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FinlandiaAnuario de los testigos de Jehová 1990
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“Las piedras claman”
Hacia finales de la década de los treinta, el hermano Harteva grabó en discos los sermones de Rutherford en finlandés. ¿Por qué en discos? Porque así se podía aprovechar una invención muy reciente: el gramófono portátil. Este aparato tenía que usarse en la actividad de casa en casa y en las revisitas. En la sucursal se instalaban las piezas del gramófono en maletines fabricados por los hermanos. “Las piedras claman” era el lema que utilizaban los Testigos al salir al servicio del campo con sus aparatos “parlantes”.
Se recibió un suministro de altavoces nuevos tan potentes que los hermanos los llamaban “unidad de artillería sonora”. Leo Kallio relata: “El mismo día que había planeado ir a la playa con mi esposa y mi hijito, llegó en el correo una carta en la que se me recordaban los planes de utilizar los grandes altavoces para tocar discos en la playa, donde se esperaba que más de doscientas personas presenciaran la hoguera del solsticio de verano, un legado del paganismo. No fue fácil tomar esta decisión, pues mi carne se oponía tenazmente. Expuse la cuestión a Jehová en oración, prometiéndole que si conseguía introducir los altavoces en el autobús atestado de gente, algo que me parecía imposible, lo tomaría como prueba de que se bendecirían mis esfuerzos. Y lo conseguí, aunque algunos pasajeros se quejaron.
”Cuando empezó a llegar la gente, escondimos los altavoces detrás de un montón de maderas que había en el cruce de carreteras. Cerca de allí había una sala de baile, pero todos dejaron de bailar y fueron a la playa en cuanto encendieron la hoguera. Una vez que todo el mundo se había aproximado al fuego, puse un disco de música. Fue tan inesperado, que todos se olvidaron de la hoguera y se volvieron hacia el montón de maderas para ver de dónde procedía el sonido. Expliqué lo que pretendía hacer a un policía que había llegado para vigilar el baile y que se acercó a mí. Asintió con la cabeza, así que pude poner los discos del discurso. Contenían golpes muy duros contra la religión falsa, por lo que causaron bastante alboroto entre los oyentes.
”Cuando se oyó el nombre Jehová, un grupo de jóvenes se agruparon en torno a mí y mascullaron: ‘Vamos a tirar esos altavoces al lago’, pero el policía les lanzó una mirada severa. Para entonces alguien había llamado al jefe de la guardia rural, así que rápidamente puse un disco de música. El jefe de la guardia quería saber quién le había molestado en plenas fiestas estivales, y después de ver al risueño policía, se marchó enfadado. Con la ayuda del policía conseguimos meter los altavoces en el autobús sin sufrir daño alguno.”
La obra con el gramófono alcanzó su apogeo en 1938, cuando había 309 aparatos en funcionamiento y, según los informes, se presentaron 72.626 discursos a una audiencia de 151.879 personas. ¡‘Las piedras clamaron’ de verdad!
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FinlandiaAnuario de los testigos de Jehová 1990
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[Fotografía en la página 164]
Hermanos testificando con gramófonos y megáfonos
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