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Cultivemos un carácter razonableLa Atalaya 1994 | 1 de agosto
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“Listo para perdonar”
4. ¿Cómo demostró Jesús que estaba “listo para perdonar”?
4 Al igual que su Padre, Jesús demostró que era razonable al estar “listo para perdonar” en múltiples ocasiones. (Salmo 86:5.) Examinemos el caso en que Pedro, uno de sus amigos íntimos, le negó tres veces la noche de su prendimiento y juicio. El propio Jesús había dicho anteriormente: “A cualquiera que me repudie delante de los hombres, yo también lo repudiaré delante de mi Padre”. (Mateo 10:33.) ¿Fue Jesús rígido y aplicó implacablemente esta regla a Pedro? No; después de resucitar, Jesús le hizo una visita, seguramente para consolar y tranquilizar a este apóstol, que se hallaba arrepentido y compungido. (Lucas 24:34; 1 Corintios 15:5.) Poco después, Jesús permitió que Pedro tuviera una gran responsabilidad. (Hechos 2:1-41.) Fue un ejemplo sublime del dulce carácter razonable. ¿No nos anima saber que Jehová ha nombrado a Jesús Juez de toda la humanidad? (Isaías 11:1-4; Juan 5:22.)
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Cultivemos un carácter razonableLa Atalaya 1994 | 1 de agosto
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Flexibilidad cuando cambian las circunstancias
6. ¿Cómo fue razonable Jesús al tratar con la mujer gentil que tenía una hija endemoniada?
6 Al igual que Jehová, Jesús demostró que estaba presto a cambiar su línea de acción o adaptarse a las nuevas situaciones que se presentaran. En cierta ocasión, una mujer gentil le suplicó que curara a su hija, que estaba terriblemente endemoniada. En un primer momento, Jesús le indicó de tres maneras que no iba a ayudarla: primero, negándose a responderle; segundo, diciéndole directamente que no se le había enviado a los gentiles, sino a los judíos, y tercero, dándole una ilustración que recalcaba con delicadeza el mismo punto. A pesar de todas estas objeciones, la mujer siguió suplicándole, dando muestra de una fe extraordinaria. En vista de esta circunstancia excepcional, Jesús comprendió que no era el momento de aplicar una regla general, sino de ser flexible en respuesta a unos principios más elevados.a Por tanto, hizo lo que había dicho en tres ocasiones que no haría: curó a la hija de la señora. (Mateo 15:21-28.)
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Cultivemos un carácter razonableLa Atalaya 1994 | 1 de agosto
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[Ilustración en la página 16]
Cuando una mujer demostró que tenía una fe extraordinaria, Jesús comprendió que no era el momento de aplicar una regla general
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