Ponderando las noticias
“Uso ilícito de fósiles”
Con ese título, el periódico francés Le Monde informó sobre el caso de un paleontólogo de la India que “por 20 años [...] evidentemente engañó a sus colegas sobre el origen de los fósiles que les enviaba para que los evaluaran”. Se alega que el “uso ilícito” consistió en enviarles fósiles que se habían obtenido en los Estados Unidos, África, Checoslovaquia y las Islas Británicas y afirmar que se habían descubierto en el Himalaya. Este científico publicó sus hallazgos en más de 300 artículos. Cierto científico australiano denunció el engaño en la revista científica inglesa Nature. Se preguntaba ‘cómo pudo haber pasado tanto tiempo sin que se pusieran en tela de juicio tantos hallazgos dudosos’.
Según Le Monde, eso pudiera haberse debido a la ley del silencio que observan muchos miembros de la comunidad científica. El artículo mencionó que dicho “uso ilícito” de fósiles “casi ha anulado el valor de cuanto dato se acumuló [durante los pasados 20 años] sobre la geología del Himalaya”.
Por supuesto, este nuevo caso de engaño en la ciencia no pone en tela de juicio al entero mundo científico. Pero suministra prueba adicional de que los argumentos de la paleontología contra la infalible exactitud del registro bíblico suelen ser solo lo que el apóstol Pablo llamó “los argumentos que opone el falsamente llamado conocimiento”. (1 Timoteo 6:20, Versión Popular.)
“Llenas de sangre”
En Colombia, América del Sur, despiadados magnates de las drogas contratan a jóvenes para que eliminen a sus rivales o siembren el pánico entre los políticos y la población en general. Uno de esos sicarios, o asesinos a sueldo, dijo a los reporteros de la revista Tiempo que ‘el matar fríamente es duro’. ¿Cómo tranquiliza su conciencia? Explica: “Yo sé que una de las leyes de Dios es no matar, pero mi caso es el de alguien que tiene que matar para poder vivir. Yo mato a conciencia porque necesito dinero. No ve que estoy trabajando porque tengo que vivir de algo. [...] Yo, antes de salir a matar a alguien rezo a Dios y a la Virgen para que me protejan”.
Aunque de seguro este tipo de razonamiento sería rotundamente rechazado por los teólogos católicos, los líderes eclesiásticos han declarado legítima la lucha con armas “como último recurso para poner fin a una tiranía obvia y prolongada”. Si los teólogos aprueban tácitamente la violencia para combatir la injusticia política, ¿debería sorprendernos que algunos católicos, como este sicario, justifiquen el matar debido a la injusticia económica? ¡Qué peligroso es restar fuerza a la Palabra de Dios!
En la víspera de la mayor injusticia de todos los tiempos —que envolvió el arresto, el juicio y la ejecución de Jesucristo— Jesús mismo se negó a considerar la posibilidad de recurrir a la violencia. Dijo a Pedro: “Quien toma la espada, a espada morirá”. (Mateo 26:52, Nácar-Colunga.) Lógicamente, ¿cómo pudieran los que recurren a la violencia esperar que el Dios Todopoderoso los escuchara en cualquier circunstancia, cuando la profecía de Isaías dice claramente: “Cuando multiplicáis las plegarias, no escucho. Vuestras manos están llenas de sangre”? (Isaías 1:15, NC, 1972.)
“A César las cosas de César”
La evasión fiscal es un problema creciente en muchos países. En España, por ejemplo, el periódico El Diario Vasco informa que tanto los compradores como los vendedores tienen la costumbre de encubrir a propósito el verdadero precio de compra de la propiedad. Aunque el comprador y el vendedor concuerden en cierto precio para la compra, en la escritura se pone una cantidad mucho más baja. Realizada la transacción, se paga un impuesto de acuerdo con el valor anotado de la propiedad. El Diario Vasco informa la alegación del notario José María Segura Zurbano de que, aunque los notarios realmente no participan en el fraude, saben que el valor de la propiedad que ponen por escrito no es el verdadero. El señor Segura Zurbano nota una excepción a esta práctica fraudulenta: “En este país miente todo hijo de vecino, con la única excepción de los testigos de Jehová. Cuando éstos compran o venden los valores declarados [de las propiedades] reflejan la estricta verdad”.
Los testigos de Jehová son muy conocidos por su veracidad y honradez. Saben que Jehová Dios espera que sus siervos manifiesten esas cualidades en todos sus tratos. Dios odia “una lengua falsa” y al “testigo falso que lanza mentiras”. Sobre el pago de impuestos, Jesucristo estableció esta norma para sus seguidores verdaderos: “Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios”. (Proverbios 6:6-19; Marcos 12:17.)