Siega de los adoradores
EL APÓSTOL Juan recibió una visión de sucesos de trascendencia mundial “en el día del Señor”. Vio que en los cielos el Señor Jesucristo salía cabalgando en guerra justa —representada por un corcel blanco—, “venciendo y para completar su victoria”. Lo primero que Jesucristo hace es arrojar de los cielos a la vecindad de la Tierra al archienemigo de Dios, Satanás. Este reacciona plagando a la humanidad, a grado sin precedente, de matanza, hambre y enfermedades, representadas por las figuras de jinetes y sus caballos (cabalgaduras de color rojo, negro y pálido respectivamente). (Revelación 1:10; 6:1-8; 12:9-12.) Hubo una explosión inicial de estos ayes en el año 1914, y desde entonces se han intensificado. Dentro de poco culminarán en lo que, según Jesús, será una “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder”. (Mateo 24:3-8, 21.)
¿Cómo les irá a los adoradores de Jehová en ese tiempo? El capítulo 7 de Revelación, en los versículos 1 a 10Rev. 7:1-10, dice que fuerzas angelicales están “reteniendo” los vientos de la destrucción hasta que se haya recogido a esos adoradores. Durante el período desde 1914 en la Tierra se recoge o siega a los últimos miembros del Israel espiritual, que está compuesto de 144.000 personas. Y luego “¡miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas”. Esta gran muchedumbre ya asciende a millones. Están de pie, en posición aprobada, delante del trono de Dios por haber ejercido fe en la sangre rescatadora de Jesús, quien murió como un cordero inocente a quien se hubiera degollado. “Y siguen clamando con voz fuerte, y dicen: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero’.” Estos adoradores celosos siguen diciendo “¡Ven!” a otros, a quienes también se recoge para que se salven de “la gran tribulación”. (Revelación 7:14-17; 22:17.)
“Por toda la tierra”
De esos adoradores devotos puede decirse: “Por toda la tierra salió su sonido, y hasta las extremidades de la tierra habitada sus expresiones”. (Romanos 10:18.) Su arduo trabajo ha sido bendecido con fruto extraordinario. Por ejemplo:
En México ahora informan actividad 335.965 adoradores de Jehová, ¡un aumento de casi 100.000 en solo tres años! ¿A qué se debe tan grande expansión? Lo siguiente quizás ayude a explicarlo. Un joven llamado Aurelio era el sacristán de una iglesia católica. Cada vez que los testigos de Jehová llegaban al pueblo, tocaba las campanas de la iglesia como advertencia para que la gente no les prestara atención. Con el tiempo compró una Biblia de Jerusalén católica y empezó a leerla, pero no la entendía. Cierto día vio a un amigo que llevaba un ejemplar de la Traducción del Nuevo Mundo bajo el brazo. Aurelio reprendió a su amigo y, después de decirle que llevaba una Biblia falsa, lo condujo a su propio hogar para mostrarle la “verdadera” Biblia. Su amigo le dijo: “Lee el capítulo 20 de Éxodo”, y entonces se fue.
El sacristán leyó desde el capítulo 1 de Éxodo hasta llegar a los versículos 4 y 5 del capítulo 20 Éx 1:1-20:5. Le causó gran sorpresa lo que decía su Biblia católica acerca de las imágenes. Después de la misa del siguiente domingo, le mostró al sacerdote los textos acerca de las imágenes. Al principio el sacerdote dijo que él mismo solo veneraba las imágenes; no las adoraba. Cuando vio que aquello no satisfizo a Aurelio, el sacerdote lo acusó de estudiar con los testigos de Jehová. Aurelio lo negó, pero añadió: “¡Ahora sí lo voy a hacer!”.
La siguiente vez que los Testigos estuvieron en el pueblo, Aurelio se comunicó con ellos para empezar a estudiar la Biblia. Dejó de trabajar en la iglesia, y en tres meses satisfizo los requisitos para participar en el ministerio público con los testigos de Jehová. La primera casa que visitó fue la del sacerdote, quien no podía dar crédito a sus ojos cuando vio al ex sacristán hecho un predicador del Reino. El sacerdote lo amenazó con excomulgarlo, pero Aurelio le dijo que eso no sería necesario, pues ya se había apartado de la iglesia. Su proceder denodado animó a muchos de aquel pueblo que ya estudiaban con los testigos de Jehová. Aurelio y otras 21 personas del pueblo se bautizaron en la siguiente asamblea de distrito. En ese lugar el aumento de los Testigos es tan rápido que hubo un solo anciano disponible para repasar las preguntas pertinentes con los que deseaban bautizarse.
“Salió su sonido”
No hay manera de eludir la predicación del Reino. Cierto italiano católico solía enojarse cada vez que los testigos de Jehová lo visitaban. Por eso, cuando la compañía para la cual trabajaba lo trasladó a Singapur, creyó que por fin no los vería más. Pero, para su sorpresa, allí también había Testigos. De modo que consiguió dos perros feroces para que atacaran a los Testigos que fueran a visitarlo. Cuando dos publicadoras del Reino visitaron su hogar, los perros salieron corriendo tras ellas. Aterradas, las Testigos se echaron a correr desesperadamente y, al llegar a un cruce, tomaron direcciones diferentes. Una de ellas, al notar que uno de los perros la había alcanzado, en desesperación sacó de su bolso dos folletos grandes que metió en la boca del perro. Este entonces dejó de perseguirla y, con los folletos en la boca, dio la vuelta y regresó a la casa.
La semana siguiente, las mismas dos Testigos estaban visitando de nuevo a una persona que vivía al otro lado de la calle. El dueño de los perros, quien estaba en el jardín, para sorpresa de las Testigos las invitó a entrar en su casa. Les dijo que nunca había hablado con los testigos de Jehová ni leído sus publicaciones. Pero que le había sorprendido ver los folletos en la boca de uno de sus perros. Aquella misma noche había leído las publicaciones y estaba muy impresionado. Aunque había sido católico toda la vida, expresó el deseo de estudiar la Biblia con los testigos de Jehová.
Puesto que aquel hombre pronto volvería a Italia, se hicieron arreglos para que los testigos de Jehová estudiaran con él allá. Porque él y su esposa empezaron a asistir a las reuniones, el párroco, opuesto, los amenazó. Cuando alguien les quemó su jardín, aquel matrimonio rompió todos sus lazos con la iglesia. Este hombre dice ahora: “Ya he testificado a muchos de mis familiares, porque quiero que sepan que Jehová es el único Dios verdadero”.
“Hasta las extremidades de la tierra habitada”
Otra experiencia desde un lugar distante de la Tierra muestra que el mensaje del Reino se aprecia y que ayuda a transformar vidas. Mientras asistía a unas clases de información prenatal, una Testigo de Australia conoció a una señora de muchos hábitos perjudiciales que hasta había rehusado dejar de fumar durante su embarazo. A la Testigo le perturbaba mucho la actitud de aquella señora. Sucedió que ambas tuvieron sus bebés al mismo tiempo y en la misma sala, de manera que tuvieron la oportunidad de conversar. Al parecer aquella señora había experimentado muchas dificultades durante su infancia, y ahora su matrimonio estaba a punto de deshacerse. Por eso, después de salir del hospital la Testigo la visitó y empezó un estudio bíblico con ella, con ayuda del libro Cómo lograr felicidad en su vida familiar.
El esposo de la señora había estado orando a Dios que le mostrara la religión verdadera, con esta condición: ¡“Con tal que no sea la de los testigos de Jehová”! No obstante, cuando se enteró de que su esposa estaba estudiando con los Testigos empezó a hacer preguntas, y se le invitó a participar en el estudio. Lo hizo, y pronto comenzó a asistir a las reuniones de la congregación. Ahora tanto el esposo como su esposa están bautizados, y es patente que la situación marital de estas personas ha mejorado mucho.
Como resultado de estudios bíblicos conducidos en los hogares con literatura como el libro ya mencionado hay una siega de muchos nuevos adoradores. En países donde los testigos de Jehová han afrontado revoluciones, guerra civil o restricciones gubernamentales, la actividad de estudios bíblicos en los hogares de la gente ha aumentado. Por muchos años la guerra civil hizo estragos en Angola, y los Testigos afrontaron mucha persecución y dificultades. A principios del año pasado, los informes mostraron que, como promedio, cada publicador conducía casi tres estudios bíblicos en hogares, pero los publicadores tenían poca literatura bíblica. Los superintendentes viajantes visitaban a un grupito cada día, participaban en el servicio del campo durante el día y celebraban reuniones por la noche. ¡Qué gozo hubo cuando las hostilidades terminaron y desde Sudáfrica llegaron 42 toneladas de literatura bíblica muy necesitada! Indudablemente el amor de esos hermanos ‘abundará todavía más y más con conocimiento exacto y pleno discernimiento’, pues ahora pueden ‘asegurarse de las cosas más importantes’. (Filipenses 1:9, 10.) ¡Qué aliciente para que los que tienen a mano muchas ayudas para el estudio de la Biblia aprovechen plenamente esa provisión tan generosa de Jehová! (1 Timoteo 4:15, 16.)
La felicidad de estos adoradores fieles nos recuerda estas palabras que dijo Jesús en el Sermón del Monte: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos. [...] Felices son los que han sido perseguidos por causa de la justicia, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos. [...] Regocíjense y salten de gozo, puesto que grande es su galardón en los cielos”. (Mateo 5:3-12.) ¡Qué siega se está efectuando ahora en Angola!
En otros lugares del mundo también están menguando o eliminándose las restricciones que se han impuesto a la actividad de los testigos de Jehová. En sus días Jesús comentó: “Sí; la mies es mucha, pero los obreros son pocos”. (Mateo 9:37.) ¡Cuán cierto es eso hoy día! Hay una necesidad constante de obreros. Nos alegramos de que sea parte de nuestra adoración recoger la mies. En nada puede hallarse mayor gozo en la Tierra hoy que en llevar fruto en nuestro servicio dedicado a Jehová Dios.
Sin embargo, ¿qué impulsa a los adoradores de Jehová a desplegar esa clase de gozo y celo? Veamos.