BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w93 15/3 págs. 23-26
  • Un descubrimiento de tipo diferente en las Bahamas

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Un descubrimiento de tipo diferente en las Bahamas
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1993
  • Subtítulos
  • Un descubrimiento de tipo diferente
  • Los isleños responden amistosamente
  • Preparados para el futuro
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1993
w93 15/3 págs. 23-26

Un descubrimiento de tipo diferente en las Bahamas

LAS Bahamas, que emergen como pasaderas en las aguas azul celeste que separan Florida de Cuba, fueron el centro de atención de los medios de comunicación en 1992. ¿Por qué razón? Porque la mayoría de los expertos opinan que allí arribó Cristóbal Colón en su histórico viaje de 1492, cuando descubrió las Américas. La celebración del quinto centenario de la llegada de Colón el 12 de octubre atrajo la atención internacional.

No obstante, el fervor del quinto centenario tiene sus detractores. En un discurso ante la Vigesimotercera Conferencia Nacional de Abogados Negros, el profesor de estudios internacionales John Carew dijo que Colón ‘había desencadenado una ola de muertes en el Caribe’. (The Nassau Guardian.)

Hoy, ninguno de los 250.000 pobladores indígenas de las Bahamas puede remontar su ascendencia hasta los pacíficos nativos que Colón encontró, y a los que describió como “personas fornidas, de hermosos cuerpos y bellos rostros”. ¿Qué fue de esos insulares? A History of the Bahamas responde: “Entre 1500 y 1520, todos los habitantes de las Bahamas, probablemente unos 20.000 lucayos, fueron capturados” como esclavos para las minas de oro de La Española.

Las Bahamas, que habían quedado despobladas, fueron “redescubiertas” primero por los ingleses y luego por grandes contingentes de “realistas”. Estos eran en su mayoría dueños de plantaciones procedentes de las colonias americanas, que permanecieron leales a la corona británica y huyeron de la guerra de independencia que se fraguaba en el continente. La población actual de las Bahamas está compuesta principalmente por descendientes de estos colonos y de sus esclavos. Cuando se les puso en libertad, muchos de los esclavos conservaron los nombres de sus antiguos amos.

Un descubrimiento de tipo diferente

Hay poca duda de que Colón se consideraba algo así como un misionero. Según cuentan, en una ocasión dijo: “Dios me ha hecho el mensajero de los nuevos cielos y de la nueva tierra [...]. Me mostró dónde encontrarla”. Pero la devastación resultante probó lo contrario. Los justos ‘nuevos cielos y la justa nueva tierra’ prometidos por Dios tendrían que esperar un descubrimiento de un tipo diferente. (2 Pedro 3:13.)

En 1926 llegaron a las Bahamas Edward McKenzie y su esposa. A diferencia de los descubridores anteriores, esta humilde pareja jamaicana llegó en busca de personas de buen corazón para ofrecerles un tesoro. Fueron los primeros en llevar las buenas nuevas del Reino de Dios a este lugar. (Mateo 13:44; 24:14.) El mismo año llegaron otros dos jamaicanos para trabajar con ellos: Clarence Walters y Rachel Gregory. En 1928 ya había siete publicadores del Reino en las Bahamas. Durante cuatro años predicaron con ahínco las buenas nuevas a los isleños.

Luego llegó E. P. Roberts, dinámico orador de Trinidad. Los discursos públicos que pronunció en salas de reuniones populares contribuyeron enormemente a disipar las creencias falsas y tocaron el corazón de muchas personas con la verdad bíblica. Uno de los asistentes a una de tales reuniones, quien escuchó el programa embelesado, fue Donald Oscar Murray, más tarde conocido cariñosamente como D. O. Con el tiempo este hombre tomó la delantera en la obra.

La misionera Nancy Porter recuerda muy bien cómo hablaba D. O. Murray de sus fervientes peticiones en oración de ayuda para la obra de predicar. En 1947, Nancy y su esposo, George, junto con otros dos hermanos, fueron los primeros misioneros de la Sociedad Watch Tower enviados a las Bahamas. Ella nos cuenta: “Creo que jamás podremos olvidar la primera reunión a la que fuimos. Había unas nueve o diez personas presentes. El hermano Murray era el presidente de la reunión y comenzó con oración, dando las gracias a Jehová por la llegada de los misioneros. Se necesitaba ayuda, dijo, y ‘llevábamos tanto tiempo rogando que llegara’. La Sociedad había prometido enviar refuerzos, y allí estábamos nosotros. La oración fue tan conmovedora que nos hizo sentir el deseo de quedarnos y nunca querer partir”. Han pasado ya unos cuarenta y cinco años y la hermana Porter todavía sigue llevando el consolador mensaje del Reino a los isleños a pesar de la muerte de su esposo.

Desde 1947 en particular, la predicación del Reino en las Bahamas se ha beneficiado muchísimo de la labor de algunos ministros de tiempo completo y de otros que han visitado las islas en barco. Muchas veces tuvieron que navegar por bancos de arena movediza y agitados bajíos antes de salir del agua para llevar las buenas nuevas a poblados lejanos. Los esfuerzos de aquellos tiempos están produciendo fruto hasta este mismo día.

En el año 1950 se produjo todo un suceso. En diciembre, Nathan H. Knorr, el entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, y su secretario, Milton G. Henschel, visitaron las Bahamas por primera vez. El hermano Knorr pronunció un discurso ante 312 personas que atestaban el Mother’s Club Hall, un pequeño edificio de madera ubicado en la calle Jail Alley. Entre ellas había unas cuantas personas muy conocidas, incluso un miembro del Parlamento y el director del diario. Esa noche el hermano Knorr anunció que se abriría una sucursal en las Bahamas.

Los isleños responden amistosamente

Los habitantes de las Bahamas son amables y por lo general prestan oídos al mensaje del Reino. Aun así, es un desafío llegar a todos. ¿A qué se debe esto? Bueno, aunque la mayoría vive en la capital, Nassau, y en la isla vecina de Gran Bahama, otros están dispersos por las quince islas mayores y los aproximadamente setecientos islotes y atolones que forman el archipiélago.

Conscientes de la necesidad, cada vez más Testigos de la región y muchos de otras partes se han mudado a pequeñas comunidades de las islas para ayudar en la predicación. Estos hermanos son dignos de elogio, pues lo han hecho a fuerza de grandes sacrificios y con gran costo. No obstante, sus esfuerzos han sido recompensados ampliamente.

Una joven pareja se trasladó a la gran isla de Andros. Un día, mientras predicaban de casa en casa, se encontraron con un inmigrante de Haití. Hay miles de inmigrantes haitianos en las Bahamas. El hombre enseguida aceptó un estudio de la Biblia en su hogar. Esa misma noche se comenzó el estudio utilizando el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra en inglés y francés. A la noche siguiente asistió a su primera reunión cristiana. Pronto dejó de fumar, progresó rápidamente y empezó a predicar.

La mañana del día en que se iba a bautizar recibió una cinta grabada de su familia de Haití, aunque llevaba cinco años sin recibir noticias. ¿Qué tendrían que contarle? Le informaron que se habían hecho testigos de Jehová. También le explicaron que su hermana ya era precursora regular (predicadora de tiempo completo), y lo animaron a buscar a los Testigos y a estudiar la Biblia con ellos. Ni que decir tiene que el hombre se bautizó ese día totalmente seguro de que estaba haciendo lo que debía.

Reacciones entusiásticas como esta alegran el corazón de los hermanos. El número de los que emprenden el trabajo de evangelizadores de tiempo completo aumenta de continuo, lo que ha contribuido al crecimiento. Así fue como el número de proclamadores del Reino en las Bahamas llegó a 1.000 en 1988. En la actualidad hay unos mil trescientos publicadores del Reino en diecinueve congregaciones, prácticamente en todas las islas mayores.

Preparados para el futuro

A causa del aumento en la cantidad de Testigos, era difícil encontrar instalaciones suficientemente grandes y que estuvieran al alcance de los hermanos para celebrar las asambleas anuales. Dos asambleas tuvieron que realizarse en islas separadas para acomodar a la multitud. De modo que se hicieron planes para construir un Salón de Asambleas y una nueva sucursal. Las obras se iniciaron en diciembre de 1989. Centenares de voluntarios de la localidad y de otros países trabajaron en el proyecto “de toda alma como para Jehová”. (Colosenses 3:23.)

Sin duda alguna, la reunión más grande y más feliz de los Testigos de las Bahamas hasta la fecha ha sido la dedicación de la nueva sucursal y del Salón de Asambleas durante los días 8 y 9 de febrero de 1992. La expectativa aumentaba a medida que los hermanos de todas las islas se preparaban para el acontecimiento. El tiempo fue mucho más frío que de costumbre, y llovió la noche anterior al programa de dedicación. Pero nada pudo enfriar la alegría de la multitud alborozada de 2.714 personas cuando John E. Barr, miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, pronunció el discurso de dedicación, intitulado “La canción del aumento de la teocracia”.

Los corazones rebosaron de gratitud al Padre celestial, Jehová Dios, que les había permitido disfrutar de una ocasión tan gozosa y emocionante. Todos los presentes se resolvieron aún más a dedicar todas sus energías al trabajo de educación espiritual que había hecho necesaria esta expansión física.

La repercusión del descubrimiento de Colón en la vida de estas islas probablemente seguirá debatiéndose. Sin embargo, los testigos de Jehová de las Bahamas agradecen unidamente a Dios que haya suministrado proclamadores del Reino con un espíritu de abnegación que les ha impulsado a desafiar lo desconocido y llevar las gloriosas buenas nuevas a aguas vírgenes en sentido espiritual. Su trabajo y su “descubrimiento” se han traducido en riquezas espirituales incomparables para todos los que buscan la verdad en las Bahamas.

[Fotografías/Mapa en las páginas 24, 25]

Predicación en el Straw Market

Saliendo del agua para compartir las buenas nuevas

La sucursal está situada en una colina desde donde se ve el Salón de Asambleas

[Mapa]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Gran Bahama

Abaco

Andros

Nueva Providencia

Nassau

Eleuthera

Isla Gato

Gran Exuma

Cayo Rum

San Salvador

Isla Long

Isla Crooked

Isla Acklins

Mayaguana

Pequeña Inagua

Gran Inagua

MAR CARIBE

FLORIDA

CUBA

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • Español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir