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  • La búsqueda de libertad en Senegal

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  • La búsqueda de libertad en Senegal
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1991
  • Subtítulos
  • ‘Jehová quiere que tengan este edificio’
  • En el campo con los misioneros
  • Librados para seguir el ministerio de tiempo completo
  • La poligamia contra la monogamia cristiana
  • La adoración de fetiches contra la adoración verdadera
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1991
w91 15/8 págs. 8-12

La búsqueda de libertad en Senegal

A LAS afueras de la costa de Dakar, la capital moderna de Senegal, se halla la islita de Gorée. En ella hay un claro recordatorio de un período tenebroso de la historia: una casa para esclavos construida en 1776.

Es una de las muchas casas en que por hasta tres meses se encerraban de 150 a 200 esclavos, en escualidez, para después enviarlos a lugares lejanos. Se separaba a parientes que nunca se volvían a ver: quizás se enviaba al padre a Louisiana, América del Norte, a la madre a Brasil o Cuba y a los hijos a Haití, Guyana o Martinica. ¡Qué violación de la libertad humana! Esto también sirve como vigoroso recordatorio de que la libertad es un privilegio precioso que no siempre ha sido posesión de todos.

Me enteré de esto por un folleto sobre turismo que leí mientras volaba hacia Senegal, país situado en el extremo oeste de la gran protuberancia de África occidental. La región de la sabana de Senegal se halla entre desiertos al norte y el este y densas selvas al sur. Aquí se encuentra el majestuoso y duradero árbol baobab, con su fruto extraño llamado pan de mono, del cual se hace el crémor tártaro. También es la tierra de monos y de pájaros de hermosos colores y de pueblos pintorescos en medio de arboledas de mango.

Me arrellané en el asiento mientras pensaba en la visita muy anhelada que haría a este país de entrada en el África occidental. Hoy día, Senegal, con sus 7.000.000 de habitantes de diferentes antecedentes étnicos, disfruta de plena libertad. Pero ¿pudiera alguien hallarse libre físicamente y sin embargo estar esclavizado a prácticas y supersticiones que lo priven de la verdadera libertad? Estaba a la espera de reunirme con mis hermanos espirituales y enterarme directamente del progreso que había logrado en esa parte del mundo la verdad que liberta al hombre. (Juan 8:32.)

‘Jehová quiere que tengan este edificio’

Lo primero que quería hacer era visitar la sucursal y hogar misional de la Watch Tower en Dakar. Cuando llegué a este edificio moderno situado en un suburbio tranquilo, noté que al frente tenía una gran J. La primera pregunta que hice mientras visitaba la sucursal fue qué significaba aquella J.

“Es muy interesante —explicó el guía—. En 1985, cuando buscábamos un local más amplio, visitamos este edificio, que todavía estaba en construcción. Pero pensamos que era más grande de lo que necesitábamos. Cuando el dueño supo que éramos testigos de Jehová, manifestó un intenso deseo de alquilarnos el edificio, pues sabía que éramos gente honrada. Nos dijo: ‘Estoy seguro de que su Dios, Jehová, quiere que tengan este edificio. Pues ¡miren! ¡Hasta tiene una J grande al frente! Cuando hice que la pusieran ahí, fue con la idea de que representaría mi nombre, John, ¡pero ahora estoy seguro de que es para el nombre de Dios, Jehová!’. Nos alegra haber estado en este excelente edificio por los últimos cinco años.”

Después quise saber cómo se dio comienzo a la predicación en Senegal.

“Las aguas libertadoras de la verdad entraron en Senegal a principios de los años cincuenta por un testigo de Jehová que vino de Francia contratado para un trabajo. En 1965 se estableció en Dakar una sucursal que dirigiría la obra en los países de habla francesa de Senegal, Malí y Mauritania, así como en el país de habla inglesa de Gambia. Desde 1986 también hemos atendido la obra que se efectúa en Guinea-Bissau, un país de habla portuguesa.”

Puesto que yo sabía que más del 90% de la población de este país no profesa el cristianismo, pregunté qué progreso se había logrado. “Es cierto que mucha gente de estas tierras no está familiarizada con la Biblia —me dijo el guía—, pero la obra adelanta constantemente. En enero de 1991, para alegría nuestra, tuvimos 596 publicadores del Reino. Eso muestra que los hermanos locales y los misioneros han estado trabajando arduamente.”

“Tengo entendido que hay muchos misioneros aquí”, comenté.

“Sí, hay unos 60 asignados a los diferentes territorios que atendemos, y han venido de 13 países. Los misioneros trabajan duro y han contribuido mucho a establecer bien la obra aquí. Los hermanos locales reflejan ese espíritu en su amor y celo por la verdad. A pesar de que se encaran con problemas como el desempleo y recursos materiales limitados, muchos hermanos dedican 15 horas o más al ministerio del campo cada mes. Esperamos que durante su visita conozca a algunos de estos trabajadores celosos.”

Lo mismo esperaba yo.

En el campo con los misioneros

Margaret, quien fue misionera por más de 20 años hasta hace poco, cuando murió, se ofreció a llevarme a su territorio en el centro de la ciudad. Tomamos un car rapide (auto rápido) para saborear algo de la vida típica. En realidad era un autobús pequeño que hacía paradas frecuentes. Tiene cabida para 25 pasajeros, y si todos fueran delgados, quizás el viaje hasta pudiera ser cómodo. Las dos señoras que se sentaron en el mismo banco conmigo no eran de ningún modo delgadas, pero acepté la situación con una sonrisa.

“En mi territorio del centro de la ciudad se ven muchas cosas interesantes”, explicó Margaret cuando llegamos. “¿Ve esas sandalias de vivo color?”, preguntó, señalando a unos quioscos al lado de la acera. “Están hechas de cuero de oveja y cabra teñido.” Abordamos a los fabricantes de las sandalias, y Margaret comenzó su presentación en el idioma de ellos, uolof. Ellos escucharon atentamente y quedaron fascinados por las ilustraciones de Adán y Eva en el folleto ilustrado.

Poco después nos acosaron vendedores ambulantes —conocidos aquí como hombres bana-bana— que ofrecían una gran variedad de artículos. Unos tenían escobas; otros nos mostraban ropa, candados, medicinas, carteras, naranjas, y hasta pájaros vivos. Uno quiso venderme un kora, un instrumento de cuerda hecho con la mitad de una calabaza y un palo como mástil; se toca con ambas manos. Pude notar que el instrumento tenía detrás una pequeña imagen de una máscara hecha de cuero, cuerno de cabra y pequeños caracoles de “buena suerte”. Le explicamos que no compraríamos nada que estuviera adornado con símbolos conectados con la hechicería ni con ritos no cristianos. Para sorpresa nuestra, el bana-bana concordó con nosotros, y dijo que era musulmán. Escondió el kora detrás de su gran vestidura exterior, su boubou, y escuchó atentamente mientras Margaret le presentaba el folleto, que estaba escrito en árabe. Tanto se entusiasmó que aceptó el folleto y empezó a leerlo allí mismo. Después de muchas expresiones de agradecimiento, se fue con el folleto y el kora que no vendió. Estábamos seguros de que estudiaría el folleto en su hogar.

Después hablé con John, quien también ha sido misionero por más de 20 años.

“La gente aquí es muy amigable, y uno puede hablar con casi toda persona —me dijo John—. El saludo popular, ‘assalam alaikum’, significa ‘la paz sea con ustedes’, y la mayoría de las personas son pacíficas. Esta es la tierra de teranga, o la hospitalidad, que se expresa por bondad, cordialidad y alegría.” Se me estaba haciendo fácil comprender por qué tantos Testigos jóvenes extranjeros podían dejar a sus familias y amigos para servir en este campo misional.

Librados para seguir el ministerio de tiempo completo

El espíritu del misionero tiene profunda influencia en los Testigos locales. Esto se hace especialmente claro cuando consideramos que el desempleo general hace que el servicio de tiempo completo como precursor sea un verdadero reto. Marcel y Lucien, quienes se libraron de muchos hábitos dañinos cuando aprendieron la verdad bíblica, explicaron:

“Queríamos mostrar nuestro agradecimiento mediante servir como precursores. Pero era difícil hallar trabajo de media jornada. Tratamos la jardinería, pero no resultó muy práctica. El lavar ropa para ganarnos el sustento tomaba demasiado tiempo. Ahora somos panaderos y tenemos algunas tiendas como clientes regulares, y esto va funcionando bien”. Está claro que se requirió muchísima fe e ingeniosidad por parte de ellos, junto con esfuerzo sincero, pero esto prueba que es posible servir de tiempo completo aunque las condiciones económicas sean difíciles.

Cuando los testigos de Jehová empezaron a estudiar la Biblia con Michel, él asistía a una universidad en Dakar. “Estaba deprimido por el espíritu inmoral que reflejaban tantos estudiantes, y ciertas preguntas me tenían perplejo —relata—. ¿Por qué estaba el hombre esclavizado a prácticas como aquellas y a condiciones dañinas? La Biblia me dio las respuestas. Fue como si me quitaran de encima un gran peso. Aunque mis padres insistieron en que yo continuara con mis estudios, participé en el servicio de precursor auxiliar y entonces serví como precursor regular por el resto del tiempo que tuve que permanecer en la universidad. Hallo que el compartir las buenas nuevas con otras personas como precursor, y no el buscar una carrera en este sistema que pronto terminará, es lo que más me trae gozo.” Michel ahora es precursor especial en M’Bour.

La poligamia contra la monogamia cristiana

Las costumbres locales no siempre se ajustan a los principios cristianos, y esto puede presentar desafíos singulares. Alioune, superintendente presidente de una de las seis congregaciones de los testigos de Jehová en el Dakar mayor, relata: “Cuando empecé a escuchar la verdad libertadora yo tenía dos esposas. Como musulmán practicante, mi religión me permitía tener aun más. Mi padre tuvo cuatro, y la mayoría de mis amigos tenían varias. Es la costumbre aquí en África”. ¿Pero cuál es el resultado de este estilo de vida?

Alioune explica: “El tener más de una esposa puede causar muchos problemas, especialmente en lo referente a los hijos. Tengo diez hijos de mi primera esposa y dos de la segunda. En estas familias el padre suele ser un extraño para sus hijos, y estos no se benefician de su ayuda ni de su disciplina. A propósito, la poligamia tampoco me protegió del adulterio. Lo que ha hecho posible esto es el autodominio, un fruto del espíritu de Dios”. Entonces, ¿qué hizo Alioune?

“Le pedí a mi segunda esposa que regresara al hogar de sus padres —sigue diciendo él— y con prudencia le expliqué que no era porque ella me desagradara, sino porque quería someterme a los requisitos de Dios. Hice arreglos especiales para cuidar de todos mis hijos material y espiritualmente, y estoy agradecido de que hoy ellos también sirven a Jehová. De los nueve que son publicadores, cinco están bautizados, dos son precursores especiales y los otros tres son precursores regulares y auxiliares. La verdad en realidad me ha librado de muchos problemas asociados con la crianza de los hijos.”

La adoración de fetiches contra la adoración verdadera

Lo siguiente en mi itinerario fue una visita a la región de Casamance, en el sur. Me impresionó la frescura y el verdor que dominaban. Esta región produce arroz, maíz y cacahuetes en abundancia, pues por unos 300 kilómetros (180 millas) está bien regada por el gran río Casamance. Por el campo, esparcidas, se pueden ver cabañas redondas de dos pisos con techos de paja en forma de embudo para recoger el agua de la lluvia, en preparación para la temporada seca. La capital, Ziguinchor, fue construida a la sombra de un gran palmar. Fue un placer reunirme con una congregación celosa del pueblo de Jehová allí.

Dominic, un misionero que predica en Ziguinchor y en sus alrededores, me dijo que la predicación va muy bien en esta zona. “Hace solo 10 años —dijo— había 18 publicadores en la congregación de Ziguinchor. Ahora hay 80. Para atender este gran aumento construimos un bello Salón del Reino, y para ello usamos arcilla roja que se halló en los alrededores del salón. El proyecto fue un gran testimonio para la comunidad. Se oyeron comentarios favorables de la gente que vio a personas de diferentes tribus trabajando juntas pacíficamente. Hace poco, para una asamblea de circuito, la concurrencia máxima fue de 206 personas, y 4 se bautizaron.”

En esta parte de Senegal muchos todavía siguen las creencias animistas de sus antepasados, y adoran fetiches aunque dicen que son cristianos o musulmanes. Escuché atentamente la historia que relató Victor, un anciano de la Congregación de Ziguinchor.

“Nací en Guinea como miembro de una familia grande de adoradores de fetiches. Cuando nací, mi padre me dedicó a un espíritu o demonio. Para ganar su favor, yo acostumbraba sacar de debajo de la cama un maletín negro, erigía un pequeño altar y ofrecía sacrificios de sangre al cuerno que representaba al demonio que me protegía. Hasta después de hacerme católico todavía me sentía esclavizado. Después que me mudé a Senegal, los testigos de Jehová empezaron a darme lecciones bíblicas. Mi esposa y yo aprendimos que no podíamos seguir ‘participando de la mesa de Jehová y de la mesa de demonios’. (1 Corintios 10:21.) Pero cuando dejé de ofrecer sacrificios los demonios empezaron a atacarnos. Yo temía deshacerme del maletín negro con todos sus objetos demoníacos porque había oído de un hombre que se había vuelto completamente loco cuando hizo algo similar.” ¡Qué desesperada situación la de Victor!

“Finalmente las palabras de Romanos 8:31, 38, 39 nos dieron la fortaleza necesaria para deshacernos de todo lo que estuviera relacionado con la adoración de fetiches. Desde que hemos puesto nuestra confianza en Jehová, verdaderamente se nos ha libertado. Mi hogar entero tiene la maravillosa esperanza de vivir eternamente en un paraíso terrenal, donde toda la humanidad estará libre de la influencia de demonios inicuos.”

Por fin llegó el tiempo en que tenía que marcharme. Mientras hacía las maletas, reflexioné en mi inolvidable visita a Senegal. ¡Cuánto fortaleció mi fe el tratar y hablar con tantas personas que habían sido libradas de la esclavitud al abuso de drogas, a la inmoralidad y a la superstición, y que ahora disfrutan de verdadera libertad! A pesar de las difíciles condiciones económicas, hallan gozo y contentamiento al servir a Jehová, quien les ha dado la esperanza segura de alcanzar vida eterna en un paraíso en la Tierra. ¡Cuán agradecidos estamos al que ha hecho posible que estas buenas nuevas se proclamen no solo en Senegal, sino en toda la Tierra durante “el año de la buena voluntad de parte de Jehová”! (Isaías 61:1, 2.)—Contribuido.

[Fotografía en la página 10]

Por la costa, también, la gente de Senegal escucha el mensaje cristiano

[Fotografías en la página 9]

Las aguas libertadoras de la verdad se comparten liberalmente en las aldeas

Hogar misional y sucursal de los testigos de Jehová en Dakar, Senegal

[Mapa en la página 8]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

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