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Jehová ha bendecido en abundancia mi decisiónLa Atalaya (estudio) 2018 | octubre
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Mis padres y yo frente a nuestro auto con altavoz.
Papá instaló en el techo de nuestro Ford de 1936 un gran altavoz. Este automóvil nos fue muy útil en la predicación. Por lo general, primero poníamos música para llamar la atención de la gente y luego poníamos un discurso grabado. Cuando este terminaba, ofrecíamos publicaciones a quienes mostraban interés.
En un pueblito de Kansas llamado Cherryvale, la policía le prohibió a mi padre poner las grabaciones en el parque, donde mucha gente iba a descansar los domingos. Pero le dijo que podía ponerlas fuera. Así que, sin objetar, papá movió el automóvil y lo estacionó en la calle que daba al parque. De nuevo puso la grabación para que la gente siguiera escuchando el programa con facilidad. Para mí, era emocionante vivir aquellas situaciones con papá y mi hermano mayor, Jerry.
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