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  • El tiempo cambió el curso de la historia
    ¡Despertad! 2011 | junio
    • Desbaratada por un temporal

      En el año 1588, el rey Felipe II de España envió una flota —la Armada Invencible— contra Inglaterra. Pero las cosas no salieron como estaban previstas, pues el tiempo desempeñó un papel destructivo.

      Cuando la escuadra española entró en el canal de la Mancha, se encontró con una flota de buques ingleses. Aunque estos tenían la ventaja de ser más ligeros, causaron poco daño a los barcos españoles. La Armada continuó su curso hasta anclar cerca de Calais, donde tenía órdenes de embarcar tropas para la prevista invasión de Inglaterra.

      Entretanto, al amparo de la oscuridad, los ingleses prendieron fuego a varios de sus propios navíos y, aprovechándose de una brisa y una corriente favorables, los lanzaron sobre las naves españolas fondeadas en el puerto. Para eludir los buques incendiados, los españoles cortaron las amarras de muchas de sus embarcaciones, una maniobra que tendría más tarde desastrosas consecuencias.

      Tras aquel incidente, ambas escuadras se internaron en el mar del Norte empujadas por el viento. Como la flota inglesa había agotado su pólvora, se retiró a las costas de su país. Pero la Armada española, que tenía el viento en contra y a los ingleses cortándole el paso hacia España, se vio obligada a continuar su curso hacia el norte, rodear Escocia y bajar por la costa de Irlanda para retornar finalmente a la Península.

      A estas alturas, la flota contaba con muy poca comida y agua, y las naves averiadas llevaban muchos marineros heridos o enfermos de escorbuto. Se ordenó entonces someter a todos a raciones de hambre, lo que debilitó aún más a las tripulaciones.

      Después de doblar Escocia, la flota fue acometida por una violenta tempestad en aguas del Atlántico, que lanzó muchos navíos contra la costa irlandesa. La defensa normal en estos casos era echar anclas y aguardar a que soplaran vientos favorables; sin embargo, como en el encuentro anterior con los buques incendiarios se habían cortado las amarras de muchas anclas, veintiséis navíos españoles zozobraron, con pérdida de cinco mil a seis mil hombres.

      Cuando la Armada regresó a España, habían perecido casi veinte mil efectivos. El factor más decisivo en la gran pérdida de naves y hombres fue, obviamente, el mal tiempo. Así debieron creerlo los holandeses (aliados de los ingleses), que haciéndose eco de la creencia popular de que Dios es el causante de los desastres naturales, acuñaron después una medalla para conmemorar la destrucción de la Armada Invencible con la inscripción: “Sopló Jehová y fueron dispersados”.

  • El tiempo cambió el curso de la historia
    ¡Despertad! 2011 | junio
    • [Ilustración de la página 24]

      ARMADA INVENCIBLE

      [Reconocimiento]

      © 19th era/Alamy

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