Las buenas nuevas llegan a las zonas rurales de Sudáfrica
CHUSMAS encolerizadas, policías, gas lacrimógeno. Eso se ha visto en los últimos años en pueblos y ciudades sudafricanos donde han estallado conflictos. Ni siquiera las bellas zonas rurales —donde vive más del 40% de la población— han escapado de los estragos de la violencia política. Sin embargo, en medio de todo esto los testigos de Jehová han seguido declarando “las buenas nuevas de la paz”. (Efesios 6:15.)
Por años los Testigos han efectuado anualmente una campaña de tres meses de predicar específicamente en las zonas rurales. Por ejemplo, en 1990 más de 12.000 publicadores del Reino de 334 congregaciones participaron en la campaña. Naturalmente, hay que vencer muchos obstáculos para llegar a la población esparcida por las zonas rurales sudafricanas.
Entre otras dificultades, los Testigos tienen que tratar con una gran variedad de culturas e idiomas. ¡Y cuánta variedad hay! Por ejemplo, hay granjeros de habla inglesa y habla afrikaans, además de pedis, sothos, tsongas, tsuanas, vendales, xhosas y zulúes. Cada grupo tiene su propia cultura y su lengua característica. También hay que viajar grandes distancias, a veces por carreteras llenas de baches. Todo esto exige un espíritu abnegado y mucho gasto de tiempo y dinero. Sin embargo, Jehová ha bendecido mucho los esfuerzos que se han hecho. Permítanos contarle algo sobre las dificultades y los logros en este rasgo singular de la predicación. (Compárese con Malaquías 3:10.)
Una “escuela dominical” en Zululandia
En el corazón de la subtropical Zululandia está el profundo valle del río Umvoti. Desde los riscos se pueden ver, extendiéndose hacia lo lejos, agrupaciones de granjas con viviendas de paja de los zulúes. Cierto domingo de 1984 dos publicadores del Reino llegaron al valle por la polvorienta carretera serpenteante. Aquella zona es tan caliente y húmeda que la han llamado Kwa-Sathane (Lugar de Satanás)... ¡una obvia alusión a la falsa doctrina de un infierno de fuego cuyas llamas aviva el Diablo!
Bañados de sudor, los hermanos se acercaron a una señora llamada Doris, que en aquel momento daba una clase de escuela dominical, y le hablaron. Después de oír el mensaje del Reino, Doris inmediatamente invitó a los Testigos a hablar al grupo de unos 40 jóvenes. ¿Qué resultado tuvo esto? Los hermanos regresaron la semana siguiente con 70 ejemplares de la publicación Mi libro de historias bíblicas, que se usarían en la escuela local. En pocas semanas el ambiente de escuela dominical cambió al de un grupo donde se estudiaba la Biblia. En vez de himnos religiosos, se cantaban cánticos del Reino a la manera africana, con deleitable armonía natural. Pronto el grupo creció a más de 60. Cierto hermano exclamó: “¡Qué conmovedora experiencia fue tener parte en transformar esta escuela dominical en un lugar donde se efectúa adoración verdadera!”.
En la sabana polvorienta
Debido a que las iglesias se han envuelto en la agitación política, muchos granjeros blancos ejercen cautela o hasta a veces sospechan cuando alguien los aborda con un mensaje bíblico. Note este informe de un grupo de Johannesburgo que viajó unos 640 kilómetros (400 millas) para llevar las buenas nuevas a una parte del Transvaal.
“Por casi cuatro horas hemos estado cruzando hacia el norte por la sabana. Se nos presenta un espejismo sobre la carretera recta que reluce bajo el sol africano. De repente termina la sección de carretera pavimentada y comienza un camino polvoriento y lleno de baches. Por fin hallamos un sendero arenoso que conduce a una granja.
”‘Buenos días, Meneer [señor]’, decimos como saludo al fornido granjero.
”‘Buenas —responde con aspereza—. ¿En qué puedo servirles?’
”Después de presentarnos le explicamos la razón de nuestra visita. Apenas hemos terminado de hablar cuando grita: ‘¡Mi dominee [ministro] me advirtió que vendrían! Son comunistas y anticristos. ¡Salgan de mi propiedad antes de que [...]!’.
”La reacción del granjero indica que podría recurrir a la violencia en cualquier momento. Puesto que no vemos alternativa, decidimos irnos y ‘sacudirnos el polvo de los pies’. (Mateo 10:14.) ¡Hay tanto polvo que pudiéramos hacer eso literalmente!
”En la siguiente granja afrontamos la misma reacción. Entonces nos damos cuenta de que el ministro local de la Iglesia Holandesa Reformada ha estado advirtiendo por teléfono a ‘su rebaño’ sobre el ‘peligro’ inminente en la localidad. Por fin hallamos a un granjero que, aunque personalmente no se interesa en nuestro mensaje, dice: ‘Sí; pueden hablar con mis trabajadores’.
”Hemos estado esperando eso. Cerca de unos árboles wattle hay como 10 casuchas de terracota. Mientras acomodamos literatura sobre el capó del automóvil percibimos que unos ojos nos examinan con curiosidad desde las chozas. Apilamos unas cuantas Biblias, unos libros Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra y Mi libro de historias bíblicas, y una variedad de folletos. Un muchacho del vecindario corre a informar de nuestra llegada a los aldeanos. En poco tiempo hay unas 30 personas alrededor del automóvil, listas para escuchar el mensaje.
”Les tocamos un sermón grabado en la lengua tsuana. ¡Cuánto se alegran de escuchar en su propio idioma las buenas nuevas del Reino de Dios y de la esperanza del Paraíso! Cuando ofrecemos las publicaciones la gente está muy entusiasmada. Llega el momento en que casi se nos agota la literatura. Un hombre de edad avanzada hasta nos ofrece dinero por la grabadora. Nos conmueve mucho el aprecio a las buenas nuevas que se ve en muchas expresiones sencillas... una sonrisa tímida, un toque, unas ‘gracias’ dadas con timidez.
”Por su propio impulso los niños se alinean irregularmente y cantan una canción tradicional de despedida. De repente los caminos con su polvo y sus baches y los rechazos ocasionales del mensaje parecen insignificantes. ¡Todos nuestros esfuerzos han valido la pena!”
El decreto de un jefe
Cierta congregación de Soweto recibió la asignación de predicar en una zona tribual cerca del pueblo de Piet Retief, al este del país. Allí la costumbre exige que un visitante primero explique la razón de su visita al induna (jefe) de la zona. Los hermanos hicieron eso. ¡Cuánto les sorprendió la calurosa bienvenida que les dio el jefe, quien hasta les ofreció alojamiento en su propia casa! Además, escribió una nota de introducción, que incluía su sello oficial, para que los publicadores la llevaran consigo cuando fueran a predicar de casa en casa. La nota decía: “Estos son los predicadores del Reino de Dios. Permítanles entrada en su hogar y escúchenles”.
Puesto que muchos respondieron bien al mensaje, los Testigos planearon presentar un discurso público aquel domingo por la tarde en el patio de la casa del jefe. El “salón” al aire libre se llenó por completo, y la reunión comenzó y terminó con cántico y oración. En otras zonas rurales ha habido experiencias similares con personas que han querido oír el mensaje.
Una de esas personas fue Nathaniel, de la aldea de Pitsedisuleyang, un sector de Bofutatsuana donde había una sequía. Él era un urbanizador que enseñaba a la gente local el cultivo eficiente de vegetales. Nathaniel soñaba con transformar este lugar desolado en un paraíso. Pero cuando supo que pronto vendría un paraíso mundial los ojos le brillaron. Atentamente apuntó todos los textos bíblicos que los publicadores le mostraron en la Biblia. Sin demora, los publicadores pusieron a Nathaniel en contacto con la congregación más cercana, a unos 30 kilómetros (20 millas) de allí.
El gozo de ayudar a muchos que buscan la verdad
“Jehová nos mostró que la pobreza no impide que el que tenga hambre espiritual aprenda la verdad”, dice Monika, una precursora o proclamadora del Reino en obra de tiempo completo. Ella estuvo entre los precursores que cruzaron las llanuras del Estado Libre de Orange, en la parte central del país, y fueron predicando de granja en granja. ¿Qué opinaron los precursores de haberse gastado por llevar las buenas nuevas a aquellas personas? “¿Quién puede poner precio a lo que hemos experimentado?”, respondieron. Ciertamente los precursores recibieron una buena recompensa espiritual por sus esfuerzos.
El no poder leer tampoco le impide aprender la verdad bíblica al que tiene hambre espiritual. El muy ilustrado folleto ¡Disfrute para siempre de la vida en la Tierra! es bien recibido por los que no pueden leer o leen con dificultad. Tanto a los jóvenes como a los mayores les fascinan las bellas ilustraciones del Paraíso. Cierto trabajador de tiempo completo que ayuda a imprimir este material comentó: “Este folleto ayuda a la gente a ver el Paraíso como una realidad, y aumenta su reverencia natural y su respeto a la Biblia”.
La publicación Mi libro de historias bíblicas ha sido muy popular por la misma razón. En una zona tribual retirada de Lebowa, dos de nuestras hermanas espirituales se sorprendieron al hallar que un ancianito parcialmente ciego y su esposa tenían un ejemplar de este libro en la lengua sepedi. El matrimonio lo usaba como libro de texto para enseñar a los niños de su comunidad. De hecho, el libro estaba desbaratándose por lo mucho que había sido estudiado y marcado. ¡Cuánto les deleitó poder obtener un ejemplar nuevo!
Como se ve, las publicaciones verdaderamente cristianas están satisfaciendo una gran necesidad al ayudar a los que tienen hambre de la verdad. Es interesante que la Sociedad Watch Tower produce una gran porción de lo que se imprime en muchos idiomas locales en el África austral. Tan solo en 1990 se distribuyeron en las zonas rurales de Sudáfrica 113.529 libros, folletos y revistas publicados por la Sociedad.
El fruto que se ha producido
¿Han producido fruto duradero estas excelentes experiencias y la literatura que se ha dejado en manos de la gente en las zonas rurales de Sudáfrica? Sí. Desde 1989 se han formado cuatro congregaciones y nueve grupos aislados como resultado directo de la proclamación de las buenas nuevas en estas zonas rurales. Precursores especiales temporeros y precursores regulares han llevado la delantera en mucha de esta obra.
¿Recuerda a Doris y su escuela dominical en aquel lejano valle de Zululandia? Hoy ella es testigo de Jehová dedicada y bautizada. Además, un grupo floreciente de nueve publicadores del Reino sigue progresando espiritualmente allí. Muchos nuevos asisten a las reuniones que se celebran en el hogar de Doris, y siete personas con quienes ella estudió la Biblia se bautizaron en la asamblea de distrito de Durban en diciembre de 1990.
Ese fruto es algo que estimula y conmueve a los publicadores del Reino sudafricanos. Ellos toman a pecho las palabras del apóstol Pablo: “Mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos”. (Gálatas 6:10.) Sí, los siervos de Jehová están resueltos a llevar la verdad a toda persona sincera, incluso a las que viven en las zonas rurales de esta “parte [...] distante de la tierra”. (Hechos 1:8.)
[Mapas/Ilustraciones en la página 24]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Lebowa
TRANSVAAL
Soweto
Piet Retief
Bofutatsuana
ESTADO LIBRE DE ORANGE