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“A quiénes se les confía la obra”La Atalaya (estudio) 2016 | mayo
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Con The Golden Age —“una revista de hechos, esperanza y convicción”, como se declaraba en la portada— comenzó un nuevo método de proclamar la verdad: una campaña de casa en casa para ofrecer suscripciones a la revista. Al preguntar cuántos deseaban participar, todos se pusieron en pie. Entonces, “con un celo y un entusiasmo que solo conocen los que siguen los pasos de Jesús”, cantaron: “Oh, manda tu luz y verdad”. Milton Norris comentó: “Nunca lo olvidaré, parecía que los árboles temblaban”.
Cuando acabó la sesión, los presentes hicieron fila para ser los primeros suscriptores de la revista. Muchos se sentían como Mabel Philbrick, que dijo: “¡Qué emocionante fue saber que de nuevo teníamos trabajo que hacer!”.
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“A quiénes se les confía la obra”La Atalaya (estudio) 2016 | mayo
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“Cuando llegamos a casa nos pusimos manos a la obra con la campaña de suscripción”, dijo Herman Philbrick. Y por todas partes encontraron personas con ganas de escuchar. La hermana Beulah Covey comentó: “Parecía que después de la guerra y de tanto dolor, a todo el mundo le encantaba la idea de una edad de oro”. Y Arthur Claus escribió: “Toda la congregación estaba sumamente sorprendida por la gran cantidad de suscripciones que se habían conseguido”. Tan solo dos meses después de que saliera el primer número de The Golden Age, ya se habían distribuido cerca de medio millón de ejemplares y había 50.000 suscriptores.
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