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GuyanaAnuario de los testigos de Jehová 2005
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En 1944, tal prohibición se hizo extensiva a todas las publicaciones del pueblo de Jehová. “Aun ejemplares de la Santa Biblia que no contenían comentarios de la Watch [Tower] sino que eran simplemente versiones publicadas por otras sociedades bíblicas fueron prohibid[o]s [...] para los testigos de Jehová”, indica un informe aparecido en La Atalaya del 1 de junio de 1947.
En abril de 1946, Nathan Knorr, de las oficinas centrales, hizo una visita a Guyana. Lo acompañaba William Tracy, quien se acababa de graduar de Galaad. Su objetivo era animar a los hermanos y apelar a las autoridades gubernamentales para que se levantara la proscripción. En una reunión celebrada en Georgetown, el hermano Knorr explicó a 180 hermanos e interesados que los primeros discípulos de Jesús no contaban con biblias ni libros para efectuar su ministerio, y sin embargo, Jehová los bendijo con un notable crecimiento. ¿Por qué? Porque no dejaron de predicar. Así que, ¿no haría Dios lo mismo por sus siervos de la actualidad si perseveraban en la obra? ¡Por supuesto que sí!
Mientras tanto, los hermanos seguían buscando medios legales para que se anulara la prohibición. Por ejemplo, menos de un año después del fin de la guerra presentaron al gobierno una petición respaldada por 31.370 firmas. Además, la organización de Jehová publicó una hoja suelta con objeto de que los ciudadanos estuvieran plenamente informados de los hechos. El encabezamiento decía: “LA SANTA BIBLIA PROHIBIDA EN LA GUAYANA INGLESA: 31.000 PERSONAS FIRMAN LA PETICIÓN AL GOBERNADOR para la restauración de la libertad de adoración para todos los habitantes de la colonia, sin consideración de credo”.
A su vez, el hermano Knorr visitó con ese mismo propósito al secretario colonial, W. L. Heape. Al final de la entrevista, que duró treinta minutos, Knorr entregó al señor Heape un ejemplar del libro “La verdad os hará libres” y le pidió que lo leyera con detenimiento, a lo que el funcionario accedió. Es más, informó al hermano Knorr de que los nueve miembros del comité ejecutivo ya estaban reconsiderando el asunto de la proscripción de nuestras publicaciones. Lo que dijo era cierto, pues en junio de 1946, el gobernador promulgó un edicto en el que se notificaba la suspensión de las restricciones.
Poco después se recibieron 130 cajas con un total de 11.798 libros y folletos. Entusiasmados por disponer de nuevo de publicaciones, los hermanos, que ya habían alcanzado la cifra de 70, distribuyeron todo el envío en solo diez semanas. En agosto también comenzaron a predicar en las calles, con muy buenos resultados. “Las revistas se distribuían casi tan rápido como los periódicos locales”, informa la sucursal.
Ni siquiera durante la proscripción dejaron los hermanos de recibir el valioso alimento espiritual, gracias en parte a un Testigo que trabajaba en la oficina de correos de Georgetown. Él escribe: “Me sentía obligado a hacer que los ejemplares de La Atalaya llegaran a la sucursal. Con ayuda de las hermanas, los artículos de estudio se copiaban a máquina o se mimeografiaban, y entonces se repartían a las familias para su uso en las reuniones de la congregación”.
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1944: Se proscriben las demás publicaciones de los testigos de Jehová.
1946: Se levanta la proscripción en junio. Llegan los primeros misioneros de Galaad.
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[Ilustración de la página 147]
En junio de 1946 se promulgó este edicto que puso fin a la proscripción de nuestras publicaciones en Guyana
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