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  • Costa Rica
  • Anuario de los testigos de Jehová para 1988
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  • SE DESCUBRE LA VERDAD DE LA BIBLIA
  • SE EXTIENDE EL MENSAJE
  • LAS PRIMERAS ASAMBLEAS
  • RASGOS ESPECIALES
  • SE SIEMBRAN SEMILLAS DE DISENSIÓN
  • INFLUENCIA NEFASTA
  • PRIMERA VISITA PROCEDENTE DE LA CENTRAL
  • ALGUNOS SE DESVÍAN
  • CAMINO A LA UNIDAD
  • LA OBRA RECIBE UN NUEVO IMPULSO
  • SE ABRE UN NUEVO CAMPO
  • PRIMER PRECURSOR DE HABLA ESPAÑOLA
  • LA CONGREGACIÓN DE SAN JOSÉ
  • GRADUADOS DE GALAAD APORTAN MAYOR FORTALEZA
  • SE ESTABLECE UNA SUCURSAL
  • UNIDAD EN SAN JOSÉ
  • SIERVO PARA LOS HERMANOS
  • PRIMER SUPERINTENDENTE DE CIRCUITO NATIVO
  • LA OBRA DE PRECURSOR DISEMINA EL MENSAJE
  • HERMANAS PRECURSORAS
  • EL CABALLO Y EL BARBERO
  • MATRIMONIO Y LOTERÍA
  • “EL POLVO AL POLVO”
  • ASAMBLEA EN UNA ZONA RURAL
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  • DISMINUYE EL PASO DURANTE LA DÉCADA DE LOS SESENTA
  • MÁS MISIONEROS REACTIVAN LA OBRA
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  • LA UNIDAD FAMILIAR PRODUCE ÉXITO
  • EL ESPÍRITU MISIONAL SE CONTAGIA
  • COSTA RICA COMPARTE SUS MISIONEROS
  • DE MAQUINISTA FERROVIARIO A SUPERINTENDENTE DE CIRCUITO
  • SE PONE A PRUEBA LA INTEGRIDAD POR CAUSA DE LA SANGRE
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  • SE FIJA LA FECHA
  • ¿QUÉ FUE DE AQUELLAS JÓVENES PRECURSORAS DE LA DÉCADA DE LOS CUARENTA?
  • ¡VERDADERAMENTE UNA COSTA RICA!
Anuario de los testigos de Jehová para 1988
yb88 págs. 198-252

Costa Rica

HACE casi cinco siglos, un hombre alto, fornido, de nariz aguileña se hallaba en la cubierta de su barco oteando la costa de América Central en busca de un paso hacia el océano Índico. No lo encontró. Sin embargo, en 1502 lo que sí descubrió fue el país que sería bautizado con el nombre de Costa Rica.

El hombre era el italiano Cristóbal Colón, que navegaba bajo bandera española en su cuarto y último viaje al Nuevo Mundo. Él y otros exploradores también esperaban encontrar oro en Costa Rica, pero de aquella zona se pudieron obtener pocos metales preciosos. Aunque entonces desconocida para Colón, la riqueza más grande de Costa Rica resultaría ser su gente, en especial aquellos que poseen cualidades que les hacen preciosos a la vista de Jehová.

La tierra que Colón descubrió ya estaba habitada por indios, que, al menos hacia el año 1000, se habían establecido en este cuello de tierra que une América del Norte con América del Sur. ¿Cómo es esta tierra hoy?

Incrustada entre el océano Atlántico (mar Caribe), al este, y el Pacífico, al oeste, Costa Rica se caracteriza por cordilleras de altas y escarpadas montañas que se extienden desde la frontera con Nicaragua, al norte, hasta la frontera panameña, al sudeste. Algunos de los picos más altos son volcanes activos. A más baja altitud y siguiendo la franja costera, donde el clima es más cálido, florecen bosques tropicales. La mayor parte de la población se ha asentado a lo largo de la alta y fresca meseta central, en torno a la capital, San José, la ciudad más grande del país, engalanada con extensos cafetales que visten las colinas que rodean la ciudad.

Hoy, el 97% de la población del país, unos 2.600.000 habitantes, se compone de mestizos y blancos, principalmente de origen español, con una población india de aproximadamente 5.000 personas. El español es el idioma oficial, y la iglesia católica romana es la religión estatal, aunque se reconoce la libertad religiosa.

Hacia finales del siglo diecinueve llegaron a Costa Rica muchos inmigrantes procedentes de Jamaica, Trinidad y Barbados. Estas personas, de constitución robusta, vinieron a trabajar en las prósperas plantaciones de plátano de la United Fruit Company establecidas a lo largo de la costa atlántica, y trajeron consigo sus costumbres religiosas, tanto protestantes como católicas. Voluntariosos y trabajadores, en su mayoría eran amantes de la Biblia.

SE DESCUBRE LA VERDAD DE LA BIBLIA

En consecuencia, antes de que comenzara el siglo veinte, se hizo en Costa Rica un descubrimiento más trascendental que el de Colón: la verdad de la Biblia. Cómo llegó el mensaje del Reino por primera vez a Costa Rica es un misterio. Pero los testigos de Jehová de Jamaica informan que dos jamaicanos emigrados a Costa Rica, H. P. Clarke y Louis Facey, conocieron la verdad en Costa Rica y llevaron las buenas nuevas a Jamaica.

Anna Reynolds, una jamaicana ávida estudiante de la Biblia, llegó a Costa Rica en 1904. Poco después de su llegada, la Sociedad envió a un peregrino, el hermano Condell, que se ocuparía en la obra de repartidor o predicación de tiempo completo en apoyo de la hermana Reynolds. Tan pronto como el hermano Condell volvió a Jamaica e informó del interés que encontró, se decidió enviar a Costa Rica a otro repartidor, Frank Hudson. Este llegó en 1906, y despertó mucho interés entre la población negra de habla inglesa. El número del 1 de enero de 1907 de The Watch Tower informó que durante 1906 Costa Rica fue un terreno fértil para la colocación de literatura bíblica.

SE EXTIENDE EL MENSAJE

En 1914 la verdad ya había penetrado en toda la zona de la costa atlántica. En este año Henry Adamson organizó la primera eclesia o congregación en Guácimo, una pequeña ciudad a unos 80 kilómetros de Puerto Limón, el centro comercial de esta próspera zona agrícola. Para entonces, el mensaje había llegado incluso a la capital, San José, situada a más de 160 kilómetros de Puerto Limón. Por lo menos dos hermanos de habla inglesa vivían allí, pero debido a que la población de San José era de habla española y la literatura estaba en inglés, durante varios años hubo poco progreso. Aunque se celebraban reuniones en sus hogares, no se hacían públicas.

No obstante, la obra creció en otras partes del país hasta tal grado que fue necesario nombrar peregrino (superintendente de circuito) a un hermano local, para que visitara a todos los hermanos de Costa Rica, incluyendo San José. Se escogió a Victor Samuels.

LAS PRIMERAS ASAMBLEAS

En el año 1914 se celebró en la ciudad de Puerto Limón una asamblea, en la cual hubo once nuevos bautizados. Fue por entonces que se bautizaron William y Claudia Goodin, Henry y Matilde Steele, los Wilson y los Williams. Actualmente, los hijos, nietos y bisnietos de estos primeros trabajadores participan en la obra de testificar en Costa Rica. Pero llegaremos a esto más tarde.

Para estas primeras asambleas, la Sociedad no suministraba bosquejos de discursos. Así que los oradores asignados escogían sus propios temas y preparaban sus propios bosquejos, incluso algunos hablaban sin él. Contribuían generosamente dinero y alimentos para las comidas, que se servían gratis en casa de uno de los hermanos. El menú de rigor siempre era: estofado de pollo muy condimentado, arroz y guisantes guisados en leche de coco, y plátano maduro frito.

Al finalizar las asambleas, era costumbre celebrar lo que se conocía como fiestas de amor, en las cuales los hermanos cantaban canciones religiosas, y luego se distribuían galletas entre todos los asistentes. Las canciones se cantaban a cuatro melodiosas voces.

RASGOS ESPECIALES

Ataviados con ropas blancas, los hermanos solían celebrar la Conmemoración anual de la muerte de Cristo de un modo algo sombrío. Generalmente no se invitaba a los niños, ya que podrían interrumpir y detraer de la seriedad de la ocasión. Todos participaban de los emblemas, el pan y el vino, tras lo cual marchaban a sus hogares sin decirse palabra.

Los bautismos se organizaban precisamente antes de la Conmemoración. Se animaba a los hermanos a que se vistieran de blanco para la ocasión. Con el fin de evitar mirones curiosos, se levantaban antes del amanecer, a fin de llegar a la playa y terminar la ceremonia del bautismo antes de que los vecinos se diesen cuenta. Mientras se efectuaba el bautismo, los restantes hermanos acompañaban el acto desde la orilla cantando canciones.

Las conferencias públicas se hacían al aire libre. Todos los Testigos se reunían en un lugar ya fijado, y el orador daba su discurso bíblico a los que, bien de pie o sentados, estaban alrededor de él formando un semicírculo. El público que estaba presente también se unía cuando se comenzaba a cantar.

Un nombre que se dio a los hermanos fue el de iglesia de la gente mayor, porque no hacían ningún o casi ningún esfuerzo por ayudar espiritualmente a sus hijos, y la mayor parte de los que pertenecían a la organización eran de edad avanzada. Más tarde, los hermanos organizaron su propia escuela dominical para los niños, y con el tiempo comprendieron que el entrenamiento de los niños era responsabilidad de los padres. Pero Matilde Steele ya reconocía esa necesidad. Josephine, su séptima hija, nació en 1918. Cuando solo tenía cuarenta días, su madre la llevó a una asamblea que se celebraba en Cahuita, un pueblo costero al sur de Puerto Limón. No fue una pequeña aventura viajar todo el día en tren, barca y mula con aquel clima caluroso y húmedo. Pero el viaje por el accidentado terreno no afectó a la pequeña Josephine. Se bautizó a la edad de diecisiete años, y hoy continúa sirviendo fielmente a Jehová con su familia.

SE SIEMBRAN SEMILLAS DE DISENSIÓN

Cuando la organización de la obra aún era incipiente, Satanás empezó a sembrar discordia entre los hermanos con semillas de envidia, orgullo, celos y ambición egoísta. El espíritu de disensión se manifestó cuando diferentes personas empezaron a competir por posiciones de prominencia en las congregaciones. Puesto que estas se controlaban democráticamente, se celebraban elecciones periódicas y se designaba a los ancianos mediante votación a mano alzada. Hermanos ambiciosos que creían tener un mejor entendimiento de la verdad que los que habían sido elegidos por votación trataron de socavar la confianza de las congregaciones en los hermanos responsables. ¿Cómo? Mediante suscitar polémicas durante las reuniones. Los hermanos tomaron partido y, como resultado, dos grupos diferentes empezaron a reunirse por separado en Puerto Limón.

INFLUENCIA NEFASTA

A la muerte del primer presidente de la Sociedad Watch Tower, Charles T. Russell, en 1916, estaban a punto de sobrevenirle más problemas a este pequeño, pero dividido, grupo de cristianos. En la central mundial de Brooklyn, Nueva York, hubo una trama diabólica ideada por personas egoístas con el fin de arrebatar la superintendencia de la Sociedad al siguiente presidente, Joseph F. Rutherford, y a otros hermanos nombrados. Pero Jehová no permitió que su organización cayese en las manos de esas personas desleales.

Un cabecilla de la oposición fue Paul Johnson, quien creía, en contra de la explicación de la Sociedad, que Adán y Eva también se beneficiarían del sacrificio de rescate de Jesús. Escribió cartas y envió información escrita a los hermanos de Costa Rica, diciéndoles que no apoyaran al hermano Rutherford. Unos pocos dieron más crédito a las enseñanzas de Johnson que a la Biblia y se separaron de la organización.

PRIMERA VISITA PROCEDENTE DE LA CENTRAL

En 1917 Costa Rica tuvo el privilegio de recibir por primera vez la visita de un representante de la central de la Sociedad, ubicada en Brooklyn, el hermano Walter Bundy, quien vino acompañado por su esposa. Pero, ¿por qué correría la Sociedad con los gastos de enviar a un representante a Costa Rica? Pues bien, la cantidad de Estudiantes de la Biblia estaba creciendo. En 1918 había 73 hermanos, lo que significaba que Costa Rica era el cuarto país en cantidad de Testigos. Solo era superado por Gran Bretaña, Estados Unidos y Australia. Para ese tiempo, la población de Costa Rica no alcanzaba el medio millón de habitantes.

ALGUNOS SE DESVÍAN

Satanás se ocupó de nuevo en su intento de acabar con la verdad, y procuró apartar a los hermanos de su propósito principal: defender el nombre de Jehová. Una nueva organización apareció en la escena entre la población negra de la zona atlántica: la Asociación Universal para el Mejoramiento de los Negros (UNIA).

¿Cuál era su propósito? Como su nombre indica, intentaba mejorar las condiciones de la población negra. Una de sus campañas se llamó Movimiento Vuelta a África, considerado por la población negra como algo similar al retorno de los judíos a Palestina.

Hubo hermanos que no solo mostraron interés en esta organización, sino que llegaron hasta el extremo de malinterpretar algunos textos bíblicos para apoyar sus objetivos. ¿El resultado? Algunos se desviaron de su obra de predicar las buenas nuevas del Reino como la solución a los problemas del hombre. Incluso el peregrino Victor Samuels se desvió. Fue nombrado capellán de la UNIA, y predicaba en sus reuniones en lugar de hacerlo en la congregación. No cabe duda de que esto tuvo un efecto perjudicial en los hermanos.

Hacia el año 1924, Victor Samuels viajó a África para ayudar a los africanos. En una carta que envió desde Lagos (Nigeria) a uno de los hermanos de Costa Rica, le contó que había colocado 2.500 libros El Arpa de Dios. Como resultado, se dio una gran publicidad al mensaje del Reino en Nigeria.

CAMINO A LA UNIDAD

Cuando Victor Samuels dejó Costa Rica, la Sociedad, en 1924, nombró peregrino a Henry Adamson, de la congregación original de Guácimo, y se le puso a cargo de la obra. A algunos hermanos de Puerto Limón no les gustaba cómo dirigía los asuntos el hermano Adamson, así que se rebelaron. Unos dos años después, la Sociedad mandó otro representante de Brooklyn, George Young. Su asignación consistía en unificar a los hermanos de Puerto Limón y reorganizar la obra de predicar sobre una buena base. Primero, a la luz de un farol, dio un discurso bíblico con diapositivas en el teatro Arrasty, de Puerto Limón. Después visitó a los hermanos de San José para poner en marcha la obra entre las personas de habla española de la capital.

El esfuerzo del hermano Young por unir a los dos grupos de Puerto Limón no tuvo éxito, de manera que volvió a Estados Unidos. A comienzos del año 1927 el hermano Adamson fue trasladado de Costa Rica a Panamá. Después de su marcha, la Sociedad no nombró a ningún peregrino para superentender la obra sino hasta diez años más tarde, en 1937. Pero los hermanos continuaron adelante sin desanimarse. Siguieron predicando en los cuatro o cinco lugares donde se reunían, y enviaban sus informes de servicio del campo directamente a la Sociedad, ubicada en Brooklyn.

Las oraciones de los fieles por la unidad fueron contestadas en 1931, cuando la Sociedad envió a todas las congregaciones cartas en las que se instaba a todos aquellos que estuviesen de acuerdo a adoptar un nuevo nombre: testigos de Jehová. La resolución supuso el final del innominado grupo rebelde. Desaparecieron, con lo que terminaron las divisiones en la congregación de Puerto Limón. El nombramiento teocrático de siervos a partir de 1938 unificó aún más a los hermanos.

LA OBRA RECIBE UN NUEVO IMPULSO

Antes de que el hermano Adamson se marchara a Panamá, organizó un grupo en Río Hondo, un pueblo pequeño de la zona atlántica. Uno de los que se bautizaron el 17 de noviembre de 1926 fue Albert Ezra Pile. La primera vez que oyó algo acerca de la verdad fue en 1918, el día que llegó de Barbados, a la edad de veintinueve años. Poco se imaginaba en aquel tiempo que iba a tener una parte importante en la obra de los testigos de Jehová durante los siguientes años. Al retirarse aquella noche, Ezra pidió a su anfitrión algo para leer; le dieron el primer tomo de Estudios de las Escrituras. Aquella noche la chispa de la verdad bíblica encendió su amor por Jehová. Pronto llegó a ser precursor y ahora, a la edad de noventa y nueve años, continúa reuniéndose con la congregación de Siquirres. Pero, ¿cómo influyó en la obra de testificar?

En 1927 el hermano Pile se mudó al pequeño pueblo de Siquirres, donde conoció a Frank Hudson, el repartidor que había venido al país en 1906 para dar comienzo a la obra. Pero para este tiempo, el celo en el servicio del hermano Hudson se había enfriado debido al desánimo. De manera que ahora los hermanos Pile y Hudson decidieron unirse e impulsar la obra otra vez de una manera más organizada.

Mientras los nubarrones de la guerra se extendían por Europa en 1937, el hermano Pile temía que la amenaza de la guerra pudiese cortar el suministro de literatura desde la central a Costa Rica. Así que escribió a Brooklyn y se ofreció para encargarse del depósito de literatura de la Sociedad en su casa. La Sociedad accedió, y la literatura se transfirió desde Puerto Limón a Siquirres. El hermano Pile llegó a ser el siervo del almacén de literatura, y despachaba los envíos a todos los lugares del país donde vivían Testigos.

SE ABRE UN NUEVO CAMPO

Hasta ahora solo hemos considerado sucesos acaecidos en la costa atlántica entre la población de habla inglesa. Pero aún no se había hecho un verdadero esfuerzo por llegar con el mensaje del Reino a la población de habla española de esta parte del país.

Fue en Siquirres donde se abrió el amplio campo de habla española en la zona atlántica, cuando Florencio Pérez, un nicaragüense, oyó la verdad a Frank Hudson en circunstancias poco comunes. Corría el año 1932. Lo que despertó el apetito de Florencio por la verdad fue una estatua que pertenecía al hermano Hudson. Él había hecho una reproducción de la imagen con cabeza de oro, pechos de plata y piernas de hierro con la que Nabucodonosor había soñado. Solía ponerla en el pórtico de su casa, y cuando algún transeúnte se detenía, él le explicaba su significado. A veces se ponía con una pizarra en la plaza del mercado y explicaba profecías bíblicas a la gente que se reunía.

Frank Hudson hablaba poco español, y Florencio, poquísimo inglés. A pesar de esta barrera, él se interesó en la explicación de Hudson acerca de la Biblia, hasta el punto de aprender a leer y escribir.

Cuando Florencio leyó el folleto Hogar y Felicidad, se convenció de que esta era la verdad, y escribió a Brooklyn, a la Sociedad, y dijo que quería trabajar con los testigos de Jehová. La Sociedad contestó con una carta de estímulo y le envió una Biblia en español. Desde ese momento en adelante, Florencio comenzó a dedicar todo su tiempo a extender el mensaje del Reino, utilizando literatura bíblica del hermano Hudson. Finalmente, en 1938 Florencio se bautizó en una asamblea celebrada en Siquirres.

PRIMER PRECURSOR DE HABLA ESPAÑOLA

Un año antes de que Florencio Pérez se bautizara (aunque ya se había dedicado), solicitó a la Sociedad comenzar en el servicio de precursor. Fue nombrado el 1 de junio de 1937, por lo que llegó a ser el primer precursor de habla española nombrado en Costa Rica. Su primera asignación fue la población de la zona atlántica que hablaba español. También fue asignado a trabajar con la pequeña congregación de habla española de San José.

El hermano Pérez utilizaba una amplia variedad de métodos para extender el mensaje del Reino. A veces ataba folletos a las ramas de los árboles a lo largo de los caminos donde la gente pudiera encontrarlos. O iba al aeropuerto de San José y colocaba literatura a los extranjeros, haciéndoles prometer que la entregarían a alguien más. Caminando a pie a través de la tupida selva, dormía donde le sorprendía la noche; a veces su único manto era el cielo estrellado, y estaba a merced de los mosquitos. Solía rasgar el silencio de la noche con los acordes de su guitarra, su inseparable compañera. Su errante espíritu de evangelizador le acompañó hasta Nicaragua, donde continuó en el servicio de precursor por muchos años.

LA CONGREGACIÓN DE SAN JOSÉ

¿Cómo se había formado la congregación de habla española de San José? Desde los días de la I Guerra Mundial se habían estado celebrando reuniones en inglés en el hogar del hermano Williams, el cual había conocido la verdad en 1912 y más tarde llegó a ser el superintendente presidente. Antes había sido un predicador laico en una iglesia evangélica, donde su esposa tocaba el órgano. Puesto que para ese tiempo en la capital vivían pocas personas de habla inglesa, el crecimiento fue lento.

Sin embargo, cuando se pudo disponer de literatura en español, la predicación se hizo más fácil. Para el año 1931 un grupo de diez o doce personas de habla española se reunían en un hogar privado. Felipe Salmerón era uno de ellos. Él también dio testimonio en el puerto de Puntarenas, en la costa del Pacífico. Por fin, después de más de treinta años, la verdad se había extendido de costa a costa.

Hacia finales de 1941 el hermano Pile fue enviado de Siquirres a San José para reemplazar al hermano Williams como superintendente. La congregación se reunía entonces en casa de Flavio Romero, y la Sociedad mantenía correspondencia con ellos a través del precursor Florencio Pérez.

GRADUADOS DE GALAAD APORTAN MAYOR FORTALEZA

Cuando el hermano Pile hizo su informe a la Sociedad acerca de la condición de la congregación de San José, recomendó que se enviara a Costa Rica a un hermano de un espíritu teocrático firme para supervisar el trabajo. Los hermanos no tuvieron que esperar mucho, porque el 23 de diciembre de 1943 llegaron Theodore Siebenlist y su esposa, Hermena, graduados de la primera clase de Galaad. Costa Rica fue uno de los primeros cuatro países del mundo en recibir graduados de Galaad.

El hermano Siebenlist tenía unos sólidos antecedentes en la organización. Su padre se bautizó en 1913, dos días después de que naciera Theodore. La casa de sus padres fue usada para reuniones, y él participaba con ellos en la distribución de tratados. Se bautizó en la asamblea de Washington, D.C., en 1935. En una asamblea de 1937 conoció a Hermena Deines, y al año siguiente se casaron.

Los efectos de la II Guerra Mundial, que aún ardía en Europa, se dejaron sentir en Costa Rica. En consecuencia, cuando los Siebenlist llegaron a San José, se veían señales de pobreza por todas partes. Tuvieron que buscar por un mes antes de encontrar un lugar adecuado donde vivir, un apartamento de un segundo piso con una habitación contigua que podía servir de Salón del Reino. Estaba convenientemente situado, a solo media manzana de la calle principal, por lo que llegó a ser una dirección familiar. La habitación siguió utilizándose como salón hasta 1956, cuando se construyó una oficina sucursal con Salón del Reino.

SE ESTABLECE UNA SUCURSAL

Unos tres meses después de que llegaran los misioneros, los visitaron el hermano Nathan H. Knorr, tercer presidente de la Sociedad Watch Tower, y su ayudante, Milton Henschel. Era la primera vez que un presidente de la Sociedad ponía pie en Costa Rica. En enero de 1944 el almacén de literatura se había trasladado desde Siquirres a San José, y en marzo el hermano Knorr organizó una oficina sucursal. Este fue un punto de viraje en la supervisión de la obra de testificar. Durante su visita, el hermano Knorr dio instrucciones para que se buscara un hogar misional más grande, ya que estaba a punto de llegar más ayuda. Se encontró un hogar al noroeste de San José.

Durante los siguientes dos años, Charles y Lora Lea Palmer, Woodrow (“Woody”) Blackburn, Donald H. Burt, William Eugene Call y Franklin y Emily Hardin, todos graduados de la Escuela de Galaad, se unieron a la familia misional. ¡Qué excelente ayuda! Donald Burt estuvo muy poco tiempo, puesto que fue reasignado a Honduras y, más tarde, a Perú, donde ahora sirve como coordinador del Comité de Sucursal.

UNIDAD EN SAN JOSÉ

Aparte del anterior grupo escindido en Puerto Limón, existía otro en San José. ¿Qué le ocurrió a aquel grupo de San José? El hermano Siebenlist los animó a la unidad. Su lema era: “Hazlo bien o no lo hagas”.

El informe anual de 1944 que el hermano Siebenlist envió a la Sociedad rebosaba de progreso. Escribió: “Cuando llegamos en diciembre, y hasta el mes anterior, los hermanos de habla española de Costa Rica, en la actualidad unos 75, estaban divididos y habían mantenido dos Salones del Reino separados en San José. Inmediatamente después de nuestra llegada, se invitó a los dos grupos a que se unieran y se reunieran juntos en el mismo local. Los dos grupos estuvieron presentes en la primera reunión, con lo que se alcanzó un total de unos treinta asistentes. Ahora, gracias a la misericordia del Señor, la congregación está funcionando de manera bastante pacífica, y el grupo ha crecido hasta aproximadamente sesenta personas”.

En abril del año siguiente hubo un nuevo máximo de publicadores: 223. Un aumento sobresaliente, considerando que cuando llegaron los Siebenlist, menos de dos años atrás, unos 120 publicadores integraban las cuatro congregaciones de habla inglesa y las dos de habla española.

SIERVO PARA LOS HERMANOS

Durante su primer año en Costa Rica, el hermano Siebenlist fue el siervo para los hermanos (superintendente de circuito). Visitó a las seis congregaciones y a las personas interesadas que vivían en territorio aislado, aun cuando las distancias eran largas y era difícil viajar. Con la llegada de nuevos misioneros, se pudieron hacer más visitas a las congregaciones.

Uno de los misioneros, el hermano Blackburn, después de un viaje de tres semanas en el que visitó a las siete congregaciones de habla inglesa como siervo para los hermanos, informó: “Es admirable el celo y el amor por la teocracia que muestran estos hermanos. Aunque pobres, son muy generosos al invitar a los siervos de la Sociedad a sus hogares y darles lo mejor que tienen. Son mansos y están deseosos de recibir instrucciones. No se quejan debido a que tienen que caminar kilómetros a través del calor y el barro para hacer revisitas y estudios”.

Casi cuarenta años después de haber llenado aquel informe, el hermano Blackburn todavía continúa en el servicio de tiempo completo. Ha servido con su familia en Nicaragua, Honduras y México.

Las visitas de los siervos para los hermanos eran apreciadas, no solo por las congregaciones, sino también por la población local. Franklin Hardin (más conocido como “Doc” debido a que era quiropráctico) y su esposa, Emily, visitaron Puerto Limón en 1946. El periódico local comentó: “El distinguido visitante estuvo acompañado por su encantadora esposa. Son una pareja a la que no habíamos visto nunca antes, pero unos breves momentos en su presencia nos dejan una impresión grata y memorable, y la sustancia de sus explicaciones nos enriquece y deleita como si les hubiésemos conocido por muchos años. Seguimos con interés los muchos textos que citó en apoyo de su mensaje”.

PRIMER SUPERINTENDENTE DE CIRCUITO NATIVO

El informe sobre la obra del circuito en aquellos primeros días no estaría completo si no mencionáramos a Arnold Williams, de Puerto Limón. Administraba un economato de la United Fruit Company, pero tan pronto como pudo, arregló su situación para participar en el precursorado regular. Puso así un excelente ejemplo para los jóvenes al poner los intereses del Reino en primer lugar. Debido a su celo y determinación, fue entrenado como superintendente de circuito en San José, y en 1948 comenzó en la obra del circuito. Se casó con Mildred Gumbs (de segundas nupcias, Ortega) y continuaron juntos en la obra del circuito hasta 1959. Como de pequeño había aprendido tanto inglés como español, sirvió de traductor al hermano Knorr durante su primera visita. Su muerte, mientras aún era joven, supuso una triste pérdida para todos. Dejó muchas “cartas de recomendación”. (2 Cor. 3:1.)

LA OBRA DE PRECURSOR DISEMINA EL MENSAJE

Además de la valiosa ayuda de los misioneros y superintendentes de circuito, los precursores desempeñaron un papel importante en diseminar el mensaje por nuevas zonas del país. A comienzos de 1944 había dos precursores, pero en agosto el grupo ya había aumentado a nueve.

En la población de Grecia, provincia de Alajuela, donde las hermanas Evelyn Ferguson (de casada, Taylor) y Mildred Gumbs estaban asignadas como las primeras precursoras especiales del país, había trece publicadores. Durante el siguiente año, 1945, Eugenia Dillon también se unió a las filas de los precursores especiales.

Berta Solera, una viuda de edad avanzada que servía de precursora en San José, deseaba volver a su provincia natal, Guanacaste, pero como no tenía dinero para pagarse el viaje, vendió su único medio de sostén, su pequeña máquina de coser. En 1947 ella y Anita Taylor hicieron una gira de predicación por esta provincia y, tanto en Liberia como en Filadelfia, encontraron a personas cuyo interés en los asuntos espirituales las movió a abrir sus hogares a las precursoras. Para 1949 Berta, acompañada de su hija, fue asignada como precursora especial a Liberia, donde se le unieron dos de las hermanas Swaby. ¿Quiénes eran las hermanas Swaby?

HERMANAS PRECURSORAS

Claudia Goodin, una mujer alta, rubicunda, de origen jamaicano, tenía dos hijas: Joy y Fe. Para ese tiempo Claudia estaba viviendo con su hermana Arelminta Swaby en Puerto Limón. Arelminta tenía cuatro hijas: Dorell, Calvie, Lila y Casel. Dorell fue la primera de las Swaby que emprendió el servicio de precursor. Ella y Corina Osorio (de casada, Novoa) fueron asignadas a Quepos, en la costa oeste. Más tarde, las tres hermanas de Dorell también emprendieron el servicio de precursor.

En 1948 las dos hijas de Claudia Goodin, Fe y Joy, empezaron el precursorado especial en Alajuela, donde se había establecido una nueva congregación. Dora Argentina Vargas (de casada, Call) también se sumó al grupo de precursoras. En 1950 Dorell Swaby y Fe y Joy Goodin asistieron a la Escuela de Galaad y fueron asignadas a Panamá. Lila Swaby y Evelyn Ferguson fueron a Galaad en la primavera de 1953, y Argentina asistió a la clase siguiente. Así que desde 1940 este diligente grupo de hermanas ha estado plantando muchísimas semillas del Reino.

EL CABALLO Y EL BARBERO

Hacia 1944, cuando la oficina de la sucursal se estaba estableciendo en San José, un católico de San Carlos recibió por correo el folleto Armagedón y se lo pasó a Naftalí Salazar, un evangélico. Naftalí quedó tan sorprendido por las cosas que leyó en el folleto, que se lo enseñó al pastor de su Iglesia. Este se encolerizó y le advirtió contra ese “veneno russelista”.

Sin embargo, Naftalí deseaba conocer a alguien de la organización Watch Tower, publicadora del folleto. Había oído que un barbero italiano también recibía la literatura. El barbero vivía en la población de Grecia, a unos 100 kilómetros de distancia. Naftalí decidió visitar al barbero. Calculó que, para ir a Grecia, podía contratarse como conductor de ganado para un viaje de tres días y en el regreso parar en aquella población.

Al llegar a Grecia, una pista dirigió a Naftalí a la casa de una pareja de ancianos que no hablaban español. Sacó el folleto, con el que se había encariñado, y se lo enseñó. Lo único que pudieron decir fue: “Biblia, Biblia”, y rápidamente señalaron el camino hacia una colina. Decepcionado, montó su caballo y se encaminó hacia aquella dirección. En la cima de la colina, Naftalí se apartó del camino principal, entró por un sendero estrecho y se paró ante el portón de una verja. Lo abrió y, después de entrar, el caballo se giró para ayudarle a cerrarla. Estaba en una finca. Naftalí atravesó con su montura el campo hasta llegar a otro portón. Delante del mismo había un pequeño cobertizo con un hombre, su esposa y dos niños pequeños sentados fuera.

“¿Qué quiere usted?”, preguntó el hombre.

“Perdóneme, pero mi caballo me trajo hasta aquí. Estoy buscando a un barbero italiano.”

“Soy yo, ¿y usted quién es?”

“Naftalí Salazar, de San Carlos.”

Como al parecer había oído hablar de él, el barbero levantó las manos y dijo: “Alabado sea Jehová. Él le ha enviado aquí”. ¡Qué día tan feliz para Naftalí!

MATRIMONIO Y LOTERÍA

A medida que la obra del Reino se iba extendiendo, también había necesidad de limpieza moral. En 1946 el hermano Knorr fue acompañado en su segunda visita por el hermano F. W. Franz, quien fue de gran ayuda. Se llamó a la atención de los hermanos locales el asunto de la legalización de los matrimonios. Leonard Hurst, que para entonces no estaba casado con la mujer con la que vivía, recuerda que el hermano Knorr dijo: “Voy a darles un consejo a todos los que están aquí esta noche y viven con una mujer sin haber legalizado su matrimonio. Vayan a la iglesia católica e inscríbanse en ella, porque allí pueden seguir con esa práctica. Pero esta es la organización de Dios, y aquí eso no se permite”.

Leonard pensó que el hermano Knorr se estaba dirigiendo a él, así que en menos de un mes obtuvo el divorcio de su anterior esposa y se casó legalmente con la mujer con la que vivía.

El jugar a la lotería era otro asunto que necesitaba ajustarse. Evelyn Ferguson siempre escogía un determinado número de la suerte e incluso oraba para que saliese premiado. ¿Por qué? Para poder servir de precursora. Cuando se dio cuenta de que, desde un punto de vista bíblico, no era correcto, decidió dejar de comprar billetes de lotería.

El hombre que le vendía a Evelyn los billetes vino como de costumbre, e insistió en que jugara su número de la suerte otra vez. Evelyn, sin embargo, permaneció firme en su decisión, y ni siquiera se sintió decepcionada cuando su número salió premiado aquel mismo día. Poco después de aquel incidente, llegó a ser precursora... sin la ayuda del “dios de la Buena Suerte”. (Isa. 65:11.)

“EL POLVO AL POLVO”

Los Testigos también dejaron de seguir prácticas religiosas tradicionales cuestionables. Por ejemplo: en el entierro de un Testigo, el hermano que pronunció el discurso de funeral concluyó con una breve oración junto a la tumba. Debido a que no siguió la tradición religiosa, repitiendo la expresión “las cenizas a las cenizas y el polvo al polvo”, ni echó el acostumbrado puñado de tierra sobre el féretro, las personas religiosas que estaban presentes se sintieron muy ofendidas y lo hicieron ellas mismas.

Algún tiempo después, una hermana anciana murió. Junto a su tumba, justo antes de bajar el féretro, el hermano que dio el discurso de funeral abrió la Biblia y leyó las palabras: “Porque polvo eres y a polvo volverás”. (Gén. 3:19.) Volviéndose, sin pausar, hacia la multitud, donde también estaban las personas religiosas de la experiencia anterior, el hermano dijo: “Aquí no dice nada de cenizas. Bajen la caja, hermanos”. Mudos de asombro, esta vez los opositores no tiraron su tradicional puñado de polvo.

¿Cuáles fueron los resultados de las visitas de los superintendentes de circuito, la presencia de los misioneros y el adherirse a las leyes de la Biblia? Unidad y crecimiento. Aun antes de que empezara la década de los cincuenta, la cantidad de publicadores había pasado de 1.000, se informaban más de 850 estudios bíblicos cada mes y se habían establecido 32 congregaciones.

ASAMBLEA EN UNA ZONA RURAL

Hasta 1950 la mayor parte de las asambleas se habían celebrado en Puerto Limón y San José. Pero ahora se había despertado suficiente interés como para celebrar una asamblea en una pequeña localidad llamada Argentina de Tilarán.

No les resultó fácil a los hermanos Siebenlist llegar a Argentina de Tilarán. Primero tuvieron que viajar en avión y después montar en un viejo autobús, el cual les llevó por una carretera llena de baches. En una encrucijada donde finalizaba la carretera, los hermanos estaban esperándoles con caballos. El resto del viaje se hizo a caballo. Solo unas cuantas fincas esparcidas rodeaban el lugar de asamblea. Los hermanos, no obstante, se sentían muy emocionados; esta iba a ser su primera asamblea. Algunos de ellos habían viajado a pie por caminos de montaña durante más de nueve horas. Cuando el domingo se contó la asistencia, había casi 300 personas. Algunos se quedaron de pie durante las sesiones, mientras que otros pudieron sentarse en bancos improvisados hechos con tableros de madera colocados sobre sacos de arroz.

Durante la asamblea se asignó a un conductor de la Escuela del Ministerio Teocrático recién nombrado para dirigir la Escuela. Antes de empezar, el superintendente de circuito le dio instrucciones detalladas sobre cómo aconsejar a los oradores. Por ejemplo: le dijo que debería dar encomio a cada estudiante sobre dos puntos buenos y aconsejarle sobre dos puntos débiles. El superintendente de circuito confiaba en que el hermano le había entendido y que la Escuela transcurriría sin problemas. Pero, cuál no sería su decepción cuando vio que después que el primer estudiante terminó su discurso, el superintendente de la Escuela se levantó y, algo nervioso, aunque con sinceridad, dijo: “Hermano, has tenido dos puntos buenos y dos puntos débiles. Trata de hacerlo mejor la próxima vez”. Entonces, sin ninguna otra palabra de consejo, pasó a presentar al siguiente estudiante.

DE SIMPLES PESCADORES A PESCADORES DE HOMBRES

En 1940 Josephine Steele viajó hasta Moín, justo al norte de Puerto Limón. Para comenzar su testificación, puso su fonógrafo en la estación de tren de Moín, le dio cuerda mediante girar varias veces la manivela, colocó cuidadosamente la aguja en el primer surco del disco que contenía una grabación del juez Rutherford y lo puso en marcha. “La religión es una trampa y una estafa”, gritó la voz del fonógrafo. Un gran número de hombres se reunió. Uno, Vincente Sanguinetty, mandó llamar a su amigo Silbert Spence, un pescador. Silbert, con sus pantalones arremangados, se acercó al grupo de oyentes, se puso en jarras y, mirando a su amigo Vincente, preguntó: “¿Quién es el que habla?”.

“¡Es el juez, tonto!”, contestó Vincente, refiriéndose a Joseph F. Rutherford, el segundo presidente de la Sociedad Watch Tower.

Puesto que Vincente ya había leído algunos de los libros del hermano Rutherford, los dos hombres tuvieron a Josephine ocupada todo el día con sus preguntas bíblicas. Vincente le contó a la hermana Steele que un día, en el mar, en medio de una terrible tormenta, oró al Señor por ayuda y prometió servirle si sobrevivía. Él todavía quería cumplir aquella promesa a Dios, pero le preocupaban las dos “D”: damiselas y drogas. Se empezó un estudio bíblico con estos dos hombres, y poco después, el 21 de septiembre de 1940, los dos se bautizaron, así como la esposa de Silbert, Valmina.

“Mi gozo comenzó a aumentar a medida que me daba cuenta de que las palabras de Jesús a Pedro y Andrés también se cumplían en mí —dijo Silbert⁠—. Ahora era pescador de hombres.” Joshua Steelman, de visita como representante especial de la Sociedad, preguntó a Silbert: “¿Cuándo piensas ser precursor?, ¿cuando el Armagedón esté tocando a la puerta?”. Silbert vio la urgencia de los tiempos. Él y Valmina comenzaron el servicio de precursor en noviembre de 1948.

A pesar de que Silbert se expresaba con dificultad en español, fue asignado como superintendente de circuito para los de habla española. Al principio hacía sus discursos en inglés y otro traducía. Un día un hermano hispanohablante lo tranquilizó, diciéndole: “Hermano Silbert, no se preocupe por su español, nos damos cuenta de que le cuesta, pero se nos hace más fácil aprender la verdad directamente de usted”. Así dejó claro que para el amor no existen barreras idiomáticas.

La esposa de Silbert trabajó fielmente a su lado en la obra del circuito hasta que murió, en 1974. Él sirvió fielmente como miembro del comité de la sucursal hasta su muerte, en mayo de 1985.

PRIMER SALÓN DE ASAMBLEAS

El aumento en el número de Testigos comenzó a preocupar a los líderes religiosos de todo el país. Presionaron a las organizaciones sociales, lo que provocó que cada vez fuera más difícil alquilar lugares en Puerto Limón para las asambleas de circuito. Por consiguiente, los hermanos decidieron construir un Salón del Reino que también pudiera usarse como Salón de Asambleas. En un terreno a tan solo tres manzanas del mercado central, se erigió un edificio de dos pisos. El Salón del Reino estaba en el piso de arriba, mientras que el piso de abajo contenía alojamiento para el superintendente de circuito, así como una cocina y espacio de comedor para la cafetería de la asamblea. Se dedicó el jueves 19 de agosto de 1954. En 1972 se hicieron reformas en este edificio, y actualmente lo usan tres congregaciones y se celebran en él las asambleas de habla inglesa que son más pequeñas.

QUEMAN UN SALÓN DEL REINO

En el litoral del Pacífico, los hermanos no experimentaron la misma satisfacción con su Salón del Reino. Una congregación de aproximadamente 45 publicadores se reunía en el pequeño pueblo rural de Manzanillo de Ario. En aquel pueblo se desarrolló oposición contra los Testigos, hasta que las amenazas de violencia produjeron un mal fruto.

Cierto día, hacia la medianoche, el Salón del Reino comenzó a arder de repente. Fue devorado con tanta rapidez por el fuego, que no se pudo salvar nada: una gran pérdida de bienes tanto materiales como espirituales para gente que ya era pobre. ¿Frenó este vil golpe incendiario la obra del Reino? ¡No! Publicadores que eran inactivos despertaron a vida espiritual y otras personas nuevas empezaron a asociarse con los Testigos. Se cambió el lugar de reunión a la casa de un hermano y continuaron con los preparativos para la celebración de la Conmemoración.

¿Influyó este ataque violento en la asistencia a la Conmemoración? Sí, pero para bien. Hubo un aumento de casi un 300% respecto a años anteriores. La fe verdadera no puede ser sacudida por la oposición, un hecho maravillosamente demostrado por Cristo Jesús y los apóstoles, e imitado en este siglo por miles de Testigos que están probando la calidad de su fe bajo prueba. (1 Ped. 1:6, 7.)

SE DETIENE LA ACCIÓN DE LAS CHUSMAS

Mucha de la oposición fue inspirada por el clero. Por ejemplo: para prevenir a su rebaño de que los Testigos estaban en el vecindario, los sacerdotes instalaban altavoces en los campanarios de sus iglesias. Imprimían rótulos que decían: “Somos católicos. No aceptamos propaganda protestante”. Luego, el clero los vendía a sus feligreses, quienes a su vez los exponían en las ventanas de sus casas. Por supuesto, los Testigos desatendían aquellos rótulos.

Eugenia Dillon descubrió que no todo el mundo estaba bajo la influencia del clero. Un día, mientras participaba en el servicio del campo, se reunió una chusma y comenzó a seguirla, gritando: “Aquí reina la virgen de los ángeles. ¡Viva el soberano pontífice! Somos católicos y no aceptamos propaganda protestante”. Rápidamente oró a Jehová por ayuda. En la siguiente puerta a la que llamó, un hombre, al ver la chusma, preguntó: “¿La están siguiendo estas personas? Pase adentro, la defenderé de esa pandilla de salvajes”.

Cuando la hermana Dillon estaba dentro, creyendo que su oración había sido contestada, el hombre entró apresuradamente en otra habitación, sacó su revólver, lo cargó y salió de la casa hacia el portón de entrada. Allí, alzando su revólver, gritó a la chusma: “Esta señorita no es de mi religión, pero la defiendo y ordeno a esta chusma que se disperse si no quieren morir”.

Inmediatamente la chusma se dispersó, y el hombre regresó a la casa con una sonrisa, diciendo que, en realidad, no iba a matarlos, pero que el cañón de un revólver era el único idioma que aquella banda de salvajes endemoniados entendería.

En otra ocasión, el hermano Pile, con su fonógrafo a cuestas, se llevó a un gran grupo de publicadores a trabajar en Juan Viñas, al oeste de Siquirres. El sacerdote del lugar empezó a tocar las campanas de la iglesia para reunir a la gente. A algunos de sus apoyadores les dio instrucciones de que fueran de puerta en puerta advirtiendo a los demás que no escucharan a los testigos de Jehová cuando les visitasen.

El sacerdote debía estar recreándose en el éxito de su campaña cuando el jefe político, una especie de alcalde-comisario, reunió a los hermanos y a otros policías en su oficina. Entonces pidió al hermano Pile que pusiese el mensaje del fonógrafo. Después de escuchar los discos del Reino, los policías aceptaron la literatura. El comisario, al ver que no había nada malo en su obra de testificar, dijo a los hermanos que siguiesen predicando.

El discurso público que el hermano John Craddock presentó en el quiosco de música del parque de San Ramón resultó en un rotundo éxito. Asistieron unas pocas personas de la localidad, los precursores de San Ramón y otros seis hermanos que habían acompañado al hermano Craddock desde San José. (John y su esposa Emma Marie, graduados de la décima clase de Galaad, se habían unido a la familia misional en 1949. Ahora, solo un año y medio después, estaban a punto de probar un poco de oposición.) Un sacerdote, junto con un grupo de niños, subió al quiosco de música detrás del hermano Craddock y empezó a interrumpirlo. A la vez, desde el extremo de la plaza de la ciudad, un grupo de adultos, previamente organizado, prorrumpió en gritos: “¡Mátenlo! ¡Mátenlo!”.

Aparentemente, la chusma solo quería intimidar al hermano Craddock, porque pasó justo a su lado sin ni siquiera tocarlo. Al no poder terminar su discurso, John, acompañado por Marie y los otros hermanos de San José, fue a la parada del autobús, donde el alcalde de la ciudad se acercó a ellos y les dijo que sentía mucho que el discurso hubiese sido interrumpido. Le pidió que volviese para dar otro discurso y prometió que entonces se le proveería protección policial.

Así fue como, tres semanas más tarde, un grupo de publicadores volvió a San Ramón e incluso distribuyó por toda la ciudad impresos que anunciaban la conferencia. Cuando llegó la hora del discurso, la plaza estaba rodeada de policías, y esta vez no hubo disturbios.

LA GUERRA CIVIL

Las elecciones de 1948 terminaron en una revolución. Esto hizo difícil la participación en el servicio del campo. Eugenia Dillon y su compañera fueron detenidas por unos soldados mientras trabajaban un territorio rural. “¡Alto! ¿Quién está ahí?”, gritaron los soldados mientras las apuntaban con sus rifles. “¿A qué partido político pertenecen?”

“Somos testigos de Jehová —replicaron las hermanas⁠—. Estamos anunciando el Reino de Dios por medio de Jesucristo, el único gobierno que puede traer verdadera paz a la humanidad.”

Mientras los soldados registraban sus bolsos, las precursoras les testificaron. Las dejaron ir, y ellas continuaron predicando a la gente del vecindario, que estaba muy angustiada debido a la guerra.

Durante la guerra civil, muchos de los falsos pastores, el clero, huyeron por sus vidas, dejando atrás a sus rebaños. Esto dio a los Testigos la oportunidad de predicar a las personas semejantes a ovejas que se habían quedado. Ahora la gente pudo ver que los clérigos no habían estado alimentándoles, sino únicamente aprovechándose de ellos. Cuando los falsos pastores volvieron, encontraron, para su consternación, que muchos de su antiguo rebaño ahora estaban estudiando con los Testigos.

TRANSPORTE EN CARRO DE MULAS

El transporte está íntimamente ligado a la obra de predicar, y en Costa Rica se han empleado una gran variedad de medios. Se ha utilizado el tren. Pero no todos los trenes son de locomotora. El carro de mulas es un vehículo singular que circula sobre raíles de vía estrecha, y puede ser más emocionante que una montaña rusa.

El vehículo consiste en una plataforma montada sobre ruedas. Esta tiene bancos con capacidad para veinte personas. El único freno consiste en un palo de madera colocado a través de un agujero en el suelo de la plataforma. Funciona como una palanca y ejerce presión sobre la rueda. Así, las cuestas abajo suponen un peligro para la mula si el conductor no evita que la plataforma se estrelle contra el animal. Además, el barro que lanza la mula con las pezuñas rocía a los pasajeros; pero este es el problema más insignificante. Los descarrilamientos pueden hacer que los pasajeros vuelen por los aires, causándoles al caer roturas de brazos y piernas.

Los viajes por ríos se hacen en pequeños botes con motor fuera borda o en canoas con remos hechas con troncos de árboles vaciados. Por ejemplo: para llegar a Guanacaste y predicar allí, la hermana Solera tomó un tren hasta Puntarenas, entonces cruzó el golfo de Nicoya en bote y más tarde montó en un carro de bueyes por quince horas. Toda una proeza para una mujer de más de sesenta años.

CAMBIOS EN LA SUCURSAL

Theodore Siebenlist sirvió de superintendente de sucursal desde que esta se estableció, en marzo de 1944, hasta junio de 1952, cuando él y su esposa tuvieron que irse con motivo del nacimiento de su hija Janet.

William Call, graduado de la tercera clase de Galaad que en 1946 había sido enviado de Costa Rica a Nicaragua para encargarse de la sucursal de este país, volvió a Costa Rica para servir de superintendente de sucursal. Continuó en ese puesto de servicio hasta 1954, cuando se casó con Dora Argentina Vargas, una graduada de Galaad procedente de Guatemala. Su hijo Robert actualmente sirve en el Betel de Brooklyn. Después fue asignado como superintendente de sucursal William Aubrey Bivens, de Guatemala. Él y su esposa, Berta, habían estado en Guatemala desde que se graduaron de la quinta clase de Galaad. Posteriormente fueron asignados a Brasil, donde él sirvió de superintendente de sucursal hasta su muerte, en 1969.

Al haber sido asignado el hermano Bivens a Brasil, Charles Sheldon se encargó de la superintendencia de la sucursal hasta marzo de 1964, cuando llegaron George Jenkins y su esposa. Por razones de salud, los Jenkins tuvieron que irse de Costa Rica en 1966. El siguiente superintendente de sucursal, Lorence A. Shepp, todavía estaba en Nicaragua. ¿Cómo llegó hasta Costa Rica?

Lorence había estado en el servicio de tiempo completo desde 1958 y había servido en la obra del circuito en Canadá y Alaska. Cuando se invitó a los superintendentes de circuito a la central de Brooklyn para una sesión especial de la Escuela del Ministerio del Reino, el hermano Knorr preguntó si había alguno dispuesto a aceptar una asignación como misionero en un país extranjero sin asistir a la Escuela de Galaad. El hermano Shepp aceptó la invitación. Fue asignado a Nicaragua en 1961, donde se casó con Juana Olimpia Guinart, una hermana cubana que se había graduado de la clase veintidós de Galaad. Esta era su tercera asignación, ya que antes había servido de misionera en Honduras y México.

Después que el hermano Shepp asistió a un curso de diez meses en Galaad, él y Olimpia hicieron las maletas para su nueva asignación: El Salvador. Pero primero decidieron tomar unas vacaciones en Costa Rica, e inmediatamente se enamoraron del lugar. Poco se imaginaban que ya se les había enviado una carta en la que se les cambiaba su asignación y se les enviaba a Costa Rica.

Los Shepp llegaron en septiembre de 1966, y en la asamblea internacional celebrada en diciembre de ese año, el hermano Knorr anunció que el hermano Shepp había sido nombrado superintendente de sucursal. Actualmente es el coordinador del Comité de Sucursal.

ESTÍMULO PARA LA EXPANSIÓN

En diciembre de 1954 el hermano Knorr volvió a visitar Costa Rica, y anunció la construcción de una nueva sucursal con un Salón del Reino. El entusiasmo se desbordó. Se dieron los pasos para adquirir un solar en el centro de San José. Entonces, a comienzos de enero, justo cuando los hermanos estaban a punto de comenzar a construir, fuerzas armadas procedentes del norte invadieron la zona. A pesar de que la aviación ametrallaba ciudades y pueblos, los hermanos continuaron predicando de casa en casa a fin de consolar a las personas con el mensaje del Reino de Dios. Los informes de enero mostraron que se había superado el máximo del año anterior. ¡Pero el máximo de abril fue aún mayor! Hubo un aumento del 30%, con 2.078 publicadores.

¿Qué ocurrió con las nuevas instalaciones de la sucursal? ¿Sufrieron algún retraso? La construcción terminó el 25 de enero de 1956, solo dos días antes de la visita sorpresa del hermano Knorr y su esposa, Audrey, y se dedicó el 27 de enero de 1956.

PROBLEMAS CON EL SALUDO A LA BANDERA

En septiembre de 1959 el problema del saludo a la bandera llegó a cobrar importancia en las escuelas de Puerto Limón. Trece estudiantes, todos testigos de Jehová, rehusaron participar en estas ceremonias debido a que atentaban contra su conciencia cristiana. Aunque no habían participado en ningún acto irrespetuoso y no había queja en cuanto a su conducta, se acusó a los jóvenes Testigos de rebelión e insubordinación, y fueron expulsados de la escuela.

El tribunal local denegó el permiso para que los niños fueran readmitidos mientras rehusaran saludar a la bandera. Se apeló el caso al Tribunal Supremo de Costa Rica. Se mencionó al tribunal que la Constitución de Costa Rica garantiza la libertad de cultos y el derecho a la educación en las escuelas públicas. Sin embargo, el Tribunal Supremo apoyó la decisión del tribunal inferior, y dijo que no se había violado la ley referente a la libertad de cultos.

Al comienzo del siguiente curso, casi todos los estudiantes fueron readmitidos en las escuelas, pero se les volvió a expulsar al no participar en la ceremonia del saludo a la bandera. Se presentó una instancia ante el Consejo Superior de Educación, pero el 5 de julio de 1960 fue rechazada.

La cuestión del saludo a la bandera generó una gran publicidad tanto por la prensa como por la radio. El problema aún existe en las escuelas públicas, pero muchos de los profesores reconocen la conducta excelente de los jóvenes Testigos y prefieren hacer la vista gorda en lugar de cuestionar la posición firme de los niños. Se dan cuenta de que expulsar a estos estudiantes significaría, en muchos casos, perder lo mejor de la clase.

En cierta escuela rural, de cincuenta alumnos matriculados, solo seis no eran testigos de Jehová. De manera que, si estos Testigos hubieran sido expulsados, la escuela habría tenido que cerrar y el maestro se habría quedado sin trabajo.

Muchos maestros pensaron que los que habían sido expulsados de la escuela no podrían tener éxito en la vida sin una educación académica. Milton Hylton, nieto de Francela Williams, demostró lo equivocados que estaban. Aunque se le expulsó de la escuela, “esto resultó en una bendición —comentó él⁠—. En primer lugar, tuve la oportunidad de demostrar mi integridad a Jehová y, más tarde, disfrutar de los beneficios de más de trece años en el servicio de tiempo completo”. Cuando al hermano Hylton se le hizo necesario trabajar de tiempo completo, obtuvo un trabajo como administrativo, y más tarde pasó a ser contable particular para la misma empresa, sin desatender sus actividades teocráticas.

DESPIERTAN LOS VOLCANES IRAZÚ Y ARENAL

El 13 de marzo de 1963 el Irazú, uno de los muchos volcanes de Costa Rica, puso fin a una siesta de veinte años y entró en un período de actividad que duró dos años. El volcán, situado a unos 32 kilómetros de la capital, arrojó al aire ceniza, que el viento arrastró hasta San José, donde vive prácticamente la cuarta parte de todos los costarricenses. La ciudad de Cartago, justo al pie del volcán, apenas se vio afectada por esta lluvia de ceniza, puesto que el viento llevaba la ceniza muy por encima de la ciudad. Sin embargo, pronto la afectaría una catástrofe diferente.

La noche del 9 de diciembre de 1963 fuertes lluvias empaparon la ceniza amontonada en las faldas del volcán. Sobrecargada de agua, la ceniza comenzó a deslizarse montaña abajo, obstruyendo los ríos y ocasionando desbordamientos. Uno de estos ríos, en su crecida, arrasó la ciudad de Cartago, llevándose casas con las familias dentro aún durmiendo, así como ganado y parte de la fauna del lugar. Mucha gente perdió la vida en esta inundación, a pesar de que coches de la policía con altavoces patrullaron las calles con tiempo de antelación, advirtiendo del desastre que se avecinaba. Fuese porque las víctimas no tomaron la advertencia en serio o porque no quisieron abandonar sus posesiones materiales, pagaron con sus vidas por no prestar atención.

Por años la gente de Cartago había adoptado una actitud similar hacia la advertencia acerca de la venidera guerra de Armagedón. Es probable que se sintiesen protegidos por ser esta la ciudad donde se halla la famosa basílica que alberga la imagen de la “santa” patrona de Costa Rica. Pero después del desastre y tras más de treinta años de predicación en esta ciudad, a finales de 1964 finalmente se estableció una congregación.

Después que el monte Irazú terminó de sembrar muerte y destrucción, otro volcán, el Arenal, tras haber permanecido dormido por unos seiscientos años, comenzó un período de actividad. Cuando se iniciaron las erupciones del Arenal, ubicado en la parte septentrional de Costa Rica, cinco congregaciones de la zona se vieron afectadas. Muchos de los hermanos que vivían en aquella región no tuvieron otra alternativa: huir. Ninguno de ellos perdió la vida, pero perdieron sus posesiones materiales. Rápidamente, hermanos de todas partes de Costa Rica respondieron, enviándoles alimentos, ropa y dinero.

DISMINUYE EL PASO DURANTE LA DÉCADA DE LOS SESENTA

Los años 1964 y 1965 no trajeron ningún aumento. El informe anual de Costa Rica lo atribuyó a las condiciones económicas. Muchos publicadores tuvieron que marcharse de Costa Rica para buscar trabajo en otros países. Otra razón que también se mencionó en el informe anual fue: “Desgraciadamente, un gran número de personas han tenido que ser expulsadas por no llevar una vida limpia, pero todos están deseosos de mantener limpia la organización para la adoración pura”.

La obra continuó sin aumentar por tres años. Este tiempo permitió que hombres espirituales a los que más tarde se necesitaría para el aumento acelerado que estaba a punto de venir fueran puestos a prueba y se desarrollaran espiritualmente. Uno de estos fue Andrés Garita. Él sirvió en la obra del circuito y distrito por veinte años. ¿A qué atribuyó su aguante? “Mis padres comenzaron a estudiar en 1946, y siempre asistíamos a las reuniones fielmente —explicó⁠—. Me bauticé en 1953 a la edad de catorce años. Tanto las reuniones como el servicio del campo me pusieron en estrecha asociación con los superintendentes de circuito, que siempre me dieron atención especial y me animaron a comenzar el servicio de tiempo completo.” En la primavera de 1979 fue nombrado miembro del Comité de Sucursal. Sirvió fielmente en esta asignación, tal como lo había hecho en el circuito y distrito, junto con su esposa, Mayra, y su hija de seis años, Andrea, hasta su repentina enfermedad y muerte inesperada el 7 de julio de 1987, a la edad de cuarenta y ocho años. Era muy querido y conocido por casi todos los Testigos de Costa Rica, lo que quedó demostrado por el hecho de que más de cuatro mil personas asistieron a su funeral.

MÁS MISIONEROS REACTIVAN LA OBRA

La década de los sesenta trajo más jóvenes “dádivas en hombres”. (Efe. 4:8.) Galaad ciertamente ha contribuido al desarrollo y madurez espiritual de Costa Rica. Álvaro Muñoz y Milton Hylton fueron costarricenses a los que se invitó a Galaad y después se asignó a su propio país. Los años que pasaron en la obra del circuito fueron grandemente apreciados, y continúan siendo una fuente de refrigerio al servir de ancianos en sus actuales congregaciones.

Los estadounidenses Douglas Little y Frederick Hiltbrand, graduados de la clase cuarenta y cinco de Galaad, fueron asignados a Costa Rica en 1968. Los dos sirvieron en la obra del circuito. En 1972 Douglas Little se casó con Saray Campos, quien ya había estado sirviendo de precursora por siete años. La familia misional creció cuando llegaron otros dos hermanos, John Griffin y Lothar Mihank.

En 1976 Frederick Hiltbrand se casó con Mirtha Chapa, una misionera de la clase cincuenta y cinco de Galaad. Actualmente Frederick es miembro del Comité de Sucursal.

TERREMOTO EN MANAGUA

A través de los años los hermanos de Costa Rica y Nicaragua habían mantenido lazos estrechos, no solo por ser vecinos, sino también porque su crecimiento teocrático ha estado relacionado. Los hermanos de Nicaragua se encontraron repentinamente en urgente necesidad cuando un fuerte terremoto asoló la capital, Managua, en diciembre de 1972.

Inmediatamente se proveyó ayuda desde Costa Rica a los hermanos de Managua. Aunque no se había podido establecer contacto por radio con Managua, se envió un vehículo con casi una tonelada de comida. Se recogió toda en tan solo sesenta minutos desde el momento en que se comunicó a los hermanos que se enviaría ayuda. El consulado nicaragüense concedió visados a los hermanos que iban a hacer la entrega cuando supieron que se trataba de una ayuda de los testigos de Jehová. Todas las puertas de la tramitación burocrática se abrieron de par en par, de manera que la ayuda se pudo entregar directamente a los hermanos.

LA UNIDAD FAMILIAR PRODUCE ÉXITO

Trino Rojas y sus dos hermanos eran los alborotadores del pueblo de Guápiles. Cuando Mark Taylor, un precursor especial, empezó a visitar a los padres de Trino, a él no le gustó nada, y en cierta ocasión incluso hizo restallar su fusta ante Mark. Pero este perseveró en sus visitas, y gradualmente Trino empezó a asimilar algo de la verdad. Más tarde, después del matrimonio de Trino con Carmen, una vecina les dio un libro católico sobre historias de la Biblia. Trino se dio cuenta de que estas historias coincidían con lo que había oído a Mark. Cuando se lo dijo a la señora, ella se sintió insultada y se llevó el libro, despertando así el apetito de Trino por un mayor conocimiento bíblico. De manera que Trino y Carmen empezaron a estudiar con los Testigos y se bautizaron en 1950.

Tuvieron once hijos. Uno de ellos, David, recuerda el ejemplo que sus padres pusieron a la familia. “Fue su persistencia en la verdad lo que nos impresionó a todos. Nunca perdíamos una reunión, a pesar de que éramos once hijos y los tiempos eran difíciles. Papá compró una granja en Roxana, y nos mudamos allí para ayudar a un grupo de personas interesadas.”

David ha permanecido en el servicio de precursor por más de diez años. “El respaldo que nos dio nuestro padre fue lo que hizo posible que participase en el servicio de precursor”, dijo él. Noé, uno de los hermanos pequeños de David, recuerda: “David fue mi ejemplo. Cuando yo tenía trece años de edad, hacía cien horas en el servicio. Soñaba con el día en que pudiese sembrar un campo de maíz, venderlo, darle el dinero a papá e irme de precursor”. Eso fue exactamente lo que hizo.

Aunque sus padres, Trino y Carmen, han muerto, los hijos continúan firmes en la fe.

EL ESPÍRITU MISIONAL SE CONTAGIA

Costa Rica posee un sobresaliente grupo de siervos de tiempo completo que son hijos de ex misioneros. Robert Conroy, que llegó con su compañero John Alexander en 1959, más tarde se casó, y continuó en la obra del circuito en Costa Rica. Cuando su esposa, Dina, quedó embarazada, Robert dijo: “Mi esposa y yo oramos a Jehová por guía para criar a nuestros hijos, reconociendo que esa también es una bendición procedente de Jehová”. Ahora que después de una pausa de veinte años, los padres, Robert y Dina, están de nuevo en la obra del circuito, sus dos hijos, Judy y Rodney, sirven en el Betel de Costa Rica.

Donald Fry, de la clase veintidós de Galaad, vio como su hijo, David, seguía sus pasos cincuenta clases más tarde. David asistió a la clase setenta y dos de Galaad, y fue asignado al mismo país que su padre, Costa Rica. ¿Por qué quiso llegar a ser misionero como su padre? “Mi asociación anterior con misioneros felices de Costa Rica, así como la guía teocrática que me dieron mis padres, me impulsó a querer ser como ellos”, explica.

Sea que les haya sido posible continuar viviendo en un país extranjero o no, este espíritu contagioso penetra en las familias de muchos ex misioneros. Tanto los Call como los Sheldon o los Blackburn, todos ellos han criado a sus familias con este buen espíritu.

COSTA RICA COMPARTE SUS MISIONEROS

En el pasado, algunos misioneros que servían en Costa Rica fueron asignados a otros países. En época más reciente, John Alexander, que vino desde Galaad a Costa Rica en 1959, y su esposa, Corina, fueron asignados a Panamá en 1979. Más tarde, en la primavera de 1982, se pidió a Lothar Mihank y a su esposa, Carmen, que pasaran a servir a Panamá.

¿Debilitó esto la predicación en Costa Rica? “Aunque es verdad que echamos de menos el excelente trabajo que han hecho estos hermanos fieles —contesta el hermano Shepp, coordinador del comité de la sucursal—, el vacío que dejan se llena rápidamente con hermanos nativos maduros. Tomemos por ejemplo la obra del distrito. Mientras que hace tan solo unos años dependíamos de misioneros a los que, aunque servían en la sucursal, se asignaba periódicamente al distrito, ahora los hermanos nativos hacen un excelente trabajo y llenan ese vacío. Eso también es cierto de los superintendentes de circuito. En la actualidad la gran mayoría de los que sirven en ese puesto de responsabilidad son hermanos costarricenses. Así que Jehová siempre se encarga de que la obra no dependa de ningún individuo.”

DE MAQUINISTA FERROVIARIO A SUPERINTENDENTE DE CIRCUITO

Guillermo Badilla fue maquinista ferroviario en la ruta de San José a Puntarenas por más de veinte años. Cuando se jubiló, a la edad de cincuenta años, entró inmediatamente en el servicio de tiempo completo. Una de las cinco congregaciones que ayudó a establecer estaba en Cartago. Cuando llegó allí, encontró a un solo publicador, que “era como un témpano de hielo”, recuerda el hermano Badilla. Sin embargo, después de diez meses se formó una congregación con nueve publicadores. Al tiempo presente ha ayudado a más de noventa personas a llegar al bautismo y así ha encarrilado sus vidas en una ruta diferente. Y a la edad de setenta años fue nombrado superintendente de circuito.

SE PONE A PRUEBA LA INTEGRIDAD POR CAUSA DE LA SANGRE

Los testigos de Jehová rechazan las transfusiones de sangre por razones bíblicas, aun cuando su vida esté en peligro. (Hech. 15:29.) Pero aceptan gustosamente un tratamiento médico alternativo. Algunos médicos cooperan con los Testigos en esta importante cuestión, mientras que otros se oponen.

Por ejemplo: Wilson Rojas quedó inconsciente debido a una potente explosión que lo lanzó a través de la pared de un almacén y lo arrojó a casi diez metros. Su compañero de trabajo murió instantáneamente. Wilson no recuperó el conocimiento sino hasta diez días después, cuando se le informó que había perdido el uso de un ojo, un oído, un brazo y una pierna. Él rehusó firmemente una transfusión de sangre. Su esposa, Clarissa, lo apoyó en su decisión. El médico, nada complacido, dijo: “Que se muera. Solo le quedan cinco días de vida”.

A pesar de que el hermano Rojas firmó un documento en el que eximía al hospital de cualquier responsabilidad por haber rehusado que se le administrara sangre, el hospital suspendió todo tipo de tratamiento, excepto el cambio de vendas. Sin embargo, de manera casi milagrosa, durante las siguientes dos semanas su condición comenzó a mejorar lentamente. Entonces se produjo otra repentina crisis. Un coágulo de sangre en su pierna izquierda amenazaba con comenzar a desplazarse en cualquier momento. Un especialista se interesó bondadosamente en su caso y pudo disolver el coágulo con medicamentos. Poco después, cuando visitaba a Wilson en su cama, el especialista le preguntó por qué había rehusado una transfusión de sangre. Después que Wilson se lo explicó, el especialista le dijo: “La razón por la que el coágulo de sangre no se desplazó, produciéndole la muerte, fue el bajo volumen sanguíneo que tenía y que la sangre estaba muy diluida. Si hubiera aceptado una transfusión de sangre, lo más probable es que estuviese muerto. ¡Felicidades!”.

“SE NECESITA UN EMPLEADO”

Otro medio de llegar al corazón y la mente de las personas semejantes a oveja es a través de la conducta cristiana. En una fábrica donde trabaja un anciano, los empleados protestaban por las condiciones de trabajo y exigían salarios más altos. Durante una reunión entre la dirección y los trabajadores, se recibió una llamada telefónica del director de otra compañía. Cuando le refirieron las quejas de los empleados, dijo orgullosamente: “Aquí no tenemos esa clase de problemas con los trabajadores; la mayoría son testigos de Jehová”.

Poco después de esto, apareció este anuncio en el periódico de más difusión del país: “SE NECESITA UN EMPLEADO PARA TRABAJAR EN NUESTRA COMPAÑÍA. TIENE QUE SER TESTIGO DE JEHOVÁ, DEDICADO Y BAUTIZADO. PREFERIBLEMENTE ANCIANO O SIERVO MINISTERIAL”. Según parece, no era necesario ningún otro requisito.

MAYORES ESFUERZOS POR ABARCAR EL TERRITORIO

Durante los años setenta se hicieron esfuerzos por llegar a pueblos más pequeños con las buenas nuevas. Así fue como en 1972 el hermano y la hermana Siebenlist volvieron de Estados Unidos y se establecieron en el pueblo de Tres Ríos, a 10 kilómetros de San José.

En este pueblo, un joven adolescente había encabezado una pequeña secta llamada Los Adoradores de Jehová. La secta utilizaba la literatura de la Sociedad. Debido a divisiones internas en este grupo, la familia Gutiérrez se separó y contactó con la oficina sucursal para pedir un estudio bíblico. Douglas Little fue asignado para ayudarles. Él da el siguiente relato de lo que ocurrió:

“Inmediatamente se empezó un estudio con la familia Gutiérrez: Miguel, Inés y sus tres hijos pequeños. Puesto que por varios meses habían estado leyendo las publicaciones de la Sociedad diligentemente, los padres tenían bastante conocimiento de la verdad. Por haber estado antes en el grupo de ‘los doce apóstoles’ y haber llevado la delantera en ‘el servicio del campo’, habían llegado a darse cuenta de que hay un solo pueblo que disfruta de la bendición de Jehová, una verdad que al principio no fue compartida por los demás miembros.

”Algún tiempo después de separarse la familia Gutiérrez de la secta, los restantes miembros se comunicaron con la sucursal. Ellos también querían estudiar, y fui asignado para encargarme de ayudarlos. Se convino en que visitara al grupo entero y demostrara cómo se conducía un estudio bíblico. Para mi sorpresa, encontré a unas quince personas sentadas en semicírculo, con las respuestas del libro La verdad que lleva a vida eterna subrayadas y con la Traducción del Nuevo Mundo abierta y preparada. Los quince adultos presentes aquella noche, además de muchos de sus parientes y amigos, han dedicado sus vidas a Jehová y ahora le sirven en su única organización terrestre.” Hoy hay dos congregaciones en Tres Ríos.

‘UNIDOS EN LA ADORACIÓN’

La persecución en Cuba ha unido a los hermanos de Costa Rica con sus hermanos espirituales cubanos. Una vez que Estados Unidos cerró las puertas a los emigrantes de Cuba en 1980, Costa Rica pasó a ser uno de los países más utilizados por los cubanos como escala en su viaje a otras naciones. Los cubanos llegaban a Costa Rica bien por voluntad propia, debido a presión gubernamental o porque, si abandonaban la isla, se les conmutaba la sentencia de encarcelamiento.

Más de un centenar de Testigos cubanos han entrado en Costa Rica. Uno de ellos, Ubaldo Fernández, que servía de anciano en la congregación de Santo Domingo, habló en representación de los hermanos cubanos: “Todos los hermanos que han llegado aquí están agradecidos a Jehová por haber sido liberados, y muy agradecidos a los hermanos costarricenses por la hospitalidad y el amor cristiano que en todo momento nos han mostrado. De esta manera continuamos como un pueblo unido en la adoración del único Dios verdadero, Jehová”.

MISIONEROS NO ESPERADOS

Siempre se aprecia la ayuda, y como dijo Jesús: “La mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por lo tanto, rueguen al Amo de la mies que envíe obreros a su siega”. (Mat. 9:37, 38.)

La ayuda llegó con la asignación de misioneros procedentes de la extensión de la Escuela de Galaad, de México. Juan y Rebecca Reyes y Arnoldo Chaves se graduaron de la primera clase y fueron asignados a Nicaragua. Su estancia en Nicaragua no duró mucho, ya que no pudieron conseguir permiso para quedarse, y se les dijo que fueran a Costa Rica para intentar solicitar la residencia desde allí, lo cual, por ahora, no ha dado resultado. Han permanecido en Costa Rica en la obra del circuito.

El sábado 20 de marzo de 1982 fueron expulsados de Nicaragua diecinueve misioneros... más huéspedes inesperados. A nueve se les condujo a la frontera costarricense por carretera. Los otros diez fueron enviados en avión hasta Panamá. Kevin y Ruby Block cruzaron la frontera costarricense hacia el mediodía. A eso de las seis de la tarde, los otros siete, con todas las posesiones que pudieron meter en una sola maleta, se encontraron sentados bajo un cielo de estrellas en una carretera desierta dentro de territorio costarricense. Pronto llegaron hermanos con vehículos y se los llevaron a Liberia, donde la familia de Jorge Meléndez tenía lugar donde dormir y comida caliente preparada para todos ellos. Al día siguiente los llevaron a la sucursal de San José. (El martes también llegaron a Costa Rica los diez misioneros deportados a Panamá.)

TESTIMONIO A TRAVÉS DE LAS NOTICIAS

Para el sábado por la noche, los misioneros expulsados comenzaron a convertirse en el foco de atención de las noticias mundiales. Más de cuarenta y un periódicos y emisoras de radio y televisión de todo el mundo telefonearon a la sucursal para tratar de conseguir entrevistas con los misioneros. El miércoles por la mañana, Rodrigo Fournier, conocido comentarista de noticias costarricense, pidió que por la mañana temprano se celebrara una mesa redonda con los misioneros deportados. Reiner y Jeanne Thompson e Ian Hunter fueron entrevistados en un programa de audiencia nacional que duró cuarenta minutos. Durante el programa se destacó nuestra posición neutral hacia todos los gobiernos terrestres, nuestro interés en el Reino de Dios y cómo nuestras enseñanzas refuerzan la unidad familiar. El programa fue comentado por todo el país y abrió muchas oportunidades de testificar.

Se dispuso que este grupo tan unido de misioneros se alojara en el hogar Betel. En pocas semanas se recibieron nuevas asignaciones desde Brooklyn, y los misioneros fueron asignados a Belice, Ecuador, El Salvador, Guatemala y Honduras, excepto los hermanos Thompson y el hermano Edward Errichetti. A ellos se les asignó a quedarse en Costa Rica, y el hermano Thompson fue nombrado miembro del Comité de Sucursal.

Bill y Mavis Rogers no fueron deportados con los otros diecinueve misioneros, sino que se quedaron otros cinco meses en Nicaragua. Después de permanecer en condición de “arresto domiciliario” en un hotel por dos semanas, fueron deportados a Costa Rica en agosto. A ellos también les entrevistó la televisión. Cuando se les preguntó qué estaban haciendo en Nicaragua para que mereciesen ser deportados, Bill dijo: “Solo predicar las buenas nuevas del Reino de Dios”. Después, en el mismo programa, se entrevistó al arzobispo de Costa Rica. Se le preguntó qué pensaba él que deberían estar haciendo los cristianos hoy. Se vio obligado a contestar: “Predicar el evangelio del Reino”. Con el tiempo, a los Rogers también se les envió a una nueva asignación: El Salvador.

AUMENTA LA FAMILIA BETEL

En 1977 la familia Betel estaba compuesta de cuatro miembros. Pero, debido al aumento en la cantidad de publicadores, en 1982 ya había seis hermanos trabajando en Betel a fin de atender las necesidades de las congregaciones, tanto de Costa Rica como de otro territorio asignado a la sucursal. En 1980 el promedio de publicadores pasó de 5.000, y en 1981 se llegó a un asombroso máximo de 6.183. En ese año informaron 118 congregaciones, distribuidas en seis circuitos, y en 1982 la cantidad aumentó a 138 congregaciones y siete circuitos.

Uno de los trabajos mensuales de la oficina sucursal es facilitar Nuestro Ministerio del Reino a cada publicador. En 1965 Costa Rica empezó a hacer su propia edición, aunque la impresión aún se hacía en Brooklyn. Esto dio lugar a que se incluyesen anuncios propios del país. Entonces, en enero de 1982 se dio otro paso adelante cuando Costa Rica empezó a imprimir Nuestro Ministerio del Reino en su propia prensa offset. En el verano de 1983 se adquirió una componedora IBM para aumentar las posibilidades de la pequeña prensa. Para 1984 ya se necesitaban más de diez trabajadores en Betel a fin de encargarse de las necesidades de las congregaciones.

¿A QUÉ SE DEBE EL CAMBIO?

Por muchos años hubo en la población costarricense un espíritu de suficiencia y satisfacción ante la vida. Muchos eran orgullosos en sentido religioso y rehusaban hablar sobre la Biblia. Pero a medida que las condiciones mundiales han ido empeorando, en cumplimiento de la profecía bíblica, la vida de un mayor número de personas se ha visto afectada y han empezado a preguntarse en su corazón qué significa cuanto está ocurriendo. La crisis económica, las actividades terroristas y los refugiados políticos han creado condiciones que permiten que la gente responda mejor a la predicación de casa en casa, lo cual ha resultado en más estudios bíblicos. Entonces, ¿qué ha traído el quinquenio 1982-1987? ¡Razones para regocijarnos! El máximo de publicadores ha aumentado de 6.611 a 10.374.

Otra razón para el aumento es que el número total de precursores se ha incrementado a más del doble: 792 actualmente. Desde 1984, el número de estudios bíblicos ha sobrepasado el de publicadores.

NUEVAS INSTALACIONES PARA LA SUCURSAL

En enero de 1984 se aunaron esfuerzos con el fin de construir una nueva sucursal. En 1955 se había construido la sucursal en el centro de San José. En 1977 se hicieron reformas. Pero en solo unos pocos años, el edificio de la sucursal estaba completamente lleno. La biblioteca estaba ocupada por cuatro despachos, y a veces los hermanos que trabajaban en la oficina tenían que utilizar sus propias habitaciones debido a la falta de espacio. Los pasillos se usaban de almacén, y la mesa de envíos servía de cama auxiliar. La sala de conferencias se convirtió en imprenta. ¿No era el momento indicado para la expansión?

Por más de un año, miembros del Comité de Sucursal buscaron un terreno adecuado. Finalmente, con la ayuda del hermano John Craddock, que tenía conocidos entre los hombres de negocios de la zona, se encontró el lugar ideal: seis hectáreas y media de tierra fértil en un emplazamiento rural, justo al lado de la autopista Panamericana, entre el aeropuerto Juan Santamaría y la capital, San José. La propiedad está rodeada por tres ciudades importantes y, sin embargo, es suficientemente grande como para dar cabida a la futura expansión. Es un lugar tranquilo, con vistas diarias de arcos iris sorprendentemente bellos y nubes cambiantes sobre las cumbres volcánicas.

En mayo de 1984 se compró la propiedad. Se planeó edificar más de 4.200 metros cuadrados de superficie hábil, cuando en la sucursal anterior solo había 550 metros cuadrados. Se recibió ayuda de los betelitas, de todos los superintendentes de circuito del país y de muchos precursores especiales, precursores regulares y publicadores de congregación. A estos se sumaron muchos trabajadores profesionales de la construcción que vinieron de Estados Unidos, Canadá, Países Bajos, Alemania, Finlandia, Guatemala y Panamá. Hubo más de 300 trabajadores extranjeros, y su permanencia en el país varió desde unos pocos días a varios años.

Cuando se terminó la construcción, casi 5.000 publicadores de prácticamente todas las congregaciones habían participado. El resto contribuyó mediante sus oraciones sinceras, estímulo y aportaciones materiales. Todo este esfuerzo prolongado se debió a que el pueblo de Jehová confía en su promesa de ‘hacerlo crecer’. (1 Cor. 3:7.)

SE FIJA LA FECHA

El 4 de enero de 1987 fue la fecha de la dedicación. Se invitó a todo el país. Los hermanos Swingle y Underwood, del Betel de Brooklyn, presentaron discursos bíblicos animadores y, luego, el hermano Milton Henschel, también del Betel de Brooklyn, expresó el propósito de la ocasión: dedicar las instalaciones a Jehová y a sus intereses. Mientras el Sol se ponía, los 13.311 asistentes dieron gracias a Jehová por su espíritu y guía durante los dos años que duró el proyecto de construcción.

Incluso durante el período de construcción se hizo evidente que el aumento continuaba. Desde el comienzo de las obras se alcanzaron veinticuatro nuevos máximos en la cantidad de publicadores. Con nuevos máximos de 10.374 publicadores y 13.425 estudios bíblicos, es evidente que las nuevas instalaciones pronto estarán utilizándose a plenitud. La nueva sucursal atenderá las necesidades de los futuros testigos de Jehová, que se encuentran entre los 30.534 que asistieron a la Conmemoración en 1987.

¿QUÉ FUE DE AQUELLAS JÓVENES PRECURSORAS DE LA DÉCADA DE LOS CUARENTA?

¿Se acuerda de aquellas jóvenes precursoras de los años cuarenta? ¿Dónde están ahora? ¿Se dejaron vencer por el cansancio? ¡De ninguna manera! Aún están todas activas. Seis hermanas fueron a Galaad, y cuatro de ellas son todavía misioneras. Cinco son precursoras especiales, tres están en el servicio de precursor después de haber criado a sus hijos o haber hecho otros ajustes en sus horarios.

¿Por qué han continuado tan ocupadas en la obra de predicar el Reino? Lila Swaby contesta: “El que trabajáramos con las hermanas ungidas mayores cuando éramos jóvenes contribuyó a nuestra edificación espiritual. Ya no somos jóvenes, pero su ejemplo continúa siendo una fuente de inspiración para nosotras”.

¡VERDADERAMENTE UNA COSTA RICA!

Fue un acierto el que Colón llamara a esta tierra “Costa Rica”, aunque por razones que él no se podía imaginar. Ahora, más de ochenta años después que la verdad llegó a estas costas, los tesoros de Costa Rica han resultado ser las personas cuyo Dios es Jehová. Estas riquezas se han refinado con las visitas del hermano Knorr y otros representantes especiales de las oficinas de la Sociedad. La presencia de los misioneros ha sido la punta de lanza en la obra de predicar y ha contribuido a estabilizar las congregaciones, las cuales, a su vez, han producido más riquezas, nuevos alabadores de Jehová. ¡En verdad, Costa Rica es una costa de riquezas espirituales!

[Ilustraciones y mapa de la página 199]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

NICARAGUA

Mar Caribe

COSTA RICA

DISTRITO DE SAN CARLOS

Liberia

Guápiles

Grecia

Guácimo

Puntarenas

Alajuela

Siquirres

Puerto Limón

SAN JOSÉ

Cartago

Cahuita

Quepos

San Isidro

Golfito

OCÉANO PACÍFICO

PANAMÁ

[Ilustraciones de la página 202]

Predicadoras celosas que se bautizaron hacia 1914: (arriba, de izquierda a derecha) Claudia Goodin, Lea Wilson; (abajo) Ina Williams

[Ilustración de la página 204]

Henry Steele y su esposa, Matilde, bautizados alrededor de 1914, con su familia. Muchos de sus hijos, nietos, y bisnietos hoy son Testigos activos

[Ilustración de la página 209]

Albert Ezra Pile, bautizado en 1926, contribuyó a dar un nuevo impulso a la obra

[Ilustración de la página 213]

Primer grupo de misioneros. En la primera fila, de izquierda a derecha: Charles Palmer, Lora Lea Palmer, Hermena Siebenlist y Theodore Siebenlist, siervo de sucursal desde 1944 hasta 1952. Detrás, de izquierda a derecha: William Eugene Call, Donald Burt y “Woody” Blackburn

[Ilustraciones de la página 217]

“Doc” y Emily Hardin sirvieron en la obra del circuito; muchos de sus viajes los hicieron en tren

Arnold Williams, primer superintendente de circuito nativo, dejó un trabajo prometedor para predicar las buenas nuevas

[Ilustración de la página 218]

Evelyn Ferguson (de casada, Taylor), precursora especial desde 1944, con su fonógrafo

[Ilustraciones de la página 225]

Silbert Spence, impresionado por la grabación del hermano Rutherford “La religión es una trampa y una estafa”, comenzó el precursorado con su esposa, Valmina, en 1948. Fue miembro del Comité de Sucursal hasta su muerte, en mayo de 1985

[Ilustración de la página 233]

Lorence Shepp, coordinador del Comité de Sucursal desde 1966, con su esposa, Olimpia

[Ilustración de la página 239]

Frederick Hiltbrand y su esposa, Mirtha. El hermano Hiltbrand ayudó a establecer la imprenta

[Ilustración de la página 250]

Vista aérea de la nueva sucursal: en primer plano a la derecha, la entrada principal; a la izquierda, la imprenta, sección de envíos y oficinas; al fondo a la derecha, las viviendas

[Ilustración de la página 252]

Las jóvenes precursoras de los años cuarenta aún tienen el espíritu de precursor. De izquierda a derecha: Jenny Taylor, Evelyn Taylor, Mireya Ortega, Jenny Dillon, Corina Novoa y Lila Swaby

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