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Predicación telefónica productivaMinisterio del Reino 2001 | febrero
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3 ¿Nos mostramos reacios a incluir esta faceta del servicio en nuestro ministerio? Un hermano admite: “No me gusta que me llamen para venderme nada, así que me cuesta mucho asimilar este tipo de predicación”. Sin embargo, después de efectuar solo dos llamadas exclamó: “¡Me encanta! Nunca imaginé que lo diría, pero me encanta. La gente se encuentra relajada, y tengo a mano todo lo que necesito. ¡Es estupendo!”. Una hermana reaccionó de forma parecida: “No me atraía nada la idea de predicar por teléfono. A decir verdad, no quería hacerlo. Pero la probé, y me dio muy buen resultado. Tengo 37 revisitas y más estudios de los que puedo atender”. Si lo intentamos, nosotros también obtendremos fruto.
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Predicación telefónica productivaMinisterio del Reino 2001 | febrero
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16 Tomemos la iniciativa. Una hermana de 15 años comenzó la mañana de servicio con una llamada. Habló con una mujer que aceptó el libro Conocimiento. Cuando fue a llevárselo a su casa, esta quiso saber cómo había conseguido la joven su número de teléfono, pues no aparecía en la guía. La hermana lo había marcado por equivocación. La mujer aceptó el estudio, y en la actualidad es publicadora no bautizada.
17 Otra hermana consiguió un territorio de teléfonos, pero durante tres semanas no lo utilizó porque le daba miedo. ¿De dónde sacó el valor para comenzar? Recordó el artículo titulado “Cuando soy débil, entonces soy poderosa” (de la revista ¡Despertad! del 22 de enero de 1997), que trataba sobre una Testigo que predica por teléfono a pesar de sus limitaciones físicas. La hermana dijo: “Pedí a Jehová que me diera fuerzas y las palabras adecuadas para hacer mi presentación”. ¿Con qué resultado? “Jehová contestó mi oración. La gente me escuchó y conseguí una revisita”, relata. Más tarde logró iniciar un estudio bíblico. Ella concluye: “Jehová me ha enseñado, una vez más, a confiar en él, no en mí misma” (Pro. 3:5).
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