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Ayudemos a las viudas a sobrellevar su dolorLa Atalaya 2001 | 1 de mayo
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Claro está, las necesidades de una mujer pueden diferir muchísimo de las de otra. Sandra, mencionada antes, dice: “Tuve lo que necesitaba durante los momentos de angustia: amigos muy queridos que me trataron con amor y no me dejaron sola”. En cambio, Elaine, mencionada anteriormente, quería tiempo para sí misma.
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Ayudemos a las viudas a sobrellevar su dolorLa Atalaya 2001 | 1 de mayo
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Elaine declara: “La muerte de David me causó un dolor prolongado en el pecho, como si me clavaran un cuchillo. Creí que padecía un trastorno digestivo. Un día me encontré tan mal que pensé en ir al médico, pero una amiga discernidora de la congregación sugirió que la causa tal vez era la angustia, y me animó a pedir a Jehová ayuda y consuelo. Seguí su consejo inmediatamente y ofrecí una sentida oración a Jehová en silencio pidiéndole que me sostuviera. Y así lo hizo”. Empezó a sentirse mejor y, poco después, hasta remitió el dolor.
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