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PerdónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Jehová perdona “en gran manera”, según se indica en las ilustraciones de Jesús del hijo pródigo y del rey que perdonó una deuda de 10.000 talentos a un esclavo (60.000.000 de denarios [c. 40.000.000 de dólares (E.U.A.)]), mientras que ese esclavo no estaba dispuesto a perdonar a un coesclavo una deuda de simplemente 100 denarios (c. 70 dólares [E.U.A.]). (Isa 55:7; Lu 15:11-32; Mt 18:23-35.) No obstante, el perdón de Jehová no está impulsado por sentimentalismo, pues Él no deja que los hechos escandalosos queden sin castigo. (Sl 99:8; Éx 34:6, 7.) Josué advirtió a Israel que Jehová no perdonaría la apostasía. (Jos 24:19, 20; compárese con Isa 2:6-9.)
Dios tiene prescrita una manera de buscar y recibir su perdón. La persona debe admitir su pecado, reconocer que es una ofensa contra Dios, confesarlo sin reserva, sentir un profundo pesar en el corazón por el mal cometido y estar determinado a volverse de tal proceder. (Sl 32:5; 51:4; 1Jn 1:8, 9; 2Co 7:8-11.) Además, debe hacer lo que pueda para corregir el mal o el daño causado (Mt 5:23, 24), y ha de orar a Dios, pidiendo perdón sobre la base del sacrificio de rescate de Cristo. (Ef 1:7; véase ARREPENTIMIENTO.)
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PerdónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Si bien el verbo na·sáʼ se refiere al perdón que tanto Dios como cualquier humano pueden otorgar (Gé 18:24, 26; 50:17), el verbo hebreo sa·láj (perdonar) se emplea exclusivamente con referencia al acto por el que se restablece al pecador al favor divino en respuesta a su súplica sincera por el perdón de sus pecados o a la oración de intercesión de otra persona. (Nú 14:19, 20; 1Re 8:30.)
Cuando el verbo hebreo na·sáʼ tiene el sentido explícito de perdonar, la Septuaginta griega a veces lo traduce por el término griego a·fí·ē·mi, que significa literalmente “dejar marchar”, y puede significar también “perdonar”. Cuando en Romanos 4:7 el apóstol Pablo citó del Salmo 32:1 (31:1, LXX), donde se dice que Jehová perdona la “sublevación”, empleó, al igual que la Septuaginta griega, una forma del verbo a·fí·ē·mi para traducir el hebreo na·sáʼ. Este verbo griego aparece en diversos lugares de las Escrituras Griegas Cristianas, y se aplica al perdón de pecados que brindan tanto Dios como el hombre, lo que abarca la cancelación de deudas. (Mt 6:12, 14, 15; 18:32, 35.)
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