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  • Escuchemos la voz de Jehová dondequiera que estemos
    La Atalaya 2014 | 15 de agosto
    • EL ORGULLO Y LA CODICIA

      10, 11. a) ¿Cómo puede manifestarse el orgullo? b) ¿Qué aprendemos del mal ejemplo de Coré, Datán y Abiram?

      10 Debemos reconocer que nuestro corazón puede apartarnos de Jehová. Pensemos, por ejemplo, en el orgullo y la codicia,

  • Escuchemos la voz de Jehová dondequiera que estemos
    La Atalaya 2014 | 15 de agosto
    • 12, 13. a) Dé un ejemplo de que la codicia lleva al desastre. b) Explique cómo puede crecer la codicia si no se corrige enseguida.

      12 Hablemos ahora de la codicia. La persona codiciosa suele tomarse demasiadas libertades y traspasar los límites de lo que es correcto. Cuando Naamán —el jefe del ejército sirio— fue curado de su lepra, le ofreció regalos al profeta Eliseo, quien los rechazó. Pero Guehazí, el servidor de Eliseo, codició esos regalos, así que pensó: “Tan ciertamente como que vive Jehová, yo ciertamente correré tras [Naamán] y tomaré algo de él”. A espaldas de Eliseo, salió corriendo tras Naamán y le mintió con descaro para pedirle “un talento de plata y dos mudas de prendas de vestir”. Luego también mintió al profeta de Jehová. ¿Cómo acabó el codicioso Guehazí? ¡La lepra de Naamán se le pegó a él! (2 Rey. 5:20-27.)

      13 La codicia quizás comience con un simple deseo. Pero si no se corrige, puede crecer rápidamente hasta dominar a la persona. El relato bíblico de Acán ilustra lo poderosa que es y lo rápido que puede crecer. Acán confesó: “Cuando llegué a ver entre el despojo un vestido oficial de Sinar, uno de buena apariencia, y doscientos siclos de plata y una barra de oro, que pesaba cincuenta siclos, entonces los quise, y los tomé”. En vez de rechazar su mal deseo, codiciosamente robó aquellas cosas y las escondió en su tienda. Cuando el pecado de Acán salió a la luz, Josué le dijo que Jehová lo iba a castigar. Y, en efecto, ese mismo día él y su familia murieron apedreados (Jos. 7:11, 21, 24, 25). La codicia es un peligro que puede entramparnos en cualquier momento. Por lo tanto, evitemos “toda [clase] de codicia” (Luc. 12:15). Es posible que de vez en cuando tengamos un mal pensamiento o imaginemos algo inmoral, pero es vital que dominemos lo que pensamos y no permitamos que nuestros deseos crezcan hasta el punto de llevarnos a pecar (lea Santiago 1:14, 15).

      14. ¿Qué debemos hacer si vemos que tenemos alguna inclinación al orgullo o la codicia?

      14 Tanto el orgullo como la codicia pueden llevarnos al desastre. Reflexionar en las consecuencias nos ayudará a evitar que esas malas inclinaciones ahoguen la voz de Jehová (Deut. 32:29). En la Biblia, el Dios verdadero no solo nos señala el buen camino, sino que también nos explica los beneficios de andar en él y las consecuencias de desviarnos. Si el corazón nos empuja a hacer algo por orgullo o codicia, haríamos bien en pensar en el efecto que tendrá en nosotros, en nuestros seres queridos y, sobre todo, en nuestra relación con Jehová.

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