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  • Piedras mudas que hablan
    ¡Despertad! 1987 | 8 de febrero
    • El templo mayor

      Cerca de las excavaciones se halla la estación de Zócalo del metro o tren subterráneo. Allí usted puede ver una maqueta que muestra la manera como se supone que era el templo mayor. Tenía la forma de una pirámide con dos edificios parecidos a torres en la parte superior. Puesto que era el centro principal de la adoración azteca, estaba rodeado de otros templos en la plaza central de Tenochtitlán. Aquí se hallaban los ídolos principales que adoraban los aztecas, Huitzilopochtli, el dios de la guerra, y Tláloc, el dios de la lluvia.

      Cuando llegaron los españoles, Tenochtitlán era una isla en un valle que abundaba de lagos. Paralelos a las calles había canales por los cuales las chalupas, o pequeñas embarcaciones, transportaban las mercancías. En su libro titulado Cuauhtémoc, Salvador Toscano lo describe así: “El centro de la isla lo constituía la gran plaza del templo mayor, ‘que no hay lengua humana que sepa explicar la grandeza y particularidad de ella’, tan grande, añade Cortés, que bien se podía hacer una villa de quinientos vecinos dentro de ella, y en la que se encontraban diversas pirámides adoratorias, juegos de pelota, casas de sacerdocio, andamios cráneos (tzompantlis), templos de cantería y de olorosa madera de cedro, sin contar la pirámide del templo mayor de Huitzilopochtli, el dios solar de la guerra, que con sus treinta metros [100 pies] de altura —116 gradas— dominaba la vista de la isla”.

  • Piedras mudas que hablan
    ¡Despertad! 1987 | 8 de febrero
    • Sin embargo, uno no puede evitar sentir escalofríos al mirar la piedra sacrificatoria frente al oratorio de Huitzilopochtli. Era en la superficie plana de esta piedra donde se acostaba a la víctima, mirando hacia arriba, lista para arrancarle el corazón y ofrecerlo a los dioses.

      Otra piedra, la estatua de la diosa Coyolxauhqui, revela otro aspecto de la adoración azteca. Se dice que Coyolxauhqui era la hermana de Huitzilopochtli a quien él mató y dividió en pedazos. Por consiguiente, la escultura plana la representa como desmembrada, con la cabeza separada del tórax. Es evidente que a los aztecas no les molestaba en lo mínimo adorar a una diosa desmembrada.

      Comparaciones: antiguas y modernas

      Los lectores de la Biblia son conscientes de que los sacrificios humanos con frecuencia han sido parte de la adoración falsa. Los cananeos, y a veces hasta los israelitas apóstatas, sacrificaban sus hijos a dioses demonios. (2 Reyes 23:10; Jeremías 32:35.) Los aztecas también practicaban el sacrificio de niños. El libro El Templo Mayor dice que se hallaron “restos de niños sacrificados, junto a representaciones del dios de la lluvia. ¿Se trata de una ofrenda especial con motivo de la hambruna?”.

      En la página 219, el mismo libro añade: “En el libro Monarquía Indiana, fray Juan de Torquemada dice: ‘Llevaban estos niños al lugar del sacrificio muy compuestos de ricos atavíos, puestos en unas andas o literas, ricamente aderezados de plumas y flores, las cuales llevaban sobre sus hombros los sacerdotes y ministros, e iban cantando, tañendo y bailando delante de ellos, y de esta manera procedían hasta el lugar donde habían de ser sacrificados y ofrecidos al demonio’”.

      Señalando a aún más similitudes entre la religión de los aztecas y las religiones del Viejo Mundo, se informa que el dios Tláloc también era el dios de la fertilidad. Uno de los altares principales está dedicado a él. También están representadas en el templo dos enormes serpientes, la serpiente siendo símbolo de la fertilidad. De manera similar, muchas de las antiguas religiones paganas del Viejo Mundo tenían un dios de la fertilidad, y la serpiente era un símbolo religioso muy difundido. También es interesante que, según dicen, Huitzilopochtli nació de Coatlicue, y esta diosa madre fue conocida más tarde como la “madre de todos los dioses”.

  • Piedras mudas que hablan
    ¡Despertad! 1987 | 8 de febrero
    • [Fotografía en la página 23]

      La diosa Coatlicue

      [Reconocimiento]

      Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

      [Fotografía en la página 24]

      La diosa Coyolxauhqui

      [Reconocimiento]

      Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

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