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Siete décadas aferrado a la falda de un judíoLa Atalaya 2012 | 15 de abril
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Para remediar la situación, me matriculé en una escuela de francés para extranjeros. Asistía a clases todas las noches en que no había reunión. Así fui tomándole gusto al idioma, un gusto que ha crecido con los años, hasta el punto de que he podido ayudar a la sucursal realizando tareas de traducción. Con el tiempo llegué a ser traductor de inglés a francés. Fue todo un honor aportar mi granito de arena para que los hermanos de lengua francesa de todo el mundo pudieran recibir el nutritivo alimento espiritual que nos brinda el esclavo fiel (Mat. 24:45-47).
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Siete décadas aferrado a la falda de un judíoLa Atalaya 2012 | 15 de abril
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Después de casarnos, Esther y yo nos fuimos a vivir fuera de Betel. Mientras yo seguía traduciendo publicaciones bíblicas, Esther servía de precursora especial a las afueras de París,
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