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AlemaniaAnuario de los testigos de Jehová 1999
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856 Testigos participaban de nuevo públicamente en el ministerio del campo en el país, dando a conocer con valor que el Reino de Dios es la única esperanza de paz y seguridad duraderas. Jehová bendijo su entusiasta ministerio, por lo que en mayo de 1975, treinta años después del fin de la guerra, en Alemania occidental había 100.351 proclamadores del Reino activos.
Durante aquellos años no solo se dio testimonio en el campo germano. Los celosos Testigos alemanes se dieron cuenta de que su ministerio incluía a personas de muchas naciones. ¿Cómo fue posible?
El campo misional en casa
Con el fin de hacer frente a las necesidades de su boyante economía, Alemania emprendió a mediados de los años cincuenta la contratación de Gastarbeiter (trabajadores huéspedes) de otros países. Llegaron en grandes cantidades procedentes de España, Grecia, Italia, Portugal, Turquía y lo que entonces era Yugoslavia. Para 1972, la mano de obra extranjera ascendía a bastante más de dos millones cien mil personas.
Tras la marea de trabajadores huéspedes que llegaron entre las décadas de los cincuenta y los setenta, una oleada de refugiados procedentes de África y Asia barrió Alemania en los años ochenta, a los que se unieron, en los noventa, los de Europa oriental y los Balcanes. Fruto de unas leyes de asilo político entonces generosas, Alemania se convirtió en el país europeo con mayor cantidad de residentes nacidos fuera de sus fronteras.
Los testigos de Jehová consideraron que esta población constituía un magnífico territorio misional que se había desplazado a su misma casa. Dado que “Dios no es parcial” y que las personas desarraigadas de su país natal necesitan, sin duda, el consuelo que únicamente da la Palabra de Dios, los testigos de Jehová sintieron la acuciante obligación de predicar las buenas nuevas a estas personas (Hech. 10:34, 35; 2 Cor. 1:3, 4). Pero hablar con 7.500.000 extranjeros en su propio idioma no ha sido una labor sencilla.
Con la intención de dar a conocer más eficazmente la verdad bíblica a estas personas de otros países, muchos Testigos alemanes aprendieron un nuevo idioma: un magnífico testimonio de que aman de verdad al prójimo, en conformidad con lo que Jesús enseñó a sus seguidores (Mat. 22:39). Aunque a la mayoría de ellos les resultaba imposible ser misioneros en otro lugar, tenían muchos deseos de aprovechar al máximo las oportunidades que se les presentaban en su propio país. Así, para agosto de 1998, más de veintitrés mil seiscientos publicadores predicaban las buenas nuevas en 371 congregaciones y 219 grupos de habla extranjera. Por supuesto, las congregaciones en otros idiomas no se forman para segregar a quienes no conocen suficientemente bien el alemán, sino para facilitarles el aprendizaje de la verdad en su lengua materna. Muchos publicadores han acabado reconociendo que una segunda lengua puede llegar a la mente, pero para alcanzar el corazón normalmente es necesaria la materna.
Aunque en Alemania hay grupos que no están conformes con la presencia de extranjeros y por ello los maltratan, el pueblo de Jehová los acoge con verdadero amor cristiano. Entre los veinticuatro idiomas, además del alemán, en que los testigos de Jehová celebran las reuniones actualmente, están el albanés, amárico, árabe, chino, hindi, húngaro, japonés, persa, rumano, tamil, tigriña y vietnamita. Aproximadamente el diez por ciento de los 194.751 presentes en las asambleas de distrito “Enseñanza Divina” que hubo en el país en 1993, asistieron a las celebradas en lenguajes extranjeros, y la cantidad de bautizados en estas supuso casi el catorce por ciento del total.
Entre los que han respondido con aprecio al mensaje del Reino se cuenta una familia hindú que en 1983 salió de Sri Lanka a consecuencia de la guerra, y que esperaba conseguir tratamiento médico para su hijo de seis años. Lamentablemente, el niño murió, pero la familia ha llegado a conocer a Jehová, que levantará a los muertos y les concederá la oportunidad de vivir para siempre (Hech. 24:15). También tenemos el caso de una nigeriana que de adolescente luchó en la guerra de Biafra. Tras irse a Alemania, su vida cambió cuando conoció lo que Jehová enseña a las personas sobre la convivencia pacífica (Isa. 2:3, 4).
A los italianos que se han hecho testigos de Jehová en Alemania no es raro oírles el dicho “Non tutti i mali vengono per nuocere” (“No todas las desgracias resultan perjudiciales”), unas palabras muy apropiadas, sin duda. Muchos de esos italianos llegaron al país, al igual que los ciudadanos de otras naciones, huyendo de los problemas económicos, y hallaron algo más valioso que las posesiones materiales: la verdad sobre Dios y su propósito.
Otras personas se han percatado de la fervorosa labor que los Testigos realizan con estas gentes. La congregación de Halberstadt recibió esta carta: “Somos el principal centro de acogida de refugiados, y atendemos habitualmente a gente de más de cuarenta naciones. [...] Estas personas, procedentes de diversas culturas, han tenido que dejar a sus familiares, su tierra natal, su idioma y sus tradiciones. A menudo han pasado por experiencias traumáticas, y se encaran a un futuro incierto. [...] Esa es la razón por la que muchas de ellas buscan apoyo y esperanza en la religión. Agradecemos su generoso regalo [de Biblias en varios idiomas], que permitirá a estas personas hallar consuelo y confianza al leer la Biblia en su propia lengua”.
Algunos grupos en lengua extranjera
INGLÉS: Los refugiados de Nigeria, Ghana, Sri Lanka, India y otros países se benefician de la labor de las congregaciones inglesas. Uno de ellos es el ghanés Steven Kwakye. Ya en Alemania, cuando un joven de Bangladesh le dijo a Steven que trataba de rehuir a los Testigos, este le sugirió que la próxima vez se los enviara a él. De joven, Steven había hablado con un Testigo de Ghana. Ahora, sin la presión de los parientes, quería aprender más. Actualmente es anciano cristiano, y su familia sirve con él a Jehová.
TURCO: Hacía más de diez años que la esposa y los hijos de Rasim eran testigos de Jehová, pero él continuaba en la fe islámica. No obstante, se dio cuenta de que la interpretación del Corán difería tanto de una mezquita a otra, que algunos musulmanes no asistían a más mezquita que la suya. De visita en Turquía, fue tanto a una mezquita como a las reuniones de los testigos de Jehová. En esta escuchó interpretaciones del islam distintas de las que se enseñaban en Alemania. No había unidad. Pero a su regreso a Alemania dijo: “En el Salón del Reino de este país hay el mismo amor y el mismo programa que en el Salón del Reino de Turquía. Esta es la verdad”.
HINDI: En 1985, dos Testigos llamaron a la casa de Sharda Aggarwal inmediatamente después de que ella pidió en oración encontrar un dios a quien poder confiarle sus sentimientos. Su esposo tenía cáncer de pulmón. Sharda estaba abatida, y sentía que las divinidades hindúes no prestaban atención a sus oraciones. Preguntó a los Testigos si Jesús era Dios. La explicación que le dieron la convenció de que se había respondido su oración. Jehová parecía ser la clase de dios sobre la que deseaba aprender. Si bien al principio no estaba decidida a abandonar a los dioses del hinduismo por temor a ofenderlos, al poco tiempo tiró las imágenes que tenía de ellos y aceptó a Jehová como el Dios verdadero. Se bautizó en 1987. En la actualidad es precursora regular, agradecida de servir a un Dios personal en quien puede confiar. Tanto su esposo como su hijo son siervos ministeriales (Sal. 62:8).
POLACO: En 1992 se formó en Berlín una congregación polaca, y ese mismo año tuvo lugar un día especial de asamblea. Aunque este se celebraba en una parte de Alemania en la que hay muchas personas de origen polaco, nadie esperaba ver abarrotados el Salón de Asambleas, el vecino Salón del Reino y el comedor. Asistieron un total casi increíble de 2.523 personas. Algunos de los presentes eran Testigos polacos que pertenecían a congregaciones alemanas, pero que estaban encantados de ver que la obra de predicar el Reino se abría camino en el campo polaco; ellos mismos estaban muy agradecidos de escuchar las verdades bíblicas en su lengua materna.
Hasta en ruso, serbocroata y chino
RUSO: Al acabar la Guerra Fría, muchas personas que se habían criado en Rusia y hablaban ruso, pero cuyos antepasados eran alemanes, regresaron a la tierra de sus ancestros. También había miembros de las fuerzas armadas soviéticas sirviendo en lo que entonces era Alemania oriental, junto con los familiares que estaban a su cargo. Todos los seres humanos nacen con una necesidad espiritual, y la suya no se había satisfecho.
Los Schlegel son una familia de raza alemana que en 1992 dejaron la península de Crimea (Ucrania) y se fueron al país de sus antepasados. Entró en contacto con ellos una testigo de Jehová originaria de Uzbekistán que se había hecho Testigo en Alemania. Después de estudiar la Biblia, toda la familia se bautizó.
Sergej y su esposa, Zhenya, eran ateos, pero cuando se les enseñaron las respuestas bíblicas a sus preguntas, sobre todo las que tenían respecto al futuro, se quedaron asombrados. Humildemente cultivaron fe en Jehová e hicieron cambios en la vida, aunque para Sergej significó cambiar de empleo y renunciar a la pensión a la que pronto iba a tener derecho.
Marina, enfermera de un hospital militar, buscaba el sentido de la existencia. Cuando recibió el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra, lo leyó inmediatamente, y enseguida se dio cuenta de que había encontrado el objeto de su búsqueda. A su regreso a Rusia, visitó y animó a otras personas que habían estudiado con los testigos de Jehová en Alemania. Al poco tiempo comenzó a dedicarse a su propósito en la vida sirviendo de precursora.
En agosto de 1998 había 31 congregaciones y 63 grupos pequeños rusos, con un total de 2.119 publicadores, un aumento del 27% sobre el año anterior.
SERBOCROATA: Johann Strecker, superintendente viajante en el campo serbocroata, dice que en la antigua Yugoslavia vivían personas de al menos dieciséis nacionalidades. “Es maravilloso ver cómo ahora las une la verdad”, señala. Cuando se invitó a Munib, un musulmán que había servido en el ejército yugoslavo por ocho años, a una reunión de los testigos de Jehová en Alemania, se encontró a croatas, serbios y personas de antecedentes musulmanes reunidos juntos en paz. Le parecía casi inconcebible. Durante un mes se limitó a observar. Una vez que se convenció de que la paz y la unidad de los Testigos es real, aceptó estudiar la Biblia. Se bautizó en 1994.
Rosanda, croata católica romana que había pasado varios años en un convento, fue a visitar a unos familiares que se habían hecho Testigos en Alemania. Después de asistir con ellos a la Escuela del Ministerio Teocrático y la Reunión de Servicio, admitió: “Tienen la verdad. Siempre me pregunté cómo predicaban el evangelio los primeros cristianos. Cuando vi en la plataforma cómo una hermana le predicaba a otra, se me cruzó por la mente la idea: ‘Exactamente así debieron hacerlo los primeros cristianos’”. En la actualidad imita el ejemplo de aquellos cristianos sirviendo de precursora.
Algunos de los Testigos germanos que aprendieron los idiomas de estos grupos para darles testimonio, posteriormente se fueron a servir a esos países cuando las circunstancias lo permitieron.
CHINO: El campo chino de Alemania se ha abierto más recientemente. “La mayoría de los chinos no han oído nunca de nosotros, y menos aún han leído la Biblia”, indica Egidius Rühle, que fue misionero en Taiwan, y añade: “Como la mayoría de los chinos ansían aprender, absorben el conocimiento como esponjas”.
El día de octubre de 1996 en que se hizo la presentación de la clase 12 de la Escuela de Entrenamiento Ministerial ante la familia Betel de Selters, resultó muy grato conocer al primer estudiante chino que asistía a la escuela en Alemania. Había aprendido la verdad en este país, y había dado testimonio a una profesora china de Geología, a la que entregó el libro La vida... ¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación? Ella leyó todo el libro en menos de una semana. Ahora, en lugar de enseñar la evolución, dirige estudios de la Biblia a domicilio: dieciséis a finales de 1996.
Deseosos de dar a conocer lo que aprendieron
Literalmente cientos de residentes extranjeros han conocido la verdad en Alemania a lo largo de los años y han regresado a su país para seguir predicando las buenas nuevas. Muchos son ahora ancianos o siervos ministeriales, o tienen otras responsabilidades. Petros Karakaris es miembro de la familia Betel de Grecia, Mamadou Keita es misionero en Malí y Paulin Kangala, a quien muchos conocen por el nombre de Pepe, es misionero en la República Centroafricana junto con su esposa, Anke.
Desde comienzos de los años noventa, más de mil quinientos publicadores grecohablantes han vuelto a Grecia, algunos de ellos como ancianos cualificados. Otros se han ido a Suecia, Bélgica, Inglaterra y Canadá para impulsar la predicación entre la población griega de esos países. Y probablemente no haya ninguna otra nación del mundo, salvo la misma Grecia, con tantos publicadores grecohablantes como hay en Alemania.
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AlemaniaAnuario de los testigos de Jehová 1999
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[Ilustración de la página 69]
Asamblea Internacional “Reino Triunfante”, Nuremberg, 1955
[Ilustraciones de la página 73]
Los Testigos alemanes han ayudado a muchos inmigrantes a beneficiarse de la verdad bíblica
[Ilustración de la página 88]
El Betel de Wiesbaden en 1980
[Ilustración de la página 90]
Comité de Sucursal (de izquierda a derecha). Delante: Günter Künz, Edmund Anstadt, Ramon Templeton y Willi Pohl. Detrás: Eberhard Fabian, Richard Kelsey, Werner Rudtke y Peter Mitrega
[Ilustraciones de la página 95]
Algunos de los diez Salones de Asambleas que se utilizan en Alemania:
1. Glauchau.
2. Reutlingen.
3. Múnich.
4. Meckenheim.
5. Berlín
[Ilustración de la página 99]
Martin y Gertrud Poetzinger
[Ilustraciones de las páginas 100 y 101]
Las instalaciones de la sucursal de Selters
[Ilustraciones de la página 102]
Algunos hermanos alemanes que están en el servicio misional en el extranjero: 1. Manfred Tonak. 2. Margarita Königer. 3. Paul Engler. 4. Karl Sömisch. 5. Günter Buschbeck
[Ilustraciones de la página 110]
Al levantarse las proscripciones, se enviaron a Europa oriental grandes remesas de publicaciones
[Ilustraciones de la página 118]
Asamblea de Berlín, 1990
[Ilustraciones de la página 124]
El primer Salón del Reino construido en la anterior República Democrática Alemana
[Ilustraciones de las páginas 132 y 133]
Programa de dedicación: en Selters (arriba) y, posteriormente, en seis estadios por toda Alemania
[Ilustración de la página 139]
Instrumentos para contrarrestar la marea de desinformación
[Ilustración de las páginas 140 y 141]
Aunque estuvieron encerrados en campos de concentración, donde se identificaba a los testigos de Jehová mediante un triángulo púrpura, estos cristianos leales permanecieron firmes en la fe (en la fotografía aparecen en Brandeburgo en 1995)
[Ilustraciones de la página 147]
Página opuesta, en el sentido de las agujas del reloj: Heinrich Dickmann, Änne Dickmann, Gertrud Poetzinger, Maria Hombach, Josef Rehwald y Elfriede Löhr
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