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  • La falsificación: un problema mundial
    ¡Despertad! 1996 | 22 de marzo
    • La falsificación: un problema mundial

      Hasta finales del siglo XVIII, en Francia se hirvió vivos a los culpables. De 1697 a 1832 se consideró en Inglaterra una traición que merecía la pena de muerte. Más de trescientos ingleses murieron en la horca por este motivo, y muchos más fueron exiliados a la colonia penal de Australia para realizar trabajos forzados.

      POR más de ciento treinta años, el gobierno estadounidense ha castigado a los perpetradores con quince años de prisión en cárceles federales, además de imponerles multas de miles de dólares. Hasta la fecha sigue siendo un delito punible con la pena capital en Rusia y China.

      A pesar de los severos castigos con que se sanciona en muchas naciones, este delito sigue llevándose a cabo. Ni siquiera la amenaza de muerte ha podido frenar la ambición de enriquecimiento rápido de quienes cuentan con la destreza técnica que se necesita para cometerlo. Las autoridades no saben qué hacer. “Será difícil hallar un medio eficaz para disuadirlos —dicen—, tal como lo ha sido por siglos.”

      ¡Falsificación! Una de las fechorías más antiguas de la historia. En las postrimerías del siglo XX se ha convertido en un problema mundial que va en aumento. Robert H. Jackson, magistrado adjunto de la Corte Suprema de Estados Unidos, dijo al respecto: “La falsificación es una ofensa que nunca se comete por equivocación, ignorancia, pasión o pobreza extrema. Es un delito preparado minuciosamente por individuos con destreza técnica que invierten considerables sumas de dinero en la adquisición de equipo”.

      El dólar estadounidense, por ejemplo, se reproduce fraudulentamente en muchas partes del mundo en cantidades nunca antes vistas. “El papel moneda de Estados Unidos —afirmó un portavoz del Departamento del Tesoro— no solo es la divisa más codiciada del mundo, sino también la que se falsifica con mayor facilidad.” Lo que más sorprende al gobierno estadounidense es que la mayoría de los billetes falsos se imprimen fuera de su país.

      Piense en lo siguiente: según la revista Time, en 1992 se incautaron más de 30.000.000 de dólares falsos fuera de Estados Unidos. “El año pasado la suma ascendió a 120 millones, y se espera que en 1994 se rompa esa marca. Una cantidad varias veces superior a la anterior continúa circulando sin ser detectada”, informó la revista. Estas cifras solo refieren parte del problema. Los expertos en falsificaciones creen que el monto de los dólares espurios que circulan fuera de la unión americana podría ascender a 10.000 millones.

      Puesto que el dólar americano es muy codiciado en varios países —incluso más que la moneda local—, y es más fácil de falsificar, muchas naciones y hampones del bajo mundo se aprovechan de ello. En América del Sur, los carteles del narcotráfico llevan años falsificando los billetes estadounidenses para aumentar su enriquecimiento ilícito. La revista U.S.News & World Report informa que algunos países del Medio Oriente se han convertido en participantes sobresalientes del negocio de la falsificación, y de uno de estos “se dice que emplea técnicas avanzadas de impresión similares a las del Departamento del Tesoro de Estados Unidos —añade la revista—. Por lo tanto, puede fabricar billetes de 100 dólares, prácticamente imposibles de distinguir, llamados ‘superbilletes’.”

      En Rusia, China y otros países asiáticos también hay falsificadores de billetes, sobre todo de la divisa estadounidense. Se sospecha que la mitad de los dólares que circulan en Moscú son falsos. Después de la guerra del Golfo, en 1991, cuando se pusieron en circulación centenares de millones de dólares, “banqueros de todo el mundo descubrieron con sorpresa que alrededor de 40 por ciento de los billetes de 100 dólares eran falsos”, mencionó la revista Selecciones del Reader’s Digest.

      Francia, al igual que otros países europeos, tiene sus propias dificultades con el dinero falso. Como pueden testificar otros países del mundo, la falsificación no es problema exclusivo de Estados Unidos.

      Se facilita la falsificación

      Hasta hace pocos años, la falsificación del papel moneda de cualquier país precisaba de verdaderos especialistas clandestinos —artistas, grabadores expertos, aguafuertistas, impresores— y de muchas horas de trabajo meticuloso. Aun así, el producto era, en el mejor de los casos, una burda imitación del original. Pero hoy, con copiadoras a color, impresoras láser que imprimen por los dos lados del papel y escáneres, aparatos de tecnología avanzada disponibles en muchas oficinas y hogares, es técnicamente posible para casi cualquier persona copiar el papel moneda que elija.

      Vivimos en la era de la falsificación electrónica. Lo que en el pasado exigía la pericia de grabadores e impresores expertos, está ahora al alcance de oficinistas y usuarios de computadoras domésticas. Con sistemas computarizados de impresión de menos de 5.000 dólares pueden hacerse reproducciones fraudulentas que aun los expertos difícilmente podrían distinguir. Ello significa que cualquier persona que precise de dinero podría evitarse ir al cajero automático imprimiendo sus propios billetes, del valor que prefiera. Dichos sistemas se han convertido en armas poderosas en manos de falsificadores modernos. “Mientras tanto, estos astutos delincuentes consiguen una victoria tras otra sobre las autoridades y un día podrían convertirse en una seria amenaza para las principales divisas del mundo”, manifestó U.S.News & World Report.

      En Francia, por citar un ejemplo, el 18% de los 30.000.000 de francos (5.000.000 de dólares) en billetes falsos confiscados en 1992, se habían impreso en máquinas de oficina. Un ejecutivo del Banque de France opina que esto no solo constituye una amenaza para el sistema económico, sino para la confianza del público. “Cuando la gente sepa que la tecnología que está al alcance de la mayor parte de la población permite copiar billetes de banco, podría perder la confianza”, se lamentó.

      Con el fin de detener la oleada de falsificaciones en Estados Unidos y otras naciones, están diseñándose nuevos billetes, y en algunos países ya se han emitido. En el de 100 dólares, por ejemplo, se ampliará el retrato de Benjamin Franklin un 50% y se trasladará unos dos centímetros a la izquierda. “Se harán otras 14 modificaciones en el grabado y en las características de seguridad ocultas”, mencionó Selecciones del Reader’s Digest. Están en fase de estudio otros cambios, como añadir marcas de agua y tintas que reflejan colores distintos desde ángulos diferentes.

      Desde hace algún tiempo, Francia ha incluido nuevos medios de disuasión en su papel moneda con la esperanza de frustrar, hasta cierto grado, las falsificaciones. No obstante, un vocero del Banque de France comentó: “Aún no existe un método comprobado técnicamente capaz de desalentar a los posibles falsificadores, pero —añadió— ahora podemos incluir en los billetes muchos obstáculos cuya réplica exige mucho trabajo e inversión”. Llama a estos obstáculos “la primera línea de defensa contra la falsificación”.

      Desde hace tiempo Alemania y Gran Bretaña han incluido filamentos especiales como elementos de seguridad en su papel moneda, que dificultan sobremanera la duplicación de los billetes. El billete canadiense de 20 dólares tiene un pequeño cuadro brillante denominado dispositivo óptico de seguridad, que no puede ser duplicado con copiadoras. En 1988 Australia emitió por primera vez billetes plásticos con elementos de seguridad que no podrían usarse en papel. Finlandia y Austria han añadido al papel de su moneda diminutas retículas difractoras que brillan y cambian de color como los hologramas. Con todo, las autoridades temen que los falsificadores no estén muy lejos de imitar estos dispositivos y continúen su labor delictiva, y que, como en el pasado, las innovaciones no sean suficientes. “Es como dice el viejo refrán inglés —comentó un funcionario del Departamento del Tesoro—, construimos un muro de dos metros y los malos hacen una escalera de dos metros y medio.”

      Como veremos en el siguiente artículo, la impresión de billetes falsos es solo un aspecto de la astucia de los falsificadores.

  • Tarjetas de crédito y cheques: ¿podrían ser falsos?
    ¡Despertad! 1996 | 22 de marzo
    • Tarjetas de crédito y cheques: ¿podrían ser falsos?

      ¡QUÉ comodidad! Son tan pequeñas y fáciles de llevar. Caben perfectamente en la billetera del hombre o en el bolso femenino. Permiten adquirir muchas cosas sin que sea necesario llevar un solo centavo. Las recomiendan y anuncian líneas aéreas, compañías de cruceros, hoteles y centros turísticos de todo el mundo. Se le dice a la gente: “No salga sin ella”. Muchos negocios la prefieren, y a diferencia del efectivo, si se pierde o es robada, se la puede reemplazar. Es dinero personalizado, pues lleva el nombre y número de cuenta del propietario.

      Se las conoce como dinero plástico o tarjetas de crédito y débito. En 1985 algunos bancos emitieron sus propias tarjetas avanzadas con hologramas (imágenes tridimensionales elaboradas con rayo láser) y otras características de seguridad, desde códigos especiales en la banda magnética del reverso hasta marcas invisibles perceptibles solo con rayos ultravioleta. Todo esto para desalentar la falsificación. Se calcula que existen más de seiscientos millones de tarjetas de crédito en todo el mundo.

      Se cree que las pérdidas por fraudes con tarjetas de crédito a principios de los noventa ascienden a por lo menos 1.000 millones de dólares, y la falsificación es el fraude que aumenta con mayor rapidez; se le atribuye por lo menos el 10% de todas las pérdidas.

      En 1993, por ejemplo, a los bancos asociados con una de las principales compañías financieras la falsificación les costó 133,8 millones de dólares, un aumento del 75% sobre el año anterior. Otra compañía crediticia transnacional también informó pérdidas sorprendentes causadas por la falsificación. “Eso convierte a la falsificación de tarjetas de crédito en un problema de enormes proporciones no solo para los bancos, las entidades financieras y los negocios que las aceptan, sino también para los consumidores de todo el mundo”, manifestó un rotativo de Nueva Zelanda. Aunque no se responsabiliza de las pérdidas a los titulares legítimos, los costos inevitablemente recaen en ellos.

      ¿Qué puede decirse de los elementos de seguridad añadidos para desalentar a los falsificadores, como los hologramas y los códigos especiales en la banda magnética? Al año de haberse inventado, aparecieron las primeras réplicas burdas. Poco después, todos los dispositivos de seguridad habían sido copiados o eludidos. “Debemos mejorar constantemente —mencionó el portavoz de un banco de Hong Kong—. Los timadores siempre intentan adelantarnos.”

      Es interesante que, de acuerdo con los expertos, a principios de los noventa, la mitad de los fraudes cometidos con tarjetas de crédito falsas ocurrían en Asia, y que Hong Kong era, según todas las pistas, el lugar donde se fabricaba casi la mitad de ellas. “Hong Kong es tan famoso por sus tarjetas de crédito falsas como París por su alta costura”, expresó un experto. Otros han acusado a Hong Kong de ser la capital de las falsificaciones crediticias, “el centro del ‘triángulo de plástico’ de las falsas tarjetas de crédito, que incluye a Tailandia, Malaysia y ahora al sur de China”. “La policía de Hong Kong afirma que los carteles locales relacionados con la mafia china graban, estampan en relieve y codifican tarjetas falsas con números que consiguen de personas corruptas. Después, simplemente envían la tarjetas falsas al extranjero”, explicó el diario neozelandés.

      “Una pandilla asiática compró en Canadá una máquina para estampar en relieve tarjetas de crédito, y ahora la usa para hacer tarjetas ilegítimas. La máquina imprime 250 tarjetas por hora, y la policía cree que la utilizaron para un fraude millonario”, informó el diario canadiense Globe & Mail. En los últimos años se han arrestado a honkonguenses de origen chino en por lo menos veintidós países desde Austria hasta Australia, incluidos Guam, Malaysia y Suiza, por usar tarjetas falsas. Las japonesas son las predilectas, pues conceden a los usuarios los mayores límites de crédito.

      La frecuencia de las estafas y falsificaciones de tarjetas de crédito significa que “las compañías tendrán que dividir las crecientes pérdidas entre los titulares de las tarjetas”, mencionó un banquero canadiense. Y en realidad así es. La tarjeta de crédito puede ser la salvación cuando el usuario no cuenta con dinero en efectivo. Pero recuerde que lo único que los falsificadores necesitan para hacer su negocio es su número de cuenta y la fecha de vencimiento de la tarjeta. “Es dinero de plástico —dijo en tono de advertencia un jefe de seguridad regional de American Express International—, pero la gente no la cuida con el mismo esmero que el dinero en efectivo.”

      Un jefe de policía opina que “el sistema está plagado de defectos que los maleantes aprovechan plenamente. ¡Y vaya que los han utilizado sin compasión!”, dijo, aludiendo a los falsificadores.

      La falsificación de cheques

      La llegada de impresoras de oficina, que pueden copiar hasta el más mínimo detalle de prácticamente cualquier billete, trajo lo inevitable. Los estafadores ahora pueden hacer réplicas de todo tipo de documentos: pasaportes, actas de nacimiento, tarjetas de inmigración, certificados de acciones, órdenes de compra, recetas médicas y muchos más. Pero los principales dividendos los obtienen de la duplicación de cheques.

      El procedimiento es sorprendentemente sencillo. Cuando un cheque de nómina de una empresa grande, que tiene depositados millones de dólares en bancos locales o estatales, cae en manos de un falsificador, este empieza su negocio. Con una impresora, un escáner y otros aparatos, modifica el cheque a su entero gusto; altera la fecha, sustituye el nombre del beneficiario por el suyo y añade ceros a la cifra. Después, con su impresora láser imprime el cheque alterado en papel del mismo color que el original que ha comprado en la papelería más cercana. Tras imprimir docenas de cheques falsos, puede cambiarlos en las sucursales del banco en cualquier ciudad.

      Se hacen tantos cheques falsos con este método sencillo y barato, que, según las autoridades bancarias y policíacas, las pérdidas económicas tal vez asciendan a 1.000 millones de dólares. Según The New York Times, un caso que sobresalió por su desfachatez fue el de una pandilla de Los Ángeles que recorrió todo el país cobrando en los bancos miles de cheques falsos por un total de 2.000.000 de dólares. Los analistas industriales calculan que tan solo en Estados Unidos el costo anual de los fraudes con cheques es ahora de 10.000 millones de dólares. Un agente del FBI dijo: “El principal delito que perjudica a las instituciones financieras es la falsificación de documentos negociables, como los cheques y los giros postales”.

  • ¡Cuidado compradores!, las imitaciones pueden costar vidas
    ¡Despertad! 1996 | 22 de marzo
    • ¡Cuidado compradores!, las imitaciones pueden costar vidas

      LA PERSONA inexperta y cándida puede ser engañada fácilmente. Un vendedor ambulante le ofrece a usted un reloj que parece muy costoso a un precio mucho más bajo del normal. ¿Es auténtico o falso? ¿Lo comprará? En un callejón le ofrecen por la ventanilla del auto un lujoso abrigo de piel; el vendedor jura que es de visón. ¿Podrán más la apariencia y el precio reducido que el sentido común? En una estación del metro de Nueva York, una mujer que dice ser divorciada y no tener donde vivir alega que se ha quedado sin un centavo, y le ofrece su anillo de diamantes por una suma ridícula. ¿Pensaría que es una oferta demasiado buena para dejarla escapar? Como planteamos estas preguntas en un artículo que habla de la falsificación, y por las circunstancias que hemos descrito, es probable que usted conteste: “¡JAMÁS!”.

      ¡Ah!, pero cambiemos el lugar y las circunstancias y piense cómo reaccionaría. ¿Qué diría del bolso caro de un diseñador prestigioso, que se ofrece en una tienda de descuento a un tentador precio de rebaja? ¿Y de la botella de whisky fino que se vende en la licorería de la esquina? Parece que no representan ningún problema. Piense en el rollo de película de reconocida marca que se vende en la tienda de artículos fotográficos o en alguna farmacia; esta vez no es el vendedor ambulante que le ofrece el lujoso reloj de miles de dólares, sino un establecimiento de buena reputación, y a un precio extraordinariamente bajo. Si le interesara tan costoso artículo, ¿lo compraría? Considere también el calzado de buena marca que se vende con grandes ahorros en la zapatería que le recomendaron sus amigos. ¿Está seguro de que no son meras imitaciones baratas?

      Pasando al mundo de las artes, vemos galerías que hacen un sinfín de subastas para coleccionistas a precios prohibitivos. “Tenga cuidado —advierte un conocedor experto—. Se puede engañar a entendidos con años de experiencia, a comerciantes de obras de arte y a conservadores de museos.” ¿Sabe usted lo suficiente para no ser víctima de posibles falsificadores? Esté alerta, todos los artículos que hemos mencionado podrían ser imitaciones, y a menudo lo son. Recuerde: si un objeto es raro y valioso, alguien tratará de falsificarlo.

      A nivel mundial, la falsificación de productos comerciales es una industria de 200.000 millones de dólares, y está “aumentando más rápido que las industrias a las que perjudica”, menciona la revista Forbes. Cada año, las piezas ilegítimas hacen que las empresas y concesionarios automovilísticos de Estados Unidos pierdan en todo el mundo ingresos por valor de 12.000 millones de dólares. “La industria automovilística de Estados Unidos dice que podría emplear a 210.000 personas más si lograra frenar la producción de imitaciones baratas”, mencionó la revista. Se informa que la mitad de las fábricas falsificadoras están fuera de Estados Unidos, prácticamente en todas partes.

      Imitaciones que pueden matar

      Algunas falsificaciones no entrañan peligros. Las tuercas, los pernos y los tornillos importados representan el 87% del mercado estadounidense de esta industria de 6.000 millones de dólares. Sin embargo, los datos indican que el 62% de estas piezas se venden con marcas y sellos de calidad falsos. Un informe de la Oficina General de Contabilidad (G.A.O., siglas en inglés) emitido en 1990 señaló que por lo menos setenta y dos “centrales nucleares de Estados Unidos utilizan uniones de calidad inferior a la establecida, algunas en sistemas para desactivar el reactor en caso de accidente. Según la G.A.O., el problema está empeorando. [...] La magnitud de este, cuánto costará a los contribuyentes y el daño que podría causarse por usar productos de baja calidad, no pueden evaluarse”, comentó Forbes.

      Contratistas sin escrúpulos introducen de contrabando en Estados Unidos piezas de acero cuya resistencia no corresponde al uso que reciben. “Representan una amenaza para los edificios de oficinas, las centrales eléctricas, los puentes y el armamento militar”, afirma la revista American Way.

      En un choque de autobús que segó la vida de quince personas hace varios años, se culpó a las guarniciones de frenos, que no eran originales. Se han encontrado repuestos ilegítimos en artefactos tan insospechados como helicópteros militares y en un transbordador espacial estadounidense. Un destacado investigador de falsificaciones dijo: “La actitud del consumidor promedio, cuando se trata de un reloj Cartier o un Rolex falsos, es muy diferente de la que adopta cuando se pone en peligro su salud o seguridad”.

      Entre las imitaciones peligrosas hay marcapasos vendidos a 266 hospitales de la Unión Americana, píldoras anticonceptivas que entraron en el mercado estadounidense en 1984 y fungicidas compuestos principalmente de yeso que arruinaron la cosecha de café de Kenia en 1979. Existen muchísimas imitaciones farmacéuticas que ponen en peligro la vida de quienes las usan. La cantidad de muertes que causan podría ser pasmosa.

      La preocupación por las imitaciones de los electrodomésticos sigue aumentando. Según la revista American Way, “algunos productos presentan marcas y sellos de garantía falsos”. Y un ingeniero de seguridad expresó: “Como no fueron fabricados conforme a las normas de calidad, explotan, provocan incendios o ponen en peligro las instalaciones”.

      A las compañías de aviación de Europa y Estados Unidos también les preocupa la situación. En Alemania, por citar un ejemplo, cuando las líneas aéreas hicieron sus inventarios hallaron repuestos ilegítimos en los motores y los frenos. Según las autoridades de transporte, “se realizan investigaciones en Europa, Canadá y el Reino Unido, donde se descubrió que unas piezas no autorizadas (las tuercas del eje del rotor de cola) tuvieron que ver con el accidente fatal de un helicóptero”. La revista Flight Safety Digest, informó que “los agentes han descubierto decenas de repuestos ilegítimos de turbinas, ensamblajes de frenos, pernos y seguros de baja calidad, sistemas defectuosos de navegación y alimentación de combustible, e instrumentos de cabina y componentes de computadoras de vuelo —esenciales para volar con seguridad— que no son recomendables”.

      En 1989, un avión que volaba de Noruega a Alemania se precipitó desde una altura de 6.600 metros. La cola se partió y la nave se desplomó con tanta fuerza que se le desprendieron ambas alas. Los 55 pasajeros perdieron la vida. Después de una investigación de tres años, los expertos de aviación noruegos descubrieron que la caída se originó a causa de unos pernos defectuosos, conocidos como clavijas de cierre, que unen a la cola con el fuselaje. Las pruebas de resistencia demostraron que los pernos habían sido fabricados con un metal tan débil que no pudo soportar la vibración estructural. Los pernos defectuosos eran de imitación, término con el que se han familiarizado bien los expertos en seguridad de vuelo, pues constituye un problema cada vez mayor que pone en peligro la vida tanto de la tripulación como de los pasajeros.

      En una entrevista para la televisión nacional, la inspectora general del Departamento de Transporte de Estados Unidos dijo: “Todas las líneas aéreas han recibido repuestos ilegítimos. Todas los tienen y adolecen del mismo problema”. Añadió que esta industria ha admitido “que tiene un inventario de piezas no utilizables valoradas en unos 3.000 millones de dólares”.

      En la misma entrevista, un asesor de seguridad de vuelo, que ha asistido al FBI en varias misiones secretas relacionadas con piezas de imitación, señaló que están usándose repuestos que no son originales, y que estos representan un serio peligro. “Estoy seguro de que, como consecuencia, dentro de poco veremos desastres relacionados con aeronaves grandes de pasajeros”, mencionó.

      Pronto se pedirá cuentas a los avariciosos que ponen sus intereses egoístas por encima de la vida de los demás. La Biblia dice claramente que las personas dominadas por la avidez no heredarán el Reino de Dios. (1 Corintios 6:9, 10.)

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