“Realmente volverá y arrojará denunciaciones contra el pacto santo y actuará eficazmente; y tendrá que volver, y dará consideración a los que dejan el pacto santo.” (Daniel 11:30.) Así profetizó el ángel, y así resultó ser.

El rey actúa eficazmente

9. ¿Qué llevó al poder a Adolf Hitler, y en qué sentido ‘actuó eficazmente’?

⁹ Después de la guerra, en 1918, los aliados vencedores impusieron a Alemania un tratado de paz punitivo que parecía tener el propósito de mantener a los alemanes en una condición precaria por tiempo indefinido. Como consecuencia, después de algunos años de inestabilidad y mucha angustia, Alemania estaba lista para el acceso al poder de Adolf Hitler. Este obtuvo plenos poderes en 1933, y enseguida lanzó un ataque cruel contra “el pacto santo”, representado por los hermanos ungidos de Jesucristo. De este modo, actuó eficazmente contra estos cristianos leales y persiguió con crueldad a muchos de ellos.

Hitler tuvo tanto éxito que declaró la guerra, como bien había predicho el ángel. “Y habrá brazos que se levantarán, procedentes de él; y realmente profanarán el santuario, la plaza fuerte, y removerán el rasgo constante.” (Daniel 11:31a.) En el Israel antiguo, el santuario era parte del templo de Jerusalén. Sin embargo, cuando los judíos rechazaron a Jesús, Jehová los rechazó a ellos y a su templo. (Mateo 23:37–24:2.) Desde el siglo primero, el templo de Jehová ha sido en realidad un templo espiritual, con el santísimo en los cielos y un patio espiritual en la Tierra, donde sirven los hermanos ungidos de Jesús, el Sumo Sacerdote. A partir de los años treinta, la gran muchedumbre ha adorado a Jehová junto con el resto ungido; por eso se dice que sirven en ‘el templo de Dios’. (Revelación 7:9, 15; 11:1, 2; Hebreos 9:11, 12, 24.) La implacable persecución del resto ungido y sus compañeros en los países dominados por el rey del norte profanó el patio terrestre del templo. La persecución fue tan severa que se removió el rasgo constante, es decir, el sacrificio de alabanza público al nombre de Jehová. (Hebreos 13:15.) No obstante, la historia muestra que, a pesar del terrible sufrimiento, los fieles cristianos ungidos siguieron predicando en la clandestinidad junto con las “otras ovejas”. (Juan 10:16.)