-
GuyanaAnuario de los testigos de Jehová 2005
-
-
Frederick McAlman relata: “Remando a favor de la corriente, predicábamos la ribera oriental del río Pomeroon hasta llegar a Hackney, a 11 kilómetros [7 millas] de la boca del río. Allí disfrutábamos de un sueño reparador en casa de la hermana DeCambra, la partera de la región de aquel entonces. Temprano por la mañana del día siguiente, seguíamos río abajo hasta la desembocadura para luego cruzar a la ribera occidental. Después teníamos que navegar de regreso 34 kilómetros [21 millas] hasta Charity”. Los hermanos recorrieron el Pomeroon de esta forma durante cinco años, hasta que consiguieron un motor fuera de borda usado de seis caballos de fuerza.
La navegación fluvial era bastante segura, pero había que tener cuidado con las demás embarcaciones. Además, como los Kingdom Proclaimer I y II eran botes de remos, no eran rápidos. Frederick recuerda: “Un sábado por la tarde en que volvía a casa de predicar en el río Pomeroon, un gran carguero que venía a toda velocidad chocó conmigo. Ni el capitán ni la tripulación venían atentos, pues se habían emborrachado con ron. Salí despedido del Kingdom Proclaimer I y me encontré bajo el carguero. Me hundí en las oscuras aguas, y el casco del barco me golpeaba una y otra vez en la cabeza, mientras yo luchaba por mi vida a escasos centímetros de la potente hélice. Al verme, un joven que iba en el barco se lanzó al agua y me rescató. Aunque el dolor de las heridas tardó semanas en irse, daba gracias de estar vivo”.
Aquel percance no lo desanimó. “Estaba determinado a seguir —explica—, pues los ribereños mostraban mucho interés en la Biblia. En Sirikie, a 11 kilómetros [7 millas] de Charity, había un Estudio de Libro de Congregación que dependía de mí.”
-
-
GuyanaAnuario de los testigos de Jehová 2005
-
-
[Ilustración y recuadro de las páginas 170 a 173]
Mi asignación misional fue mi país de origen
Frederick McAlman
Año de nacimiento: 1942
Año de bautismo: 1958
Otros datos: Tras graduarse de Galaad, fue asignado de nuevo a Guyana. Él y su esposa, Marshalind, son actualmente precursores regulares.
Mi madre empezó a estudiar la Biblia con una misionera llamada Joycelyn Roach (de casada Ramalho). En aquel tiempo yo tenía 12 años y siempre participaba en el estudio. Aunque ella lo descontinuó, yo seguí con las clases bíblicas y empecé a asistir a las reuniones. Cuando tenía 14 años de edad, la hermana Roach y sus compañeras misioneras Rose Cuffie y Lindor Loreilhe me llevaban a predicar en sus bicicletas. El espíritu misional de ellas me influyó más de lo que yo pensaba entonces.
Cuando empecé a estudiar con los testigos de Jehová, me estaba preparando para recibir la confirmación como anglicano. Un día, el sacerdote intentó explicarme la “Santísima” Trinidad. Tras escucharlo un rato, le expresé con franqueza que no creía que tal doctrina estuviera en la Biblia, a lo que replicó: “Sé que estás leyendo unos libros llenos de ponzoña. No los leas. Tienes que creer en la Trinidad”. Nunca más volví a la Iglesia Anglicana. Seguí estudiando con los Testigos y me bauticé en 1958.
En septiembre de 1963 recibí una carta de la sucursal en la que se me invitaba a ser precursor especial, invitación que acepté. Mi nueva asignación era la Congregación Fyrish, en la ribera del río Courantyne, y mi compañero era Walter McBean. Durante un año predicamos el territorio a orillas del río, lo cual nos preparó para nuestra siguiente asignación: la Congregación Paradise, que contaba con diez publicadores cuando llegamos en 1964. Servimos en ella más de cuatro años y la vimos crecer hasta alcanzar los veinticinco publicadores.
En 1969 me invitaron a la clase 48 de Galaad. Aquel mismo año tuve la gran satisfacción de hospedarme en el Betel de Brooklyn para asistir a la Asamblea Internacional “Paz en la Tierra”. Conocer a tantos hermanos y hermanas fieles fue una verdadera bendición espiritual. Nunca olvidaré cuando Frederick W. Franz, miembro del Cuerpo Gobernante, nos llevó a su cuarto; tenía tantos libros que me preguntaba dónde guardaba la cama. Otro excelente estudiante de la Palabra de Dios era Ulysses Glass, uno de nuestros instructores en Galaad. Aún recuerdo cuando nos dijo: “Los principios fundamentales de la buena escritura y la buena enseñanza son la precisión, la brevedad y la claridad”.
He de confesar que cuando supe que me asignaban a Guyana, me llevé una decepción. Para mí, Guyana era mi casa, no una asignación en el extranjero. No obstante, el hermano Glass muy amablemente me llevó aparte y me ayudó a ver las cosas de otra manera. Me recordó que asistir a Galaad era de por sí un enorme privilegio, y que probablemente me enviarían a un lugar de Guyana desconocido para mí. Así fue, puesto que me asignaron a Charity, que estaba en la ribera del río Pomeroon. En aquel momento, esta congregación se componía de solo cinco publicadores.
Ni mi compañero, Albert Talbot, ni yo teníamos mucha experiencia viajando por ríos, así que tuvimos que aprender a manejar el bote. Tal vez parezca fácil, pero puedo asegurar que no lo es. Si no se tienen en cuenta las corrientes y los vientos, es posible que la embarcación se quede inmóvil en el mismo lugar o que dé vueltas sin rumbo. Afortunadamente, recibimos mucha ayuda al respecto. Una de nuestras mejores maestras fue una hermana de la región.
Durante diez años nos desplazamos a remo. Después, un lugareño ofreció un motor a la congregación, pero no teníamos suficiente dinero para comprarlo. Imagínese nuestra alegría cuando la sucursal nos mandó un cheque para que lo adquiriéramos. Al parecer, varias congregaciones se habían enterado de nuestra situación y querían ayudarnos. Con el pasar del tiempo conseguimos otros botes y a todos les dimos el nombre de Kingdom Proclaimer (en español, proclamador del Reino), seguido de un número que los identificaba.
Después de tener varios compañeros de precursorado hallé a la que sería mi compañera para toda la vida, Marshalind Johnson, una precursora especial asignada a la Congregación Mackenzie. Su difunto padre, Eustace Johnson, era muy conocido en Guyana, pues había sido superintendente de circuito durante diez años antes de morir. Marshalind y yo hemos servido entre los dos un total de setenta y dos años como evangelizadores de tiempo completo, cincuenta y cinco de ellos en el precursorado especial. Durante ese tiempo criamos además seis hijos. En la actualidad somos precursores regulares.
Jehová ha bendecido nuestra labor en el ministerio. Por ejemplo, a principios de la década de 1970, cuando recorríamos el río Pomeroon, encontramos a un joven sastre que aceptó un estudio de la Biblia. Fue un estudiante excelente. Lo animamos a aprenderse los nombres de los libros de la Biblia, y no solo los memorizó todos en una semana, sino que también se aprendió el número de la página en que empezaba cada libro. Desde entonces han entrado en la verdad él, su esposa y siete de sus nueve hijos. Él y yo servimos como ancianos en Charity. Reconozco que seguramente nunca habría tenido bendiciones como estas si no hubiera sido por el magnífico ejemplo de celo de aquellas primeras misioneras.
-