¿Cree que puede ocuparse de un animal de compañía?
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Dinamarca
LOS estudios sobre la esperanza de vida de las personas que han sufrido ataques de corazón indican que a las que tenían un animal de compañía les iba mejor. Parece que la compañía de algunos animales produce un efecto tranquilizador, y también parece que ejercen una influencia favorable en los disminuidos físicos y mentales y en las personas con trastornos nerviosos.
Pero antes de tomar la decisión de tener un animal de compañía, hay ciertas preguntas que merecen consideración, tanto para su bien, como para el de los que le rodean y el del animal. Unas respuestas objetivas le ayudarán a que no cometa un error costoso.
¿Le permite su estilo de vida atender adecuadamente a un animal? ¿Está fuera de casa durante largos períodos de tiempo? ¿Tienen sus hijos la suficiente edad como para entender lo que significa tener un animal en casa? ¿Dispone de espacio suficiente para el tipo de animal que desea, o tendría que estar encerrado la mayor parte del tiempo? Piense en estas preguntas antes de adquirir un animal de compañía.
En el Israel de la antigüedad, Dios hacía responsables a los propietarios de animales de cómo los atendían. (Éxodo 23:4, 5; Deuteronomio 22:10; 25:4; Proverbios 12:10.)
¿Debería tener un animal el niño?
La expresión “A los niños les va bien aprender a tratar con los animales” manifiesta un sentir bastante generalizado. La clave está en la palabra “aprender”: el niño debe tener suficiente edad como para aprender.
Los niños muy pequeños no se dan cuenta de que si apretujan a un animal, pueden hacerle daño y hasta causarle lesiones permanentes. Por eso, un veterinario le dijo a la madre de un niño de tres años que quería tener un conejillo de Indias, que el niño era demasiado pequeño para tener un animal tan indefenso y le recomendó que esperase unos años antes de darle un animal.
Los padres tal vez piensen que es muy fácil suministrar pautas a su hijo para que cuide apropiadamente a un animal de compañía. Sin embargo, esto requiere más tiempo y paciencia de lo que quizás esperaban, y el que suele pagar el precio del experimento es el animal.
Como los padres saben que los niños pueden ser persistentes cuando quieren algo, en muchos casos ceden, y les dicen: “Muy bien, puedes tener un animal, pero tendrás que cuidarlo tú”. Sin embargo, los niños tienden a olvidar las cosas con facilidad, como les ocurre cuando tantas veces se olvidan de limpiarse los pies en el felpudo antes de entrar en casa. Sería aventurado dejar los cuidados de una criatura viva en las manos de un niño pequeño sin la adecuada supervisión de algún adulto.
El caso de una familia en la que se permitió que los niños tuviesen conejos ilustra lo que puede llegar a ocurrir. Un día el abuelo pasó junto a las jaulas y vio que hacía mucho tiempo que no se había dado de comer a los conejos y que las jaulas no habían sido limpiadas. Una coneja se había gastado los dientes al tratar de roer la jaula para escaparse y buscar comida.
¿Qué lección se puede aprender de esto? Que si está pensando en dar a su hijo la responsabilidad de cuidar a un animal, recuerde que por muy encantador que sea un gatito o un perrito y por muy suplicantes que sean los ojos de su hijo, finalmente sigue siendo el adulto quien debe responder por el animal. Es posible que los jovencitos pierdan el entusiasmo muy pronto.
Los gatos, los perros y usted
No todos los adultos piensan en las consecuencias de aceptar otro “miembro” en la familia y no siempre prevén las molestias y responsabilidades que puede acarrear un animal de compañía. Esto podría ocurrirles en especial a los testigos de Jehová, quienes llevan vidas muy ocupadas en su ministerio cristiano y faltan mucho de casa debido a sus reuniones y asambleas cristianas. En estas situaciones surge el problema de encontrar a alguien que cuide del animal. Desde luego, no sería apropiado perderse actividades cristianas por causa de un apego demasiado sentimental a los animales. (Hebreos 10:24, 25.)
Hoy día, cuando muchos matrimonios trabajan todo el día fuera de casa, los gatos y perros que se quedan solos en los apartamentos de las ciudades se están convirtiendo en un problema creciente. Por ejemplo: una mujer llevó su gato al veterinario para que le provocase la muerte porque se comportaba de una manera extraña. Cuando el veterinario se enteró de que el gato había estado muchas horas diarias encerrado en un apartamento, llegó a la conclusión de que, con toda probabilidad, esa era la causa de su comportamiento. Aunque los gatos tienden a llevar vidas plácidas, todavía necesitan el contacto de su “familia” humana. Otros animales han sufrido cuando se les ha encerrado en un vehículo sin la debida ventilación.
Los perros también acarrean responsabilidades. Un perro necesita ejercicio, y no es suficiente con sacarlo a pasear una vez al día y luego dejarlo solo en un sótano oscuro (donde ya ha pasado la noche) o atado con una correa corta. Los miembros de una familia de Inglaterra tenían un perro ovejero muy activo, pero no tenían ovejas. El perro se volvió neurótico y tuvieron que dárselo a un granjero.
Por consiguiente, todo el que de veras quiera tener un animal de compañía debería reflexionar en cuanto a si está dispuesto a hacer los sacrificios diarios necesarios para que el animal se mantenga sano. ¿Dispone de los medios para darle el cuidado y atención adecuados? Y recuerde: los animales comen, y los que son grandes comen mucho. Esto puede tener un efecto considerable en su bolsillo, de modo que es otro factor que hay que tener en cuenta. Además, los animales también enferman y los gastos médicos pueden venirle por sorpresa.
Otro factor es la higiene. Muchos animales usan la lengua para lavarse ¡todas las partes del cuerpo! Mientras que a ellos no les afectan los gérmenes que ingieren, es muy posible que a los niños sí, de modo que no anime a su hijo a besar a un animal. Hasta permitir que el animal lama el rostro y las manos del niño puede provocar problemas de salud, posiblemente lombrices. De manera que si eso ocurre, lave en seguida esas zonas con agua y jabón para tratar de impedir la infección. Los animales de compañía deben tener sus propios comederos y no debería permitírseles que laman los platos que usan las personas. Además, pueden introducir en la casa pulgas y otros “indeseables”. Con muy buen juicio, algunas personas que tienen perros no les permiten estar dentro de la casa.
Los pájaros, los peces y usted
“¿Qué hay entonces de un pájaro? —pregunta usted—. No da tanto trabajo, se le tiene en una jaula y de vez en cuando se le da de comer.” Los periquitos son muy populares, y se les puede enseñar a decir algunas palabras y frases. Asimismo, los canarios, con su alegre canto, son muy graciosos. No obstante, también los pájaros requieren considerable atención.
Un consejero escribió que “el periquito es una criatura viva y, además, alegre. [...] En el momento en que usted adquiere un pájaro, ha asumido la responsabilidad de velar por su bienestar. No saber suficiente sobre la alimentación, las necesidades de espacio, etc., y no comprender la naturaleza y las características del pájaro, ha hecho que, a lo largo de los años, por no ser tratados debidamente, un sinfín de periquitos hayan vivido vidas miserables y muchos de ellos hayan muerto demasiado pronto. Así que piénseselo bien antes de ir a la pajarería”.
Lo que se ha dicho sobre la higiene de los animales también aplica a los pájaros. Ellos se lavan con el pico, así que, por supuesto, no sería sensato permitir que un periquito se pasease sobre la mesa picoteando el azúcar y otros alimentos, y tampoco sería prudente que un pájaro se alimentase de su boca o de su plato. Además, un pájaro suelto por la casa puede dejar excremento en los lugares más embarazosos.
¿Y los peces? A muchas familias les gusta tener en la sala de estar un acuario con peces tropicales y exóticos, pues relaja contemplarlos. Pero, ¿hay que preocuparse menos de ellos? Al contrario, un pequeño error en la temperatura del agua, su oxigenación, la iluminación, la limpieza o la alimentación, y puede encontrarse con un acuario lleno de peces muertos. Efectivamente, los peces también requieren sus cuidados.
Sentido común y equilibrio
Si usted ha decidido tener un animal de compañía o ya lo tiene, es obvio que necesita unos conocimientos básicos de sus necesidades alimentarias y sanitarias. Unos minutos no son suficientes para adquirir este tipo de instrucción. La mayoría de las bibliotecas públicas cuentan con publicaciones sobre el cuidado de animales domésticos y de compañía, y en las tiendas especializadas por lo general también pueden encontrarse publicaciones útiles sobre este tema.
Si queremos tener animales, ciertamente vale la pena hacer el esfuerzo adicional de aprender lo que necesitan. Entonces, la asociación podrá ser gratificadora, tanto para el dueño como para el animal.
[Fotografía en la página 19]
Un gatito es gracioso, pero besarlo es antihigiénico