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La lectura de la Biblia ha sido mi inagotable fuente de fortalezaLa Atalaya 2011 | 15 de septiembre
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Cuando llegó la temporada turística, tuve que buscar otro alojamiento junto con mi compañero de precursorado, Simon Apolinarski. Sin embargo, no queríamos abandonar por nada nuestra asignación. Poco después nos permitieron dormir en unos colchones de paja en un viejo establo. Le predicamos al dueño, quien aceptó la verdad, como hicieron muchas otras personas de la ciudad. Pasábamos tantas horas al día predicando, que en el periódico local apareció un artículo que avisaba a los lectores de que la ciudad estaba siendo víctima de una “invasión de los testigos de Jehová”. ¡Pero si los únicos que predicábamos allí éramos nosotros dos y unos cuantos publicadores! Logramos superar la adversidad reflexionando en nuestra esperanza cristiana y en lo bien que Jehová nos había cuidado hasta entonces. En 1952, cuando me cambiaron a la siguiente asignación, en Dunkerque había unos treinta publicadores regulares.
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La lectura de la Biblia ha sido mi inagotable fuente de fortalezaLa Atalaya 2011 | 15 de septiembre
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[Ilustración de la página 5]
Simon y yo
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