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Aprendimos a no decirle nunca que no a JehováLa Atalaya (estudio) 2021 | enero
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Nuestra graduación de Galaad, en el Estadio de los Yankees, en 1955.
En 1954, nos invitaron a la clase número 25 de Galaad. ¡Nuestro sueño de ser misioneros estaba a punto de cumplirse! Llegamos en barco a Nueva York y comenzamos un curso de estudio de la Biblia muy profundo. En las clases de Galaad, teníamos que aprender español, pero a Harvey le resultaba difícil porque le costaba pronunciar bien las erres.
Los instructores anunciaron que los que estuvieran interesados en servir en Japón podían apuntarse a clases de japonés. Nosotros decidimos no apuntarnos porque preferíamos que fuera la organización la que decidiera dónde serviríamos. Cuando el hermano Albert Schroeder, uno de los instructores de Galaad, se enteró de que no nos habíamos apuntado, nos dijo: “Piénsenlo un poco más”. Como vio que seguíamos dudando, nos dijo: “Los otros instructores y yo ya los hemos apuntado. Prueben a ver cómo se les da el japonés”. A Harvey se le hizo más fácil aprender este idioma.
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