Los proclamadores del Reino informan
‘Felices son los que tienen hambre espiritual’
JESÚS dijo: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual”. (Mateo 5:3.) Esas personas buscarán la información dadora de vida que se halla en la Palabra de Dios, la Biblia; y el adquirir ese conocimiento las conducirá a la vida eterna. (Mateo 4:4; Juan 17:3.)
◻ En un país africano cierta persona que tenía hambre espiritual caminó cuatro horas en el frío y en la oscuridad para obtener un ejemplar de Mi libro de historias bíblicas. Cuando llegó a la aldea donde predicaban los testigos de Jehová, quedó muy decepcionado al enterarse de que no había más libros. Esperó tres días allí hasta que llegó otro envío de libros, y se alegró cuando finalmente obtuvo la excelente información espiritual.
En el mes que los Testigos estuvieron en aquella zona aislada, distribuyeron 55 libros, 365 folletos y 145 revistas, y obtuvieron 5 suscripciones. Se conmovieron mucho cuando, al partir, tanto los adultos como los niños les gritaron en el idioma kpelle: “¡Que Jehová los acompañe!”. Se están haciendo arreglos para visitar de nuevo a los que mostraron interés en la verdad.
Otra persona de ese país también tenía hambre espiritual. Era la tesorera de su iglesia y estaba a cargo del entretenimiento en el condado donde vivía. Cuando los Testigos la visitaron, con lágrimas en los ojos admitió que la iglesia de ella no satisfacía los requisitos bíblicos del cristianismo. Los Testigos le mostraron en su propia Biblia cómo identificar la religión verdadera. Después de asistir a dos reuniones en el Salón del Reino, comentó: “Lo que vi y oí verdaderamente me convenció de que esta es la verdad”. Quedó muy impresionada por las reuniones y la conducta de los concurrentes. Notó que lo que le habían dicho los Testigos que la visitaron no era algo que hubieran inventado, sino la realidad. Desde entonces ha dado pasos para separarse de su iglesia, y eso ha sido un testimonio para su comunidad.
◻ En Nueva Caledonia, un joven catequista melanesio tenía hambre espiritual. Sobre la mesa en la casa de su madre encontró un ejemplar del libro La verdad que lleva a vida eterna, y leyó los capítulos 2 y 3. Los textos de Éxodo 20:4, 5 y Juan 4:23, 24, que se consideran allí, le llegaron al corazón. Debido a lo que dicen esos textos, le preguntó al cura de su iglesia por qué la Iglesia Católica tolera el uso de imágenes en la adoración. El cura evadió la pregunta. El joven visitó varias religiones “cristianas”, pero estas no pudieron darle respuestas que le satisficieran. Finalmente decidió asistir a una reunión de los testigos de Jehová con su madre, quien ya había manifestado interés en la verdad. Quedó muy impresionado por el amor que vio manifestado entre los Testigos y por sus enseñanzas bíblicas.
A pesar de que el salón estaba lejos de su hogar, él se las arreglaba regularmente para conseguir transportación a las reuniones, y en poco tiempo se declaró de parte de la verdad y se bautizó. Ahora es siervo ministerial. Su madre y dos de sus hermanas carnales también son ahora testigos de Jehová. Este joven predicó a miembros de su tribu y comenzó muchos estudios bíblicos con ellos. Ahora algunos de estos asisten a las reuniones cristianas de esa zona... todo porque por casualidad un joven vio un libro bíblico sobre una mesa, lo estudió, aceptó su mensaje y tomó en serio lo que aprendió.
Hoy Jehová ha puesto en función un gran programa de alimentación espiritual, y muchedumbres se benefician de él. Apropiadamente profetizó de ello Isaías cuando dijo: “¡Miren! Mis propios siervos comerán, pero ustedes mismos [los miembros de la religión falsa] padecerán hambre”. (Isaías 65:13.) Felices somos si nos beneficiamos de las provisiones que Jehová suministra para satisfacer nuestra hambre espiritual.