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¿Por qué necesitamos que nos guíe el espíritu de Dios?La Atalaya 2011 | 15 de diciembre
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¿Por qué necesitamos que nos guíe el espíritu de Dios?
“Tú eres mi Dios. Tu espíritu es bueno; que me guíe.” (SAL. 143:10)
1. ¿Con qué ejemplo ilustraríamos que una fuerza invisible puede servirnos de guía?
¿HA TRATADO usted alguna vez de orientarse con una brújula? Es un instrumento muy sencillo. Consta de una sola pieza móvil, una aguja imantada que apunta siempre al norte. ¿Por qué? A causa del magnetismo. Esta fuerza invisible la obliga a alinearse con el campo magnético que rodea a nuestro planeta de un polo a otro. Durante siglos, los exploradores y viajeros determinaron las direcciones por tierra y mar valiéndose de la brújula.
2, 3. a) ¿Qué poderosa fuerza utilizó Jehová hace millones de años? b) ¿Cómo sabemos que el espíritu santo debería guiarnos?
2 Pero hay otra fuerza invisible que es aún más importante para orientarnos en la vida. ¿Cuál? La que se menciona en los primeros versículos de la Biblia. Refiriéndose a la intervención de Jehová hace millones de años, el relato del libro de Génesis señala: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”. Y a continuación indica el poderoso medio que utilizó para ello, pues dice que “la fuerza activa de Dios se movía de un lado a otro” (Gén. 1:1, 2). ¿Qué estaba en operación? El espíritu santo, la fuerza dinámica mediante la cual se llevó a cabo la creación. Sin duda, nuestra propia existencia se debe a que Jehová se valió de este espíritu para producir todas sus obras (Job 33:4; Sal. 104:30).
3 Ahora bien, no debemos contentarnos con saber que la fuerza activa de Dios hace posible que respiremos y disfrutemos de la vida. Tenemos que dejar que esta fuerza influya en nosotros de otras maneras. El propio Hijo de Dios así se lo indicó a sus discípulos al decirles: “El espíritu [...] los guiará a toda la verdad” (Juan 16:13). Ahora bien, ¿qué es exactamente el espíritu santo y de qué forma nos beneficiamos al dejarnos guiar por él?
La naturaleza del espíritu santo
4, 5. a) ¿Qué idea errónea tienen los trinitarios acerca del espíritu santo? b) ¿Cómo explicaríamos la verdadera naturaleza del espíritu santo?
4 En el ministerio encontramos muchos hombres y mujeres que creen en la Trinidad. Por eso piensan, erróneamente, que el espíritu santo es una persona igual al Padre y al Hijo (1 Cor. 8:6). En armonía con esa doctrina, muchas versiones de la Biblia escriben con mayúsculas esa expresión: Espíritu Santo. Sin embargo, cabe señalar que un prestigioso profesor de griego, Joan F. Mira, publicó en 2006 en España una traducción de los Evangelios, Hechos y Apocalipsis en la que pone la fórmula en minúsculas: espíritu santo. Y aclara que es porque en las Escrituras no se concibe el espíritu como una persona.a
5 Entonces, ¿cuál es la verdadera naturaleza del espíritu santo? La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (con referencias) aclara en una nota a Génesis 1:2: “Además de traducirse ‘espíritu’, [el término hebreo] rú·aj también se traduce ‘viento’ y mediante otras palabras que denotan una fuerza activa invisible” (compárese con las notas a Génesis 3:8 y 8:1). Al igual que el aire en movimiento es invisible pero constatamos su poder, el espíritu santo no se ve —pues es impersonal e inmaterial—, pero se pueden percibir sus efectos. En realidad, se trata de la energía que Dios proyecta y que aplica a las personas o las cosas a fin de llevar a cabo su voluntad. ¿Es difícil creer que esta maravillosa fuerza proceda del todopoderoso y santísimo Dios? De ningún modo (léase Isaías 40:12, 13).
6. ¿Qué significativa súplica le hizo David a Jehová?
6 Sin duda, Jehová puede usar su espíritu para guiarnos en la vida. Eso es lo que le prometió a David: “Te haré tener perspicacia, y te instruiré en el camino en que debes ir” (Sal. 32:8). Ahora bien, ¿deseaba el salmista recibir la dirección de Jehová? Sí, pues le suplicó: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu espíritu es bueno; que me guíe en la tierra de la rectitud” (Sal. 143:10). Nosotros deberíamos demostrar el mismo deseo y disposición de ser guiados por el espíritu santo. ¿Por qué? Examinemos cuatro razones.
No tenemos la capacidad necesaria para guiarnos
7, 8. a) ¿Por qué no somos capaces de guiarnos sin la ayuda de Dios? b) ¿Qué ejemplo ilustra que sería insensato tratar de orientarnos por nosotros mismos en este mundo malvado?
7 La primera razón por la que necesitamos que el espíritu de Jehová guíe nuestros pasos es que nosotros somos incapaces de hacerlo. El verbo guiar significa “mostrar el camino” y también “orientar, aconsejar” (Diccionario Anaya de la Lengua). Ciertamente, el hombre no fue creado con la capacidad de orientarse por sí solo, y su situación se agravó al caer en la imperfección. Bien escribió Jeremías: “¡Oh Señor, yo sé que no está en manos del ser humano trazar el plan de su vida y ponerle rumbo!” (Jer. 10:23, Nueva Biblia al Día). Además, Jehová le indicó al profeta que una razón por la que no podemos dirigirnos es que nuestra persona interior tiene grandes deficiencias: “El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado. ¿Quién puede conocerlo?” (Jer. 17:9; Mat. 15:19).
8 Pensemos en un excursionista que no conoce bien cierta región inhóspita y tampoco dispone de un mapa. Si se adentra en ella solo, sin la ayuda de un guía bien preparado o, al menos, de una brújula, estará cometiendo una verdadera imprudencia. De hecho, si no sabe cómo sobrevivir en condiciones difíciles, podría terminar perdiendo la vida. Pues bien, ocurre igual con la persona que cree que sabe trazar su rumbo en este mundo malvado sin acudir a Dios para que la oriente. La única posibilidad que tenemos de transitar por el sistema actual sin perder la vida en el intento es pedirle a Jehová lo mismo que le rogó David: “Deja que mis pasos se asgan de tus senderos trillados, en los cuales ciertamente no se hará que tambaleen los pasos de mis pies” (Sal. 17:5; 23:3). ¿De qué forma conseguimos que nuestros pasos se asgan, o aferren, a las sendas por las que Dios quiere guiarnos?
9. Según se representa en la página 17, ¿de qué manera actúa el espíritu de Dios como guía segura en nuestra vida?
9 Si somos humildes y confiamos en Jehová, él nos dará su espíritu como guía segura en nuestro caminar. Pero ¿cómo nos ayuda esta fuerza? Jesús lo explicó de este modo a sus discípulos: “El ayudante, el espíritu santo, que el Padre enviará en mi nombre, ese les enseñará todas las cosas y les hará recordar todas las cosas que les he dicho” (Juan 14:26). Constantemente tenemos que pedirle a Dios que nos ilumine y estudiar la Biblia, donde están registradas las enseñanzas de Cristo. Entonces, el espíritu santo nos permitirá comprender mejor la profunda sabiduría de Jehová, y así podremos seguir fielmente sus mandamientos (1 Cor. 2:10). Además, cuando se presente un giro inesperado en el camino de la vida, el espíritu nos indicará por dónde seguir. Traerá a nuestra memoria los principios bíblicos que hayamos aprendido y nos aclarará cómo debemos aplicarlos en cada situación.
Jesús recibió la guía del espíritu
10, 11. ¿Qué anhelaba el Hijo unigénito de Dios, y de qué forma lo ayudó el espíritu santo?
10 La segunda razón por la que necesitamos la guía del espíritu, es que este fue el medio por el cual Dios dirigió a su propio Hijo unigénito. Ya antes de venir a la Tierra, Jesús conocía bien esta profecía: “Sobre él tiene que asentarse el espíritu de Jehová, el espíritu de sabiduría y de entendimiento, el espíritu de consejo y de poderío, el espíritu de conocimiento y del temor de Jehová” (Isa. 11:2). ¡Cuánto debió de anhelar él la ayuda del espíritu santo, con el cual podría encarar las grandes dificultades que le esperaban en la Tierra!
11 Jesús vio hacerse realidad la promesa de Jehová. Los Evangelios señalan lo que le sucedió justo después de bautizarse: “Lleno de espíritu santo, se apartó del Jordán, y el espíritu lo condujo por aquí y por allá en el desierto” (Luc. 4:1). Allí se dedicó al ayuno, la oración y la meditación, y probablemente recibió instrucciones e iluminación de Jehová sobre la tarea que le aguardaba. La fuerza activa de Dios operaba en la mente y corazón de Cristo para guiar sus pensamientos y decisiones. Por eso, él siempre supo qué hacer en cada situación y actuó en completo acuerdo con los deseos de su Padre.
12. ¿Por qué es esencial pedirle a Dios que su espíritu nos guíe?
12 Como Jesús comprendía la importancia que tenía el espíritu santo en su propia vida, recalcó a sus discípulos la necesidad de pedírselo a Dios y dejarse guiar por él (léase Lucas 11:9-13). ¿Por qué es indispensable que actuemos así? Porque la fuerza activa de Dios puede transformar nuestra mentalidad para que se parezca a la de Cristo (Rom. 12:2; 1 Cor. 2:16). Si dejamos que nos guíe en la vida, pensaremos como Cristo y nos esforzaremos por vivir como él (1 Ped. 2:21).
El espíritu del mundo nos puede descarriar
13. ¿Qué es el espíritu del mundo, y cuáles son sus efectos?
13 La tercera razón por la que necesitamos la guía del espíritu santo es que evita que nos extravíe el sucio espíritu que opera en la mayoría de la gente. A las personas del mundo las impulsa una fuerza muy poderosa, una fuerza que las arrastra a comportarse de un modo diametralmente opuesto al que fomenta el espíritu de Dios. En vez de conducirlas a adoptar la mentalidad de Cristo, las lleva a pensar y actuar como Satanás, el gobernante del mundo (léanse Efesios 2:1-3 y Tito 3:3). Todo el que ceda a ese espíritu y practique las obras de la carne sufrirá graves consecuencias. No heredará el Reino de Dios (Gál. 5:19-21).
14, 15. ¿Cómo conseguiremos resistir al espíritu del mundo?
14 Jehová nos proporciona todo lo necesario para combatir el espíritu del mundo. De ahí que el apóstol Pablo aconseje: “Sigan adquiriendo poder en el Señor y en la potencia de su fuerza [...] para que puedan resistir en el día inicuo” (Efe. 6:10, 13). A través de su espíritu, Jehová nos fortalece para que aguantemos los ataques de Satanás (Rev. 12:9). Es cierto que el espíritu del mundo es muy fuerte y no podemos evitarlo por completo, pero no tiene por qué corrompernos, pues el espíritu santo es más poderoso y nos ayuda.
15 Refiriéndose a quienes habían repudiado el cristianismo en el siglo primero, el apóstol Pedro dijo: “Abandonando la senda recta, han sido extraviados” (2 Ped. 2:15). ¡Qué agradecidos debemos estar de no haber recibido “el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios”! (1 Cor. 2:12.) Si dejamos que esta fuerza influya en nosotros y aprovechamos todos los medios que nos brinda Jehová, nos mantendremos en el buen camino y lograremos oponernos al espíritu satánico de este mundo malo (Gál. 5:16).
El espíritu santo produce buen fruto
16. ¿Qué abarca el fruto que produce el espíritu en nosotros?
16 La cuarta razón por la que necesitamos que nos guíe el espíritu de Dios es que produce en nosotros un excelente fruto (léase Gálatas 5:22, 23). ¿Qué cristiano no desea crecer en el amor, el gozo y la apacibilidad? ¿A quién no le hace falta cultivar la gran paciencia, la bondad y la benignidad? ¿Y quién no tiene que desarrollar la fe, la mansedumbre y el autodominio? La acción del espíritu santo se traduce en una cosecha de excelentes cualidades que nos benefician tanto a nosotros como a nuestra familia y nuestros hermanos en la fe. Pero el cultivo de este fruto es una labor que nunca cesa, pues siempre podemos y debemos producirlo en mayor cantidad.
17. ¿Cómo podemos cultivar mejor las facetas del fruto del espíritu?
17 Conviene que nos preguntemos: “¿Muestran mis palabras y acciones que sigo la guía del espíritu santo y produzco su fruto?” (2 Cor. 13:5a; Gál. 5:25). Tal vez veamos que nos hace falta cultivar alguna de sus facetas. ¿Qué haremos en tal caso? Cooperar a mayor grado con el espíritu santo para desarrollarlas. ¿Cómo? Estudiándolas en la Biblia y en nuestras publicaciones, analizando cómo aplicarlas en nuestro diario vivir y esforzándonos por manifestarlas cada vez mejor.b Al observar los resultados de la actuación del espíritu santo en nuestro caso y en el de los demás hermanos, comprenderemos claramente por qué es tan necesaria su guía.
¿Cedemos a la influencia del espíritu de Dios?
18. ¿De qué forma ejemplar reaccionó Jesús a la guía del espíritu?
18 Cuando Jehová creó el universo físico, utilizó a Jesús como “obrero maestro”. Por eso, él conocía a la perfección el campo magnético de nuestro planeta, mediante el cual determinan los puntos cardinales los seres humanos (Pro. 8:30; Juan 1:3). No obstante, no poseemos ningún dato de que cuando estuvo en la Tierra lo utilizara para orientarse. Lo que sí indica la Biblia es que, cuando era hombre, comprobó por experiencia propia lo poderosa que podía ser la fuerza activa de Dios en su vida. Siempre aceptó su influencia, de modo que cuando lo impulsaba a hacer algo, lo realizaba de buena gana (Mar. 1:12, 13; Luc. 4:14). ¿Actuamos nosotros igual?
19. ¿Qué tenemos que hacer para que el espíritu santo sea la fuerza que nos guíe en la vida?
19 El espíritu santo aún opera en las mentes y corazones que se dejan motivar y guiar por él. ¿Qué debemos hacer para que actúe en nosotros y nos conduzca por el buen camino? Pedirle constantemente a Jehová que nos envíe esta fuerza y nos ayude a ceder a su influencia (léase Efesios 3:14-16). Luego hemos de trabajar en conformidad con nuestras oraciones buscando los consejos que brinda la Biblia, que es obra del espíritu santo (2 Tim. 3:16, 17). Debemos obedecer las sabias instrucciones de la Palabra escrita de Dios y aceptar con gusto la dirección del espíritu. Sí, demostremos siempre en nuestra vida que confiamos plenamente en que Jehová puede guiarnos en nuestro caminar por este mundo malo.
[Notas]
a En el prólogo señala que el “lector del siglo II o del siglo III ni tan sólo podía imaginar que este [...] espíritu fuera una persona divina y autónoma, diferente del Padre y del Hijo, ya que esta lectura sólo tiene sentido en el contexto de un dogma, la Trinidad, que aún no existía como tal”.
b Para un análisis de todas las facetas, consulte el Índice de las publicaciones Watch Tower bajo la entrada “Fruto del espíritu de Dios” y el apartado “Lista por aspecto”.
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Fieles de la antigüedad guiados por el espíritu de DiosLa Atalaya 2011 | 15 de diciembre
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Fieles de la antigüedad guiados por el espíritu de Dios
“El Señor Soberano Jehová mismo me ha enviado, y su espíritu.” (ISA. 48:16, nota)
1, 2. ¿Qué necesitamos para cultivar la fe, y qué beneficios recibiremos al repasar el ejemplo de los fieles de la antigüedad?
AUNQUE desde los tiempos de Abel ha habido muchos hombres y mujeres de fe, esta cualidad “no es posesión de todos” (2 Tes. 3:2). Siendo así, ¿cómo podemos cultivarla y demostrarla en todo lo que hacemos? En buena medida, estudiando la Palabra de Dios, pues “la fe sigue a lo oído” (Rom. 10:17). Además, es una faceta del fruto del espíritu (Gál. 5:22, 23). Por consiguiente, si queremos tener fe, necesitamos recibir espíritu santo.
2 Hay quienes piensan que los fieles que menciona la Biblia nacieron ya con una inclinación natural a demostrar fe, pero no es así. En realidad, tenían “sentimientos semejantes a los nuestros” (Sant. 5:17). Como todo el mundo, se enfrentaban a dudas, miedos y debilidades. No obstante, fueron capaces de superar grandes retos y dificultades. ¿Por qué? Porque “fueron hechos poderosos” gracias al espíritu de Dios (Heb. 11:34). Repasemos la vida de varios de ellos y fijémonos en cómo les ayudó la fuerza activa de Jehová. Este análisis nos animará a perseverar en estos tiempos en los que nuestra fe sufre constantes ataques.
El espíritu de Dios fortaleció a Moisés
3-5. a) ¿Cómo sabemos que Moisés realizaba su labor con la ayuda del espíritu santo? b) ¿Qué nos enseña el caso de Moisés sobre la manera como Jehová nos concede su espíritu?
3 En el año 1513 antes de nuestra era podía decirse que “Moisés era con mucho el más manso de todos los hombres” (Núm. 12:3). No obstante, recibió de Dios la difícil responsabilidad de atender a la nación de Israel. ¿Tendría las fuerzas necesarias para desempeñar esa comisión? Sí. Gracias al espíritu santo sirvió como profeta, juez, escritor y líder, e incluso realizó milagros (léase Isaías 63:11-14). Sin embargo, en cierto momento se quejó de que no podía con tantas obligaciones (Núm. 11:14, 15). Jehová le retiró “parte del espíritu” y se lo concedió a 70 hombres para que le ayudaran (Núm. 11:16, 17). ¿Qué demuestra este hecho? Aunque Moisés consideraba que la carga superaba su capacidad, no la había estado llevando él solo. Y sus 70 ayudantes tampoco lo harían.
4 Lo cierto es que Moisés había recibido todo el espíritu santo que necesitaba para cumplir con su tarea. Y después de que Dios le quitó una parte, todavía tenía más que suficiente. Ni a él le faltaba ni a los 70 ancianos les sobraba. Jehová siempre les concede a sus siervos la cantidad que precisan en función de las circunstancias. En efecto, la Biblia asegura que “todos nosotros recibimos de su plenitud” y que “él no da el espíritu por medida”, o con tacañería (Juan 1:16; 3:34).
5 ¿Está usted atravesando dificultades? ¿Ha notado que sus obligaciones aumentan de día en día y le consumen más tiempo? ¿Le cuesta cada vez más atender física y espiritualmente a su familia por los problemas económicos o de salud? ¿Lleva sobre sus hombros serias responsabilidades de servicio en la congregación? En cualquier caso, tenga la seguridad de que Dios, por medio de su espíritu, puede darle siempre las fuerzas que necesite (Rom. 15:13).
El espíritu santo capacitó a Bezalel
6-8. a) ¿Qué labores acometieron Bezalel y Oholiab con la ayuda de la fuerza activa de Dios? b) ¿Qué indicaciones tenemos de que el espíritu santo guió a Bezalel y Oholiab? c) ¿Por qué es tan alentador el caso de Bezalel?
6 Aprendemos otra forma en la que nos ayuda el espíritu santo repasando la historia de un contemporáneo de Moisés llamado Bezalel (léase Éxodo 35:30-35). Este hombre recibió el encargo de fabricar el mobiliario del tabernáculo. ¿Dominaba él las técnicas necesarias para un proyecto de tal magnitud? Tal vez. Con todo, es muy probable que su ocupación anterior no fuera otra que elaborar ladrillos para los egipcios (Éxo. 1:13, 14). Entonces, ¿cómo logró acometer un proyecto tan complicado? Gracias a que se le llenó “del espíritu de Dios en sabiduría, en entendimiento y en conocimiento y en habilidad para toda clase de artesanía y para diseñar medios útiles, [...] para hacer ingeniosos productos de toda clase”. Fuera cual fuese su talento natural, Dios lo potenció con su fuerza activa, y lo mismo hizo con Oholiab. Ambos debieron de hacerse muy buenos en su oficio: no solo lo supieron realizar, sino que prepararon aprendices, pues Jehová había “puesto en su corazón [...] enseñar”.
7 ¿Qué otra indicación encontramos de que Bezalel y Oholiab fueron guiados por el espíritu de Dios? La impresionante calidad y durabilidad de sus creaciones, que quinientos años después aún seguían en uso (2 Cró. 1:2-6). Y es significativo que estos humildes artistas, a diferencia de los actuales, no se preocuparon por firmar su obra, pues su deseo era que Jehová recibiera todo el reconocimiento (Éxo. 36:1, 2).
8 Hoy día también hay quienes realizan a favor de sus hermanos tareas difíciles que requieren formación especializada, como construir edificios, imprimir publicaciones, organizar asambleas, coordinar operaciones de socorro y explicarles a los médicos nuestra postura bíblica sobre la sangre. A veces se trata de profesionales, pero normalmente son voluntarios sin una gran experiencia. Aun así, gracias al espíritu santo, llevan su trabajo a buen puerto. ¿Qué puede decirse de nosotros? ¿Dudamos en aceptar alguna labor en la organización pensando que otros cristianos están mejor preparados? Si así es, recordemos que el espíritu santo puede potenciar nuestras habilidades y capacitarnos para desempeñar cualquier misión que recibamos de Jehová.
El espíritu de Dios condujo a Josué al éxito
9. ¿En qué situación se encontraron los israelitas poco después del éxodo de Egipto, y qué cuestión tenían que resolver?
9 Hablemos ahora de un contemporáneo de Moisés y Bezalel a quien también guió el espíritu de Dios. Poco después de que los israelitas salieron de Egipto, el pueblo de Amaleq los atacó sin mediar provocación alguna. Aunque carecían de experiencia en el combate, se vieron en la necesidad de defenderse peleando su primera guerra como nación libre (Éxo. 13:17; 17:8). Pero había una cuestión que resolver: ¿quién iba a comandar el ejército?
10. ¿A qué se debió el triunfo en la batalla de Josué y su ejército?
10 Josué fue el elegido. Ahora bien, si para acceder al cargo hubiera tenido que indicar su experiencia laboral, ¿qué oficios habría podido enumerar? ¿Trabajos forzados? ¿Mezcla de barro y paja? ¿Recolección de maná? Su abuelo Elisamá estaba bien adiestrado, pues fue el principal cabeza de la tribu de Efraín y, al parecer, comandó una de las divisiones de tres tribus de Israel, compuesta por 108.100 hombres (Núm. 2:18, 24; 1 Cró. 7:26, 27). Pero Dios no lo seleccionó ni a él ni a su hijo Nun. Más bien, guió a Moisés para que nombrara a Josué comandante del ejército que derrotaría al enemigo. La batalla duró casi todo el día. Gracias a que Josué fue obediente y siguió la guía del espíritu santo de Dios, Israel obtuvo la victoria (Éxo. 17:9-13).
11. Al igual que Josué, ¿qué debemos hacer para tener éxito en nuestro servicio sagrado?
11 Josué, que estaba “lleno del espíritu de sabiduría”, se convirtió en líder a la muerte de Moisés (Deu. 34:9). El espíritu santo no le dio, como a su predecesor, la facultad de profetizar y hacer milagros, pero sí lo capacitó para dirigir a Israel en la conquista de Canaán. El ejemplo de este hombre fiel nos animará si alguna vez sentimos que nos falta experiencia o aptitud para asumir ciertas responsabilidades en nuestro servicio sagrado. Al igual que a Josué, Jehová nos garantiza el éxito si seguimos fielmente sus instrucciones (Jos. 1:7-9).
“El espíritu de Jehová envolvió a Gedeón”
12-14. a) ¿Qué nos enseña la victoria de los 300 israelitas sobre las grandes tropas madianitas? b) ¿Cómo fortaleció Jehová la fe de Gedeón? c) ¿Cómo nos infunde confianza Jehová hoy día?
12 Tras la muerte de Josué, Jehová no dejó de utilizar su poder para fortalecer a sus siervos fieles. El libro de los Jueces contiene numerosos relatos de hombres que se hallaban en “un estado débil” pero “fueron hechos poderosos” (Heb. 11:34). Uno de ellos fue Gedeón. Valiéndose de su espíritu, Dios lo impulsó a luchar por Israel (Jue. 6:34). El número de soldados que él reunió era cuatro veces menor que el de sus enemigos de Madián. Aun así, Jehová consideró que el ejército de Gedeón era demasiado grande, por lo que en dos ocasiones le ordenó reducir su tamaño. Finalmente, la proporción fue de 1 israelita por cada 450 madianitas (Jue. 7:2-8; 8:10). ¿Qué pretendía Jehová con tal desigualdad de fuerzas? Que los israelitas no pudieran presumir de haber obtenido una aplastante victoria debido a su poderío militar o su sabiduría.
13 Imagine por un instante que usted se encuentra entre las filas de Gedeón momentos antes de comenzar la batalla. ¿Se siente seguro sabiendo que en su ejército ya no quedan soldados cobardes y negligentes? ¿O le entran escalofríos pensando en lo que pueda ocurrir? En el caso de Gedeón, no tenemos que andar con suposiciones. Obedeció con valor las órdenes de Dios (léase Jueces 7:9-14). Es cierto que había pedido una señal de que contaba con el apoyo divino (Jue. 6:36-40). Pero Jehová no estaba ofendido porque lo hubiera hecho. Por el contrario, fortaleció la fe de su siervo.
14 El poder salvador de Jehová no tiene límites. En efecto, sin importar lo difícil que sea la situación de sus siervos, él puede librarlos utilizando a quien desee, incluso a quienes parezcan débiles e indefensos. A veces, quizás veamos que el enemigo nos supera en número o nos sintamos abrumados por los problemas. ¿Qué haremos en tales casos? Aunque no podemos esperar señales del cielo, como Gedeón, contamos con la guía y el consuelo que Jehová nos brinda mediante su Palabra y mediante la organización que dirige por su espíritu (Rom. 8:31, 32). Sus amorosas promesas nos infunden fe y confianza absoluta en que él acudirá siempre a ayudarnos.
“El espíritu de Jehová [...] vino sobre Jefté”
15, 16. ¿Cómo cultivó la hija de Jefté su buena actitud, y qué aprenden de su caso los padres de la actualidad?
15 Veamos un ejemplo más. Años más tarde, cuando Israel se vio obligado a luchar contra los ammonitas, “el espíritu de Jehová [...] vino sobre Jefté”. Tanto ansiaba este caudillo obtener una victoria que glorificara a Dios, que le hizo un voto que exigiría un gran sacrificio de su parte. Le prometió a Jehová que, si le concedía la victoria, le entregaría como posesión suya a la primera persona que fuera a recibirlo. Cuando volvía de derrotar a los ammonitas, quien salió a su encuentro fue su hija (Jue. 11:29-31, 34). ¿Lo tomó totalmente por sorpresa este desenlace? Es probable que no, pues no tenía más hijos. En cualquier caso, cumplió su palabra y la llevó a Siló para que prestara servicio exclusivo en el santuario de Jehová. Como ella era una mujer leal a la adoración verdadera, comprendía que su padre debía llevar a cabo el voto (léase Jueces 11:36). Con la ayuda del espíritu santo, los dos tuvieron las fuerzas necesarias para hacerlo.
16 ¿Cómo llegó a tener tanta fe y abnegación la hija de Jefté? Seguramente, fijándose en el celo y devoción de su padre. Padres, ¿qué lección pueden extraer? La importancia de dar un buen ejemplo. Los hijos han de ver que ustedes creen lo que les están inculcando. En efecto, debe resultarles obvio que aman a Jehová de todo corazón, no solo por sus oraciones fervientes y sus esfuerzos por enseñar, sino también por su fiel conducta. Al observarlos a ustedes, es muy probable que vaya creciendo en su interior el deseo de ofrecerse para servir a Jehová. ¡Qué alegría tan grande!
“El espíritu de Jehová entró en operación” sobre Sansón
17. ¿Qué hizo Sansón gracias al espíritu de Dios?
17 En último lugar, examinemos cómo ayudó la fuerza activa de Dios a Sansón. En sus días, los israelitas cayeron cautivos de los filisteos. “Con el tiempo, el espíritu de Jehová comenzó a impelerlo” para que los liberara (Jue. 13:24, 25). Infundió a Sansón una fuerza sobrehumana con la que hizo grandes hazañas. En cierta ocasión, los filisteos convencieron a ciertos israelitas para que lo apresaran. Pero “el espíritu de Jehová entró en operación sobre él, y las sogas que estaban sobre sus brazos vinieron a ser como hilos de lino que han sido chamuscados por el fuego, de modo que sus grilletes se derritieron de sobre sus manos” (Jue. 15:14). Aunque su falta de sensatez lo llevó posteriormente a encontrarse en un estado de debilidad, Jehová lo hizo poderoso una última vez por razón de su fe (Heb. 11:32-34; Jue. 16:18-21, 28-30). Es cierto que el espíritu actuó sobre él de forma extraordinaria porque las circunstancias eran extraordinarias. Aun así, su historia puede servirnos de mucha ayuda.
18, 19. a) ¿Qué confianza nos infunde la historia de Sansón? b) ¿Qué beneficios ha obtenido al repasar los ejemplos de los siervos fieles mencionados en este artículo?
18 Al igual que Sansón, contamos con el apoyo del espíritu santo. Gracias a ello podemos obedecer a Jesús, quien nos mandó “que predicáramos al pueblo y que diéramos testimonio cabal” (Hech. 10:42). Esta comisión abarca tareas muy diversas, y muchos no hemos nacido con las habilidades necesarias para realizarlas. Por eso, ¡cuánto apreciamos que nos ayude el espíritu santo! Nos sentimos como el profeta Isaías, quien dijo: “El Señor Soberano Jehová mismo me ha enviado, y su espíritu” (Isa. 48:16, nota). En efecto, hemos sido enviados por el espíritu de Dios. Por eso, trabajemos con entusiasmo, seguros de que Jehová potenciará nuestras cualidades, como hizo con Moisés, Bezalel y Josué. Empuñemos “la espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios”, sabiendo que él nos fortalecerá como a Gedeón, Jefté y Sansón (Efe. 6:17, 18). ¿Y si afrontamos problemas? Acudamos a Jehová, y así podremos ser, en sentido espiritual, tan fuertes como Sansón.
19 Estamos convencidos de que Jehová siempre bendecirá a quienes defiendan con valor la religión verdadera. Si dejamos que nos guíe su espíritu, nuestra fe crecerá día a día. En el siguiente artículo repasaremos emocionantes ejemplos de las Escrituras Griegas Cristianas. Sin duda, nos beneficiará mucho ver cómo actuó el espíritu santo en los siervos fieles del siglo primero, tanto antes como después del Pentecostés.
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Guiados por el espíritu de Dios en el siglo primero y en nuestros díasLa Atalaya 2011 | 15 de diciembre
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Guiados por el espíritu de Dios en el siglo primero y en nuestros días
“Todas estas operaciones las ejecuta el uno y mismo espíritu.” (1 COR. 12:11)
1. ¿Qué puntos analizaremos en este artículo?
PENTECOSTÉS. ¡Qué acontecimientos tan emocionantes evoca esta palabra! (Hech. 2:1-4.) Aquella histórica ocasión del siglo primero, en la que se derramó el espíritu santo, marcó un antes y un después en la relación de Dios con sus siervos. En el artículo anterior vimos que, antes de que existiera el cristianismo, el espíritu de Jehová capacitó de diversas maneras a los fieles para llevar a cabo tareas difíciles y complejas. Pero en el siglo primero se produjo un cambio en la forma como actuaba la fuerza activa de Dios. ¿En qué sentido? ¿Y cómo podemos beneficiarnos hoy de ella? Veamos.
“¡Mira! ¡La esclava de Jehová!”
2. ¿Cómo había visto María el espíritu santo en acción?
2 María se hallaba entre los fieles que estaban reunidos en una amplia sala superior de Jerusalén el día que Dios derramó el espíritu santo prometido (Hech. 1:13, 14). Pero no era la primera vez que veía las maravillas que obraba esta fuerza divina. De hecho, más de treinta años antes, siendo ella todavía virgen, Jehová había hecho que, “por espíritu santo”, quedara encinta al implantar en su matriz la vida de su Hijo celestial (Mat. 1:20).
3, 4. ¿Qué actitud demostró María, y cómo podemos imitarla?
3 ¿Por qué se le concedió a María ese inigualable privilegio? Descubrimos la razón al fijarnos en lo que exclamó cuando el ángel le indicó la misión que Dios le tenía reservada: “¡Mira! ¡La esclava de Jehová! Efectúese conmigo según tu declaración” (Luc. 1:38). Con esta respuesta, ella evidenció algo que Dios ya conocía: su excelente actitud de corazón, que la llevaba a aceptar de buena gana la voluntad divina. No preguntó qué pensarían los vecinos al notar su embarazo, ni cómo se vería afectada la relación con su prometido. Se limitó a referirse a sí misma como la sierva más humilde, demostrando así confianza absoluta en su Amo, Jehová.
4 A veces, nosotros también nos enfrentamos a responsabilidades y retos en el servicio de Dios que pudieran parecernos abrumadores. En tales casos, hacemos bien en preguntarnos: “¿Confío sin reservas en que Jehová intervendrá para que todo salga como él desea? ¿Demuestro que estoy dispuesto a hacer lo que me pida?”. No nos quepa la menor duda: Jehová nos concederá su espíritu si confiamos en él con toda el alma, lo reconocemos como nuestro soberano y acatamos su voluntad (Hech. 5:32).
Pedro recibió la ayuda del espíritu santo
5. ¿De qué formas había experimentado Pedro la acción del espíritu santo antes del Pentecostés del año 33?
5 Al igual que María, el apóstol Pedro ya había experimentado personalmente la poderosa acción del espíritu santo antes del Pentecostés del año 33. Por ejemplo, Jesús les había concedido a él y a los otros apóstoles la facultad de expulsar demonios (Mar. 3:14-16). Y aunque las Escrituras no nos ofrecen muchos detalles, todo indica que Pedro empleó esa facultad. El poder de Dios también se puso de manifiesto cuando este apóstol, obedeciendo a Jesús, se dirigió hacia él caminando sobre el mar de Galilea (léase Mateo 14:25-29). Sin duda, si Pedro podía obrar milagros era gracias a que contaba con el espíritu santo. Pero la fuerza activa de Jehová estaba a punto de obrar de formas nuevas en el caso de este y los demás discípulos.
6. Gracias al espíritu santo, ¿qué hizo Pedro en el Pentecostés y en ocasiones posteriores?
6 Durante la fiesta del Pentecostés, el espíritu santo les otorgó a Pedro y a otros discípulos el don milagroso de hablar en las lenguas de los extranjeros que visitaban Jerusalén. A continuación, el apóstol pudo tomar la iniciativa y dirigirse a la multitud que se había congregado (Hech. 2:14-36). Este hombre, que en el pasado se había dejado llevar por la impetuosidad y el miedo, recibió la valentía necesaria para dar testimonio frente a las amenazas y la persecución (Hech. 4:18-20, 31). Además, el espíritu le reveló información que desconocía (Hech. 5:8, 9). Y hasta le concedió poder para resucitar a un muerto (Hech. 9:40).
7. ¿Qué enseñanzas de Jesús logró entender claramente Pedro cuando fue ungido con espíritu?
7 Antes del Pentecostés, Pedro ya había captado el significado de muchas enseñanzas de Jesús (Mat. 16:16, 17; Juan 6:68). No obstante, había aspectos que no terminaba de comprender con total claridad, como la resurrección de Cristo al tercer día con un cuerpo espiritual y el hecho de que el cielo sería la sede de su Reino (Juan 20:6-10; Hech. 1:6). Además, la idea de que algunos seres humanos llegaran a convertirse en espíritus y participar en el gobierno celestial le resultaba ajena. ¿Cuándo consiguió entender estos puntos? Cuando fue bautizado con espíritu santo y recibió la esperanza de ir al cielo.
8. ¿Qué conocimiento tienen a su disposición los ungidos y las “otras ovejas”?
8 La comprensión espiritual que tenían los discípulos de Jesús aumentó enormemente al recibir el espíritu santo. Por inspiración divina, fueron redactando las Escrituras Griegas Cristianas, en las cuales revelaron fascinantes facetas del propósito de Jehová (Efe. 3:8-11, 18). ¡Cuánto nos beneficiamos de que lo hayan hecho! Hoy, tanto los ungidos como las “otras ovejas” nos nutrimos de esas mismas enseñanzas (Juan 10:16). ¿Demostramos aprecio por la iluminación que arroja el espíritu sobre la Palabra de Dios?
Pablo se llenó de espíritu santo
9. ¿Qué logró Pablo gracias al espíritu santo?
9 Como un año después de la fiesta de Pentecostés, hubo otro hombre que recibió el don divino del espíritu santo: Saulo, conocido más tarde como el apóstol Pablo. El espíritu actuó en él de formas muy diversas, algunas de las cuales nos benefician incluso en la actualidad. Por ejemplo, lo impulsó a escribir catorce libros de la Biblia. Y, al igual que a Pedro, le ayudó a entender la esperanza de la vida inmortal e incorruptible en el cielo y escribir con claridad sobre ella. Por otro lado, también le dio el poder para curar enfermos, expulsar demonios y hasta resucitar muertos. Pero el espíritu le infundió poder para llevar a cabo una labor aún más importante, una labor para la que Dios nos sigue fortaleciendo en la actualidad, aunque no de forma milagrosa.
10. ¿Cómo influyó el espíritu santo en la capacidad de Pablo para hablar?
10 Durante su estancia en Chipre, Pablo se llenó de espíritu y denunció con valentía a cierto hechicero. El procónsul que gobernaba la isla escuchó sus palabras con gran interés. De hecho, “quedó atónito por la enseñanza de Jehová” y aceptó la verdad (Hech. 13:8-12). Con toda seguridad, el apóstol comprendía que es muy necesario contar con la guía del espíritu santo para poder predicar la verdad (Mat. 10:20). Por eso les pidió más tarde a los cristianos de Éfeso que oraran por él a fin de que Dios le diera “capacidad para hablar” (Efe. 6:18-20).
11. ¿Cómo guió a Pablo el espíritu de Dios?
11 Aunque el espíritu santo posibilitó que Pablo hablara en ciertos lugares, en otros se lo impidió. Además, siempre lo guió durante sus viajes misioneros (Hech. 13:2; léase Hechos 16:6-10). En nuestros tiempos, Jehová continúa usando su fuerza activa para dirigir la predicación. Y nosotros, como Pablo, nos esforzamos obedientemente por proclamar la verdad con valor y entusiasmo. Es cierto que el espíritu no nos guía hoy de una forma tan evidente como en tiempos del apóstol, pero estamos seguros de que sigue dirigiéndonos para que llevemos el mensaje a quienes merecen conocer la verdad (Juan 6:44).
“Variedades de operaciones”
12-14. ¿Actúa el espíritu de Dios de la misma forma en todos sus siervos? Explique su respuesta.
12 Sin duda, quienes hemos dedicado la vida a Dios recibimos una inyección de estímulo al recordar cómo bendijo Jehová a la congregación de cristianos ungidos del siglo primero. Notemos qué dijo Pablo sobre los dones milagrosos del espíritu al dirigir a los corintios su carta inspirada: “Hay variedades de dones, pero hay el mismo espíritu; y hay variedades de ministerios, y sin embargo hay el mismo Señor; y hay variedades de operaciones, y sin embargo es el mismo Dios quien ejecuta todas las operaciones en todos” (1 Cor. 12:4-6, 11). Como vemos, dependiendo del objetivo que deba lograrse, el espíritu puede operar de manera diferente en cada siervo de Dios. Y ciertamente ayuda tanto al “rebaño pequeño” de Cristo como a sus “otras ovejas” (Luc. 12:32; Juan 10:16). No obstante, no actúa de igual modo en todos los miembros de la congregación.
13 Por ejemplo, los ancianos son nombrados por espíritu santo (Hech. 20:28). Ahora bien, no todos los ungidos ocupan esta posición de servicio. Este hecho nos confirma que la fuerza activa de Dios actúa de diferentes maneras en los hermanos de la congregación.
14 Jehová infunde en los ungidos “un espíritu de adopción”, o en otras palabras, los hace conscientes de que son sus hijos. Para ello, se vale del espíritu santo, el mismo espíritu con el que resucitó a su Hijo unigénito y le concedió vida inmortal en el cielo (léase Romanos 8:11, 15). Es también el mismo con el que creó el universo (Gén. 1:1-3). Y es, igualmente, el mismo con el que ayudó a Bezalel a construir el tabernáculo, a Sansón a realizar proezas sobrehumanas y a Pedro a caminar sobre las aguas. Pero no nos confundamos: una cosa es que el espíritu de Dios guíe a alguien y otra muy distinta es que este sea ungido. En realidad, la operación de ungir no es más que una forma especial en la que actúa el espíritu. Y el que decide quién recibe la unción y quién no es Jehová.
15. ¿Seguirá Dios realizando el bautismo con espíritu santo por toda la eternidad? Explique su respuesta.
15 Como vemos, Jehová tiene siervos fieles en la Tierra desde hace miles de años y siempre ha estado usando su fuerza activa para ayudarlos de diversas formas. La operación de ungir hombres y mujeres mediante el bautismo con espíritu no se añadió sino hasta el Pentecostés del año 33, y llegará un momento en que terminará. Pero Dios seguirá dando su fuerza activa a sus siervos para que puedan hacer Su voluntad por toda la eternidad.
16. ¿Qué están logrando los cristianos con el apoyo del espíritu santo?
16 ¿Qué están logrando los siervos de Dios con el apoyo de Su fuerza activa? Revelación 22:17 contiene la respuesta: “El espíritu y la novia siguen diciendo: ‘¡Ven!’. Y cualquiera que oiga, diga: ‘¡Ven!’. Y cualquiera que tenga sed, venga; cualquiera que desee, tome gratis el agua de la vida”. Impulsados por el espíritu, los cristianos invitan a “cualquiera que desee” a beber del agua de la vida que Jehová ofrece. Los ungidos encabezan esta obra, y las otras ovejas se unen a sus esfuerzos. Cooperan juntos bajo la dirección del mismo espíritu. Sin importar su esperanza, han simbolizado su dedicación a Jehová bautizándose “en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo” (Mat. 28:19). Y todos permiten que el espíritu actúe en ellos y dé fruto (Gál. 5:22, 23). Ambos grupos de cristianos dejan que los ayude en sus esfuerzos por mantener las elevadas normas divinas de santidad (2 Cor. 7:1; Rev. 7:9, 14).
Sigamos pidiendo espíritu santo
17. ¿Cómo damos prueba de que tenemos el espíritu de Dios?
17 Por eso, no importa si nuestra esperanza es vivir para siempre en el cielo o en la Tierra: Jehová nos da a todos el “poder [...] más allá de lo normal” que nos permitirá mantenernos fieles y alcanzar la recompensa (2 Cor. 4:7). A veces la gente se burla porque no dejamos de anunciar las buenas nuevas del Reino. Recordemos que nos “están vituperando por el nombre de Cristo”. Pero si seguimos predicando, seremos felices y daremos prueba de que “el espíritu de gloria, sí, el espíritu de Dios, descansa sobre [nosotros]” (1 Ped. 4:14).
18, 19. ¿Qué ayuda nos brindará Jehová por medio de su espíritu, y qué estamos decididos a hacer?
18 Si lo pedimos con sinceridad, recibiremos el regalo del espíritu santo, el cual potenciará tanto nuestras habilidades como nuestro deseo de servir a Jehová con toda el alma. Bien dice la Biblia: “Dios es el que, por causa de su beneplácito, está actuando en ustedes a fin de que haya en ustedes tanto el querer como el actuar”. Es preciso que sigamos “obrando [nuestra] propia salvación con temor y temblor”. ¿Cómo podremos lograrlo? Apoyándonos en el maravilloso don del espíritu y luchando por mantener “la palabra de vida asida con fuerza”, sin soltarla jamás (Fili. 2:12, 13, 16).
19 Si confiamos plenamente en el espíritu santo, pondremos todo nuestro corazón en las labores cristianas que nos encomienden, nos esforzaremos por realizarlas cada vez mejor y acudiremos a Jehová en busca de ayuda (Sant. 1:5). Él nos dará los medios necesarios para entender su Palabra, enfrentarnos a los problemas de la vida y predicar las buenas nuevas. A la hora de solicitar a Dios su espíritu, recordemos esta exhortación: “Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá” (Luc. 11:9, 13). Así es: no dejemos de rogarle a Jehová que, tal como ha estado haciendo a lo largo de toda la historia, continúe dándonos su espíritu para que nos guíe.
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