Se declaran las buenas nuevas en Donegal
“¡FANTÁSTICO!” “Ha sido estupendo.” Palabras como esas fueron las que expresaron unas 120 personas que habían viajado de Gran Bretaña a Donegal, un condado al noroeste de Irlanda. No eran turistas que comentaban sobre lo que habían visto. Eran hombres, mujeres y niños que fueron allí por su propia cuenta para compartir su esperanza en cuanto al futuro con las personas del oeste de Donegal.
Puesto que de los 120.000 habitantes de Donegal solo 19 son testigos de Jehová, hacía muchos años que la mayoría de la gente de esta zona no había recibido una visita de los Testigos. Por eso, este grupo grande de visitantes emprendió de buena gana la obra de declarar las buenas nuevas del Reino de Dios a lo largo de la hermosa costa atlántica de Donegal.
Los Testigos de Donegal hicieron muchos preparativos para la llegada de este grupo de visitantes. Algunos viajaron centenares de kilómetros cartografiando la entera zona, poniendo al día los mapas topográficos y dando a cada camino un número de referencia para localizarlo fácilmente después. Entonces dividieron el territorio en secciones más pequeñas, cada una con unas 400 viviendas. Mientras tanto, en Gran Bretaña, los que harían el viaje estaban ocupados con sus propios preparativos, asegurándose de que hubiera transportación, alojamiento y un buen surtido de literatura bíblica.
El grupo partió de Gran Bretaña el sábado 8 de junio de 1985. Todos se reunieron temprano por la mañana y se dirigieron al aeropuerto. Poco después aterrizaron en Belfast, Irlanda del Norte. Entonces se dividieron en grupos más pequeños y subieron a los diez microbuses que les servirían de medio de transporte durante las siguientes dos semanas. Después de viajar a través de Irlanda del Norte y de haber disfrutado de la hospitalidad de la congregación Londonderry, cruzaron la frontera y se separaron, yendo a lugares asignados de antemano en tres diferentes sitios de Donegal. ¿Cómo fueron recibidos?
La reacción de la gente
Los habitantes de Donegal son amigables y hospitalarios, y por eso fue fácil hablar con ellos. Muchos hicieron preguntas, y fue un deleite abrir la Biblia y mostrarles claramente las respuestas. También fue un gozo poder dejar literatura bíblica en manos de estas personas a fin de que pudieran adquirir más entendimiento cuando los visitantes partieran.
Una señora que vive en una lejana granja invitó a dos Testigos a entrar en su hogar. Inmediatamente concordó en que las condiciones mundiales estaban empeorando y explicó que muchas personas de la zona quizás tendrían cierto temor de invitar a desconocidos a entrar en sus hogares debido a que los delitos habían aumentado en aquel lugar que antes había sido un rincón tranquilo y pacífico de Irlanda. Muchas personas ancianas habían sido golpeadas y asaltadas por pandillas de criminales que vagaban por aquella zona. Entonces, ¿por qué invitó a los Testigos a entrar en su hogar? Porque parecían “muy sinceros”.
Cuando esta señora reconoció que la profecía de Jesús acerca de los últimos días estaba cumpliéndose, los ojos le brillaron, y cuando oyó sobre la esperanza de la resurrección, sus ojos se llenaron de lágrimas. (Mateo, capítulo 24; Lucas, capítulo 21.) Hacía 20 años que su esposo había muerto. Gustosamente aceptó un ejemplar del libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra y pidió que alguien la visitara de nuevo.
Hubo muchas experiencias como esa. Un joven expresó muchas dudas acerca de la existencia de Dios. “Si Dios realmente existe —dijo él—, ¿por qué hay tanta maldad?” Los Testigos que lo visitaron le mostraron que dentro de poco Dios intervendrá en los asuntos del hombre y resolverá muchos de los problemas que preocupaban a este joven. Él les pidió que regresaran para que conocieran a sus padres. Cuando los Testigos regresaron, dejaron un ejemplar del libro Vivir para siempre para que la familia pudiera hallar las respuestas a muchas de sus preguntas.
Una señora se sentía muy afligida porque su hijo de cuatro años de edad había muerto hacía algunas semanas. Pero recibió mucho consuelo de la información presentada en el libro Vivir para siempre, especialmente de la explicación que da sobre la esperanza de la resurrección. Debido a la gran tristeza causada por la muerte de su hijo, ella había comenzado a dudar de que Dios realmente existiera. Pero su semblante cambió cuando le leyeron algunos textos bíblicos que muestran la condición de los muertos y la esperanza de estos. ¿Por qué? Porque reconoció que su hijo estaba en paz, durmiendo en la muerte, y que posiblemente resucitaría. (Eclesiastés 9:5, 10; Juan 5:28, 29.)
Dos de los Testigos que vinieron de Gran Bretaña visitaron una escuela, y el maestro los invitó a entrar ante una clase de 30 alumnos jóvenes. El maestro gustosamente aceptó un ejemplar de la publicación Mi libro de historias bíblicas y dijo a la clase: “Esta tarde vamos a considerar una historia de este libro”. Después, mientras el grupo de Testigos almorzaba cerca de la escuela, algunos de los estudiantes vinieron a saludarlos. Otros dos maestros vinieron a ver lo que estaba sucediendo, y también aceptaron con placer ejemplares del libro.
Después ese mismo día, uno de los Testigos se encontró con un niño de 11 años de edad y le preguntó: “¿Has oído alguna vez de los testigos de Jehová?”. “Sí —dijo el niño—, hoy en la escuela.” Entonces pidió un ejemplar del libro Historias bíblicas. Más tarde, en un hogar donde la madre había rechazado la oferta del libro Vivir para siempre, el niño de la casa mencionó que había visto el libro Historias bíblicas en la escuela. De modo que la madre aceptó un ejemplar de esta publicación.
A personas de toda clase
En otro hogar, los Testigos mostraron las ilustraciones del libro Vivir para siempre a una anciana. Pero ella dijo que lo que realmente necesitaba era una Biblia. De modo que los Testigos se complacieron en suministrarle un ejemplar de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. Una vez que obtuvo la Biblia, gustosamente aceptó también una publicación para estudiar la Biblia. Ella dijo a los visitantes que había oído que los Testigos estaban en la zona y había orado para que la visitaran y le trajeran una Biblia. Ahora sentía que su oración había sido contestada.
Un hombre de unos 30 años de edad invitó a dos Testigos a entrar en su hogar. Después de una breve consideración bíblica, dijo: “Probablemente no les agrade saber quién soy. Soy sacerdote”. Los Testigos le dijeron que con gusto hablarían con él, después de lo cual el sacerdote hizo muchas preguntas acerca de las creencias de ellos. Cuando les preguntó sobre el uso del nombre Jehová, los visitantes gustosamente le proveyeron un ejemplar del folleto El nombre divino que durará para siempre. También aceptó un ejemplar del libro Vivir para siempre, una publicación que de seguro le ayudaría a contestar muchas de sus preguntas.
En otra ocasión, un hombre joven abordó a una Testigo después de haberla oído hablar sobre un tema bíblico con el recepcionista de un hotel. Él le planteó preguntas como: “¿Por qué hay tanto desorden en el mundo?”. A la Testigo le complació mucho compartir con él lo que había aprendido de la Biblia sobre ese tema y otros relacionados. ¿Y quién era el joven? Otro sacerdote que estaba de vacaciones en el área.
Además de la obra de predicar de casa en casa, se valieron de otras oportunidades para hablar a personas de toda clase. En cierto lugar en las montañas, uno de los microbuses se detuvo a la orilla de la carretera para permitir que algunos pasajeros se quitaran los zapatos y se pusieran botas de goma para caminar por un lugar pantanoso hasta llegar donde había un grupo de hombres cortando y amontonando turba para usarla como combustible durante el invierno. Otro grupo se detuvo en un lugar panorámico al lado de un lago en el bosque. Cerca de allí había un empleado de la central eléctrica durmiendo en su automóvil y disfrutando de la soledad durante su período de almuerzo. Aunque su tranquilidad fue interrumpida, disfrutó de una consideración muy animadora y asistió a una reunión que prepararon los Testigos aquella misma noche.
Otro hombre estaba conduciendo su tractor por un camino cuando un Testigo lo detuvo y le preguntó si podía hablar con él por unos minutos. El hombre estaba muy deseoso de hablar acerca de la Biblia, especialmente con relación a los “tiempos críticos” en que vivimos. (2 Timoteo 3:1-5.) Su interés aumentó muchísimo cuando se le mostró las ilustraciones del libro Vivir para siempre. Le regocijó oír que esta publicación se podía usar para estudiar la Biblia con su familia y dijo que comenzaría a utilizarla inmediatamente para instruir a sus seis hijos.
Estos animosos ministros visitantes de todas edades, junto con el pequeño grupo de Testigos de Donegal, tienen buena razón para sentirse muy contentos por sus esfuerzos. Durante las dos semanas que los visitantes estuvieron allí, dedicaron 5.767 horas a hablar de la Biblia con otras personas. Distribuyeron 1.613 libros y Biblias, junto con 2.611 ejemplares de La Atalaya y ¡Despertad! Algo que los amos de casa particularmente apreciaron fue la publicación Mi libro de historias bíblicas en irlandés.
No fue un dogmatismo arrogante ni sentimientos santurrones lo que movió a estos Testigos a viajar a Donegal. Más bien, querían compartir las buenas nuevas con personas que, por vivir en lugares distantes, tal vez no hayan tenido mucha oportunidad de oírlas. Comentando sobre un viaje anterior con un propósito parecido, un periódico de la localidad llamó a los participantes “golondrinas”. Evidentemente, esto insinuaba que los Testigos habían ido allí solo para pasar el verano y que pronto se marcharían. Pero estas “golondrinas”, u otros como ellos, regresarán para ayudar a las personas sinceras a adquirir conocimiento exacto de las maravillosas promesas de la Biblia. De hecho, algunos que participaron en viajes de testimonio anteriores ahora residen permanentemente en Donegal.
“Ha sido el mejor viaje hasta ahora.” Esta fue una de las expresiones de aprecio y alegría hechas por algunos de los que participaron de la aventura. Experimentaron la veracidad del proverbio bíblico: “El alma generosa será engordada ella misma; y el que liberalmente riega a otros, él mismo también será liberalmente regado”. (Proverbios 11:25.) Verdaderamente fue una gran bendición participar en el esfuerzo especial que se hizo para declarar las buenas nuevas en Donegal. ¿Puede usted participar en esta clase de servicio remunerador en el lugar del campo mundial donde vive y que ya está listo para una abundante cosecha?
[Fotografía/Mapas en la página 29]
Se deleitaron en declarar las buenas nuevas en Donegal
[Mapa]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
DONEGAL
IRLANDA DEL NORTE
Londonderry
Belfast
IRLANDA
[Mapa]
OCÉANO ATLÁNTICO
EUROPA
[Fotografía en la página 30]
Testificando de casa en casa en el noroeste de Irlanda