la Sociedad asumió allí también la impresión, manteniendo así bajo el costo de los libros. En Barmen, en 1922, se imprimió mediante una prensa plana instalada en el descansillo de la escalera del Hogar Betel y otra instalada en la leñera. Al año siguiente los hermanos se mudaron a unas instalaciones más adecuadas en Magdeburgo. A los edificios bien construidos que ya había en este lugar se añadieron otros, e instalaron una imprenta y una línea de encuadernación. Según informes, para finales de 1925 la capacidad de producción de esta planta por lo menos igualaría a la de la central de Brooklyn.

      La mayor parte de la impresión efectuada por los hermanos mismos empezó en cantidades pequeñas. Así sucedió en Corea, donde la Sociedad estableció una imprenta pequeña en 1922 para producir publicaciones en coreano, japonés y chino. Pocos años después la maquinaria fue trasladada a Japón.

      Para 1924 también se producían impresos de formato más pequeño en Canadá y en Sudáfrica. En 1925 se instaló una prensa pequeña en Australia y otra en Brasil. En este último país los hermanos no tardaron mucho en usar su imprenta para la edición portuguesa de The Watch Tower. La sucursal de la Sociedad en Inglaterra recibió equipo de impresión por primera vez en 1926. En 1929 el hambre espiritual de la gente humilde de España se satisfacía mediante la impresión de The Watch Tower en español en una prensa pequeña instalada en ese país. Dos años después empezó a funcionar una prensa en el sótano de la sucursal de Finlandia.

      Mientras tanto, la central mundial se estaba ampliando.

      Fábrica propia en la sede mundial

      Desde 1920 la Sociedad había estado arrendando parte de un edificio industrial en Brooklyn. Ni siquiera el edificio que usó a partir de 1922 estaba en buenas condiciones; temblaba cuando funcionaba la rotativa que se hallaba en el sótano. Además, se necesitaba más espacio para atender el trabajo que aumentaba. Los hermanos estimaron que podrían aprovechar mejor los fondos disponibles si contaban con su propia fábrica.

      Un terreno ubicado a unas cuantas manzanas del Hogar Betel pareció ser el sitio más conveniente, así que los hermanos hicieron una oferta. No obstante, la firma Squibb Pharmaceutical Corporation hizo una mejor oferta y lo adquirió. Antes de construir sus edificios, tuvieron que hincar 1.167 pilotes en el suelo para tener cimientos sólidos. (Años después, la Sociedad Watch Tower compró los edificios de Squibb, ¡con aquellos excelentes cimientos ya en su sitio!) Por otro lado, el terreno que la Sociedad compró en 1926 era apropiado para construir pues el suelo era firme y podía soportar gran peso.

      En febrero de 1927 se trasladaron al nuevo edificio del 117 de la calle Adams, en Brooklyn. El espacio era casi el doble del que se había tenido hasta entonces. El edificio estaba bien distribuido y el trabajo fluía desde los pisos superiores hacia los diferentes departamentos en las plantas inferiores, hasta llegar al Departamento de Envíos en el primer piso.

      Pero el aumento seguía. Menos de diez años después fue preciso agrandar esta fábrica, y luego vendrían otras ampliaciones. Aparte de los millones de revistas y folletos que se imprimían anualmente, la fábrica producía hasta 10.000 libros encuadernados al día. En 1942, nuevamente la Sociedad Watch Tower exploró un nuevo campo en la industria editorial al empezar a producir también Biblias completas. Los hermanos hicieron pruebas hasta lograr que el papel biblia, de gran delgadez, pasara por las rotativas, algo que otros impresores solo intentaron hacer años después.

      Al tiempo que se continuaba con la producción en gran escala, se atendía a los grupos que tenían necesidades especiales. Ya en 1910 un Estudiante de la Biblia de Boston (Massachusetts) y uno de Canadá cooperaban para reproducir las obras de la Sociedad en braille. En 1924 la Sociedad ya producía publicaciones para los ciegos desde una dependencia en Logansport (Indiana). No obstante, puesto que muy pocas personas se interesaron en obtenerlas, se suspendieron las publicaciones en braille en 1936, y se le concedió mayor importancia al empleo de grabaciones y a la atención personal como medios de ayudar a los ciegos. Más adelante, en 1960, se reanudó la impresión en braille, esta vez con mayor variedad, y la respuesta del público fue mejorando gradualmente.

      Cómo se hizo frente a fiera oposición

      En varios países se imprimía en medio de circunstancias extremadamente difíciles. No obstante, nuestros hermanos perseveraban, pues comprendían que la proclamación de las buenas nuevas del Reino era la labor que Jehová Dios les había encomendado por medio de su Hijo. (Isa. 61:1, 2; Mar. 13:10.) En Grecia, por ejemplo, los hermanos montaron su propia imprenta en 1936, pero cuando solo llevaban unos cuantos meses trabajando, se produjo un cambio de gobierno y las autoridades la clausuraron. En la India, de igual modo, Claude Goodman trabajó por meses durante 1940 para instalar una imprenta y aprender a usarla, pero la policía, enviada por el maharajá, irrumpió en el local, se llevó la prensa en camiones y tiró en grandes botes todos los tipos, que habían sido cuidadosamente ordenados.

      En muchos otros lugares las leyes sobre la importación de publicaciones obligaban a los hermanos a encargar el trabajo a impresores del país aunque en algún país vecino la Sociedad contara con una imprenta que pudiera realizarlo. Así sucedió a mediados de los años treinta en países como Dinamarca, Letonia y Hungría.

      En 1933 el gobierno alemán tomó acción para clausurar las actividades de impresión de los testigos de Jehová por instigación del clero. La policía ocupó la fábrica de la Sociedad Watch Tower en Magdeburgo y la cerró en abril de aquel año, pero como no pudo hallar pruebas incriminatorias, se retiró. No obstante, volvió a intervenir en junio. Para proseguir con la difusión del mensaje del Reino, la Sociedad estableció una imprenta en Praga (Checoslovaquia), adonde llevó una considerable cantidad del equipo que había en Magdeburgo. Así, durante los años siguientes se produjeron revistas en dos idiomas y folletos en seis.

      Luego, cuando en 1939 las tropas de Hitler marcharon sobre Praga, los hermanos rápidamente desarmaron las máquinas y las enviaron fuera del país. Una parte fue a los Países Bajos, lo cual fue muy oportuno. La comunicación de los hermanos holandeses con los de Suiza se había hecho más difícil. Así que arrendaron un lugar y, con las prensas que acababan de llegar, imprimieron lo que necesitaban. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que los invasores nazis se apoderaran de la imprenta. Con todo, los hermanos la usaron hasta el último momento.

      Cuando las autoridades finlandesas interrumpieron arbitrariamente la publicación de La Atalaya en su país durante los años de la guerra, los hermanos empezaron a mimeografiar los artículos principales y a distribuirlos mediante mensajeros. Después de la caída de Austria ante los nazis en 1938, la revista se imprimía en un mimeógrafo que se cambiaba constantemente de lugar para impedir que cayera en manos de la Gestapo. Del mismo modo, cuando los Testigos fueron proscritos en Canadá durante la guerra fue necesario cambiar de lugar el equipo varias veces para continuar suministrando alimento espiritual a los hermanos.

      Durante el tiempo en que la obra de los testigos de Jehová estuvo prohibida en Australia los hermanos imprimían sus propias revistas e incluso libros, cosa que ni siquiera habían hecho antes cuando las circunstancias eran favorables. Aunque tuvieron que trasladar el equipo de encuadernación dieciséis veces para evitar que lo confiscaran, se las arreglaron para sacar 20.000 libros de cubierta dura a tiempo para la asamblea que celebraron en 1941 a pesar de grandes inconvenientes.

      Expansión después de la II Guerra Mundial

      En 1946, una vez concluida la guerra, los testigos de Jehová se reunieron en una asamblea internacional en Cleveland (Ohio). En aquella ocasión Nathan H. Knorr, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, habló sobre reconstrucción y ampliación. Desde el estallido de la II Guerra Mundial el número de Testigos había aumentado en un 157%, y los misioneros estaban abriendo nuevos campos. Para satisfacer la demanda de literatura bíblica por todo el mundo, el hermano Knorr trazó planes para agrandar las instalaciones de la sede mundial. Como resultado de la expansión propuesta, la fábrica contaría con más del doble del espacio que tenía el edificio original construido en 1927, lo que significaba que tendría que haber un Hogar Betel más grande para los trabajadores voluntarios. Aquellas ampliaciones se completaron y se inauguraron a principios de 1950.

      A partir de ese año fue preciso agrandar la fábrica y las oficinas de la central de Brooklyn vez tras vez. En 1992 abarcaban unas ocho manzanas y tenían una superficie total de 230.071 metros cuadrados. Estos edificios son algo más que simples imprentas. Son edificios dedicados a Jehová que se utilizan para la producción de publicaciones encaminadas a educar a la gente en los requisitos divinos para la vida.

      En algunos lugares fue difícil emprender de nuevo la impresión después de la segunda guerra mundial. La fábrica y las oficinas de la Sociedad en Magdeburgo (Alemania) estaban en la zona controlada por los comunistas. Los hermanos alemanes volvieron al lugar, pero apenas habían comenzado a trabajar en él, cuando las autoridades lo confiscaron de nuevo. Se necesitaba una imprenta en Alemania Occidental para cubrir la necesidad existente. Las ciudades habían quedado reducidas a escombros a causa de los bombardeos. Pero los Testigos consiguieron enseguida una pequeña imprenta que habían empleado los nazis, en Karlsruhe. Para 1948 tenían dos prensas planas funcionando día y noche en un edificio que habían obtenido en Wiesbaden. Al año siguiente ampliaron el lugar y cuadruplicaron la cantidad de prensas para responder a las necesidades de los proclamadores del Reino de esa parte del campo, que iban en aumento.

      Cuando la Sociedad reanudó la impresión en Grecia en 1946 el suministro de energía eléctrica no era confiable. Algunas veces quedaba interrumpido por varias horas. En 1977 los hermanos de Nigeria tenían el mismo problema. Antes de que la sucursal adquiriera su propio generador los trabajadores de la fábrica tenían que regresar al trabajo a cualquier hora del día o de la noche, cuando se restablecía el suministro eléctrico. Como resultado de su buena disposición, nunca faltó un número de La Atalaya.

      Tras la visita del hermano Knorr a Sudáfrica en 1948 se compró un terreno en Elandsfontein, y a comienzos de 1952 la sucursal se trasladó a la nueva fábrica construida en aquel lugar, la primera que la Sociedad edificaba en Sudáfrica. Enseguida empezaron a imprimir revistas en ocho idiomas africanos utilizando una prensa plana. En 1954 se equipó a la sucursal de Suecia para imprimir las revistas en una prensa plana, como se hizo con la sucursal de Dinamarca en 1957.

      A medida que crecía la demanda de publicaciones se suministraban rotativas de mayor velocidad a una sucursal tras otra. Canadá recibió su primera rotativa en 1958 e Inglaterra en 1959. Para 1975 la Sociedad Watch Tower disponía de 70 grandes rotativas en sus imprentas de todo el mundo.

      Red mundial para publicar la verdad bíblica

      Desde finales de los años sesenta se coordinaron los esfuerzos para descentralizar aún más las operaciones de impresión de la Sociedad Watch Tower. El número de testigos de Jehová se multiplicaba rápidamente. Se necesitaban más instalaciones a fin de proporcionarles publicaciones para uso personal y para distribuir entre el público. Pero el proceso de expansión en Brooklyn era lento debido a la escasez de propiedades disponibles y a los trámites burocráticos. Se hicieron planes para imprimir en otros lugares.

      En 1969 se inició el proyecto de construcción de una nueva imprenta en las inmediaciones de Wallkill (Nueva York), a unos 150 kilómetros al noroeste de Brooklyn. Con ella se aumentarían y ensancharían las instalaciones de la central, y con el tiempo casi todas las revistas La Atalaya y ¡Despertad! para Estados Unidos saldrían de allí. Tres años más tarde se trazaban en las mesas de dibujo los planos de una segunda fábrica en Wallkill, mucho más grande que la primera. Para 1977 las rotativas de aquel lugar producían más de dieciocho millones de revistas al mes. Para 1992 se hallaban en uso grandes prensas offset marcas MAN-Roland y Hantscho (solo cuatro máquinas offset en vez de las antiguas quince prensas tipográficas), con una capacidad de producción que superaba ampliamente el millón de revistas diarias.

      Cuando se iniciaron los planes para imprimir en Wallkill, La Atalaya se publicaba en Brooklyn en 32 de los 72 idiomas en que entonces aparecía, y ¡Despertad! en 14 de sus 26 idiomas. La central mundial producía el 60% del total de ejemplares que se imprimían en todo el mundo. Se pensó que sería conveniente imprimir en más países fuera de Estados Unidos y que la impresión estuviera a cargo de nuestros propios hermanos y no de empresas comerciales. Así, si la obra de los testigos de Jehová se veía amenazada por crisis mundiales o intervención estatal en cualquier parte de la Tierra, podría seguirse proporcionando el imprescindible alimento espiritual.

      Por lo tanto, en 1971, casi dos años antes de que entrara en funcionamiento la primera fábrica de Wallkill, empezaron los preparativos para instalar una nueva imprenta en Numazu (Japón). La cantidad de publicadores se había quintuplicado en Japón durante el decenio anterior, lo cual indicaba que se necesitaría muchísima literatura bíblica en aquel país. Al mismo tiempo, las instalaciones de la sucursal de Brasil se iban ampliando. Lo mismo sucedía en Sudáfrica, donde se imprimía literatura bíblica en más de dos docenas de idiomas africanos. En 1972 se cuadruplicó el tamaño de la imprenta de la sucursal de Australia con el fin de suministrar La Atalaya y ¡Despertad! en esa zona del mundo y evitar las prolongadas demoras en los envíos. También se construyeron más fábricas en Francia y las Filipinas.

      A comienzos de 1972, N. H. Knorr y el superintendente de la fábrica de Brooklyn, M. H. Larson, realizaron una gira internacional con el objeto de inspeccionar el trabajo que se estaba realizando y organizar los asuntos a fin de optimizar el empleo de las instalaciones y colocar los cimientos para la expansión que se esperaba. Sus visitas abarcaron dieciséis países de Sudamérica, África y el Lejano Oriente.

      Poco después, en la sucursal de Japón se producían las revistas en japonés y se atendían las necesidades de aquella parte del campo, sin depender de impresores comerciales. Aquel mismo año de 1972, la sucursal de Ghana empezó a publicar La Atalaya en tres de las lenguas nativas, con lo que se evitaba esperar los envíos procedentes de Estados Unidos y Nigeria. Posteriormente, la sucursal de las Filipinas se encargó de componer e imprimir La Atalaya y ¡Despertad! en ocho idiomas locales (aparte de las revistas que necesitaban en inglés). Todo esto representó otro gran paso en la descentralización de las actividades de impresión de la Sociedad Watch Tower.

      A finales de 1975 la Sociedad Watch Tower publicaba literatura bíblica utilizando sus propias instalaciones en veintitrés países de la Tierra: libros en tres países y folletos o revistas (o ambos) en los veintitrés. En otros veinticinco países la Sociedad producía impresos pequeños con sus propias imprentas.

      Asimismo, la capacidad de la Sociedad para producir libros encuadernados aumentaba. Ya a mediados de los años veinte se encuadernaba en Suiza y Alemania. En 1948, después de la II Guerra Mundial, los hermanos de Finlandia empezaron a encuadernar los libros (al principio a mano en su mayor parte) para atender principalmente las necesidades del país. Dos años más tarde, la sucursal de Alemania dirigía de nuevo un taller de encuadernación, y posteriormente asumió los trabajos de encuadernación que realizaba Suiza.

      En 1967, con más de un millón de testigos por toda la Tierra y con la aparición de los libros de tamaño de bolsillo para usar en el ministerio, la demanda de este tipo de publicaciones aumentó considerablemente. En menos de nueve años las líneas de encuadernación de Brooklyn se sextuplicaron. Para 1992 la Sociedad Watch Tower contaba con un total de veintiocho líneas de encuadernación en ocho diferentes países.

      Además, para ese mismo año de 1992 la Sociedad no solo imprimía información bíblica en 180 idiomas en Estados Unidos, sino que cuatro de sus mayores imprentas en países de Latinoamérica suministraban gran parte de las publicaciones necesarias para uso interior y para enviar a otros países de esa parte del mundo. Once imprentas más se encargaban de la producción en Europa, todas las cuales contribuían a satisfacer las necesidades de otros países. Una de estas imprentas, la de Francia, suministraba constantemente publicaciones a catorce países, y la de Alemania, que imprimía en más de cuarenta idiomas, enviaba grandes cantidades a veinte países y cantidades menores a muchos otros. En África, seis de las imprentas de la Watch Tower producían literatura bíblica en un total de 46 idiomas. Once imprentas más, unas grandes y otras pequeñas, abastecían de publicaciones para usar en la difusión del urgente mensaje del Reino de Dios al Oriente Medio y al Lejano Oriente, las islas del Pacífico, Canadá y otros lugares. En otros veintisiete países la Sociedad imprimía artículos más pequeños que eran indispensables para el buen funcionamiento de las congregaciones.

      Métodos nuevos, equipo nuevo

      Durante los años sesenta y setenta hubo una revolución en la industria del libro. La impresión tipográfica empezó a ser sustituida con increíble rapidez por el procedimiento offset.d La Sociedad Watch Tower no se apresuró a adoptar el cambio. Las planchas offset disponibles no eran adecuadas para las grandes tiradas de las publicaciones de la Sociedad. Además, un cambio de ese tipo requeriría nuevos métodos de composición, la adquisición de nuevas prensas y el aprendizaje de nuevas técnicas. Se hubiera tenido que reemplazar casi todo el equipo de impresión de las fábricas de la Sociedad. El costo hubiera sido tremendo.

      Sin embargo, con el tiempo quedó patente que los materiales para impresión tipográfica pronto escasearían. La durabilidad de las planchas offset se perfeccionaba cada vez más. Había que hacer el cambio.

      Ya en 1972, tres miembros de la familia del Betel de Sudáfrica que estaban muy interesados en los adelantos en el campo de la impresión offset, habían comprado de segunda mano una prensa offset alimentada por hojas. Adquirieron alguna experiencia realizando trabajos pequeños en ella. En 1974 la usaron para imprimir en la lengua ronga el libro de tamaño de bolsillo La verdad que lleva a vida eterna. El que lo imprimieran en poco tiempo permitió que miles de personas que deseaban aprender la verdad recibieran instrucción bíblica valiosa antes de que las autoridades prohibieran nuevamente las actividades de los testigos de Jehová en la zona donde vivían. Una segunda prensa offset alimentada por hojas, que se entregó a la sucursal de Sudáfrica poco después de haberse comprado la primera, fue enviada a Zambia y utilizada allí.

      La fábrica de la Sociedad en Alemania también empezó a imprimir en offset bastante temprano. En abril de 1975 los hermanos empezaron a utilizar una prensa alimentada por hojas para imprimir revistas en papel biblia para los testigos de Jehová de Alemania oriental, donde la obra de los Testigos estaba proscrita. Al año siguiente la emplearon en la impresión de libros para estos hermanos perseguidos.

      Por esa época, en 1975, la Sociedad Watch Tower puso en funcionamiento su primera prensa offset alimentada por bobina en Argentina para imprimir revistas. Sin embargo, solo funcionó poco más de un año antes de que el gobierno argentino proscribiera a los Testigos y sellara la imprenta. No obstante, la impresión offset siguió extendiéndose en otros países. A principios de 1978 se inició la impresión de libros a tres colorese en la sede de la Sociedad Watch Tower en Brooklyn (Nueva York) utilizando una prensa offset de alimentación por bobina. El mismo año se compró una segunda prensa. Aún así, se necesitaba mucho más equipo para completar el cambio.

      El Cuerpo Gobernante estaba seguro de que Jehová proveería lo que fuera necesario para llevar a cabo la obra que él deseaba que se efectuara. En abril de 1979 y enero de 1980 se enviaron cartas a todas las congregaciones de Estados Unidos explicando la necesidad existente. Las donaciones empezaron a llegar, al principio lentamente, pero con el tiempo hubo suficientes fondos para implantar el sistema offset en toda la red mundial de las fábricas de la Watch Tower.

      Entretanto, con el fin de aprovechar bien el equipo disponible y acelerar el cambio, la Sociedad Watch Tower contrató la transformación de sus prensas MAN de último modelo en prensas offset. Estas se enviaron luego a doce países, seis de los cuales no habían impreso nunca sus revistas.

      Impresión a cuatro colores

      La sucursal de Finlandia fue la primera que empleó el sistema offset para imprimir todos los números de sus revistas a cuatro colores, empezando de manera sencilla con los números de enero de 1981 y utilizando paulatinamente técnicas más perfeccionadas. Después, Japón imprimió un libro a cuatro colores. Otras imprentas de la Watch Tower han hecho lo mismo a medida que han ido adquiriendo el equipo necesario. Algunas de las prensas han sido compradas y despachadas por la oficina central. Otras han sido financiadas por los testigos de Jehová del país donde está situada la fábrica. En otros casos los Testigos de un país han regalado a sus hermanos de otro país el equipo que estos han necesitado.

      Después de la II Guerra Mundial la gente empezó a preferir las publicaciones que contenían muchas ilustraciones, y el uso de colores realistas para realzar su atractivo visual. El color las ha hecho más llamativas y, por consiguiente, ha estimulado la lectura. En muchos lugares la distribución de La Atalaya y ¡Despertad! aumentó considerablemente después de mejorar de este modo su apariencia.

      Se crean sistemas informatizados adecuados a las necesidades

      Para facilitar la impresión a cuatro colores había que informatizar las tareas previas a la impresión; y en 1977 se tomó esta decisión. Testigos especializados en informática se ofrecieron para trabajar en la central mundial y ayudar a la Sociedad a satisfacer sus necesidades a este respecto sin demora. (Poco después, en 1979, un equipo de Japón que llegó a contar con unos cincuenta Testigos empezó a producir los programas necesarios para imprimir en japonés.) Se utilizó el soporte físico disponible en el mercado, y los Testigos prepararon los programas para ayudar a satisfacer las necesidades administrativas y de impresión multilingüe de la Sociedad. Para mantener la alta calidad y contar con la flexibilidad necesaria fue preciso desarrollar programas especializados de diseño de tipos y fotocomposición. En el mercado no existían programas para entrar y fotocomponer textos en muchos de los 167 idiomas en los que la Sociedad Watch Tower imprimía, así que los Testigos tuvieron que crear sus propios programas.

      En ese tiempo el mundo comercial consideraba que no valía la pena imprimir en idiomas de colectividades pequeñas o de personas de recursos muy limitados, pero a los testigos de Jehová les interesa la vida de la gente. En relativamente poco tiempo produjeron publicaciones en más de noventa idiomas empleando los programas que habían ideado. La respetable publicación Seybold Report on Publishing Systems dijo tocante al trabajo de los Testigos: “Solo podemos elogiar el carácter emprendedor, la iniciativa y la perspicacia de la gente de la Watchtower. Hay pocos hoy día que sean lo suficientemente ambiciosos o valientes para emprender una aplicación como esa, especialmente si tienen que empezar casi sin nada” (volumen 12, núm. 1, 13 de septiembre de 1982).

      Las labores de impresión y de mantenimiento se facilitarían mucho si el equipo empleado por todo el mundo fuera compatible. Por eso en 1979 se decidió que la Sociedad Watch Tower creara su propio sistema de fotocomposición. El personal encargado de la tarea fabricaría el soporte físico principal, en vez de tener que depender tanto del equipo disponible en el mercado.

      Esto llevó a que en 1979 un grupo de testigos de Jehová reunidos en la Hacienda Watchtower, de Wallkill (Nueva York), iniciara el diseño y la construcción del sistema MEPS (siglas en inglés para Multilanguage Electronic Phototypesetting System [Sistema electrónico de fotocomposición plurilingüe]). Para mayo de 1986 el equipo no solo había diseñado y construido las computadoras, las fotocomponedoras y los terminales gráficos de MEPS, sino que, lo que es más importante aún, también había elaborado los programas necesarios para procesar texto en 186 idiomas.

      A la par de este innovador programa, se trabajaba en un abarcador sistema de digitalización de los caracteres que se utilizarían. Esto exigía un estudio profundo de las características distintivas de cada idioma. Tendrían que dibujarse uno por uno todos los caracteres de un idioma (por ejemplo, las letras en mayúscula y minúscula, los acentos y los signos de puntuación, todo ello en diversos tamaños) y dibujarse aparte cada modalidad o clase (letra fina, cursiva, negrita, supernegra, etc.), en algunos casos en diferentes estilos de tipos. Cada tipo del alfabeto romano necesitaba 202 caracteres. Por lo tanto, para los 369 tipos romanos fue preciso dibujar un total de 74.538 caracteres. La preparación de los signos para imprimir en chino exigió que se dibujaran 8.364 caracteres por cada tipo, además de los que se añadirían posteriormente.

      Terminada la etapa de dibujo se procedió a crear un programa que permitiera imprimir los caracteres en trazos nítidos. Dicho programa debería posibilitar la impresión no solo en las lenguas que emplean el alfabeto romano, sino también en bengalí, camboyano, cirílico, griego, hindi y coreano, así como también en árabe y hebreo (que se leen de derecha a izquierda) y en japonés y chino (que no tienen alfabeto). Para 1992 había programas para procesar textos en más de doscientos idiomas, y todavía se trabajaba en más programas para imprimir en otras lenguas que hablan millones de personas.

      Implantar el cambio en las sucursales requería adoptar nuevos procedimientos y aprender nuevas técnicas. Se envió a ciertos hermanos a la sede mundial para que aprendieran a montar, manejar y reparar las grandes prensas offset alimentadas por bobinas. A algunos se les enseñó a seleccionar los colores mediante un explorador láser. A otros se les enseñó a manejar y reparar equipo informático. Así, los problemas de producción en cualquier parte del mundo podían resolverse rápidamente para que el trabajo siguiera adelantando.

      El Cuerpo Gobernante comprendió lo mucho que uniría a los testigos de Jehová de todo el mundo el que pudieran estudiar la misma información en sus reuniones semana tras semana y distribuir las mismas publicaciones en el ministerio del campo. En el pasado, lo publicado en inglés aparecía normalmente en otros idiomas por lo menos cuatro meses más tarde; en muchos idiomas pasaba un año, o a menudo varios años, antes de que estuviera disponible. Pero ahora podía cambiar la situación. El que las sucursales impresoras poseyeran equipo totalmente compatible fue un factor importante para la publicación simultánea en diversos idiomas. Para 1984 se publicaba simultáneamente La Atalaya en veinte idiomas. Cuando en 1989 se presentó al público el enérgico mensaje del libro Apocalipsis. . . ¡se acerca su magnífica culminación! solo unos meses después de haber salido a la luz, el libro ya se hallaba disponible en veinticinco idiomas. Para 1992 la publicación simultánea de La Atalaya había aumentado hasta alcanzar 66 idiomas, hablados por una gran parte de la población mundial.

      Desde que se emprendió el proyecto MEPS en 1979, la industria de la informática ha hecho avances extraordinarios. Ahora se pueden conseguir potentes computadoras personales de gran versatilidad a un precio mucho más reducido que el de las primeras máquinas. A fin de satisfacer sus necesidades en el campo editorial, la Sociedad Watch Tower decidió combinar el uso de estas computadoras personales con el de sus propios programas. Esto aceleró enormemente el proceso de producción. Además, hizo posible que un mayor número de sucursales de la Sociedad se beneficiaran de los programas para impresión, y el número de sucursales que los utilizaban ascendió rápidamente a 83. Para 1992 la Sociedad Watch Tower contaba con más de 3.800 terminales que empleaban sus programas por todo el mundo. No todas las sucursales informatizadas efectúan trabajos de impresión, pero cualquier sucursal que posea un ordenador pequeño, los programas de la Sociedad y una pequeña impresora láser puede realizar el trabajo previo a la impresión de tratados, revistas, libros, etc.

      Aumenta la ayuda computarizada para los traductores

      ¿Sería posible utilizar el ordenador también para prestar más ayuda a los traductores? En la mayoría de los casos hoy los traductores de las publicaciones de la Watch Tower efectúan su trabajo con terminales. Muchos de estos traductores trabajan en las sucursales de la Sociedad. Otros, que tal vez traducen en casa y que durante muchos años han hecho su trabajo con máquinas de escribir o incluso a mano, han aprendido a usar estaciones de trabajo o computadoras portátiles plegables (de tamaño práctico) compradas por la Sociedad. Los cambios en el texto traducido se pueden introducir fácilmente allí mismo en la pantalla de la computadora. Si la traducción se efectúa fuera de los edificios de la sucursal encargada de imprimir, todo lo que hay que hacer es transferir el texto a un disco delgado y flexible y enviarlo a la sucursal.

      Durante 1989 y 1990 se facilitó la comunicación internacional a raíz de los cambios súbitos que se produjeron en los gobiernos de muchas naciones. Los testigos de Jehová rápidamente convocaron a sus traductores de Europa oriental a un seminario. El fin era hacerlos más eficientes y enseñarles a utilizar provechosamente el equipo de computadoras disponible para que La Atalaya se pudiera publicar simultáneamente en sus idiomas también. A los traductores del sudeste asiático se les impartió instrucción similar.

      Ahora bien, ¿podría emplearse la computadora para acelerar la traducción o mejorar su calidad? Sí. Para 1989 los testigos de Jehová empleaban un sistema computarizado de gran potencia para ayudar en la traducción de la Biblia. Después de un intenso trabajo preliminar se pusieron a disposición de los traductores archivos electrónicos que les permitían visualizar rápidamente en la pantalla de su computadora cualquier palabra dada en las lenguas bíblicas originales junto con una lista de todas las palabras en inglés empleadas en la Traducción del Nuevo Mundo para traducirla, de acuerdo con el contexto. Asimismo podían seleccionar una palabra clave en inglés y ver en la pantalla todos los vocablos de los idiomas originales de los que se había traducido esta palabra (y posiblemente otras de significado parecido). Muchas veces se descubría que en inglés se estaba empleando una diversidad de palabras para transmitir la idea expresada por un solo término en la lengua original. El traductor podía tener en un instante un cuadro completo de lo que estaba traduciendo. Esto le ayudaba a captar el verdadero sentido de la expresión básica en el idioma original y su significado exacto dentro del contexto para expresarlo fielmente en su propia lengua.

      Valiéndose de estos archivos informáticos, traductores experimentados examinaban una a una las veces que aparecía cierta palabra determinada de la Biblia y le asignaban en cada caso el equivalente apropiado según lo requería el contexto. De este modo se garantizaba un alto grado de coherencia. Otros integrantes del equipo revisaban el trabajo de cada traductor para que así la traducción se beneficiara de la investigación y experiencia de todos. Luego se podía ver en la pantalla de la computadora un determinado pasaje de las Escrituras, mostrando todas las palabras del texto en inglés, una clave que indicaba lo que aparecía en el idioma original, y el equivalente que se había seleccionado en el idioma al que se traducía. Pero el trabajo no terminaba allí. Todavía era preciso que el traductor puliera la estructura de la oración para que sonara bien en su propio idioma. Sin embargo, al hacer esto era vital que tuviera un claro entendimiento del significado del pasaje. Para ayudarle, se le concedía acceso inmediato a comentarios aparecidos en las publicaciones de la Watch Tower sobre el versículo en cuestión o sobre cualquier expresión que este contuviera.

      De este modo se podía reducir el tiempo dedicado a la investigación y lograr un buen grado de coherencia. A medida que el sistema vaya alcanzando mayor perfección, se espera que más publicaciones valiosas puedan hacerse disponibles sin demora, incluso en idiomas que solo cuenten con un número limitado de traductores. El empleo de este sistema para suministrar publicaciones que ayuden en la proclamación del mensaje del Reino ha abierto un asombroso campo de impresión.

      Por lo tanto, como sus homólogos primitivos, los testigos de Jehová contemporáneos emplean los medios más recientes para difundir la Palabra de Dios. Con el fin de llevar las buenas nuevas al mayor número de personas posible, no han temido enfrentarse con nuevos desafíos en el campo editorial.

      [Notas a pie de página]

      a En 1896 la corporación adoptó el nombre oficial de Watch Tower Bible and Tract Society (Sociedad de Biblias y Tratados la Torre del Vigía).

      b Esta empresa fue propiedad de Charles Taze Russell. En 1898 donó los bienes de la Tower Publishing Company a la Sociedad Watch Tower Bible and Tract.

      c La falta de carbón no obedeció meramente a la escasez provocada por la guerra. Hugo Riemer, miembro del personal de la oficina central en aquel tiempo, escribió diciendo que aquello se debió principalmente al odio a los Estudiantes de la Biblia que cundía en Nueva York por aquel entonces.

      d El sistema de impresión tipográfica funciona a partir de una superficie elevada que contiene en sentido invertido la imagen de lo que ha de aparecer en la página impresa. La superficie entintada se presiona contra el papel. En el sistema offset la impresión entintada se transfiere de una plancha metálica a un cilindro recubierto de caucho y de este al papel.

      e De 1959 a 1971 la Sociedad usó una prensa offset alimentada por hojas en su planta de Brooklyn para producir calendarios a cuatro colores con temas alusivos a la predicación de las buenas nuevas.

      [Comentario en la página 578]

      “Hagamos la prueba con el carbón”

      [Comentario en la página 595]

      Se equipa a toda la red mundial de fábricas de la Watchtower para la impresión offset

      [Comentario en la página 596]

      “Solo podemos elogiar [...] [a] la gente de la Watchtower”

      [Fotografías en la página 581]

      Composición

      Al principio todo se hacía manualmente, letra por letra

      Sudáfrica

      Desde 1920 hasta los años ochenta se usaron linotipias

      Estados Unidos

      En algunos lugares la composición se realizaba con monotipias

      Japón

      Ahora se emplea un proceso de fotocomposición computarizado

      Alemania

      [Recuadro/Fotografías en la página 582]

      Preparación de las planchas

      Desde los años veinte hasta los ochenta se hicieron planchas de plomo para la impresión tipográfica

      [Fotografías]

      1. Las líneas de tipos que formaban las páginas destinadas a la impresión se montaban en marcos metálicos llamados amas

      2. Se hacía una impresión de los tipos sobre material que pudiera emplearse como molde

      3. Sobre esta matriz o molde se vertía plomo fundido para obtener planchas metálicas semicilíndricas para la impresión

      4. Se eliminaban los residuos de metal de la superficie de la plancha

      5. Se niquelaban las planchas para evitar su desgaste

      A partir de entonces, se han montado los negativos de las páginas fotocompuestas con las ilustraciones correspondientes, para luego transferir fotográficamente las páginas montadas a planchas flexibles de impresión offset

      [Recuadro/Fotografía en la página 585]

      ‘Testimonio del espíritu de Jehová’

      “El que personas con poca o ninguna experiencia en el campo de la impresión [y en una época en que otros aún no lo hacían] hayan logrado imprimir libros y Biblias en rotativas es testimonio de la superintendencia de Jehová y de la dirección de su espíritu”, dijo Charles Fekel. El hermano Fekel sabía muy bien de lo que hablaba, pues por más de medio siglo había participado en el desarrollo de las actividades de impresión en la sede de la Sociedad. En sus últimos años fue miembro del Cuerpo Gobernante.

      [Fotografía]

      Charles Fekel

      [Recuadro/Fotografía en la página 586]

      Confianza en el Dios Todopoderoso

      Una experiencia relatada por Hugo Riemer, quien fue agente de compras de la Sociedad Watch Tower, refleja cómo la Sociedad realiza sus gestiones.

      Durante la II Guerra Mundial, en Estados Unidos se racionó el papel para imprimir. Los suministros tenían que pedirse a un comité nombrado por el gobierno. En una ocasión, una de las sociedades bíblicas prominentes envió al comité una representación de abogados, grandes empresarios, predicadores y otras personas. Les concedieron una cantidad mucho menor de lo que querían. Después de escuchar la petición de este grupo, el comité llamó a la Sociedad Watchtower Bible and Tract. Cuando Hugo Riemer y Max Larson se presentaron, el presidente les preguntó: “¿Solo ustedes dos?”. Ellos respondieron: “Sí. Esperamos que el Dios Todopoderoso esté con nosotros también”. Se les otorgó todo lo que necesitaban.

      [Fotografía]

      Hugo Riemer

      [Recuadro/Fotografías en la página 587]

      Prensas

      Para sus trabajos de impresión la Sociedad Watch Tower se ha valido de una gran variedad de prensas

      [Fotografías]

      Por muchos años se emplearon prensas planas de muchas clases (Alemania)

      Se han utilizado prensas pequeñas no solo para la producción de formularios y hojas sueltas, sino también para imprimir revistas (E.U.A.)

      En sus diversas imprentas se usaron 58 prensas tipográficas alemanas MAN (Canadá)

      Actualmente las principales imprentas de la Sociedad disponen de prensas offset alimentadas por bobinas, fabricadas en distintos países, que imprimen a todo color y trabajan a altas velocidades

      Italia

      Alemania

      [Fotografías en las páginas 588 y 589]

      Encuadernación

      Al principio algunas fábricas de la Watch Tower realizaban la encuadernación a mano (Suiza)

      La producción a gran escala en Estados Unidos exigía realizar numerosas operaciones por separado

      1. Unión de pliegos

      2. Cosido

      3. Encolado de las guardas

      4. Recorte

      5. Estampado de las cubiertas

      6. Colocación de las cubiertas

      7. Prensado de los libros hasta que la cola esté seca

      Ahora, en vez de coser los libros, se usa el rápido método “burst binding”, y máquinas de alta velocidad encuadernan, cada una, 20.000 libros o más al día

      [Recuadro/Fotografías en la página 594]

      Para fomentar el conocimiento del Reino de Dios

      A lo largo de su historia, la Sociedad Watch Tower ha producido literatura bíblica en más de 290 idiomas. En 1992 editaba publicaciones en unos 210 idiomas. Toda esta labor tenía como fin ayudar a las personas a saber del Reino de Dios y de lo que este significa para ellas. Entre sus ayudas para el estudio bíblico más distribuidas hasta la fecha figuran:

      “La verdad que lleva a vida eterna” (1968): 107.553.888 ejemplares, en 117 idiomas

      “Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra” (1982): 62.428.231 ejemplares, en 115 idiomas

      “¡Disfrute para siempre de la vida en la Tierra!” (1982): 76.203.646 ejemplares, en 200 idiomas

      Las cifras corresponden a lo publicado hasta 1992.

      [Recuadro/Fotografías en la página 598]

      Grabaciones en casete

      Además de utilizar la página impresa en su obra evangelizadora, desde 1978 la Sociedad Watch Tower ha producido casetes, más de sesenta y cinco millones fabricados con su propio equipo en Estados Unidos y Alemania.

      Toda la “Traducción del Nuevo Mundo” está en casetes en alemán, español, francés, inglés, italiano y japonés. Para 1992 se podían conseguir también diversas secciones de esta traducción de la Biblia en casetes en otros ocho idiomas.

      Como ayuda para enseñar a los niños se han grabado publicaciones tales como “Mi libro de historias bíblicas” y “Escuchando al Gran Maestro”, preparadas especialmente para ellos.

      Además, en algunos países se producen cintas para transmisiones de radio.

      Una orquesta integrada enteramente por Testigos graba el acompañamiento musical de los cánticos que entonan los testigos de Jehová en sus asambleas. Se pueden obtener también hermosos arreglos orquestales de esta música para disfrutar de ellos en el hogar.

      Se graban dramas (tanto del día moderno como de relatos bíblicos) para presentarlos en las asambleas, donde Testigos interpretan las escenas para ayudar al auditorio a visualizar los sucesos. Algunos de estos dramas se utilizan luego en los hogares para diversión e instrucción de la familia.

      Las revistas “La Atalaya” y “¡Despertad!” también se hallan en casetes en inglés y finlandés. “La Atalaya” está disponible además en alemán, danés, francés, noruego y sueco. Aunque estas grabaciones se concibieron en un principio para personas con problemas visuales, otros millares de personas agradecen esta provisión.

      [Fotografía]

      J. E. Barr en el estudio de grabación

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 600 y 601]

      Uso de videocintas en la proclamación del Reino

      En 1990 la Sociedad Watch Tower entró en un nuevo campo al producir su primera videocinta destinada al público.

      Se calculó que para ese año había videograbadoras de diversos tipos en más de doscientos millones de hogares por todo el mundo. Incluso en países donde no había estaciones de televisión se usaban videograbadoras. De modo que la videocinta como instrumento educativo ofrecía una nueva manera de llegar a un gran público.

      Ya en 1985 se había empezado a preparar una película de vídeo para mostrar a los que visitan las instalaciones de la Sociedad algunas de las actividades que tienen lugar en su sede mundial. Con el tiempo, las presentaciones en vídeo también ahorraron tiempo en el programa de orientación de los nuevos miembros de la familia de Betel. ¿Podría emplearse de otros modos este método didáctico con el fin de ayudar en la obra mundial de hacer discípulos? Algunos hermanos creían que sí.

      Por consiguiente, en octubre de 1990 se presentó la videocinta “Los testigos de Jehová. . . la organización tras el nombre”. La acogida fue extraordinaria. Se recibió un alud de solicitudes para que se realizaran más programas de esta índole. A fin de satisfacer la necesidad, se creó un nuevo departamento llamado Servicios de Vídeo.

      Testigos expertos en la materia ofrecieron gustosamente su ayuda. Se obtuvo el equipo necesario y se montaron estudios. Un equipo de camarógrafos empezó a viajar a varios países para captar imágenes de personas y objetos que pudieran emplearse en presentaciones de vídeo que fortalecieran la fe. La orquesta internacional de Testigos que muchas veces había cooperado en la realización de proyectos especiales grabó la música que realzaría las producciones de vídeo.

      Se hicieron planes para abarcar un mayor número de grupos lingüísticos. Hacia mediados de 1992 el vídeo “Los testigos de Jehová. . . la organización tras el nombre” se distribuía en más de una docena de idiomas. Se había grabado en veinticinco idiomas, entre ellos algunos de Europa oriental. Además, se ultimaban los preparativos para grabarlo en mandarín y cantonés para los chinos. La Sociedad también había adquirido los derechos de reproducción y distribución del videocasete “Purple Triangles”, que trata de la integridad de una familia de Testigos alemanes durante la era nazi. En menos de dos años se habían producido más de un millón de videocintas para que los testigos de Jehová las emplearan en su ministerio.

      Se dio atención especial a las necesidades de los sordos. Se produjo una edición de “Los testigos de Jehová. . . la organización tras el nombre” en lenguaje por señas para los países de habla inglesa. Y se realizaron estudios para suministrar vídeos para personas sordas de otros países.

      Mientras tanto, se trabajaba en la producción de una serie que contribuiría a edificar la fe en el libro que es la base misma de la fe cristiana: la Biblia. La primera parte, titulada “La Biblia: Historia exacta, profecía confiable”, quedó terminada en inglés para septiembre de 1992, mientras se preparaban ediciones en otros idiomas.

      Las videocintas de ningún modo reemplazan la página impresa ni el testimonio personal. Las publicaciones de la Sociedad continúan desempeñando un papel fundamental en la difusión de las buenas nuevas. La obra de casa en casa de los testigos de Jehová sigue siendo una modalidad de su ministerio con base sólida en las Escrituras. Sin embargo, las videocintas son ahora un valioso instrumento complementario para cultivar la fe en las preciosas promesas de Jehová y estimular el aprecio por la labor que se efectúa en la Tierra hoy día bajo su dirección.

      [Fotografías]

      1. Una vez que se ha determinado el contenido básico, se va grabando mientras se elabora el guión

      2. Se seleccionan las imágenes y se determina su secuencia durante el editaje fuera de línea

      3. Se graba música orquestal especialmente compuesta para realzar la presentación

      4. Se mezcla la música digitalizada y los efectos sonoros con la narración y las imágenes

      5. Se hace el editaje final de imagen y sonido

      [Fotografías en la página 576]

      La impresión propiamente dicha de estas primeras publicaciones estuvo a cargo de empresas comerciales

      [Fotografía en la página 577]

      C. A. Wise hizo una prueba para determinar si los Estudiantes de la Biblia debían restablecer las oficinas centrales en Brooklyn

      [Fotografías en la página 579]

      La primera rotativa de la Sociedad se usó para imprimir 4.000.000 de ejemplares del núm. 27 de la revista “Golden Age”, que contenía información contundente

      [Fotografía en la página 580]

      R. J. Martin (a la derecha), primer superintendente de la fábrica de la Sociedad en Brooklyn, consultando con el hermano Rutherford

      [Fotografía en la página 583]

      Una de las primeras imprentas europeas de la Sociedad (en Berna [Suiza])

      [Fotografías en la página 584]

      La Sociedad estableció una imprenta en Magdeburgo (Alemania) durante los años veinte

      [Fotografía en las páginas 590 y 591]

      Elandsfontein (Sudáfrica), 1972

      [Fotografía en la página 590]

      Numazu (Japón), 1972

      [Fotografía en la página 590]

      Strathfield (Australia), 1972

      [Fotografía en la página 590]

      São Paulo (Brasil), 1973

      [Fotografía en la página 591]

      Lagos (Nigeria), 1974

      [Fotografía en la página 591]

      Wiesbaden (Alemania), 1975

      [Fotografía en la página 591]

      Toronto (Canadá), 1975

      [Fotografía en la página 597]

      Los Testigos han trabajado intensamente en la digitalización de caracteres para imprimir información bíblica en muchos idiomas (Brooklyn [N.Y.])

      [Fotografía en la página 599]

      Computadoras a color permiten situar, recortar y retocar electrónicamente las ilustraciones

      [Fotografía en la página 602]

      Los testigos de Jehová se valen de sistemas computarizados para acelerar y refinar la traducción bíblica (Corea)

  • Impresión y distribución de la Palabra sagrada de Dios
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 27

      Impresión y distribución de la Palabra sagrada de Dios

      EN LA fachada del principal complejo fabril de la sede mundial de los testigos de Jehová, por décadas un letrero ha dado a todos el urgente mensaje: “Lea a diario la Palabra de Dios, la Santa Biblia”.

      Los Testigos mismos estudian con diligencia la Palabra de Dios. En el transcurso de los años han tratado de determinar el sentido exacto de las Escrituras inspiradas originales valiéndose de una abundante diversidad de traducciones bíblicas. A cada Testigo se le anima a tener un programa personal de lectura bíblica diaria. Además de estudiar la Palabra de Dios por temas, los Testigos van leyendo y analizando la Biblia misma parte por parte en sus reuniones de congregación. No lo hacen procurando hallar textos que respalden sus ideas. Reconocen que la Biblia es la propia Palabra de Dios escrita por inspiración. Comprenden que da censura y disciplina, y se esfuerzan sinceramente para hacer que su pensamiento y su conducta se conformen a lo que esta dice. (2 Tim. 3:16, 17; compárese con 1 Tesalonicenses 2:13.)

      Como están convencidos de que la Biblia es la Palabra sagrada de Dios y conocen las gloriosas buenas nuevas que contiene, los testigos de Jehová son también celosos editores y distribuidores de la Biblia.

      Una sociedad que publica Biblias

      En 1896 se hizo la primera mención oficial de la Biblia en el nombre de la corporación legal que empleaban los Estudiantes de la Biblia en su obra de publicación. Entonces la Zion’s Watch Tower Tract Society (Sociedad de Tratados la Torre del Vigía de Sión) pasó a ser conocida legalmente como Watch Tower Bible and Tract Societya (Sociedad de Biblias y Tratados la Torre del Vigía). Aunque no empezó inmediatamente a imprimir y encuadernar Biblias, publicó muchas. Con ese fin detalló las características de estas, suministró suplementos útiles y luego contrató a empresas comerciales para la impresión y encuadernación.

      Aun antes de 1896 la Sociedad realizaba una intensa labor como distribuidora de la Biblia. Para servir a sus lectores, y no para lucrarse, enfocó la atención en varias versiones bíblicas disponibles al público, las compró al por mayor para obtenerlas a mejores precios y las distribuyó a veces por tan solo el 35% del precio de catálogo. Entre estas hubo muchas ediciones de uso práctico de la King James Version, o Versión Autorizada, también ‘Biblias de los maestros’, de mayor tamaño (la Versión Autorizada con ayudas tales como concordancia, mapas y referencias marginales); The Emphatic Diaglott, que contenía una traducción interlineal del griego al inglés; la versión de Leeser, que colocaba el texto inglés en paralelo al hebreo; la versión de Murdock, traducida del antiguo siriaco; The Newberry Bible, con referencias marginales que señalaban los lugares en los que aparecía el nombre divino en el idioma original, así como otros detalles útiles del texto hebreo y del griego; el New Testament, de Tischendorf, con referencias a pie de página a lecturas variantes según tres de los más completos manuscritos bíblicos antiguos en griego (Sinaítico, Vaticano y Alejandrino); la Biblia Variorum, con notas a pie de página que no solo exponían las variantes de los manuscritos antiguos, sino que también presentaban distintas traducciones de eminentes eruditos de ciertas partes del texto, y la versión literal de Young. La Sociedad también distribuía ayudas, tales como concordancias: la Cruden’s Concordance y la Analytical Concordance de Young (que comentaba sobre las palabras originales hebreas y griegas). En los años siguientes, los testigos de Jehová de toda la Tierra solían adquirir muchos miles de Biblias de otras sociedades bíblicas, en los idiomas disponibles, y luego las distribuían.

      Según se sabe, ya en 1890 la Sociedad encargó una impresión especial, con su propio nombre, de la segunda edición de The New Testament Newly Translated and Critically Emphasised, una nueva versión de las Escrituras Griegas preparada por el traductor de la Biblia británico Joseph B. Rotherham. ¿Por qué se imprimió esta versión? Porque era literal y procuraba sacar el máximo partido de la investigación realizada para depurar el texto griego, y porque ayudaba al lector, mediante un sistema ideado por el traductor, a identificar las palabras que recibieron énfasis especial en el texto griego.

      En 1902 la Sociedad Watch Tower encargó una impresión especial de la “Holman Linear Parallel Edition of the Bible” (Biblia Lineal Paralela de Holman). Esta tenía márgenes anchos donde se imprimieron referencias a pasajes de las publicaciones de la Watch Tower que explicaban diversos versículos, y también un índice con muchísimos temas, citas de las Escrituras y útiles referencias a las publicaciones de la Sociedad. Esta Biblia contenía el texto de dos versiones: la Versión Autorizada encima de la Versión Revisada siempre que había diferencias. Contenía también una amplia concordancia que le indicaba al usuario los diferentes significados de las palabras en los idiomas originales.

      Aquel mismo año la Sociedad Watch Tower adquirió los clichés o planchas para imprimir The Emphatic Diaglott, obra que incluye el texto griego de J. J. Griesbach de las Escrituras Griegas Cristianas (la edición de 1796-1806) y una versión interlineal en inglés. Aparecía en paralelo la versión del texto realizada por Benjamin Wilson, británico que vivía en Geneva (Illinois, E.U.A.). Se compraron los clichés y los derechos exclusivos de edición y luego se presentaron como regalo a la Sociedad. Una vez agotados los ejemplares en existencias, la Sociedad hizo gestiones para imprimir más, los cuales estuvieron disponibles en 1903.

      Cuatro años más tarde, en 1907, se publicó la Edición de los Estudiantes de la Biblia de la Versión Autorizada. En el mismo tomo había un apéndice llamado “Manual bereano de los maestros de la Biblia”. Este contenía comentarios breves de versículos de toda la Biblia y remisiones a obras de la Watch Tower que los explicaban con más detalle. Un año después se publicó una edición con un apéndice mayor.

      Se hacían encargos de 5.000 a 10.000 Biblias a los impresores y encuadernadores a fin de mantener el costo económico. La Sociedad deseaba que el mayor número de personas tuviera a su alcance, para su estudio, varias versiones bíblicas y ayudas relacionadas.

      Después, en 1926 la Sociedad Watch Tower dio un gran paso adelante en la publicación de Biblias.

      Imprimimos la Biblia en nuestras prensas

      La Sociedad Watch Tower Bible and Tract imprimió y encuadernó una Biblia en su propia fábrica treinta y seis años después de haber emprendido la publicación de Biblias. Fue The Emphatic Diaglott, cuyos clichés eran propiedad de la Sociedad desde hacía veinticuatro años. La Sociedad la imprimió en diciembre de 1926 en una prensa plana de la fábrica de la calle Concord, en Brooklyn. Hasta la fecha se han producido 427.924 ejemplares de esta obra.

      Dieciséis años más tarde, en plena II Guerra Mundial, la Sociedad emprendió la impresión de la Biblia completa. Con este fin, en 1942 adquirió de la compañía A. J. Holman, de Filadelfia (Pensilvania), los clichés de la Versión Autorizada con referencias marginales. Esta versión inglesa de toda la Biblia no fue realizada a partir de la Vulgata latina, sino por eruditos que pudieron comparar traducciones anteriores con los textos originales hebreo, arameo y griego. Se añadió una concordancia en la que colaboraron más de ciento cincuenta siervos de Jehová. El propósito especial de esta era ayudar a los testigos de Jehová a hallar con rapidez los textos pertinentes mientras participaban en el ministerio del campo, y así utilizar con eficacia la Biblia como “la espada del espíritu” para eliminar y denunciar la falsedad religiosa. (Efe. 6:17.) A fin de que el precio fuera asequible a toda persona, se imprimió en una rotativa, algo que nunca habían intentado otros impresores de Biblias. Para 1992 se había producido un total de 1.858.368 de estas Biblias.

      Los testigos de Jehová no solo querían poner ejemplares de la Biblia misma en manos de la gente, sino que deseaban ayudarla a conocer el nombre personal y el propósito de su divino autor, Jehová Dios. Había una versión en inglés, la American Standard Version de 1901, que empleaba el nombre divino en las más de 6.870 ocasiones que aparecía en los textos con que trabajaron los traductores. En 1944, tras varios meses de negociaciones, la Sociedad Watch Tower adquirió los derechos para hacer un juego de clichés para esta Biblia a partir de los clichés y tipos provistos por la compañía Thomas Nelson e Hijos, de Nueva York. Durante los siguientes cuarenta y ocho años se produjeron 1.039.482 ejemplares.

      Steven Byington, de Ballard Vale (Massachusetts, E.U.A.), también había hecho una traducción moderna de la Biblia en inglés que ponía el nombre divino en su lugar apropiado. La Sociedad Watch Tower obtuvo el manuscrito inédito en 1951 y adquirió los derechos exclusivos de edición en 1961. Esta versión completa se imprimió en 1972. Hasta 1992 se habían producido 262.573 ejemplares.

      Entretanto, algo más estaba en proceso.

      Se produce la Traducción del Nuevo Mundo

      A principios de octubre de 1946 Nathan H. Knorr, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, propuso por vez primera que la Sociedad produjera una nueva versión de las Escrituras Griegas Cristianas. La traducción misma empezó el 2 de diciembre de 1947. El texto finalizado fue sometido a cuidadosa revisión por todo el comité de traductores, formado íntegramente por cristianos ungidos con espíritu. El 3 de septiembre de 1949 el hermano Knorr convocó una reunión de las juntas directivas de las corporaciones de Nueva York y Pensilvania de la Sociedad. Les anunció que el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo había finalizado una versión en idioma moderno de las Escrituras Griegas Cristianas y la había entregado a la Sociedad para que esta la publicara.b Era una versión totalmente nueva traducida del griego original.

      ¿Hacía falta realmente otra traducción? La Biblia entera ya estaba publicada en 190 lenguas, y por lo menos había partes de ella traducidas a otros 928 idiomas y dialectos. En diferentes ocasiones los testigos de Jehová han usado muchas de esas traducciones. No obstante, la realidad es que la mayor parte de ellas son obra de clérigos y misioneros de las sectas de la cristiandad, y en mayor o menor grado manifiestan la influencia de las filosofías paganas y tradiciones antibíblicas que sus sistemas religiosos heredaron del pasado, así como del prejuicio de la alta crítica. Además, estaban apareciendo manuscritos bíblicos más antiguos y fiables. Los hallazgos arqueológicos contribuían a que se comprendiera mejor el griego del siglo I. También, los idiomas de las versiones han sufrido cambios con el paso de los años.

      Los testigos de Jehová querían una versión que se beneficiara de incorporar los hallazgos de la erudición más reciente, que no tuviera la influencia de los credos y tradiciones de la cristiandad, una versión literal que presentara fielmente lo que dicen los escritos originales y de ese modo sentara la base para aumentar el conocimiento de la verdad divina, una versión clara y entendible para el lector actual. La Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas, publicada en inglés en 1950, satisfizo esa necesidad, al menos tocante a esa parte de la Biblia. A muchos testigos de Jehová que empezaron a utilizarla les entusiasmó, no solo porque su lenguaje moderno facilitaba la lectura, sino porque se dieron cuenta de que captaban mejor el sentido de la Palabra inspirada de Dios.

      Una característica señalada de esta traducción es que restituye el nombre divino, el nombre personal de Dios, Jehová, 237 veces en las Escrituras Griegas Cristianas. No era la primera versión que restituía el nombre.c No obstante, puede haber sido la primera en hacerlo uniformemente en el texto principal desde Mateo hasta Revelación. En el prólogo se trataba ampliamente este asunto y se explicaban las razones sólidas de este medida.

      Tras esto, se tradujeron al inglés las Escrituras Hebreas y se publicaron paulatinamente, en cinco tomos, a partir de 1953. Al igual que con las Escrituras Griegas Cristianas, se dio atención a comunicar de la manera más literal posible lo que decía el idioma original. Se ejerció especial cuidado para traducir con uniformidad, comunicar con exactitud la acción o el estado de los verbos y utilizar lenguaje sencillo que fuera entendible para el lector moderno. Siempre que aparecía el Tetragrámaton en el texto hebreo se traducía correctamente por el nombre personal de Dios, en vez de reemplazarlo por otro término, costumbre que siguen muchas versiones. Los artículos de los apéndices y las notas de estos tomos permitían al estudiante cuidadoso examinar la razón de las traducciones empleadas.

      El 13 de marzo de 1960 el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo concluyó la lectura final de la porción de la Biblia que se publicaría en el quinto tomo. Habían transcurrido doce años, tres meses y once días desde el comienzo de la traducción de las Escrituras Griegas Cristianas. Unos meses después se presentó el quinto tomo impreso de las Escrituras Hebreas para su distribución.

      En vez de dispersarse una vez terminada la obra, el comité de traducción siguió trabajando. Repasó a fondo toda la versión. Después, en 1961, la Sociedad Watch Tower publicó una edición completa y revisada de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras en un solo tomo. Se distribuyó por solo un dólar (E.U.A.), de forma que todo el mundo, sin importar su situación económica, pudiera adquirir un ejemplar de la Palabra de Dios.

      Dos años después se publicó una edición especial para el estudiante. Recogía todos los tomos originales en uno solo, sin revisar, con sus miles de útiles notas textuales y la información que contenían los prefacios y apéndices. También conservaba las valiosas referencias, que remitían al lector a palabras, conceptos o sucesos paralelos, datos biográficos, detalles geográficos, cumplimientos de profecías y a la procedencia de una cita o al lugar donde se cita un pasaje determinado.

      Desde que se publicó la edición de 1961 en un solo tomo, se han publicado otras cuatro actualizaciones. En inglés la más reciente tuvo lugar en 1984 (en español 1987), cuando se publicó una edición de letra grande con un amplio apéndice, 125.000 referencias marginales, 11.400 notas muy instructivas y una concordancia. Las características de esta edición ayudan al estudiante a entender por qué tienen que traducirse ciertos textos de un determinado modo a fin de presentarse con exactitud, y las ocasiones en las que es correcto traducir un texto de más de una manera. Las referencias también le ayudan a comprender la armonía e interrelación existente entre los libros bíblicos.

      Al producir The Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures (Traducción interlineal del Reino de las Escrituras Griegas), el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo volvió a demostrar su interés en ayudar a los amantes de la Palabra de Dios a familiarizarse con el texto koiné (griego común) original de las Escrituras Griegas Cristianas. La Sociedad Watch Tower publicó la primera edición en 1969 y la actualizó en 1985. Contiene The New Testament in the Original Greek (El Nuevo Testamento en el griego original), como lo editaron B. F. Westcott y F. J. A. Hort. La sección derecha de las páginas muestra el texto de la Traducción del Nuevo Mundo (la revisión en inglés de 1984 en la actualización). Pero entre las líneas del texto griego hay otra versión, muy literal, que traduce palabra por palabra el texto griego de acuerdo con el significado fundamental y la forma gramatical de cada palabra. Esto permite que hasta los estudiantes que no saben griego descubran qué dice de hecho el texto griego original.

      ¿Beneficiaría el trabajo de la Traducción del Nuevo Mundo solo a quienes supieran inglés? En muchos lugares los misioneros hallaban difícil obtener suficientes Biblias en la lengua local para distribuirlas a los que anhelaban tener un ejemplar de la Palabra de Dios. En algunas partes del mundo estos misioneros eran frecuentemente los principales distribuidores de las Biblias que imprimían otras sociedades bíblicas. No obstante, los religiosos que representaban a estas sociedades no siempre veían bien esta distribución. Además, algunas de estas Biblias no estaban muy bien traducidas.

      Traducción a otros idiomas

      En 1961, año en que se publicó en un solo tomo toda la Traducción del Nuevo Mundo en inglés, se convocó a un grupo de traductores hábiles para traducir el texto inglés a otros seis idiomas muy difundidos: alemán, español, francés, holandés, italiano y portugués. Gracias a que la versión inglesa era muy literal, se pudo retraducir del inglés, cotejando el hebreo y el griego. Los traductores trabajaron como comité internacional asociado con el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo, en la central mundial de la Sociedad situada en Brooklyn (Nueva York). En 1963 se imprimieron y presentaron las Escrituras Griegas Cristianas en los seis idiomas.

      En 1992 la edición completa de la Traducción del Nuevo Mundo estaba disponible en doce idiomas: alemán, checo, danés, eslovaco, español, francés, holandés, inglés, italiano, japonés, portugués y sueco. Las Escrituras Griegas Cristianas se podían obtener en dos lenguas más. Esto significaba que esta versión estaba disponible en las lenguas nativas de alrededor de 1.400.000.000 de personas, lo que equivale a más de la cuarta parte de la población mundial, y muchos más se beneficiaban gracias a la traducción de las citas tomadas de ella que aparecían en La Atalaya en otros 97 idiomas. Sin embargo, los que leían estos 97 idiomas anhelaban tener en su propia lengua toda la Traducción del Nuevo Mundo. Para 1992, ya estaban en marcha los planes para producir esta versión en dieciséis de estos idiomas y completar las Escrituras Hebreas en las dos lenguas que solo tenían las Escrituras Griegas Cristianas.

      Dado que la impresión de estas Biblias la efectuaron voluntarios en las fábricas de la Sociedad, se pudieron ofrecer por un costo mínimo. En 1972, cuando un Testigo austriaco le enseñó a un encuadernador la Traducción del Nuevo Mundo en alemán y le preguntó cuánto creía que costaba, este se sorprendió al enterarse de que la contribución sugerida solo era la décima parte del precio que él había dicho.

      Algunos ejemplos ilustran el impacto de esta versión. Por siglos la Iglesia Católica prohibió en Francia que los legos tuvieran la Biblia. Las versiones católicas disponibles eran un tanto caras y pocos hogares las tenían. La Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas salió en francés en 1963, seguida de toda la Biblia en 1974. Para 1992 se había enviado un total de 2.437.711 ejemplares de la Traducción del Nuevo Mundo para su distribución en Francia; y el número de testigos de Jehová franceses aumentó en un 488% durante ese mismo período, alcanzando un total de 119.674.

      La situación fue parecida en Italia. Durante mucho tiempo había estado prohibido tener una Biblia. Desde la presentación de la edición italiana de la Traducción del Nuevo Mundo hasta 1992 se distribuyeron 3.597.220 ejemplares, la gran mayoría de los cuales eran de la Biblia completa. La gente quería examinar por sí misma lo que la Palabra de Dios dice. Es interesante que durante este mismo período el número de testigos de Jehová italianos aumentó vertiginosamente: de 7.801 a 194.013.

      Cuando se presentó la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en portugués, solo había 30.118 Testigos en Brasil y 1.798 en Portugal. En los años que siguieron, hasta 1992, se envió a personas y a congregaciones de estos países un total de 213.438 ejemplares de las Escrituras Griegas Cristianas y 4.153.738 ejemplares de la Biblia completa en portugués. ¿Con qué resultados? En Brasil la cantidad de alabadores de Jehová activos es más de once veces mayor, y en Portugal, veintidós veces mayor. Decenas de miles de personas que nunca habían tenido una Biblia agradecieron obtenerla, y otras apreciaron tener una Biblia con vocabulario entendible. Cuando salió la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (Con Referencias) en Brasil, los medios informativos destacaron que era la versión más completa (es decir, con más referencias y notas a pie de página) en el país. También comentaron que la primera tirada era diez veces mayor que la de la mayoría de las ediciones nacionales.

      La edición en español de la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas salió también en 1963, seguida de la Biblia completa en 1967. Se publicaron 527.451 ejemplares de las Escrituras Griegas Cristianas, y después, hasta 1992, un total de 17.445.782 Biblias completas en español. Esto contribuyó, sin duda, al sobresaliente aumento del número de adoradores de Jehová en los países donde se habla español. Así, entre 1963 y 1992, en los países principalmente hispanohablantes donde los testigos de Jehová efectúan su ministerio, el número de estos aumentó de 82.106 a 942.551. Además, en 1992 en Estados Unidos había 130.224 testigos de Jehová hispanohablantes.

      La Traducción del Nuevo Mundo no se recibió con entusiasmo solo en los dominios de la cristiandad. Durante el primer año de la publicación de la edición japonesa, la sucursal de Japón recibió pedidos que llegaban al medio millón de ejemplares.

      Para 1992 la tirada de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras completa, en los doce idiomas en que estaba disponible, había alcanzado los 70.105.258 ejemplares. Además, se han impreso 8.819.080 ejemplares de secciones de esta versión.

      La Biblia se hace disponible de muchas maneras

      La informatización o computarización de las actividades de la Sociedad Watch Tower, que comenzó en 1977, ha ayudado en la producción de Biblias y en otras facetas de la actividad editorial. Ha contribuido a que el trabajo de los traductores sea más uniforme; también ha facilitado la impresión de la Biblia en diversas formas.

      Una vez introducido todo el texto de la Biblia en la computadora, no fue difícil emplear una fotocomponedora electrónica para imprimirlo en varios tamaños y formatos. Primero, en 1981 salió en inglés la edición de tamaño regular, con concordancia y un apéndice que tenía otras secciones útiles. Era la primera edición que imprimía la Sociedad Watch Tower en una rotativa offset. Una vez incorporadas las mejoras de la revisión en el texto almacenado en la computadora, en 1984 se publicó en inglés una edición de letra grande; esta tenía muchos rasgos valiosos que facilitaban la investigación. En ese año apareció también en inglés una edición de tamaño regular; tenía referencias marginales y concordancia, pero no aparecían notas a pie de página; además, el apéndice estaba preparado para el ministerio del campo, en vez de para el estudio profundo. Para provecho de los que deseaban una edición de bolsillo muy pequeña, se publicó en 1987 una edición en inglés con estas características. Todas estas ediciones se publicaron en poco tiempo en otros idiomas también.

      Además, se dio atención a las personas que tenían necesidades especiales. Para beneficio de los que podían ver pero precisaban de letra grande, se publicó en 1985 la edición completa en inglés de la Traducción del Nuevo Mundo en cuatro grandes tomos. Poco después se imprimió en alemán, español, francés y japonés. Antes de esto, en 1983, se había presentado la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en cuatro tomos en braille inglés, grado dos. Al cabo de cinco años ya se habían editado los dieciocho tomos que componen la edición completa de la Traducción del Nuevo Mundo en braille inglés.

      ¿Beneficiaría a algunas personas tener grabaciones de la Biblia? Sin duda. Por ello, la Sociedad Watch Tower empezó a producirlas. La primera fue Las buenas nuevas según Juan (en inglés), presentada en 1978. Con el tiempo, estuvo lista en 75 casetes toda la Traducción del Nuevo Mundo en inglés. Aunque comenzó como una actividad menor, pronto adquirió gran envergadura. No tardó en producirse en otros idiomas. Para 1992, la Traducción del Nuevo Mundo en casetes, entera o en parte, se ofrecía en catorce idiomas. Al principio algunas sucursales encargaban la producción a compañías comerciales. Para 1992, la Sociedad Watch Tower había producido con su maquinaria más de 31.000.000 de casetes.

      Los beneficios obtenidos con los casetes bíblicos y los usos que han recibido superan con creces las expectativas originales. En todas partes de la Tierra la gente empleaba grabadoras. Muchas personas que no podían leer podían beneficiarse así de la Palabra sagrada de Dios. Las amas de casa podían escuchar las cintas mientras hacían las labores domésticas. Los hombres podían escucharlas en el radiocasete de su automóvil cuando iban al trabajo. La aptitud docente de los Testigos mejoró al escuchar de continuo la Palabra de Dios y fijarse en la pronunciación de los nombres bíblicos y el modo de leer los pasajes de las Escrituras.

      En 1992 se imprimían varias ediciones de la Traducción del Nuevo Mundo en las prensas de la Sociedad en América del Norte y del Sur, Europa y el Oriente. Se han producido y preparado para su distribución 78.924.338 tomos. Tan solo en Brooklyn, tres enormes rotativas offset de alta velocidad se empleaban mayormente para la producción de Biblias. En total, estas prensas pueden producir el equivalente de 7.900 Biblias por hora, y a veces ha sido necesario tener un turno adicional.

      Sin embargo, los testigos de Jehová ofrecen a la gente algo más que solo una Biblia que se pueda poner en el estante. También ofrecen a todo el que está interesado en la Biblia —sin importar que la haya obtenido de los testigos de Jehová o no— un estudio bíblico gratuito en su hogar. Estos estudios no duran indefinidamente. Algunos estudiantes toman en serio lo que aprenden, se hacen Testigos bautizados y luego enseñan a sus semejantes. Si después de varios meses de estudio, las personas no progresan a un grado razonable en la aplicación de lo que aprenden, se les suele descontinuar el estudio, de modo que se pueda ayudar a otras personas que tengan verdadero interés. En 1992 los testigos de Jehová dieron estudios bíblicos gratuitos, por lo general semanales, a 4.278.127 personas o familias.

      Como se ve, no hay organización que iguale a la de los testigos de Jehová como publicadores, distribuidores y maestros de la sagrada Palabra de Dios, la Biblia.

      [Notas a pie de página]

      a Como explica la revista Watch Tower del 15 de julio de 1892 (página 210), el nombre Watch Tower Bible and Tract Society se había usado varios años antes de que la Sociedad se registrara legalmente. Un tratado de la serie Old Theology (Teología antigua) publicado en 1890 presentaba a los editores como Tower Bible and Tract Society (Sociedad de Biblias y Tratados La Torre).

      b Esta versión se entregó a la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania para que la publicara, con la solicitud de que nunca hiciera públicos los nombres de los traductores. Estos querían que toda la honra fuera para Jehová Dios, el Autor Divino de su Palabra inspirada.

      c Algunas versiones anteriores en hebreo, alemán e inglés restituían el nombre divino en las Escrituras Griegas Cristianas, al igual que muchas versiones que usaban los misioneros.

      [Recuadro en la página 609]

      Una versión con frescura

      Cuando se editó el primer tomo de la “Traducción del Nuevo mundo de las Escrituras Hebreas” (en inglés), Alexander Thompson, crítico británico de temas bíblicos, escribió: “Las traducciones originales de las Escrituras Hebreas al idioma inglés son muy pocas. Por lo tanto, con mucho gusto damos la bienvenida a la publicación de la primera parte de la Traducción del Nuevo Mundo [de las Escrituras Hebreas], de Génesis a Rut. [...] Es patente que se ha hecho un esfuerzo especial para que esta versión sea completamente fácil de leer. Nadie podría decir que carece de frescura y originalidad. Su terminología no toma nada de versiones previas”.—“The Differentiator”, junio de 1954, página 131.

      [Recuadro/Fotografías en la página 610]

      “Un texto con vocabulario instantáneo”

      Thomas N. Winter, de la Universidad de Nebraska (E.U.A.), escribió en “The Classical Journal” una reseña de “The Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures” (Traducción interlineal del Reino de las Escrituras Griegas) en la que dijo: “No se trata de una interlineal ordinaria: se conserva el texto íntegro y el inglés que aparece debajo es simplemente el significado esencial del vocablo griego. De este modo, la característica interlineal de este libro es que no es en absoluto una traducción. Es más correcto llamarlo un texto con vocabulario instantáneo. En el margen derecho de la página aparece una columna estrecha con una traducción en inglés fluido. [...]

      Aunque el texto se basa en el de Brooke F. Westcott y Fenton J. A. Hort (reimpresión de 1881), la traducción realizada por el comité anónimo está totalmente actualizada y es uniformemente exacta.”—Número de abril-mayo de 1974, páginas 375, 376.

      [Fotografía]

      Ediciones de 1969 y 1985

      [Recuadro/Fotografía en la página 611]

      La opinión de un hebraísta

      En 1989, el Dr. Benjamin Kedar, profesor y hebraísta de Israel, dijo lo siguiente respecto a la “Traducción del Nuevo Mundo”: “En mi investigación lingüística con relación a la Biblia hebrea y sus traducciones, frecuentemente me refiero a la edición en inglés de lo que se conoce como la ‘Traducción del Nuevo Mundo’. Al hacerlo, cada vez veo confirmado que esta obra refleja un esfuerzo sincero por entender el texto con la mayor exactitud posible. [...] Da prueba de un amplio dominio del idioma original al traducir las palabras originales a un idioma secundario de modo entendible, sin desviarse innecesariamente de la estructura específica del hebreo. [...] Toda declaración lingüística permite alguna latitud de interpretación o traducción. Por eso, en cualquier caso la solución lingüística puede ser discutible. Pero nunca he encontrado en la ‘Traducción del Nuevo Mundo’ la intención guiada por prejuicio de leer en el texto algo que no está en él”.

      [Gráficos en la página 613]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Aumento en la cantidad de Testigos desde que se publicó la “Traducción del Nuevo Mundo”

      Francia

      150.000

      100.000

      50.000

      1963 1970 1980 1992

      Italia

      150.000

      100.000

      50.000

      1963 1970 1980 1992

      Portugal y Brasil

      300.000

      200.000

      100.000

      1963 1970 1980 1992

      Países hispanohablantes

      900.000

      600.000

      300.000

      1963 1970 1980 1992

      [Fotografías en la página 604]

      Algunas versiones que empleaban los primeros Estudiantes de la Biblia

      Versión literal de Young

      Versión de Leeser (inglés con el texto hebreo yuxtapuesto)

      “New Testament” de Tischendorf (con lecturas variantes de los MSS griegos)

      Versión de Murdock (traducción del siriaco)

      “The Emphatic Diaglott” (traducción del griego al inglés)

      “Variorum Bible” (con varias traducciones en inglés)

      “The Newberry Bible” (con útiles notas marginales)

      [Fotografía en la página 605]

      Introducción a la edición del “Nuevo Testamento” de Rotherham impreso para la Sociedad Watch Tower c. 1890

      [Fotografía en la página 606]

      “Holman Linear Parallel Edition of the Bible”, publicada por un acuerdo de la Sociedad Watch Tower en 1902

      [Fotografía en la página 606]

      Edición de la Watchtower de la “Versión Autorizada”, con una concordancia preparada especialmente para esa edición (1942)

      [Fotografía en la página 607]

      “American Standard Version”, una versión que emplea el nombre divino, Jehová (escrito Jehovah), más de 6.870 veces; edición de la Watchtower (1944)

      [Fotografía en la página 607]

      Versión de Byington (1972)

      [Fotografías en la página 608]

      “Traducción del Nuevo Mundo”, publicada primero en inglés en seis tomos, entre 1950 y 1960; posteriormente se publicaron juntos en una edición especial para el estudio

      Se publicó en un solo tomo en 1961

      Edición de letra grande con referencias para estudio, publicada en 1984

      [Fotografía en la página 612]

      Con el tiempo la “Traducción del Nuevo Mundo” se ha publicado en más idiomas

      [Fotografías en la página 614]

      La “Traducción del Nuevo Mundo” en letra muy grande

      ... en Braille

      ... en casetes

      ... en disquetes

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir