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El cristianismo en acción en medio del caosLa Atalaya 1998 | 15 de enero
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Donativos generosos
Los hermanos de Europa nuevamente estaban deseosos de ayudar. La oficina de los testigos de Jehová de Louviers (Francia) informó de la necesidad a las congregaciones del valle del Rhône, a las de Normandía y a algunas de París. Aquí entró en juego otro principio bíblico, a saber: “El que siembra parcamente, parcamente también segará; y el que siembra liberalmente, liberalmente también segará. Que cada uno haga tal como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:6, 7).
Miles de personas aprovecharon gozosamente la oportunidad de dar. Cajas y bolsas de ropa, zapatos y otros artículos llegaron a raudales a los Salones del Reino, y luego se transportaron a la sucursal de los testigos de Jehová de Francia. Allí había 400 voluntarios listos para participar en la siguiente etapa de la obra “Ayudemos a Zaire”. A medida que se recibían grandes cantidades de artículos donados, los voluntarios clasificaban la ropa, la doblaban y la empacaban en cajas, que luego colocaban sobre paletas en montones de treinta. Los niños habían pensado en sus hermanitos de África y habían enviado juguetes, tales como atractivos coches, trompos, muñecas y osos de peluche. Estos artículos se empacaron junto con los de primera necesidad. En total, se llenaron y enviaron al Congo nueve contenedores de 12 metros.
¿Cuántas provisiones de socorro se han enviado a África central con la colaboración de miles de Testigos de Bélgica, Francia y Suiza? Para junio de 1997 se habían mandado 500 kilogramos de medicinas, 10 toneladas de galletas de alto contenido proteínico y 20 toneladas de otros alimentos, 90 toneladas de ropa, 18.500 pares de zapatos y 1.000 mantas, además de publicaciones bíblicas. Los refugiados agradecieron mucho todo lo que recibieron, pues los reconfortó y les ayudó a aguantar las penalidades. El costo de las provisiones ascendió a un total de casi 1.000.000 de dólares (E.U.A.). Tales contribuciones evidenciaron la hermandad y el amor existentes entre los siervos de Jehová.
Se reparten las provisiones en el Congo
Cuando se empezaron a recibir las provisiones en el Congo, dos hermanos y una hermana llegaron de Francia para trabajar con los comités de socorro del lugar. Respecto a la gratitud de los hermanos del Congo, Joseline dijo: “Recibimos muchas cartas de agradecimiento. Una hermana pobre me regaló un adorno de malaquita. Algunos hermanos nos regalaron fotografías de sí mismos. A la hora de partir, las hermanas me besaron, me abrazaron y lloraron. Yo también lloré. Muchos hermanos hicieron comentarios como el siguiente: ‘Jehová es bueno. Se acuerda de nosotros’. Así reconocieron que el mérito por las dádivas que habían recibido pertenecía a Dios. Mientras repartíamos los alimentos, los hermanos alababan a Jehová con cánticos del Reino. Fue muy conmovedor”.
Un médico llamado Loic formaba parte del grupo de socorro. Los hermanos abarrotaron el Salón del Reino y esperaron pacientemente que les llegara el turno de recibir atención médica. Una hermana del Congo, deseosa de ayudar, preparó y donó unas cuarenta rosquillas para repartirlas entre los presentes. Puesto que había aproximadamente ochenta personas en el salón, a cada una le tocó media rosquilla.
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El cristianismo en acción en medio del caosLa Atalaya 1998 | 15 de enero
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DEMUESTRAN SU AMOR CRISTIANO MEDIANTE ACCIONES
Ruth Danner fue una de las personas que participaron con entusiasmo en Francia en la obra “Ayudemos a Zaire”. De niña estuvo internada en diversos campos de concentración nazis por causa de su fe cristiana. Ella comentó: “¡Cuánto gozo nos dio ayudar a nuestros hermanos africanos! Pero me sentí especialmente feliz por una razón en particular. En 1945, cuando regresamos de Alemania, no poseíamos nada en absoluto; hasta la ropa que llevábamos puesta era prestada. Sin embargo, al poco tiempo recibimos ayuda material de nuestros hermanos espirituales de América. Así que, esta obra de socorro me dio la oportunidad de corresponder a la bondad que se nos mostró hace tanto tiempo. ¡Qué gran privilegio es formar parte de una familia tan numerosa de hermanos que demuestran su amor cristiano mediante acciones!” (Juan 13:34, 35).
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