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Los cristianos somos felices al prestar servicioLa Atalaya 2000 | 15 de noviembre
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Son además, como colectividad, “un sacerdocio santo” encargado de “ofrecer sacrificios espirituales aceptos a Dios mediante Jesucristo” y declarar “en público las excelencias de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa” (1 Pedro 2:5, 9). Como Pablo, se regocijan por tener tales privilegios, aunque impliquen ‘derramarse’ en el cumplimiento de sus deberes. Y sus compañeros de las “otras ovejas” se les unen y los apoyan en la obra de anunciar a la humanidad quién es Jehová y cuáles son sus propósitosb (Juan 10:16; Mateo 24:14). ¡Qué grandioso servicio es este y cuánto alborozo les produce! (Salmo 107:21, 22.)
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b En Hechos 13:2 se indica que los profetas y maestros de Antioquía “estaban ministrando públicamente” (frase que traduce un verbo griego emparentado con lei·tour·guí·a) a Jehová. Es probable que tal ministerio abarcara predicar en público.
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