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  • Ayuda del “Dios que suministra aguante y consuelo”
    La Atalaya 2007 | 1 de mayo
    • El apoyo de buenos amigos

      Si bien es cierto que quienes han perdido a un hijo necesitan tiempo para llorarlo a solas y poner en orden sus pensamientos, no es bueno que eviten toda compañía durante mucho tiempo. Según Proverbios 18:1, “el que se aísla” puede salir perjudicado. Por tanto, los que se encuentran en esta triste situación deben tener cuidado de no caer en la trampa de aislarse de los demás.

      Estos padres pueden recibir mucha ayuda de sus hermanos cristianos. Proverbios 17:17 dice: “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia”. Lucy, mencionada también en el artículo anterior, experimentó la veracidad de estas palabras, pues recibió el consuelo de varios ‘compañeros verdaderos’ cuando falleció su hijo. Ella comentó: “Las visitas de los hermanos de la congregación fueron una gran ayuda, aunque a veces era poco lo que nos decían. Una amiga me visitaba cuando estaba sola en casa, pues sabía que estaría llorando, y lloraba conmigo. Otra me llamaba todos los días para animarme. También hubo familias que nos invitaban a comer a su casa, y hasta el día de hoy siguen haciéndolo”.

  • Ayuda del “Dios que suministra aguante y consuelo”
    La Atalaya 2007 | 1 de mayo
    • [Recuadro de la página 6]

      “Quiero ayudar, pero no sé cómo”

      La muerte de un niño es un golpe terrible para los padres y los hermanos. Los amigos de la familia lógicamente quieren ayudarlos, animarlos, pero tal vez se sientan incómodos, pues temen decir o hacer algo que haga aún más dolorosa la situación. Veamos algunas sugerencias para quienes piensan: “Quiero ayudar, pero no sé cómo”.

      ❖ No evite a los familiares acongojados, pensando que no sabrá qué decir o qué hacer. Su sola presencia los fortalecerá. ¿No encuentra palabras de consuelo? Expréseles su afecto con un abrazo y un sincero “Lo lamento mucho”. ¿Teme que si empieza a llorar los entristecerá aún más? La Biblia dice: “Lloren con los que lloran” (Romanos 12:15). Sus lágrimas les dirán que usted comparte su dolor, y eso les servirá de consuelo.

      ❖ Tome la iniciativa. ¿Podría preparar algo de comer para la familia, lavarles los platos que se han acumulado o hacerles algunos encargos? Evite el comentario “Si puedo ayudar en algo, me lo dicen”, pues aunque se haga con sinceridad, esas palabras suelen comunicar la idea de que uno está demasiado ocupado para ayudar. Pregúnteles más bien: “¿En qué los puedo ayudar ahora?”, y luego haga lo que le pidan. Pero no se meta en ningún lugar privado de la casa ni se inmiscuya en su vida.

      ❖ No diga: “Sé cómo se sienten”. Cada persona reacciona de una manera diferente a la muerte de un ser querido. Y aunque a usted también se le haya muerto un hijo, no puede saber exactamente cómo se siente esa familia.

      ❖ Continúe haciendo cuanto pueda por los familiares del difunto, pues pasará mucho tiempo antes de que su vida vuelva un poco a la normalidad. Es común que al principio todo el mundo se vuelque en ayudar, pero eso no basta. Esté al tanto de sus necesidades durante las siguientes semanas y meses.a

      [Nota]

      a Si desea más información sobre este tema, lea la sección “Cómo ayudar al doliente” en las págs. 20-24 del folleto Cuando muere un ser querido, editado por los testigos de Jehová.

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