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GreciaAnuario de los testigos de Jehová 1994
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Atrocidades semejantes tuvieron lugar el 26 de junio de 1947 cerca de Esparta. En la aldea de Vrondamás, un grupo de policías armados halló a Panagiotis Tsembelis dando lecciones bíblicas a una señora que empezaba a interesarse en la verdad. Los golpearon a ambos, y la señora escapó de ser colgada por la policía debido a la intervención de unos aldeanos. Después de torturar al hermano y destrozarle la mandíbula, lo ataron y lo arrastraron kilómetro y medio fuera de la aldea. Entonces la policía armada lo mató a tiros.
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GreciaAnuario de los testigos de Jehová 1994
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A George Constantakis, un precursor, lo llevaron a un bosque cercano y lo ejecutaron.
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GreciaAnuario de los testigos de Jehová 1994
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Ejecuciones de fieles
La ¡Despertad! del 8 de mayo de 1948 dio a conocer cómo se perseguía a los testigos de Jehová en Grecia. Se envió al ministro griego del Orden Público una carta especial en la que se protestaba contra el que el 5 de marzo de 1948 unos guerrilleros hubieran ejecutado a Christos Moulotas, de 37 años, padre de cuatro hijos, por negarse a rendirles servicio. La carta también indicó que las autoridades gubernamentales habían ejecutado a John Tsoukaris, de Karytsa (Larisa) el 9 de febrero de 1949.
Los hermanos de la congregación de Larisa se habían esforzado en vano por obtener su libertad. Pocos días antes de su muerte pudieron hacerle llegar unas cartas. En la última carta de él, fechada el 7 de febrero de 1949, el hermano Tsoukaris escribió:
“Mi querido hermano, mi situación está en manos de Jehová de los ejércitos. Esta mañana [...] me llevaron a Mizourlo [el lugar de las ejecuciones], pero no me ejecutaron, pues dijeron que era demasiado tarde. Con todo, notaron mi valor, y se impresionaron. No sé si me ejecutarán mañana por la mañana, pero tengamos siempre confianza, y supliquémosle a Dios. No temamos al hombre, porque la Biblia dice: ‘El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo, pero el que confía en Jehová será protegido’. Tengamos la fe de Sadrac, Mesac y Abednego, que dijeron muy claramente: ‘Oh, rey, si ha de ser, el Dios a quien adoramos puede rescatarnos del horno ardiente; sin embargo, si no lo hace, entonces séate sabido que a la imagen de oro que has erigido no la vamos a adorar y que a tus dioses no adoraremos’.”
El 9 de febrero fue llevado a Mizourlo y ejecutado. Los lectores de ¡Despertad! enviaron miles de cartas a ministros gubernamentales, embajadas y consulados en protesta por aquellas ejecuciones. Pero un teólogo ortodoxo griego y profesor de la Universidad de Atenas apoyó la ejecución del hermano Tsoukaris, diciendo: “El negarse a tomar las armas por razones de conciencia es cosa enteramente desconocida e inconcebible entre nosotros”. Lamentablemente, aquello era cierto.
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