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Una gran muchedumbre de adoradores verdaderos, ¿de dónde vienen?La Atalaya 1995 | 1 de febrero
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El pueblo de Jehová había hablado durante muchos años sobre las promesas de Dios con respecto a la Tierra. Movidos por lo que esperaban que ocurriera en los años veinte, proclamaron: “Millones que ahora viven no morirán jamás”. Pero en aquel tiempo no se aprovecharon de las provisiones de Dios para la vida millones de personas. Y en el caso de la mayoría de las personas que aceptaron la verdad, el espíritu santo engendró en ellas la esperanza de vida celestial. Pero se produjo un gran cambio especialmente después de 1935. No es que La Atalaya hubiera pasado por alto la esperanza de vida eterna en la Tierra. Durante décadas los siervos de Jehová habían buscado a los que encajaban con la descripción bíblica. No obstante, en el momento debido Jehová hizo que estas personas se revelaran.
18 Los datos disponibles muestran que por muchos años la mayor parte de los asistentes a la Conmemoración participaron de los emblemas. Pero en los veinticinco años posteriores a 1935, la asistencia a la Conmemoración anual de la muerte de Cristo aumentó hasta superar en cien veces la cantidad de participantes. ¿Quiénes eran estas otras personas? Los miembros en perspectiva de la gran muchedumbre. Estaba claro que había llegado el tiempo escogido por Jehová para reunirlos y prepararlos para la gran tribulación que se avecinaba. Como se había predicho, proceden “de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas”. (Revelación 7:9.) También participan celosamente en la obra que predijo Jesús al decir: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:14.)
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Una gran muchedumbre que rinde servicio sagradoLa Atalaya 1995 | 1 de febrero
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1. ¿A qué importante entendimiento espiritual se llegó en 1935?
EL 31 de mayo de 1935 reinó la alegría entre los asistentes a la asamblea de los testigos de Jehová de Washington, D.C. (E.U.A.). En aquel lugar, por primera vez se identificó con claridad a la gran multitud (o gran muchedumbre) de Revelación 7:9 en armonía con el resto de la Biblia y los sucesos que habían empezado a producirse.
2. ¿Qué indicó que una cantidad cada vez mayor de personas se daban cuenta de que Dios no los había llamado a la vida celestial?
2 Unas seis semanas antes, en la Cena del Señor que habían celebrado las congregaciones de los testigos de Jehová, 10.681 asistentes (aproximadamente uno de cada seis) no habían participado de los emblemas del pan y el vino, y 3.688 de estos eran proclamadores activos del Reino de Dios. ¿Por qué no participaron de los emblemas? Porque su estudio de la Biblia los ayudó a darse cuenta de que Dios no los había llamado a la vida celestial, sino que podían beneficiarse de sus provisiones amorosas de otra forma. De modo que cuando el orador preguntó en la asamblea: “¿Quisieran, por favor, ponerse de pie todos los que tienen la esperanza de vivir para siempre en la Tierra?”, miles de personas se levantaron, a lo que siguió un prolongado aplauso del auditorio.
3. ¿Por qué dio un nuevo impulso al ministerio del campo la identificación de la gran multitud, y cómo se sintieron los Testigos al respecto?
3 Lo que los asistentes aprendieron en la asamblea dio un nuevo impulso a su ministerio. Llegaron a entender que ahora, antes del fin del viejo sistema, se da la oportunidad a una gran multitud de personas, no solo a unos cuantos miles, de beneficiarse de la provisión de Jehová para la salvación, con la perspectiva de vivir por siempre en una Tierra paradisíaca. ¡Qué mensaje tan reconfortante se presentó a todos los que aman la verdad! Los testigos de Jehová comprendieron que había que acometer una gran obra, una obra gozosa. Años más tarde, John Booth, que llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante, dijo: “Aquella asamblea nos dio muchos motivos para alegrarnos”.
4. a) ¿Hasta qué grado se ha recogido a la gran muchedumbre desde 1935? b) ¿Cómo demuestra la gran muchedumbre que tiene una fe viva?
4 Durante los años que siguieron, la cantidad de testigos de Jehová aumentó muchísimo. A pesar de la persecución que sufrieron durante la II Guerra Mundial, con frecuencia violenta, la cantidad casi se triplicó en una década. Y los 56.153 publicadores que daban testimonio público en 1935 aumentaron para 1994 a más de 4.900.000 proclamadores del Reino en más de 230 países. La gran mayoría de estos espera con anhelo que Jehová los cuente entre aquellos a los que favorecerá con vida perfecta en una Tierra paradisíaca. En comparación con el rebaño pequeño, se han convertido verdaderamente en una gran muchedumbre. No son personas que dicen que tienen fe, pero no la demuestran. (Santiago 1:22; 2:14-17.) Todos ellos llevan a su semejante las buenas nuevas del Reino de Dios.
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