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Jehová nos hace realmente libresLa Atalaya 2012 | 15 de julio
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Jehová nos hace realmente libres
“Mira con cuidado en la ley perfecta que pertenece a la libertad.” (SANT. 1:25)
¿QUÉ RESPONDERÍA?
¿Qué ley nos prepara para ser realmente libres, y quiénes se benefician de ella?
¿Cuál es el secreto para ser realmente libres?
¿Qué libertad recibirán quienes se mantengan en el camino de la vida?
1, 2. a) ¿Qué le está sucediendo a la libertad de la gente, y por qué? b) ¿Qué libertad nos espera a los siervos de Jehová?
VIVIMOS en una época en la que cada vez hay más codicia, delitos y violencia (2 Tim. 3:1-5). Para tratar de evitarlo, los gobiernos dictan más leyes, refuerzan los cuerpos policiales e instalan sistemas de vigilancia. A su vez, los ciudadanos de muchos países protegen sus hogares con alarmas, cerraduras adicionales e incluso vallas electrificadas. Muchos no salen de casa por la noche y no permiten que sus hijos jueguen solos en la calle, ni siquiera de día. El resultado es que la gente está perdiendo su libertad, y no parece que las cosas vayan a mejorar pronto.
2 Entonces, ¿qué se necesita para tener verdadera libertad? En el jardín de Edén, Satanás afirmó que la clave es independizarse de Jehová. Pero los hechos demuestran que aquello fue una sucia mentira. En realidad, cuanto más se aleja la gente de las normas morales y espirituales de Dios, más sufre el conjunto de la sociedad. Y esta situación nos afecta también a nosotros, los siervos de Jehová. Pero, felizmente, tenemos la esperanza de ver el fin de la esclavitud al pecado y la corrupción y de recibir lo que la Biblia llama “la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Rom. 8:21). De hecho, Jehová ya ha comenzado a prepararnos para esa libertad. ¿Cómo lo está haciendo?
3. ¿Qué ley les ha dado Jehová a los cristianos, y qué preguntas vamos a responder?
3 A fin de prepararnos para nuestra futura liberación, Jehová nos ha dado lo que Santiago denominó “la ley perfecta que pertenece a la libertad”, o, según lo traducen otras versiones bíblicas, “la ley que nos trae libertad” o “la ley perfecta de la libertad” (léase Santiago 1:25; Dios habla hoy; La Biblia Latinoamérica). Ahora bien, cuando una persona oye hablar de leyes, no suele pensar en mayor libertad, sino en mayores restricciones. Así pues, ¿qué es “la ley perfecta que pertenece a la libertad”? ¿En qué sentido nos hace libres?
LA LEY QUE NOS LIBERA
4. ¿Qué es “la ley perfecta que pertenece a la libertad”, y quiénes se benefician de ella?
4 “La ley perfecta que pertenece a la libertad” no es la Ley mosaica, pues la finalidad de esta era “poner de manifiesto las transgresiones”, y Cristo ya cumplió ese objetivo (Mat. 5:17; Gál. 3:19). En realidad, Santiago se refería a “la ley del Cristo”, también llamada “la ley de la fe” y “la ley de un pueblo libre” (Gál. 6:2; Rom. 3:27; Sant. 2:12). Por tanto, esta ley perfecta abarca todo lo que Jehová espera de nosotros. De ella se benefician tanto los cristianos ungidos como las “otras ovejas” (Juan 10:16).
5. ¿Por qué no es difícil cumplir la ley de la libertad?
5 Las leyes de muchos países suelen ser complejas y difíciles de cumplir. Sin embargo, “la ley perfecta” consta de principios básicos y mandatos sencillos (1 Juan 5:3). Jesús afirmó: “Mi yugo es suave y mi carga es ligera” (Mat. 11:29, 30). Además, “la ley perfecta” no necesita una larga serie de penas, o sanciones, pues se basa en el amor y está grabada en nuestra mente y corazón, no en tablas de piedra (léase Hebreos 8:6, 10).
CÓMO NOS LIBERA “LA LEY PERFECTA”
6, 7. a) ¿Qué podemos decir sobre las normas de Jehová? b) ¿En qué sentido nos hace libres “la ley perfecta”?
6 Jehová nos ha impuesto diversos límites que nos benefician y protegen. Tomemos por caso las leyes físicas que rigen la energía y la materia, como la ley de la gravedad. ¿A quién se le ocurriría quejarse de que dichas leyes le roban libertad? Al contrario, todos las valoramos y reconocemos que son esenciales para nuestro bienestar. De igual forma, las normas morales y espirituales de Jehová, que están reflejadas en “la ley perfecta” del Cristo, solo persiguen nuestro bien.
7 Aparte de protegernos, la ley de la libertad nos permite satisfacer nuestros deseos legítimos sin perjudicarnos a nosotros mismos ni pisotear los derechos y libertades de los demás. Así pues, el secreto para ser realmente libres —es decir, para poder hacer lo que queramos— es que nuestros deseos armonicen con las normas y la personalidad de Jehová. En otras palabras, tenemos que amar lo que Dios ama y odiar lo que odia. Eso es justo lo que la ley de la libertad nos enseña (Amós 5:15).
8, 9. ¿Qué beneficios reporta obedecer la ley de la libertad? Ponga un ejemplo.
8 Mientras seamos imperfectos, nos costará dominar los malos deseos. Pero si somos leales y obedecemos la ley de la libertad, podremos sentirnos más libres incluso ahora. Así lo ilustra el ejemplo de Jay, un hombre que comenzó a estudiar la Biblia siendo fumador. Cuando descubrió que a Dios le desagrada este vicio, se enfrentó a un dilema: ¿seguiría esclavizado al deseo de fumar, o se sujetaría a Jehová? Felizmente, tomó la sabia decisión de servir a Dios y luchar contra las ansias de nicotina. ¿Cómo se sintió tras superar su adicción? “Fue maravilloso —dijo—; me sentí muy feliz y totalmente liberado.”
9 Jay aprendió una lección: la libertad que nos ofrece el mundo —que implica “tener la mente puesta en la carne”— en realidad nos esclaviza; sin embargo, la libertad que nos da Jehová —que significa “tener la mente puesta en el espíritu”— nos libera y nos da “vida y paz” (Rom. 8:5, 6). ¿De dónde sacó Jay las fuerzas para liberarse del tabaco? No de sí mismo, sino de Jehová. Él explica: “Estudiaba la Biblia con regularidad, le pedía a Dios su espíritu santo y aprovechaba el apoyo que la congregación amorosamente me ofrecía”. Veamos cómo estos recursos nos ayudan también a nosotros a alcanzar la verdadera libertad.
ESTUDIEMOS ATENTAMENTE LA PALABRA DE DIOS
10. ¿Qué significa mirar con cuidado en la ley de Dios?
10 Santiago 1:25 promete: “El que mira con cuidado en la ley perfecta que pertenece a la libertad, y persiste en ella, [...] será feliz al hacerla”, o ponerla por obra. El verbo griego que aquí se traduce “mira con cuidado” significa literalmente “inclinarse para mirar”, e implica esfuerzo y concentración. En efecto, para que la ley de la libertad influya en nuestra mente y corazón, tenemos que poner de nuestra parte estudiando atentamente la Biblia y reflexionando con oración en lo que leemos (1 Tim. 4:15).
11, 12. a) ¿Cómo destacó Jesús la necesidad de convertir la verdad en nuestra forma de vida? b) Según la ilustración de esta página, ¿qué peligro deben evitar los jóvenes en particular?
11 Al mismo tiempo, debemos persistir en aplicar la Palabra de Dios, convirtiendo así la verdad en nuestra forma de vida. Jesús destacó una idea similar cuando les dijo a sus seguidores: “Si permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los libertará” (Juan 8:31, 32). Según cierta obra de consulta, el verbo que aquí se traduce “conocerán” transmite una “idea de aprecio”, pues “lo que es conocido es de valor e importancia para aquel que [lo] conoce”. Para conocer la verdad de forma plena tenemos que apreciarla y vivirla, es decir, convertirla en nuestra manera de vivir. Solo entonces podemos afirmar que “la palabra de Dios” está “obrando” en nosotros, moldeando nuestra personalidad a la imagen de nuestro Padre celestial (1 Tes. 2:13).
12 Hacemos bien en preguntarnos: “¿De veras conozco la verdad? ¿La he convertido en mi forma de vida? ¿O todavía anhelo algunas de las supuestas libertades del mundo?”. Una hermana que creció en una familia de Testigos explica lo siguiente sobre su adolescencia: “Cuando te crías en la verdad, Jehová siempre está ahí, por decirlo así. Pero, en mi caso, nunca llegué a conocerlo de verdad. No odiaba lo que él odia, no creía que le importara lo que yo hiciera y tampoco recurría a él cuando tenía problemas. Creía saberlo todo, lo cual es ridículo porque no sabía nada”. Afortunadamente, con los años comprendió su error e hizo algunos cambios importantes. De hecho, hasta emprendió el precursorado regular.
EL ESPÍRITU SANTO NOS AYUDA A SER LIBRES
13. ¿Cómo contribuye el espíritu santo de Dios a que seamos libres?
13 En 2 Corintios 3:17 leemos: “Donde está el espíritu de Jehová, hay libertad”. ¿Cómo contribuye el espíritu santo a que seamos libres? Entre otras cosas, produce en nosotros cualidades esenciales para que exista libertad, como “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad [y] autodominio” (Gál. 5:22, 23). El mundo en que vivimos demuestra a las claras que ninguna sociedad puede ser realmente libre sin estas virtudes, sobre todo el amor. Después de enumerarlas, el apóstol Pablo añadió: “Contra tales cosas no hay ley”. En efecto, ni existe ni puede existir ninguna ley que limite el desarrollo del fruto del espíritu de Dios (Gál. 5:18). ¿Qué sentido tendría una ley así? La voluntad de Jehová es que cultivemos las cualidades cristianas sin ninguna restricción y por toda la eternidad.
14. ¿Cómo esclaviza el espíritu del mundo a quienes se dejan llevar por él?
14 Quienes se dejan engatusar por el espíritu del mundo y no se privan de satisfacer sus malos deseos tal vez crean que son libres (léase 2 Pedro 2:18, 19). Pero la realidad es que son esclavos. Para empezar, existen innumerables leyes y reglamentos que se han creado para mantener bajo control sus impulsos y su comportamiento. Como dijo Pablo: “La ley no se promulga para el justo, sino para desaforados e ingobernables” (1 Tim. 1:9, 10). Además, son esclavos del pecado, pues acatan “la voluntad de la carne”, que es un amo muy cruel (Efe. 2:1-3). En cierto sentido, son como moscas atraídas a la miel: su apetito las conduce sin remedio a una trampa mortal (Sant. 1:14, 15).
LIBERTAD EN LA CONGREGACIÓN CRISTIANA
15, 16. ¿Por qué es tan importante formar parte de la congregación cristiana, y de qué libertad disfrutamos en ella?
15 Si formamos parte de la congregación cristiana, no es porque nosotros lo hayamos solicitado —como quien se inscribe en un club social—, sino porque Jehová nos trajo a ella (Juan 6:44). ¿Y por qué lo hizo? ¿Acaso fue porque ya éramos personas rectas y devotas? Seguramente no. Entonces, ¿en qué se fijó Jehová? Miró en nuestro interior y vio que teníamos un buen corazón, que nos someteríamos de buena gana a su bondadosa dirección y que acataríamos la ley de la libertad. Una vez dentro de la congregación, Jehová alimentó nuestro corazón espiritual, nos liberó de las mentiras y las supersticiones religiosas y nos enseñó a cultivar la personalidad cristiana (léase Efesios 4:22-24). Gracias a él, ahora tenemos el honor de formar parte del único grupo en el mundo que es “un pueblo libre” (Sant. 2:12).
16 Cuando estamos con personas que aman a Jehová de todo corazón, ¿verdad que no tenemos ningún miedo? ¿Verdad que no vigilamos todo el tiempo nuestras espaldas? ¿Verdad que en el Salón del Reino no nos hace falta tener bien sujetas nuestras pertenencias por miedo a que alguien se las lleve? ¡Claro que no! Nos sentimos relajados, liberados. ¡Qué diferente de cuando estamos en cualquier otro lugar! Y lo mejor de todo es que la libertad que sentimos ahora en el pueblo de Dios es solo un pequeño anticipo de la que disfrutaremos en el futuro.
“LA GLORIOSA LIBERTAD DE LOS HIJOS DE DIOS”
17. ¿Qué relación existe entre “la revelación de los hijos de Dios” y la libertad de los seres humanos?
17 En su explicación sobre la libertad que Jehová les tiene reservada a sus siervos terrestres, Pablo indicó que “la creación aguarda la revelación de los hijos de Dios” con “expectación anhelante”. Y luego señaló: “La creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Rom. 8:19-21). En este pasaje, “la creación” son los seres humanos que tienen la esperanza de vivir para siempre en la Tierra. Ellos se beneficiarán de “la revelación” de los hijos ungidos de Dios, que comenzará cuando estos últimos —ya resucitados en el cielo— ayuden a Cristo a limpiar la Tierra de maldad y a introducir “una gran muchedumbre” en el nuevo sistema de cosas (Rev. 7:9, 14).
18. ¿Cómo irán siendo liberados los seres humanos obedientes, y qué libertad llegarán a alcanzar?
18 Los seres humanos disfrutarán entonces de una libertad totalmente nueva, pues se verán libres de la influencia de Satanás y los demonios (Rev. 20:1-3). ¡Qué alivio! Luego, los 144.000 reyes y sacerdotes que servirán junto con Cristo les aplicarán gradualmente el valor del sacrificio redentor hasta liberarlos por completo del pecado heredado y la imperfección (Rev. 5:9, 10). Después de que su fe haya sido puesta a prueba, los humanos alcanzarán la libertad perfecta que Jehová se propuso darles, sí, “la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. ¿Podemos imaginarlo? Ya no tendremos que luchar contra las malas tendencias, pues todo nuestro ser se habrá perfeccionado y nuestra personalidad se habrá conformado a la imagen de Dios.
19. ¿Qué debemos hacer si queremos obtener verdadera libertad?
19 ¿Anhela usted recibir “la gloriosa libertad de los hijos de Dios”? En tal caso, siga permitiendo que “la ley perfecta que pertenece a la libertad” influya en su mente y corazón. Estudie las Escrituras con atención y constancia. Viva la verdad, haga de ella su forma de vida. Pídale a Jehová su espíritu santo. Manténgase muy cerca de la congregación cristiana y aproveche el alimento espiritual que Jehová proporciona. No caiga en el error de Eva, quien se dejó engañar por Satanás y creyó que las normas divinas son demasiado restrictivas. Es cierto que el Diablo es muy astuto. Pero como veremos en el siguiente artículo, podemos vencerle, pues “no estamos en ignorancia de sus designios” (2 Cor. 2:11).
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Sirvamos al Dios de la libertadLa Atalaya 2012 | 15 de julio
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Sirvamos al Dios de la libertad
“Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos.” (1 JUAN 5:3)
¿QUÉ RESPONDERÍA?
¿Cómo intenta convencernos Satanás de que las normas de Dios son demasiado estrictas?
¿Por qué debemos tener muchísimo cuidado con las amistades que elegimos?
¿Qué nos ayudará a permanecer leales al Dios de la libertad?
1. ¿Cómo emplea Jehová su libertad, y qué libertad les concedió a Adán y Eva?
JEHOVÁ es el único ser del universo que disfruta de libertad absoluta. Sin embargo, no abusa de ella ni trata de monopolizarla controlando al detalle lo que hacen sus siervos. Al contrario, les ha concedido libre albedrío, es decir, libertad para tomar sus propias decisiones y satisfacer sus deseos legítimos. A Adán y Eva, por ejemplo, lo único que les prohibió fue comer del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo” (Gén. 2:17). Así pues, podían cumplir la voluntad de su Creador y, al mismo tiempo, disfrutar de una extraordinaria libertad.
2. ¿Cómo perdieron nuestros primeros padres la libertad que Dios les había concedido?
2 ¿Por qué les dio Jehová tanta libertad a nuestros primeros padres? Porque los había creado a su imagen y les había proporcionado una conciencia. Él esperaba —y con razón— que el amor que le tenían los guiara por el buen camino (Gén. 1:27; Rom. 2:15). Pero en lugar de mostrarse agradecidos y valorar la libertad que habían recibido, prefirieron hacer caso a Satanás y tomarse indebidamente la libertad de decidir por sí mismos lo que era bueno o malo. Creyeron que así serían más libres, pero se equivocaron. Lo único que lograron fue sujetarse a sí mismos y a todos sus descendientes a las cadenas del pecado, con terribles consecuencias (Rom. 5:12).
3, 4. ¿De qué trata de convencernos Satanás respecto a las normas de Dios?
3 Si Satanás consiguió que dos humanos perfectos —y un número indeterminado de ángeles— rechazaran la autoridad divina, no hay duda de que también podría engañarnos a nosotros. Su estrategia, como siempre, consiste en convencernos de que las normas de Dios son demasiado estrictas y hacen la vida aburrida (1 Juan 5:3). Si nos exponemos demasiado a este tipo de ideas, podrían empezar a afectarnos. Una hermana de 24 años que cometió inmoralidad sexual admitió: “Las malas amistades influyeron mucho en mí, sobre todo porque no me atrevía a llevarles la contraria”. ¿Verdad que muchos de nosotros también hemos sentido la presión de los amigos?
4 Es triste decirlo, pero las malas influencias a veces pueden estar dentro de la congregación. Un cristiano joven afirma: “Algunos de mis amigos salían con no Testigos. Con el tiempo me di cuenta de que, cuanto más tiempo pasaba en su compañía, más me parecía a ellos. Me debilité espiritualmente: ya no disfrutaba de las reuniones y apenas iba a predicar. Entonces comprendí que tenía que cambiar de amistades. Y así lo hice”. En efecto, las compañías pueden influir mucho en nosotros. Veamos un ejemplo bíblico que lo demuestra (Rom. 15:4).
“SIGUIÓ ROBÁNDOSE EL CORAZÓN DE LOS HOMBRES”
5, 6. a) ¿Cómo engañó Absalón a muchos israelitas? b) ¿Le salió bien la jugada a Absalón?
5 La Biblia contiene numerosos ejemplos de personas que fueron malas influencias. Uno de ellos fue Absalón, hijo del rey David. Por lo visto, era un hombre sumamente atractivo. Pero, al igual que Satanás, permitió que la ambición lo cegara y llegó al punto de codiciar algo que no le correspondía: el trono de su padre.a Con gran astucia, trató de usurpar el puesto fingiendo estar muy interesado en los israelitas e insinuándoles que la corte real no se preocupaba por ellos. Absalón se valió de la misma treta que empleó el Diablo en el jardín de Edén: presentarse como el bueno de la historia y calumniar cruelmente a su propio padre (2 Sam. 15:1-5).
6 ¿Le salió bien la jugada? Hasta cierto punto sí, pues la Biblia revela que “Absalón siguió robándose el corazón de los hombres de Israel” (2 Sam. 15:6). Sin embargo, su arrogancia lo condujo a la derrota, y tanto él como los miles de hombres a los que engañó acabaron perdiendo la vida (2 Sam. 18:7, 14-17).
7. ¿Qué lecciones nos enseña el relato de Absalón? (Véase la ilustración de la página 14.)
7 ¿Cómo es que se dejaron embaucar tan fácilmente aquellos israelitas? Tal vez deseaban lo que Absalón les prometía, o quizá fue que se dejaron deslumbrar por su imponente presencia. Sea como fuere, una cosa es indiscutible: no eran leales a Jehová ni al rey que él designó. Hoy día, Satanás continúa valiéndose de personas que son como Absalón para tratar de ganarse el corazón de los siervos de Jehová. Algunos dicen: “Las normas de Dios son demasiado estrictas”, o: “¡Los que no sirven a Jehová sí que se divierten!”. ¿Permanecemos íntegros ante tales ideas? ¿Vemos claramente que se trata de sucias mentiras? ¿Estamos convencidos de que “la ley perfecta” de Jehová, la ley del Cristo, es la única que nos hace realmente libres? (Sant. 1:25.) Demostremos que valoramos esta ley y no caigamos en la tentación de abusar de nuestra libertad cristiana (léase 1 Pedro 2:16).
8. ¿Qué casos reales demuestran que desobedecer a Jehová no produce ninguna felicidad?
8 Satanás tiene en su punto de mira particularmente a los jóvenes. Un hermano que ya ha cumplido los 30 años admite: “De adolescente pensaba que las normas morales de Jehová no me protegían, sino que me quitaban libertad”. Como resultado, cometió inmoralidad sexual. ¿Fue más feliz así? Todo lo contrario. Él mismo comenta: “Durante años me sentí muy culpable, y la conciencia no dejaba de remorderme”. Por su parte, una hermana relata lo siguiente al recordar su adolescencia: “Tras cometer inmoralidad, te sientes triste y vacía. Han pasado diecinueve años, pero sigo sin librarme de los malos recuerdos”. Y otra hermana cuenta: “Cuando comprendí que mi comportamiento le había hecho tanto daño a la gente que amo, me sentí mental, espiritual y emocionalmente destrozada. Es horrible vivir sin el favor de Jehová”. Joven, no dejes que Satanás te engañe: antes de actuar, piensa siempre en las consecuencias.
9. a) ¿Qué debemos preguntarnos sobre Jehová y sobre sus leyes y principios? b) ¿Por qué es importante conocer bien a Dios?
9 Es una pena que tantos cristianos jóvenes —y otros no tan jóvenes— hayan tenido que aprender por las malas que ceder a los malos deseos acarrea terribles consecuencias (Gál. 6:7, 8). Cada uno de nosotros debe preguntarse: “¿Soy capaz de identificar las crueles artimañas con las que Satanás trata de embaucarme? ¿Considero a Jehová mi mejor amigo y confío en que siempre dice la verdad y solo busca lo mejor para mí? ¿Tengo la certeza de que él jamás me negaría algo que pudiera beneficiarme y hacerme feliz?” (léase Isaías 48:17, 18). Si queremos responder con un rotundo sí, no basta con conocer a Jehová superficialmente. Hay que conocerlo en profundidad y admitir que él ha establecido leyes y principios porque nos ama, no porque quiera restringir nuestra libertad (Sal. 25:14).
PIDÁMOSLE A JEHOVÁ UN CORAZÓN SABIO Y OBEDIENTE
10. ¿Por qué debemos esforzarnos por imitar al rey Salomón cuando era joven?
10 Siendo todavía joven, Salomón le dirigió a Dios una humilde oración en la que admitió: “No soy más que un muchachito. No sé cómo salir ni cómo entrar”. Luego le pidió un corazón sabio y obediente (1 Rey. 3:7-9, 12). Jehová respondió su sincero ruego. Y lo mismo hará por nosotros sin importar nuestra edad. Claro está, no nos dará conocimiento y sabiduría sobrenaturales. Pero sí nos hará sabios si estudiamos la Biblia con detenimiento, le pedimos su espíritu santo y aprovechamos bien los recursos espirituales que nos proporciona mediante la congregación cristiana (Sant. 1:5). Recordemos que Jehová se vale de estos medios para lograr que sus siervos jóvenes sean más sabios que quienes no hacen caso de sus consejos, incluidos “los sabios e intelectuales” de este mundo (Luc. 10:21; léase Salmo 119:98-100).
11-13. a) ¿Qué valiosas lecciones nos enseñan Salmo 26:4, Proverbios 13:20 y 1 Corintios 15:33? b) ¿Cómo aplicaríamos estos principios bíblicos en nuestra vida?
11 Como vemos, para conocer bien a Jehová es imprescindible estudiar la Biblia y reflexionar en lo que leemos. Para ilustrarlo, analicemos varios versículos que contienen importantes principios sobre las amistades. Salmo 26:4 dice: “No me he sentado con hombres de falsedad; ni entro con los que esconden lo que son”. En Proverbios 13:20 leemos: “El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal”. Y 1 Corintios 15:33 afirma: “Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles”.
12 Estos versículos nos enseñan lecciones muy valiosas. Primero, que Jehová quiere que elijamos bien nuestros amigos, pues desea protegernos moral y espiritualmente. Y segundo, que es inevitable que nuestras amistades influyan en nosotros, para bien o para mal. Por otro lado, la forma en que estos pasajes están redactados revela que Jehová pretende apelar a nuestros sentimientos. ¿En qué sentido? Notemos que no se trata de mandatos que nos dicen “No hagas esto o aquello”, sino de afirmaciones directas que exponen claras verdades. Es como si Jehová nos dijera: “Las cosas son así y así. Y ahora, ¿qué vas a hacer? ¿Qué hay en tu corazón?”.
13 Además, gracias a que los versículos están redactados como dichos, o sentencias, son válidos en cualquier época y para muchas situaciones. Por ejemplo, preguntémonos: “¿Cómo puedo evitar hacerme amigo de ‘los que esconden lo que son’? ¿Qué situaciones me llevarían a relacionarme con ellos? (Pro. 3:32; 6:12.) ¿Quiénes son las ‘personas sabias’ que Jehová me recomienda como amigos, y quiénes son ‘los estúpidos’? (Sal. 111:10; 112:1; Pro. 1:7.) ¿Cuáles son los ‘hábitos útiles’ que echaré a perder si me junto con quien no debo? ¿Las malas compañías están únicamente en el mundo? (2 Ped. 2:1-3.)”. Conviene que meditemos en las respuestas.
14. ¿Cómo podemos enriquecer nuestra Noche de Adoración en Familia?
14 Podemos realizar una meditación similar valiéndonos de otros pasajes que revelen el parecer de Jehová sobre asuntos que nos interesen a nosotros o a nuestra familia.b De hecho, los padres harían bien en examinar estos temas en su Noche de Adoración en Familia, recordando que su objetivo es ayudar a cada miembro de su familia a comprender que las leyes y principios divinos son un reflejo del gran amor de Dios (Sal. 119:72). Así toda la familia se sentirá más unida y más cerca de Jehová.
15. ¿Cómo sabemos si estamos cultivando un corazón sabio y obediente?
15 ¿Cómo sabemos si estamos cultivando un corazón sabio y obediente? Una manera es comparando nuestro modo de pensar con el de los fieles de la antigüedad. Por ejemplo, el rey David escribió: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado, y tu ley está dentro de mis entrañas” (Sal. 40:8). Y el escritor del Salmo 119 exclamó: “¡Cómo amo tu ley, sí! Todo el día ella es mi interés intenso” (Sal. 119:97). Un amor así no crece solo: es fruto del estudio concienzudo, la oración y la meditación, así como de la experiencia personal, es decir, de ver las bendiciones que uno recibe cuando obedece las normas divinas (Sal. 34:8).
LUCHEMOS POR NUESTRA LIBERTAD CRISTIANA
16. ¿Qué debemos recordar a fin de ganar en nuestra batalla por ser realmente libres?
16 A lo largo de la historia, muchas naciones han librado crueles guerras en nombre de la libertad. ¡Cuánto más debemos nosotros luchar espiritualmente por nuestra libertad cristiana! Recordemos que no solo nos enfrentamos a Satanás, el mundo y su nocivo espíritu, sino también a nuestras imperfecciones y a nuestro corazón, que es muy traicionero (Jer. 17:9; Efe. 2:3). Pero con la ayuda de Jehová podemos vencer. Y cada victoria que obtengamos, sea grande o pequeña, nos reportará al menos dos beneficios. Primero, haremos feliz a Jehová (Pro. 27:11). Y segundo, al ir sintiendo el poder liberador de “la ley perfecta que pertenece a la libertad”, estaremos cada vez más resueltos a permanecer en el camino estrecho que conduce a la vida eterna. Al final disfrutaremos de una libertad todavía mayor: la que Jehová les tiene preparada a sus siervos leales (Sant. 1:25; Mat. 7:13, 14).
17. Si cometemos un error, ¿por qué no debemos derrumbarnos, y qué ayuda nos da Jehová?
17 Por supuesto, todos cometemos errores en un momento u otro de nuestra vida (Ecl. 7:20). Cuando nos suceda, no nos derrumbemos ni pensemos que no valemos nada. Si caemos, levantémonos y sigamos caminando, aunque para ello necesitemos pedirles ayuda a los ancianos. Santiago aseguró que “la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También, si hubiera cometido pecados, se le perdonará” (Sant. 5:15). Jamás olvidemos que Jehová es muy compasivo y que él nos trajo a la congregación porque vio algo bueno en nuestro interior (léase Salmo 103:8, 9). Así pues, mientras nos esforcemos de todo corazón por serle fieles, él nunca nos abandonará (1 Cró. 28:9).
18. En armonía con la oración de Jesús que se halla en Juan 17:15, ¿qué debemos hacer para que Jehová nos proteja?
18 La noche antes de morir, Jesús le dirigió a Jehová esta inolvidable petición a favor de sus once apóstoles fieles: “Te solicito [...] que los vigiles a causa del inicuo” (Juan 17:15). Hoy día, Cristo siente ese mismo interés por todos sus discípulos. Por eso, podemos tener plena confianza en que Dios responderá la oración de Jesús protegiéndonos en estos tiempos tan difíciles. La Biblia garantiza: “Para los que andan en integridad él es un escudo, [...] y él guardará el mismísimo camino de los que le son leales” (Pro. 2:7, 8). Hay que admitir que ser íntegro no siempre es fácil, pero es el único camino que nos lleva a la vida eterna y a la verdadera libertad (Rom. 8:21). ¡Que nadie nos saque de él!
[Notas]
a Cuando Jehová le prometió a David que una “descendencia” futura heredaría el trono, Absalón ya había nacido. Por consiguiente, este debía de saber que Dios no lo había elegido a él como sucesor de David (2 Sam. 3:3; 7:12).
b Dos buenas opciones son 1 Corintios 13:4-8, donde Pablo define el amor, y Salmo 19:7-11, donde se enumeran los beneficios de obedecer las leyes de Jehová.
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