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República ArgentinaAnuario de los testigos de Jehová 2001
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En abril de 1998 de nuevo hubo necesidad de organizar una misión de socorro. En este caso, las lluvias torrenciales provocaron graves inundaciones al norte del país, sobre todo en las provincias de Corrientes, Formosa, Chaco y Santa Fe. En Goya (Corrientes), la precipitación fue de 60 centímetros [24 pulgadas] en un lapso de setenta y dos horas. El torrente inundó las casas y arruinó las pertenencias del 80% de los Testigos del lugar; además, arrasó cultivos y animales, así como puentes y carreteras, por lo que quedaron cortados los accesos a la ciudad. El hermano Heriberto Dip, superintendente de circuito de la zona afectada, y los ancianos de la localidad dividieron el territorio en secciones y visitaron a los hermanos en sus hogares. Hubo que evacuar a algunos en canoas y llevarlos al Salón del Reino. A todos se les proveyó de alimento, ropa y medicinas.
Cuando los publicadores de la cercana provincia de Entre Ríos se enteraron de las dificultades por las que atravesaban sus hermanos de Goya, respondieron con presteza. En tan solo dos días, las doce congregaciones de Paraná, en la provincia de Entre Ríos, reunieron casi cuatro toneladas de ropa y alimentos no perecederos, y las cargaron en un camión que les prestó la Dirección Provincial de Vialidad.
La entrega no fue nada fácil, pues dos de los puentes estaban destruidos. Cuando los hermanos llegaron al primer punto donde había habido un puente, lo primero que hicieron fue ayudar al personal de carreteras a acomodar cientos de sacos de arena. Después, descargaron el camión, cruzaron el río con los suministros y los cargaron de nuevo en unos camiones que esperaban en la otra orilla.
En el segundo tramo, la carretera por la que iban estaba tan inundada y la corriente era tan fuerte, que se les hacía difícil controlar los vehículos. Al anochecer llegaron a donde había estado el segundo puente. Los militares que estaban destacados en ese lugar tenían un bote grande, y aceptaron hacer varios viajes para pasar las provisiones al otro lado del río.
Allí, por fin, el equipo de socorro se encontró con los hermanos de Goya, y continuaron juntos el viaje. Los Testigos de Goya estaban muy conmovidos por el amor y la determinación de sus hermanos cristianos, mientras que los de Paraná quedaron fortalecidos por el firme aguante de las víctimas de la inundación.
Las congregaciones de la zona inundada también dieron testimonio mediante sus constantes expresiones de amor. En un caso, el esposo no creyente de una hermana manifestó su honda preocupación y tristeza por la difícil situación económica que habían provocado las lluvias. La hermana le aseguró que la congregación los ayudaría. Al día siguiente, su tristeza se convirtió en alegre sorpresa cuando los ancianos llegaron a su casa con abundantes provisiones. Para cuando los suministros de socorro civiles y gubernamentales por fin llegaron a la gente, los Testigos ya habían recibido ayuda cuatro o cinco veces.
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[Ilustración de la página 215]
Las fuertes inundaciones que se produjeron en el norte de la Argentina dejaron a muchos a la intemperie
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